.

.

3x12 LOS ASTRALES PASAJEROS

La nieve volvía a caer con violencia en la ciudad de Chicago, inundando de un luminoso blanco calles repletas de coches aparcados en fila. Un coche entraba con dificultad en un amplio barrio mientras su dueño refunfuñaba, acompañado de una joven pelirroja.

HENRY: ¡Mierda de coche, debí haberle puesto las cadenas!
CHICA: ¿¡Dónde está tu casa!? (Le dijo besándolo y tocándole el pecho con el dedo índice)
HENRY: ¡Estamos delante, es esa de ahí! (sonrió pícaramente)

Los dos salieron del coche y acto seguido tiritaron al notar el frío de la calle. Subieron a zancadas las escaleras que terminaban enfrente de la Mansión Halliwell.

CHICA: Tengo mucho frío ¡Date prisa, por favor!
HENRY: Sí, sí. ¡Voy, voy, es que no encuentro las llaves!
CHICA: ¡Bueno, ¿no vives con tus primos?! ¡Pues toca el timbre!
HENRY: ¡Ni loco! (Palpó sus llaves en uno de los bolsillos de su chamarra) ¡Ah, ya está! (Cogió las llaves y sigilosamente abrió la puerta)

Parecía que no había nadie.

CHICA: Si no hay nadie...
HENRY: Qué raro (agregó extrañado) ¡Pero mejor, mucho mejor!

Ambos fueron poseídos por la pasión. Él se quitó la chamarra y la camiseta, quedándose desnudo de cintura para arriba, al igual que ella, acompañada de un sujetador negro. Por suerte, en la casa permanecía siempre bien el calor de la chimenea, y el de la calefacción.

CHICA: ¿Tu habitación decías que estaba arriba, no? (dijo besándolo)
HENRY: ¡Sí, sí!

Los dos jóvenes subieron corriendo las escaleras hasta el segundo piso. Él entró corriendo a su habitación, a la que compartía junto a Chris y Wyatt, desaparecido desde hacía casi una semana. Ella se quedó fuera esperando.

CHRIS: ¡¡¡AH!!! (Gritó asustado) ¿¡Qué haces aquí!?
HENRY: Me he traído a una chica... (susurró) si me dejas la habitación a solas...
CHRIS: ¡Estoy buscando a Wyatt, imposible!
HENRY: ¡Y yo también llevo toda la semana buscándolo, pero necesito desconectar!
CHRIS: Maldita sea... Si esto se lo cuento a mi hermano ni se lo cree. (Miró su reloj digital) ¿Vas a tardar mucho? (Hubo un silencio) Bueno, da igual, no hace falta que contestes, no me interesa saberlo. Una pedazo mansión y vivimos todos aprisionados...

Chris se levantó de la mesa, apagó las velas de invocación y el caldero que emanaba gases raros, y se fue suspirando de la habitación. Afuera, saludó a la chica mientras ésta entraba riéndose a la habitación. Chris se sentó en el suelo, enfrente de la habitación de Rachel, que estaba ocupada “estudiando unos tratados de medicina mágica” con Bobbie. Chris se rió tímidamente, pues quizá Rachel pensaba que tenía una familia atontada.

Melinda apareció por el pasillo, recién llegada de la primera planta, con una Bianca dormida en un brazo mientras que en la otra mano llevaba las ropas de Henry y la chica que habían dejado abajo, y se extrañó al ver a su hermano sentado.

MELINDA: Qué gente más cerda (dijo al verse repleta de ropa ajena). ¡Uy! ¿Qué haces a estas horas despierto?
CHRIS: Estaba buscando a Wyatt... hasta que ha venido Henry con una amiga...
MELINDA: Ah, claro... Puedes dormir conmigo, la cama de matrimonio es bastante grande... No me acostumbro a dormir sola. (confesó)
CHRIS: Gracias, pero me quedaré aquí, esperando. ¿Y tú?
MELINDA: Estaba en la cocina... recuérdame que mañana hay que llenar de nuevo la nevera...
CHRIS: No puedo dormir. ¿Subimos al ático y seguimos buscando a Wyatt?
MELINDA: No podemos. Hace un par de horas ha llegado Prue desde Los Ángeles y sigue buscando soluciones a lo de Phyllis. No quería preocuparla más y no le he dicho nada sobre la desaparición de Wyatt. De hecho, mamá tampoco lo sabe.
CHRIS: Has hecho bien.
MELINDA: Bueno, parece que los Mitchell hoy han triunfado, al menos. (Dijo sonriendo mirando a una puerta y a otra)

Alice y Patricia salieron de su habitación, ambas en pijama y se metieron de lleno en la conversación de los hijos de Piper.
ALICE: ¿Algo nuevo sobre Wyatt?
CHRIS: Nada.
PATRICIA: Mel, sé que con esto de Wyatt igual no te gusta mucho la idea. ¿Pero qué te parecería una cena romántica mañana mismo con Jared?

Alice le dio un codazo a su hermana mientras Mel refunfuñaba como un toro

MELINDA: ¡Ay, qué pesada! ¿Qué vas, a comisión?
ALICE: ¿Me dejas coger un momento a Bianca? (dijo intentando integrarse con todos) ¡Cómo pesa!. Así mejor, así tienes las manos desnudas para explotar a mi querida hermana. (Dijo irónica)

De repente, los cuatro se quedaron en silencio al oír unas extrañas pisadas.

PATRICIA: ¿Nos atacan?
CHRIS: ¡Tened cuidado!
ALICE: ¡Tranquilos todos que sea quien sea ya puedo congelarle el culo!

Pero todos suspiraron aliviados al ver que las pisadas extrañas en la madera fría eran de Phoebe Jr, que con una mirada de muerta viviente, de cansancio atroz, salía de su habitación un pelín agobiada.

PHOEBE: Me da la sensación de que alguien me está vigilando.

Desde que la barrera mágica se desprendiera de su cabeza, todos los Halliwell miraban con más preocupación a Phoebe.

MELINDA: Phoebs, ¿te hago una tila?
PATRICIA: ¡Sí, y te la caliento en un periquete con mi poder!
PHOEBE: Si yo estoy tranquila, de verdad. Sólo que alguien me está vigilando...
CHRIS: Seguramente sean los Ancianos. Tranquila. Si antes nos vigilaban mucho, ahora más.
PHOEBE: Si tú lo dices...
ALICE: Anda, échate a dormir, que Patty y yo ahora vamos.
PHOEBE: Está bien...

Phoebe entró de nuevo a su habitación, con desgana, y dejó la puerta entreabierta para esperar a sus dos hermanas.

CHRIS: Bueno... pues yo me voy a la cocina a seguir buscando a Wyatt. Si queréis algo, ya sabéis.
MELINDA: Christopher, puedes dormir conmigo, estás agotado (Recibiendo en brazos a Bianca mientras su hermano se negaba). Chicas, yo también me voy a dormir.
ALICE: Nosotras también.
PATRICIA: Buenas noches Mel, y sueña con Jared.
ALICE: ¡Patty, estás jugando con fuego! (agregó arrastrándola de los brazos)

Por su parte, Prue seguía en el ático, mirando página a página El Libro de las Sombras en busca de un hechizo que pudiera repeler toda maldad de su hija perdida. Además, tenía un as en la manga, antes de irse de viaje a Los Ángeles, le había robado su diario a Melinda. A día de hoy, casi todo era electrónico, pero Mel tenía cierta relación con el pasado, y escribía a boli en un libro como las niñas de cuarenta años atrás.

En una de las páginas Prue leyó cómo se sintió Mel al perder a su prima Helen, pero páginas atrás, meses atrás, encontró una página dónde Mel escribía que Bianca, la fallecida madre de Jared, se había materializado y pudo purificarle el corazón a su hijo quitándole todo ápice de maldad como emisario de Arazot. ¿Y si Bianca, la madre de Jared, era la solución?

Pero entonces, dejó aparcada esa idea y volvió al libro de las Sombras. Y se fijó en el Hechizo para derrotar al Suxen. Y recordó ahí, contado treinta años después por sus hermanas, que las tres se salvaron de Zankou gracias a que usaron el poder de la proyección astral, el segundo poder de Prue, que le enseñó a usarlo a su cuñado Leo poco antes de morir. ¿Y si la proyección astral era vital para salvar a Phyllis?

Desde que regresó a la vida, Prue había visto, oído y conocido decenas de nuevos poderes, y recordó cómo pudo poseer astralmente a una Guerrera del Ejercito de James en el mercado demoníaco. ¿Y si ella misma pudiera crear un hechizo que multiplicara su poder de proyección y pudiera viajar hasta 1997 para poseer a su mismo yo y así cambiar la historia?

Prue cogió boli y papel y escribió una fecha; 23 de noviembre de 1997, el día en el que los Ancianos contactaron con su abuela Penny para deshacerse de la recién nacida. Cogió un mechero y quemó el papel, las cenizas cayeron en el caldero mientras decía unas palabras:
“A través del tiempo y del espacio.
Mi cuerpo astral entra en acción.
Dispuesta estoy a entrar en posesión.
Prue Halliwell. 23 de noviembre de 1997.
En ti busco la solución”

Prue entró en trance, golpeándose la cabeza contra la mesa, para desplomarse al suelo junto al caldero. Haciendo un ruido atroz que despertó a Melinda, que subió corriendo.

Phoebe Jr también escuchó ese ruido, y se desveló, asustada.

PHOEBE: ¿¡Lo habéis oído!?
ALICE: Chssssss, duerme anda.
PATRICIA: Mel... Jared... (decía en sueños)
ALICE: Chss, calla pesada. Phoebs, habrá sido Mel, que estará devorando otra vez la nevera...
PHOEBE: No sé, creo que venía de arriba, del ático. ¿Y si nos están atacando, qué opinas?

Pero nadie de sus dos hermanas contestaba.

PHOEBE: ¿Alice, Patty?

Y otra vez se había quedado desvelada, con la sensación de que alguien la vigilaba. ¿Pero quién?

PHOEBE: Sé que estás ahí.

Y entonces, se levantó de la cama y encendió la lamparita de su mesilla de noche. Y ahí estaba, una chica joven, unos diez años mayor que ella, pero con una mirada familiar. La mujer solamente le sonrió

MUJER: ¡Te necesito, por favor, ven conmigo!
PHOEBE: ¡¡ALICE, PATTY, UN ATAQUE!!
MUJER: ¡¡Chssssssss!!

La chica, vestida con ropas de un estilo futurista incluso para el recién llegado 2036, se acercó corriendo hacia Phoebe, le cogió de una mano y se quedó dormida plácidamente, cayendo en la cama mientras que la mujer futurista, desapareció.

ALICE: ¡¿Phoebe, qué?!
PATRICIA: ¡¿Qué le ha pasado?!
ALICE: Está viva, sólo está durmiendo (dijo tocándole el pulso). Pero menudo grito ha pegado...

Rachel y Bobbie completamente tapadas por las sábanas entraron corriendo a la habitación de las hijas de Phoebe. Y pocos segundos después, Henry hizo lo mismo.

RACHEL: ¿¡Qué ha pasado!? (se alertó)
ALICE: ¡Dínoslo tú, que eres médica! ¿Está dormida, no?
PATRICIA: Oye, ya sentimos que os hayáis desconcentrado de estudiar esos tratados tan importantes de medicina mágica... (dijo irónica)
BOBBIE: Nada, tranquila (se ruborizó)
PATRICIA: ¿Tú también estabas estudiando, no? (le sonrió a su primo Henry)
HENRY: Ya, ya se ve que a una medio-cupido no se le puede mentir...
RACHEL: Está bien, Phoebs está estable. Creo que está en un sueño. Me aventuraría a decir que está viviendo una especie de premonición de muy larga duración.
ALICE: Esa es mi chica, la pequeña con tropecientos poderes y encima progresando a la velocidad luz.

Melinda entró también en la habitación, preocupándose por su prima pequeña.

MELINDA: ¿Está bien, no?
RACHEL: Sí, sí. No le pasa nada.
MELINDA: Pues sube para arriba, Rachel, por favor. Qué Prue también parece dormida. Creo que ha hecho algo raro con su poder de proyección astral.
Rachel suspiró, pero no por sentirse agobiada, sino porque estaba con una simple sábana en pleno invierno, por lo que Melinda entendió que antes de todo, Rachel se pondría rápidamente el pijama y subiría arriba.

MELINDA: Te espero arriba.


Phoebe apareció acompañada de esa extraña mujer, en un pasillo blanquecino cuyo techo de bóveda de cañon, le daba un aire a antiguo, pero las paredes, pintadas de blanco le recordaban a un hospital psiquiátrico. Unas poderosas bombillas alargadas iluminaban todo. Sin percatarse de haber estado así, se separó de la chica, quien hasta ese preciso momento, la había cogido de la mano.

PHOEBE: ¿¡Dónde estoy y quién eres!? ¡Contesta o acabarás electrocutada! (extendió sus brazos)

La mujer de unos treinta años, le resultaba familiar a la benjamina Halliwell. No sabía porqué, pero le recordaba a su prima Melinda.

MUJER: Es normal que no me reconozcas...
PHOEBE: ¿Eres Melinda?

La mujer se entristeció al oír ese nombre, pero entonces se armó de orgullo y soltó la bomba.

MUJER: Soy Bianca, tía Phoebe.

Aunque Phoebe no era más que una prima segunda para Bianca. Melinda desde que nació su hija siempre quiso que el bebé sintiera que los primos de su madre fuesen como sus tíos.

PHOEBE: ¿Bianca? ¿Tú? pero si eres... eres un bebé
BIANCA: En el 2036 sí. En el 2066 obviamente no.
PHOEBE: ¿Sesenta y qué? (se alertó con la mandíbula casi desencajada) ¿¡Qué hago aquí y cómo he llegado al futuro!?
BIANCA: Gracias a mi retrocognición astral pude viajar al pasado y llevarte hasta aquí a través de una premonición astral. Ha sido más fácil de lo que pensaba ya que compartimos ciertos poderes.
PHOEBE: ¿Y qué hago en esta especie de loquero? Tanto blanco me pone de los nervios. ¡Llévame a casa, por favor, quiero decir, a mi casa, a mi pasado!
BIANCA: No puedo. No ahora. Pero tranquila, en tu pasado estás únicamente durmiendo, al fin y al cabo has viajado al futuro gracias a mis premoniciones astrales.
PHOEBE: Bien. No entiendo nada. (Se sentó en el frío suelo) ¿Y qué es esto, para qué me has traído, dónde estoy? ¿Y dónde están tus padres? O mis hermanas, o mis primos. No me importaría verlos cómo serán treinta años más tarde. De verdad. Demasiadas cosas he visto ya, no me va a dar ningún shock por verles con arrugas.
BIANCA: Hay mucho que explicar, y éste no es el mejor sitio. ¡¡Corre!!

Bianca agarró del brazo a Phoebe, que se puso en pie alertada.

PHOEBE: ¿Pero de qué huimos?
BIANCA: ¡Estamos en las alcantarillas de la futura Chicago!
PHOEBE: ¿Y qué hacemos aquí?
BIANCA: ¡Escapar del ejército!
PHOEBE: ¿Del ejército? (Muy cansada) ¡Estoy agotada, el jet lag astral me ha noqueado!
BIANCA: ¡Tú te vienes conmigo, eres la salvación!
PHOEBE: ¿La qué? ¿y me lo dice la “dos veces Warren”?

Phoebe giró un segundo la cabeza, y vio como una horda militar los estaba persiguiendo. Phoebe se percató aún más, por si seguía teniendo dudas, de que estaban en el futuro, porque la vestimenta de este ejército poco tenía que ver con el que ella conocía. Vestían una armadura blanca y un casco también blanco con un cristal negro. Y mucho menos conocía las armas futuristas que llevaban consigo.

PHOEBE: ¡Nos van a matar! ¡Haz algo, usa tus poderes!
BIANCA: No puedo. Karen me implantó un chip y apenas puedo usar mis poderes activos. Si los uso, estoy muerta.
PHOEBE: ¿¡Karen!?
BIANCA: ¡Usa tú tus poderes, tú no estás registrada por Karen, puedes permitírtelo!
PHOEBE: ¡No sé si voy a ser capaz de acabar con tanta gente!

Y entonces se nubló. Y recordó que asesinó en Marquette Park a un montón de niños inocentes. Niños e inocentes. Y no quería usar sus poderes. Se negaba.

BIANCA: ¡Hazlo, Phoebe, hazlo!
PHOEBE: ¡NO!

Bianca entonces acercó su muñeca a la boca, donde parecía tener una especie de reloj.

BIANCA: Alcantarillas de Chicago, estamos justo debajo de Rhodes Ave. ¡Necesitamos ayuda, he conseguido traerla del pasado!
PHOEBE: ¿A quién has llamado, qué has hecho?

Dijo poco antes de tirarse al suelo tras ver cómo una especie de rayo láser de color azul impactaba contra la pared

PHOEBE: ¡Auch!
BIANCA: ¡Mierda, mierda, mierda! (Puso en pie a su prima segunda) ¡No sabía que dieses tantos problemas! ¡Aguanta un poco más y nos vendrán a salvar!
PHOEBE: ¿¡Casi me calcinan con un rayo láser!?
BIANCA: ¡Dale las gracias a la Red Swan, se ha hecho con el poder del país! ¡Te has perdido mucho en treinta años! ¡Y Karen es capaz de robar cualquier poder mágico e introducirlo en las nuevas tecnologías humanas!
PHOEBE: ¿Les ha robado los poderes a los demonios Arpía? ¡Porque ese rayo láser era típico de ellas!
BIANCA: Sí. ¡Pero sigue corriendo! (la sujetó aún más fuerte)
PHOEBE: ¡Estoy muy cansada!

COMANDANTE DEL EJÉRCITO: ¡Brujas, no podéis escapar!
¿?: ¡Sí que pueden!

Una joven de tez morena, pequeñita y con pelo negro apareció de la nada y al extender sus brazos, llenó las alcantarillas de múltiples rayos de electricidad muy concentrados, acompañados de un ruido aterrador y de unos gritos de dolor procedentes de los integrantes del Ejército.

Luego se hizo el silencio, y una gran humareda inundó la larga y claustrofóbica estancia. La joven había caído rendida al suelo. Phoebe intentó despertarla, pero nuevamente Bianca la cogió del brazo y volvieron a correr.

PHOEBE: ¡¡No podemos dejar a la chica ahí sola!!
BIANCA: ¡No hay tiempo, lo ha hecho para salvarte, Pearl te ha salvado!
PHOEBE: ¿Pearl? ¡No se merece eso!
BIANCA: Te prometo que la salvaremos. Pero no ahora.

Phoebe escuchó levemente a Pearl decir “Mamá, sálvate” mientras que varios supervivientes del Ejército tras el ataque electroquinético, se amontonaron delante de la chica.
COMANDANTE DEL EJÉRCITO: Qué sorpresa, otra bruja sin registrarse. En efecto, no lleva ningún chip.

PHOEBE: ¿Ha dicho “Mamá, sálvate”?
BIANCA: Sí
PHOEBE: ¿Es tu hija? (se sorprendió) ¡Pero si no parece que os llevéis ni diez años!
BIANCA: Es una larga historia. Yo la conocí de pequeña y casi he sido una madre para ella. Es huérfana.
PHOEBE: Ay, pobre... (volvió a repetir, muy cansada tras correr y correr sin descanso alguno)
BIANCA: Tranquila ¡Ya hemos llegado!

Bianca y Phoebe se metieron por otra alcantarilla, algo más pequeña y más deteriorada. Para nada impoluta y brillante como la anterior. Esta alcantarilla estaba muy descuidada. Bianca, empapada en sudor, y que respiraba muy fuerte, volvió a mostrar esa especie rara de reloj que tenía en la muñeca derecha, se la acercó a la boca, pronunció algo ininteligible y un portal apareció de la nada.

BIANCA: ¡Ven, vamos!
PHOEBE: ¡Voy, voy!

Y juntas entraron en ese portal.


Un día nuevo comenzaba en San Francisco. En el San Francisco de 1997, exactamente a día 23 de noviembre. En la Mansión Halliwell un despertador desveló a Prue, pero desde el principio de su despertar, notaba que algo iba mal. Tal como sonaba ese despertador, no le recordaba al suyo de 1997, digital y con un ruidito parpadeante. El sonido actual del despertador le recordaba al que tenía su abuela Penny en su habitación. Prue abrió los ojos, pero lo vio todo negro. Llevó sus dos manos a la cabeza, y se sentía rara. Palpó que llevaba puesto un antifaz, y ella nunca dormía con uno puesto. Se lo quitó subiéndoselo hasta el pelo, y entonces ya pudo abrir los ojos. Y lo vio todo. Sin duda estaba en la pionera Mansión Halliwell, pero esa no era su habitación. O más bien sí lo era, pero una vez que murió su abuela. Estaba en la habitación de su abuela, y ella se estaba oliendo algo raro, fuera de la común. Entonces quitó todas las sábanas y se miró las manos. Unas manos rugosas, que no eran de aquella Prue de 1997.

Nerviosa, se puso en pie y se puso enfrente del espejo que custodiaba la habitación. Y cómo había estado imaginando segundos atrás, ese no era su cuerpo. Estaba en el cuerpo de su abuela Penny. Su conciencia astral se había introducido en el cuerpo de Penny, no en el de ella misma del 97. Prue sería una superbruja, pero recordando las tantas veces que había tenido efectos secundarios no deseados con los hechizos (hacer dos copias de ella misma, convertirse en un hombre, en un perro...), la verdad que los hechizos y los conjuros no eran su mayor talento brujeril.

PENNY: ¡Oh, no! ¿Pero qué he hecho? ¡Espero que al menos sí esté en 1997!

Prue, en el cuerpo de su abuela, buscó incansablemente un calendario, un periódico o algo que le ayudase a saber en qué día estaba. Se acercó a la ventana y vio la calle. En la carretera un niño en bicicleta tiró un periódico enroscado. No hacía falta nada más, Prue se puso la bata de su abuela y bajó hacia abajo.

Antes de llegar a la puerta se fijó en el reloj que años después tanto ella como sus hermanas destrozarían cada dos por tres siendo brujas. La hora que daba eran las ocho de la mañana. Acordándose de su vida en 1997, Prue, a su propio yo, a la que quería haber poseído, ya debería estar despierta. Pero lo primero era lo primero, tenía que hacer las mismas acciones que su abuela Penny para que sus hermanas no sospechasen nada. Aunque, ¿qué iban a sospechar si todavía desconocían que eran brujas?. Así que decidió ir a por el periódico, y pocos minutos después, Penny, entró en la cocina.

PENNY: ¡Buenos días! 23 de noviembre de 1997... domingo.
PRUE: Durante todo el día será domingo, abuela. Durante todo el día.

Prue se sorprendió al verse a sí misma otra vez, con ese look oscuro que llevaba en aquellos años y con el pelo mucho más corto.

PENNY: ¡Cariño! ¿Dónde está la niña?
PRUE: Está durmiendo con Roger. Hoy ha dormido un pelín mal. ¿Qué le ha podido pasar?
PENNY: Llévala al médico, pueden ser cólicos.

Prue se echó una cantidad considerable de café negro en su taza y entonces Prue en el cuerpo de su abuela, hizo lo mismo.

PRUE: ¡Abuela, no puedes tomar tanto café!
PENNY: ¡Ay, ay, perdona Prudence! No me había dado cuenta. ¡Qué cabeza! Bueno, pues me salgo un momento al jardín... Avísame cuándo subas a por la niña, por favor.
PRUE: Oído cocina. Abuela.

Penny salió de la cocina, y al meterse en el comedor, tropezó con Piper, que llevaba ese peculiar flequillo que le daba un toque de inseguridad y de niñez.

PIPER: ¡Ay, perdona abuela! ¡Buenos días! (Y le dio un beso). Uy, ¿ayer fuiste a la peluquería o qué? Te veo más joven...
PENNY: Si tú supieras... Pero no, Piper. Tu abuela se quedó hasta las tantas esperando a que llegase tu hermana Phoebe.

Prue se aventuró a decir algo así, pero Piper se lo tomó como algo raro.

PIPER: ¿Pero qué? (dijo extraña) Si Phoebe ahora parece otra distinta, abuela. Desde que nació Phyllis ha ido a mejor.

Prue no se había percatado que aquel 1997 no era el mismo que ella recordaba, ya que su abuela hizo todo lo posible por cambiar la historia. Aquí Phoebe consiguió madurar antes de convertirse en bruja, gracias a que Phyllis, la criatura recién nacida, le ablandó el corazón.

PENNY: Mira, Piper. Prudence seguro que también se habrá dado cuenta, hoy no es mi día. No me tengáis en cuenta lo que diga o deje de decir. ¿Vale? (agregó con una sonrisa)
PIPER: Abuela, creo que estás preocupada por la medicación del corazón. ¿Es eso?
PENNY: Eh... sí ¡Sí, claro!, pero no quiero hablar del tema...

Piper entró en la cocina, y Penny siguió su camino hacia el salón, giró su cabeza hacia a la derecha y vio bajar a su nieta pequeña, a Phoebe, por las barandillas de las escaleras, como si fuera un tobogán. Seguía teniendo un comportamiento algo infantil, pero Prue, en el cuerpo de su abuela, prefería mil veces más esta versión divertida de su hermana pequeña que la versión gamberra e inmadura que tantos dolores de cabeza les dio a ella y a Piper poco antes de convertirse en brujas.

PHOEBE: ¡¡Abuelaaaaaa, buenos días!! (se acercó y la abrazó con mucha fuerza)
PENNY: ¡Ay, ay, ay, cuidado, que una no es de piedra!
PHOEBE: ¿Ya has desayunado, te preparo unas tostadas? ¡Te prometo que no voy a quemar la cocina, lo del otro día fue un pequeño susto!
PENNY: No, gracias guapa. Desayuna tú, anda, qué estás en los huesos.

Penny se quedó en el salón, dando vueltas y apoyando sus manos en el reposacabezas del sofá. Se notaba que Penny era la que mandaba en su casa, pues la decoración a la antigua a ninguna de sus tres nietas le entusiasmaba. De hecho, una vez que falleció Penny, varias pertenencias, entre ellos ese sofá, fueron guardados en el sótano, pues el ático por aquel entonces, pensaban que estaba sellado.
Prue, en el cuerpo de su abuela, estaba nerviosa. No sabía cuánto tiempo iba a aguantar poseyendo a su abuela, pero a la vez intuía que su abuela no tenía muchas fuerzas en su interior. Aquella temible bruja telequinética ya rozaba una edad, y los daños a su corazón eran más que evidentes.

Algo angustiada, quería ver a su hija Phyllis siendo bebé, y así salvarla de todos los problemas futuros. Pero su nieta Prue, ella misma, seguía en la cocina, seguramente charlando con sus otras dos hermanas. Pero por fin, escuchó su propia voz, más alta de lo normal, decir desde la cocina:
PRUE: ¿Abuela, puedes bajar a la niña, por favor?

Penny se alegró. Por fín Prue, la del 2066, iba a ver a su hija cuándo era un bebé. Sin pensárselo dos veces, subió las escaleras, aunque se paró en el segundo escalón, al escuchar a Piper saliendo al comedor, quejarse de la actitud de Prue.

PIPER: ¿Por qué le has mandado a la abuela a subir a por la niña?
PRUE: ¡Para qué se sienta activa, Piper, por favor! Ya sabes cómo es la abuela, no quiere quedarse de brazos cruzados. Y el médico le ha aconsejado que se mueva. Con cautela, pero en casa todo el día no se puede quedar.
PHOEBE: Prue tiene razón (Engullendo un croissant). La abuela no se va a quedar haciendo ganchillo.
PRUE: De hecho idos vistiendo, quitaos el pijama, anda. Qué nos vamos
PHOEBE: ¿Y Roger, qué, se queda roncando mientras?
PRUE: Roger necesita intimidad. Le costó horrores aceptar que quería vivir aquí con vosotras cuando tuviera a la niña. Así que hay que poner un poquito de nuestra parte para que se sienta como en su casa. Y lo mejor es que hoy no le agobiemos, vino cansado ayer de una reunión.
PIPER: Uff, pues yo cuando tenga marido e hijos no me veo viviendo en esta casa. (Dijo muy segura).

Prue, en el cuerpo de Penny, se rió al escuchar ese comentario de Piper, pero al ver que no quería que sus nietas/hermanas la viesen, decidió seguir subiendo las escaleras.

Pocos segundos después se encontraba enfrente de la puerta que daba a su habitación. En el año 97 que ella recordaba, esa habitación, algo pequeña, era la que compartía con su hermana Piper cuando ambas dejaron el apartamento de North Beach.
Penny suspiró, estaba muy nerviosa, tocó el frío pomo de la puerta y empujó hacia dentro. No reconocía esa habitación, obviamente no era para nada aquella habitación que compartía con Piper. Ahora, la habitación estaba presidida por una amplísima cama matrimonial de sábanas blancas y un nórdico negro. Pero ella, más que fijarse en Roger, que estaba roncando y con la almohada tapándose la cara, se fijó en la cuna blanca que daba a la ventana. Se acercó sigilosamente hacia allí, y miró a la niña. La niña, con un pijama rosa que le tapaba absolutamente todo el cuerpo, escupió el chupete para sonreír, pues había reconocido a su bisabuela y Prue, en el cuerpo de Penny, se quedó observándola.

¿Cómo es posible que una criatura tan pequeña en el futuro fuese su rival? No le entraba en la cabeza, pero ahí estaba, con la misión de cambiar el destino. Cogió en brazos a la niña y por primera vez, Prue disfrutó de ese tacto. Quizá ya era hora de que el reloj biológico llamase a su puerta, pensó en su interior.

PENNY: Buenos días, preciosa (A lo que la niña respondió con unas burbujitas saliendo de su boca)
ROGER: … ¿Quién anda ahí?
PENNY: Lo siento Roger, Prudence me ha traído para coger a la niña. Tranquilo, duérmete.
ROGER: ¡No, no, Penelope, traiga por favor a la niña, soy su padre!
PENNY: Que no, Roger. De verdad que no me importa. Ya me ha dicho antes tu mujer que ayer tuviste una reunión muy importante. Descansa.

Prue salió de la habitación, y cerró la puerta, achuchó aún más fuerte a la niña, y acto seguido soltó un comentario que desconcertó a Prue, porque no sabía si había salido de su interior, o de su abuela Penny, mujer idónea para menospreciar el género masculino.

PENNY: ¡Hombres, todo el día durmiendo! (miró a su hija) Vaya... entre tú y yo, no sé si lo he dicho yo o ha sido mi abuela. ¡Te voy a vestir porque vamos a dar un paseo!

De vuelta a la oscura madrugada de principios de 2036, Alice estaba en su habitación, tumbada en la única cama sin ocupar, de las tres que había, mirando fijamente a las otras dos camas, en las que dormían Phoebe y Prue (que minutos antes entre Melinda y Henry la habían llevado allí para tener controladas a las dos brujas dormidas)

ALICE: Ay... qué mundo interior más rico deben de tener
BOBBIE: Sí, supongo.

Bobbie estaba tirada en el suelo, ya vestida con un pijama, mirando al techo

ALICE: ¿Eres siempre tan callada?
BOBBIE: Me cuesta abrirme. Pero...
ALICE: Veo que tendrás un mundo interior más rico que el de mi tía y mi hermana
BOBBIE: No lo sé.
ALICE: ¿Crees que encontraremos a mi primo Wyatt? (la pobre no sabía muy bien de qué hablar con la novia de Rachel)
BOBBIE: ¿Tienes dudas? Sois los Halliwells. Por favor.
ALICE: No tengo sueño, me he quedado desvelada.
BOBBIE: Yo también, qué mal.

Hubo un silencio. Un largo silencio, que fue cortado por Patty y Rachel, que entraron en la habitación.

PATRICIA: ¡Traigo palomitas!
ALICE: ¿¡Palomitas, por la noche, qué quieres, que se me revuelva el vientre!?
RACHEL: Ya se lo he dicho yo, pero nada. Ni caso.
PATRICIA: ¡Este sinvivir me provoca hambre!
ALICE: Luego decimos de que Melinda engulle toda la nevera... (carraspeó) ¡Además, si las traes, tráelas hechas, no con la bolsa sin preparar, Patty!
PATRICIA: ¡Qué de eso no hay problemas!

Patty apretó sus manos en la bolsa y cerró los ojos. En décimas de segundos, la bolsa empezó a sonar y se hinchó muy deprisa, desprendiendo bastante humo

BOBBIE: ¡Las vas a quemar!
RACHEL: ¿Por qué has usado tu poder, Patty? (frunció el ceño)
ALICE: Se lo llevo diciendo desde que regresé aquí. ¡Está usando la magia para acciones cotidianas, y eso no puede ser!
PATRICIA: ¡Chorradas, si nunca pasa nada! Ojala pudiera accionar tan fácilmente mi poder de atracción para Melinda y Jared...
RACHEL: ¿Qué has dicho?
ALICE: ¡No ha dicho nada!
RACHEL: ¿Estás intentando juntar a Mel y a Jared? ¿Y si ya no tienen química? ¿Y ante todo, porqué lo haces? (La hija de Paige se puso a la defensiva y se cruzó de brazos)
PATRICIA: Bueno, ¿qué? Yo no soy la única a la que los Ancianos explotan. Mi padre me pidió reconciliar a los dos. Pero por favor, qué no salga el tema de aquí, eh. ¡Bobbie!
BOBBIE: ¡No voy a decir nada!
RACHEL: ¡Yo tampoco!
ALICE: No se lo digas a Henry, eh
PATRICIA: Eso, eso. A Henry tampoco. Quién menos gente lo sepa, mejor.
RACHEL: Mi boca está sellada.

Bobbie se quedó mirando a Patricia, de repente la veía extraña. Muy extraña.
PATRICIA: ¿Queréis palomitas?
BOBBIE: No, gracias. ¿Te encuentras bien, Patty?

Demasiado extraña. Y Patricia empezó a darse cuenta de que algo estaba cambiando en su interior. Se fijó en sus manos y vio que se le pusieron como morcillas.

BOBBIE: ¿Qué, qué te está pasando?
RACHEL: ¿Pero qué?
ALICE: ¡Ay Dios, va a estallar!

Patricia miró enfadada a su hermana gemela, pero otra vez sus ojos fueron a parar a sus manos, que engordaban a pasos agigantados, y se llevó un dedo a la boca para quitarse un anillo que llevaba, pues le estaba haciendo mucha presión en el dedo. Su cara también empezó a aumentar de tamaño considerablemente. Su pijama comenzaba a estirarse demasiado, los botones de su pijama salieron disparados violentamente hacia las paredes. Se inflaba como un globo monstruoso. Por último su estómago se expandió rompiéndose su ropa interior.

Asustadas, las tres chicas ayudaron a Patricia sentándola en la cama en la que segundos antes estaba tumbada Alice, pero justo cuando Patricia se tumbó en la cama, ésta no pudo aguantar el peso y se partió. Patricia cayó al suelo con un grito desgarrador, aunque al menos el colchón si aguantó su peso y amortiguó la caída.

PATRICIA: ¿Qué... me... está... pasando? (Habló con dificultad, nerviosa y a punto de llorar)

ALICE: ¡Eso te pasa por usar tus poderes a lo loco, mira que te lo tenía dicho, esto me huele a un castigo divino, los Ancianos se estarán cachondeando!
PATRICIA: ¡¡NO HACE GRACIA!!
ALICE: ¡Pues te lo mereces, a ver cuándo empiezas a hacerme caso, Patty! ¿No te gustaba de pequeñas las canciones de Adele? Pues mira, eres su misma imagen. (Se mofó)
BOBBIE: Pobre, no seas tan dura con tu hermana.
RACHEL: Nosotras (cogió de la mano a su novia), nosotras vamos al ático a ver si vemos alguna solución. ¡No tardaremos!
ALICE: Ahora vuelvo, tranquila que saldrás de ésta, pero que te lo mereces, hija. Voy con ellas a ver si vemos algo en el Libro de las Sombras. Mientras tú ponte a cantar Someone like you.
PATRICIA: ¡¡ALICE CÁLLATEEEEEEEE!!

Henry, Melinda y Chris charlaban en la cocina mientras este último seguía buscando a su hermano Wyatt con un péndulo, un mapa y un caldero humeante.

MELINDA: ¿Ya has echado de casa a tu amiga?
HENRY: Sí... Tranquila. (Cambiando de tema) Chris, ¿no te hace falta el Libro de las Sombras?
CHRIS: ¿Para qué? … Los hechizos para encontrar a un brujo perdido nunca funcionan como es debido. Demasiados efectos secundarios

Alice, Bobbie y Rachel bajaron a la cocina con el Libro de las Sombras. Rachel, muy cansada, dejó el libro en la encimera.

RACHEL: No me acostumbro a llevar esta tonelada en brazos, puf. Primo, ¿no necesitas el Libro?
CHRIS: No, gracias.
BOBBIE: Qué frustrante todo.
ALICE: ¿A qué no sabéis la última? Mi hermana ha engordado cuatrocientos kilos.
MELINDA: Algo hemos oído. ¿Se ha roto una cama, no?
ALICE: Sí, pero se lo tiene bien merecido. ¡No paraba de usar la magia para beneficio personal!

Alice fue a la nevera, la abrió y se cogió una botella de zumo de naranja. Al cerrar la puerta de la nevera, se fijó que en el suelo, justo debajo de ella, había una cinta de goma para el pelo.

ALICE: ¡Anda, mi cinta para el pelo, pensé que la había perdido!

Y muy contenta, se la puso en el pelo. Y sonrió, mirando a su primo Chris. Tenía una idea que solucionaría todos los problemas de la familia.

ALICE: ¡Ya sé cómo encontrar a Wyatt!
CHRIS: ¿Cómo? Hemos hecho mil quinientas pociones, doscientos hechizos y la muñeca ya me duele de estar girando el péndulo en el mapa...
ALICE: ¿No existe en el libro nada de encontrar objetos perdidos? (señaló su cinta del pelo)
RACHEL: Supongo que no (Dijo tras un visionado rápido al libro)
HENRY: Miedo me das, prima...
ALICE: Horry, tranquilo. ¿Cómo estaba vestido, lo recuerdas, Chris?
CHRIS: Pues Wyatt iba vestido con su ropa de trabajo, informal. Antes de quedar en el inframundo estuvo en una reunión en Austin&Becker
ALICE: ¡Bien! (se sentó en una silla)

Alice cerró los ojos y comenzó con un hechizo que se fue inventando a pasos agigantados.

Llevadme a lo que no puedo encontrar.
Su ubicación se ha de mostrar.
Su desaparición fugaz
quedará en paz.

Lo que Alice desconocía, es que treinta y cinco años atrás, en 2001, su madre Phoebe recitó un hechizo parecido convirtiendo la mansión Halliwell de San Francisco en un vertedero lleno de objetos perdidos. Y si de algo pecaban las brujas nóveles, es que no todo salía a la perfección.

HENRY: ¡Ay, verás...!
ALICE: ¡Ya está! ¡Y Wyatt aparecerá por esa puer...! (Silencio. Miró al suelo y luego se abrió de brazos) ¡Bueno, al menos lo he intentado!

Entonces, a Chris le sonó su teléfono móvil. Desconcertado por la hora en qué llamaba, lo cogió y vio que era Jennifer Lange, una novia que tuvo en su adolescencia.

CHRIS: ¿Jenni? ¿Qué haces llamándome a estas horas? ¿Qué mañana vienes a Chicago y quieres quedar conmigo? (Hubo un silencio, el resto de los Halliwell escuchaban con atención la conversación, tenían cierto gen de marujeo en la sangre) ¡Sí, sí, por supuesto, ahora apunto la dirección del hotel!

Chris se acercó a un cajoncito que había debajo de la amplia encimera de la cocina, lo abrió, y multitud de bolígrafos, lápices y hojas salieron disparadas al suelo.

CHRIS: ¡Ay, Dios! ¡Luego te llamo Jenni! (colgó mientras el resto de los Halliwell intentaron parar esa cascada de bolis, lápices y hojas perdidas)
RACHEL: ¡La que has armado, Alice!
ALICE: ¡Yo no he sido, yo no he sido!
BOBBIE: ¡¿Un momento, pero tú no tenías el pelo moreno?!
ALICE: ¿A qué viene eso? ¡Claro, me lo teñí!
MELINDA: ¡Es que vuelves a ser rubia!
ALICE: ¿Qué? (se miró en los cristales de los armarios de la cocina) ¡Pero bueno!
MELINDA: ¡¡Estás haciendo que volvamos a ser cómo eramos antes, Alice!! (se enfadó)
HENRY: ¡Ya decía yo que no iba a salir nada bien con ese hechizo!

Chris se levantó, lleno de boligrafos por todas partes, y cogió del brazo a su hermana Melinda. Estaba realmente serio.

CHRIS: Mel, sube rápidamente a tu habitación y cuida de Bianca. No vaya a ser que la niña también haya sufrido un efecto secundario del hechizo y esté empequeñeciendo.
MELINDA: ¡Ay, la niña!

Y subió rápidamente. ¿Estarían todos bien? ¿Qué clase de hechizo había recitado Alice, que no sólo no paraban de encontrar objetos perdidos que además estaban todos rejuveneciendo?
Y antes de entrar en su habitación, con miedo, se tocó la barriga. ¿Y si el bebé que estaba esperando se había evaporado? ¿Ya no existía? Porque si ella comenzaba a rejuvenecer, su recién embarazo, completamente secreto para el resto de la familia, desaparecería.

Pero por suerte, al menos aún los efectos secundarios no habían llegado a la niña, que dormía plácidamente en la cuna. Ojalá que el hermano o hermana que esperaba Bianca, también estuviera bien, pensó la madre.

La fregadera de la cocina comenzó a expulsar violentamente un montón de espuma de fregar los platos.

HENRY: ¡Ala, venga, fiesta de la espuma!
CHRIS: ¡Y menos mal que tenemos averiado el lavaplatos!
RACHEL: ¡Alice! ¿Cuántas veces has perdido las gomas del pelo en lo que llevamos viviendo en esta casa? ¡Del retrete del primer piso no salen más que tus gomas!
ALICE: ¡Oye, que en menos de tres años que llevamos aquí es imposible haber producido tanta basura, eh! (intentó defenderse)
BOBBIE: ¿Vivía alguna familia aquí antes que vosotros? (preguntó dudosa la novia de Rachel)
CHRIS: No lo sé, no lo recuerdo... eso lo sabrá Wyatt.

La lavadora se unió a la batalla de electrodomésticos que arrojaban objetos perdidos. En este caso, comenzó a despedir un montón de suavizante, inacabable, y al poco tiempo también ropas viejas que se habían quedado encogidas.

HENRY: ¿¡Pero dónde guardamos todo esto!?
CHRIS: ¡Hay que hacer sitio dónde sea!
BOBBIE: ¡Qué rápido te ha crecido la barba! (se alarmó)
CHRIS: ¡Pero si me afeité ayer! (se tocó, y en efecto le había crecido muy rápido) ¡¡Aliceeeeeeee!!
ALICE: ¡Lo siento, lo siento, yo también me siento mal de rubia! ¡¡Ahora que la gente me empezaba a tomar por una mujer lista e inteligente!!

De repente, comenzaron a salir del cubo de basura un montón de bolsas negras llenas de basura, alimentos como frutas, cajas de galletas y de cereales, botellas de plástico...

BOBBIE: Sería denunciable que en pleno siglo XXI seáis de los pocos que no recicláis, eh...
RACHEL: Bueno... es que muchas sobras de pociones no sabes a qué contenedor va.

Pero entonces hubo un silencio. Un silencio molesto, un silencio frío. Entre las bolsas de basura había aparecido un microondas roto, hecho pedazos.

ALICE: Oh, oh...

Y todos recordaron que ese microondas fue el que orbitó Henry a la cabeza de Tánatos segundos después de acabar con la vida de Helen.

HENRY: No, por favor... qué malos recuerdos
BOBBIE: ¿Qué pasa?
RACHEL: Nada, no pasa nada. (Rachel empezó a sentirse como empapada en un sudor muy frío, y luego le susurró a su novia) Más tarde te lo explico.

El mundo pareció que se había parado para aquella cocina en la que no paraban de salir más y más objetos, pero entonces recordaron que la cocina no era el único núcleo de la mansión, al escuchar a Patricia gritar como una loca pidiendo ayuda. Todos se vieron las caras, y Chris y Henry lo comprendieron. El hijo de Piper cogió de las manos a Alice y el hijo de Paige hizo lo mismo con Rachel y Bobbie, para luego desaparecer entre órbitas azules.

Al materializarse en el dormitorio de las hijas de Phoebe Halliwell, todo había cambiado: Chris y Henry vestían con ropa de verano (bermudas y camiseta corta), Alice con la ropa blanca del psiquiátrico y Rachel y Bobbie estaban completamente tapadas por unos abrigos que usaron tres días antes tras una fuerte ventisca de nieve. El hechizo de Alice jugaba cómo quería con los Halliwell.

Allí, en el dormitorio, se dieron cuenta todos que Melinda, vestida con el traje de su boda con Jared, estaba nuevamente embarazada. De Bianca. Por desgracia, todos suponieron que la niña había desaparecido físicamente y volvía al interior de su madre.

Patricia lloraba muy nerviosa, con un gran problema de obesidad y de movilidad, tenía su brazo izquierdo desnudo y repleto de sangre, manchando de rojo el resto de la ropa.

MELINDA: ¡¡Hay que hacerle un torniquete, ahora!! (gritó mientras intentaba explotar a los demonios de turno)

Demonios de turno que se llamaban Sasha y Clarissa. Las seguidoras incondicionales de Nahia, la actual Fuente de Todo Mal. Otra vez volvían a pisar la Mansión Halliwell para llevar acabo otro secreto más.

SASHA: ¡¡Asquerosos mocosos!!

Gritó alzando su brazo y disparó una poderosa bola de fuego hacia Chris y Henry, que acabó tirando también por los suelos a Rachel y Bobbie.

Clarissa fluctuó encima del caído Chris y quiso clavarle el áthame que llevaba encima

CLARISSA: ¡Es tu hora, maldito luz blanca!
SASHA: ¡Clarissa, concéntrate, ese mocoso no nos interesa!. ¡No aún!

Alice congeló una lámpara de pie que había aparecido allí por sorpresa, cuando realmente esa lámpara llevaba rota un año y medio tras un ataque demoníaco. Al congelarla la gemela, Henry lo entendió todo, y convertida en una poderosa flecha, la orbitó con violencia hacia el cuerpo de Sasha, pero ésta, fluctuó esquivándolo. ¿Cómo era posible que siete personas no pudieran con dos demonios?. Estaba claro que de ambas dos, la joven Clarissa era la oveja negra, aún le faltaban muchos combates para llegar al nivel de agilidad de la veterana Sasha, pero con la protección de ésta, era imposible matarla.

SASHA: ¡Escucha, el chico luz blanca no nos interesa, ve a por la sangre de la benjamina!

Clarissa volvió a fluctuar, se materializó enfrente de la dormida Phoebe y le clavó el cuchillo en el brazo izquierdo. Phoebe comenzó a sangrar, y el áthame, que llevaba un color rojo oscuro, aspiró la sangre de la bruja. Era un cuchillo mágico realmente extraordinario, pues no sólo tenía una daga afiladisima sino que además se comportaba como una jeringuilla extrayendo toda la sangre necesaria a sus victimas.

ALICE: ¡Un momento! ¿Primero le sacáis sangre a Patricia, luego a Phoebe y después...?
SASHA: A tí (se formó, enfrente suya, tras una llamarada) ¡Verás! (Le dio un tortazo en la cara a la gemela) ¡¡CLARISSA, VEN AQUÍ!!
ALICE: ¡Dejadme en paz!

La joven reapareció detrás de Alice, con su athame guardado entre su ropaje, e inmovilizó a Alice por la espalda. Momento en el cual la veterana Sasha le clavó el cuchillo en el hombro y el áthame se encargó de chuparle toda la sangre necesaria. Alice cayó rendida al suelo, al tiempo que ambas demonios de las Rosas Negras, desaparecieron.

MELINDA: Siento no haberos ayudado mucho... me he quedado en blanco. De repente me veo así, embarazada de Bianca y de blanco, y es muy duro...

Melinda habló sola, pues todos habían caído rendidos en la batalla. Se fue corriendo al baño de la segunda planta, del que no salían más que espuma, pelos y más pelos del lavabo y de la ducha. Se encerró para llorar. Henry, Rachel, Bobbie y Chris se despertaron con un fuerte dolor de cabeza. Rachel fue directa a curarle las heridas a sus tres primas somnolientas; Phoebe dormida por su viaje astral al futuro, y Alice y Patricia por el cansancio y los nervios de la batalla.

RACHEL: Bueno... pues ya está todo. Supongo que Bobbie y yo nos iremos a cambiar, hace demasiado calor en esta casa como para seguir con estos abrigos. Al menos vosotros vais en bermudas... bendita calefacción. Pero antes... Chris, dime ¿qué buscaban?
CHRIS: No lo sé, de verdad
RACHEL: Clarissa iba a por ti, algo debes de saber. Algo que tiene que estar relacionado con Wyatt, ¿cierto? (se entrecruzó de brazos)
HENRY: ¿Qué es lo que sabes, Chris?
BOBBIE: Cuéntanoslo, por favor.
CHRIS: Ay... Wyatt y yo escuchamos rumores, comentarios por el inframundo de que Phyllis había abandonado a las Rosas...
RACHEL: ¡Ah, pero eso está muy bien, un paso más para que se vuelva buena!
CHRIS: ...Y ahora está trabajando para Karen Andrews. Además, Nahia parece muy afectada, debe estar muy debilitada. Karen y ella tuvieron una lucha épica.
HENRY: Entiendo. ¿Y entonces ahora las Rosas vuelven a su vieja política de encontrar mujeres poderosas para que se afilien, no? Ahora que Nahia está debilitada, tendrán que buscarse a alguna loca mientras la Fuente se recupera (llegó a esa conclusión, muy orgulloso), Kendra, Phyllis...
CHRIS: Suponemos que sí. Pero no sé qué es lo que quieren con la sangre de Alice, Patty y Phoebe. Y además... ¿qué relación tienen con la desaparición de Wyatt?
HENRY: Viniendo de esas mentes retorcidas igual necesitan una poción que le cambie de sexo a Wyatt... Es un ser muy poderoso ¿no?

Chris se mofó, y Henry también. Rachel le miró a su hermano con una cara sonriente, lo que él tradujo como “sueltas muchas chorradas por la boca, pero se agradecen”. No venía mal desconectar aunque fueran dos segundos.

BOBBIE: Entonces qué, ¿nos ponemos manos a la obra en busca de Wyatt?
CHRIS: Sí, claro. Pero si me disculpáis, me gustaría hablar con Mel...
RACHEL: Chris, déjala. Necesita estar a solas. Es muy duro todo lo que le está sucediendo en su cuerpo.
BOBBIE: Cuándo se despierte Alice esperemos que se invente un hechizo para invertir todos los daños...

Phoebe traspasó el portal siguiendo a Bianca. Ambas sintieron unos escalofríos y de repente se encontraron en una especie de pabellón abandonado, repleto de seres mágicos por doquier, en los que, a simple vista, demonios, luces blancas y brujos buenos eran la gran mayoría.

PHOEBE: ¿Qué es esto?
BIANCA: ¿Estas preparada? (Bianca silbó muy fuerte y el resto dejó de hacer sus acciones para escucharla) ¡Atentos todos, tras mucho tiempo intentándolo, por fin he traído a nuestra salvadora, a Phoebe Halliwell!

Y todos aplaudieron y ovacionaron a la hija de Melinda. Algunos demonios de formas raras se acercaron hacia Phoebe, e intentaron tocarla para ver si era de verdad.

PHOEBE: ¿Por qué... por qué hay demonios?
BIANCA: Aquí ya no hay rivalidades entre la magia negra y la magia blanca.
PHOEBE: ¿Qué? (se sorprendió)
BIANCA: Nuestra única enemiga común se llama Karen Andrews. Y la unión hace la fuerza, hace ya dos décadas que dejamos atrás nuestras infinitas rivalidades. Estate tranquila.
PHOEBE: ¡Pero a ver! (se agarró la cabeza, le dolía bastante) ¡¿Hay una cosa que no entiendo, Karen ya será una anciana desvalida y frágil, no?!. ¿Por qué tanto miedo? ¡Si es una anciana, no tiene nuestra fuerza y poder!. (Volvió a repetir, que no le entraba en la cabeza) ¡¡Es una miserable vieja!!
BIANCA: Al menos que le robase el poder de la inmortalidad a un ser mágico...
PHOEBE: ¿A quién? (pensó un momento) ¡¿No habrá sido a...?!
BIANCA: A mi padre. (Miró al suelo, triste y melancólica)
PHOEBE: ¡Lo siento mucho, yo no sabía nada! ¡Pobre Jared!
BIANCA: Tranquila. Fue hace mucho, yo tendría 3 años, creo recordar. Y sí, mi padre no sobrevivió, si es lo que me querías preguntar...
PHOEBE: Mira, lo siento mucho, pero yo todo esto no lo puedo visualizar. Me siento mal al no saber qué les ha pasado a mi familia en todo este tiempo, y me duele verte así, pero yo quiero regresar a mi presente. A mi casa.

Un Anciano, un Avatar y un demonio de Nivel Superior se acercaron a ella. El Anciano, de gran edad, llevaba una larga barba que casi le llegaba hasta los tobillos, apretada por varias gomas de pelo. A Phoebe le recordó lejanamente al personaje ficticio de Albus Dumbledore, además, vestía una bata dorada muy desgastada, deteriorada y con muchas quemaduras. Por su parte, el Demonio de Nivel Superior, vestido completamente de negro, tenía una piel íntegramente roja como la sangre, con algunas manchas negras, asemejándose al antiguo Balthazor, y carecía de cejas, además, de su calva unos prominentes cuernos salían de allí. Sus dientes eran completamente afilados. El Avatar, era una mujer mucho más joven que el resto de superiores mágicos, y también completamente vestida de negro, pero a diferencia del demonio, no quería asustar a la joven bruja.

ANCIANO: No aún, joven bruja. No aún.
DEM.NS: Esa bruja (señaló con sus garras a Bianca) ha estado luchando mucho para contactar contigo, para que ahora esta mocosa se plante como una gallina.
PHOEBE: ¿¡Mocosa!? ¡Estoy hasta el moño ya de todos, soy una joven, tendría que tener una vida más normal, salir con mis amigas o estudiar sin que tenga que patear culos cada cinco minutos! ¡No, no, no!
ANCIANO: Hazlo por Pearl, al menos. (Mencionó serio)
PHOEBE: ¿Por Pearl? ¿La chica de antes? (miró a Bianca, con cara de preocupación) ¿Por qué...?
ANCIANO: Bianca, ¿aún no le has dicho nada?
AVATAR: Quedó bastante claro, Bianca. La joven debía estar bien informada antes de nuestro encuentro.
BIANCA: No ha surgido el tema... Apenas he tenido tiempo
PHOEBE: ¿El tema de qué? ¿¡Por qué tanto misterio con esa chica!?
BIANCA: Phoebe... (suspiró) Pearl es tu hija.

Tras unas cuantas horas paseando las cinco Halliwells por San Francisco, Penny decidió meterse en casa, a preparar la comida. Prue la acompañó, mientras que Phoebe y Piper se llevaron a Phyllis al supermercado. Mientras la abuela y la nieta mayor esperaban a las jóvenes de la familia, se encontraban charlando en la cocina.

PENNY: Deberías dejar el museo y hacerte fotógrafa profesional, Prudence. Te irá muy bien, estoy segura (anticipó la propia Prue dentro del cuerpo de su abuela)
PRUE: Abuela, no puedo decirle eso ahora a Roger. Pero no te lo voy a negar, con la baja laboral por la maternidad mi mente vuela libre y sé que el museo no es lo mío. Pero no puedo elegir. Con el museo sigo teniendo un salario fijo. Siendo fotógrafa tendría que lidiar con fuego y marea para ganarme un triste dólar.
PENNY: Bueno, tú piénsatelo. Además, veo que estáis desaprovechadas las tres. A Piper le vendría genial trabajar como chef, es toda una experta. Y Phoebe debería volver a estudiar.

Penny dejó la olla a presión calentándose en la cocina de gas, y se sentó en la mesa a leer el periódico. Prue en el cuerpo de su abuela agudizó el oído, al escuchar que Phoebe y Piper llegaban ya del supermercado.

PENNY: Prudence, ve a por la niña, que Phoebe y Piper acaban de entrar.

Prue hizo caso a su abuela, y se marchó hacia la entrada de la casa. Penny se levantó de la silla y salió al comedor para escuchar mejor a sus tres nietas/hermanas.

PRUE: Chicas, Phyllis no es ningún juguete. No podéis llevárosla justo cuando me desconecto. Trae Piper, soy la madre, debo limpiarla yo.
PHOEBE: Uy, eso ha sonado mucho a madre ultraprotectora
PRUE: Simplemente no quiero perderla de vista.
PIPER: Pero Prue... la niña acaba de nacer, y todas sabemos que tú no la abandonarías nunca.
PRUE: Eso mismo pensaba mamá... (dijo muy seria)
PIPER: Eso fue hace mucho... no te puedes torturar hasta la eternidad.


Penny, al ver que las chicas se dirigían a la cocina, fue rápidamente a sentarse a la mesa e hizo cómo que leía el periódico. Prue dejó a la niña en la mesa, y le quitó el pañal. Pocos segundos después, ya más tranquila, la hermana mayor propuso algo que gustó a toda la familia.

PHOEBE: Yo le he comprado un peluche (Abrió la bolsa) ¡Si la niña no lo quiere me lo quedo para mi, así no dormiré sola! (se rió)
PRUE: Gracias por el detalle Phoebe. Yo había pensado en irnos un fin de semana todos, los seis, a un pueblo. ¿Qué os parece?
PENNY: Me parece estupendo. ¡Me vendría bien cambiar de aires, oler a aire fresco, no siempre a pañales y a papillas! (Se acercó a su bisnieta y le dio un beso). Sabéis que lo digo de bromas, niñas.
PRUE: Pues ahora mismo llamaré a Roger para que haga la reserva en el hotel (miró el reloj de pulsera) Estará ya al venir del trabajo.
PHOEBE: ¿Le has dicho ya a Roger que no se coma mis cereales?
PRUE: ¡¡Uiiiiiinch!! (juntó el pulgar y el índice de su mano derecha, haciendo un gesto como si estuviera enfadada, pero realmente estaba siendo irónica) ¡Se lo dije, tranquila!
PENNY: Ay, Prudence, qué cabeza. Has dicho que Roger estará al venir del trabajo... ¡Si es domingo!
PRUE: ¡No sé ni en qué día vivo, entonces estará haciendo ejercicio por el barrio!

Las tres hermanas se fueron a hacer las maletas a sus respectivas habitaciones. Prue en el cuerpo de Penny iba a hacer lo mismo, pero de repente la olla a presión comenzó a pitar y se descentró, entonces se levantó para apagar la cocina y dejar enfriar la olla.

PENNY: Esta noche haré las maletas (miró el calendario)...

Y Prue recordó las palabras de su abuela fantasma hace ya unas cuantas semanas cuándo se descubrió la identidad de Phyllis. Aquella noche, aquel 23 de noviembre de 1997, dos Ancianos amenazaron a Penny y no tuvo más remedio que abandonar a su bisnieta. Por su parte, Prue estaba preparada ante todas las adversidades para cambiar el destino de su hija perdida.

PENNY: ...Y todo cambiará, a mejor.

Al igual que el tiempo pasaba en 1997 como en 2066, los Halliwells que seguían en el 2036 eran testigos de los primeros rayos de luz del día. Henry llegó a la cocina con las mejillas rojas mientras alguien afuera no paraba de tocar insistentemente el timbre de la casa, algo que les molestaba bastante a los integrantes de la Mansión.

Por su parte, Rachel, Bobbie y Chris seguían buscando soluciones para encontrar a Wyatt, en la cocina, que cada vez parecía más un vertedero.

RACHEL: Oh... qué dolor de cabeza
BOBBIE: Es insufrible.
CHRIS: ¿Estas bien? (preguntó al ver el estado de Henry)
HENRY: ¿¡Pero con tantas mujeres he estado saliendo!? ¡Me duele mucho la boca!
RACHEL: Ya será para menos... seguro que algunas de esas chicas enfadadas que están esperando fuera de la Mansión también fueron ligues o novias plantadas de Chris y Wyatt.
CHRIS: ¡Cabe la posibilidad, cabe la posibilidad, pero no me la juego! No quiero acabar como Henry
HENRY: ¡Auch, cómo duele! ¡Más de una me ha clavado las uñas!

Y el timbre volvía a sonar sin piedad. Ya eran como martillazos y pinchazos dentro de la cabeza.

BOBBIE: ¿Oye, no tendréis por aquí algún extintor de fuegos, no? Soy capaz de echárselos a todas esas.
RACHEL: Uy, qué humos tienes, Roberta (dijo riéndose)
BOBBIE: Es que me es insufrible... (empezó a llorar en los hombros de su novia)

Y de repente se pararon los timbrazos, respirando aliviados.

HENRY: ¡Menos mal! ¿Has encontrado algo Chris?
CHRIS: Nada, El Libro de las Sombras como siempre tan generoso... (soltó irónico)
RACHEL: Tienes un maravilloso vínculo con tu hermano, ¿no lo puedes orbitar hacia aquí, esté dónde esté?
CHRIS: Me frustro. Lo he intentado todo, de verdad. ¡No puedo hacer nada!. Sólo espero que no haya cambiado mucho allí abajo, en el Inframundo.

Y Chris miró a Henry, esas palabras significaban mucho, pues Henry fue el único al que Chris le confesó que Wyatt tenía una parte de su ser, que era pura maldad. Y ninguno de los dos quería que esa parte despertase.

Melinda, vestida de boda, por lo que el tiempo en ella se había parado, al menos, en sus últimas intervenciones, entró en la cocina con un montón de familias preocupadas; abuelos, padres y niños.

MELINDA: He tenido que abrir la puerta, no soportaba tantos timbrazos...
CHRIS: ¿¡Pero qué hacen aquí los vecinos!?
SEÑORA BECKER: ¡Tenemos que arreglar el bache de la carretera, nos tenemos que poner de acuerdo todo el vecindario!
CHRIS: ¡Pero si eso lo arreglamos el año pasado! (gritó histérico)
SEÑORA TRONCAN: ¡¡¿OTRA DERRAMA?!!
SEÑOR THOMPSON: ¿¡Dónde está Wyatt Matthews!? ¡Tengo que hablar con el propietario de la casa!
SEÑORA LOVEJOY: ¿¡ES QUE NADIE PIENSA EN LOS NIÑOS!?
RACHEL: Cierto. A mención de eso, tengo que decir que los columpios del parque están bastante oxidados...
SEÑORA MARYSE: ¡Qué mona va esta chica siempre! (dijo una anciana tras hablar Rachel)
NIÑO: Y el autobús del cole ya no pasa por aquí...

CHRIS: ¡¡BASTA!! (Alzó su brazo izquierdo y todos los vecinos desaparecieron entre órbitas) ¡Qué sopor!. Mel, ¿estás bien?
MELINDA: Sí... supongo... Creo que habría que limpiar todo esto.
HENRY: Imposible. Cuánto más limpias, más mierda aparece...
MELINDA: Oh, claro... (dijo cabizbaja), qué chorrada acabo de decir, cierto. ¡La prioridad es encontrar a Wyatt!
BOBBIE: Ojalá Alice despertase ya y pudiese invertir los efectos del hechizo.
ALICE: Estoy despierta, con mucho dolor de cabeza, pero despierta.

Alice apareció en la cocina, y seguía vestida con la ropa del psiquiátrico, y rubia. Todos la abrazaron. Alice necesitaba sentirse querida, además, ¿podría correr el riesgo de convertirse de nuevo en Reina del Inframundo o en Tánatos de seguir retrocediendo el tiempo físico?. Alice suspiró, tenía la esperanza de que ahora sí funcionase su hechizo.

Aquel al que no puedo encontrar.
Su ubicación no se vuelva a mostrar.
Qué quede en paz
su desaparición fugaz.

Alice pronunció esas palabras, y aunque todos, muy pesimistas, pensaban que no se iba a solucionar, es más, todos sospecharon que incluso los efectos secundarios se agrandasen, todo desapareció tras un brillante haz de luz.
La cocina volvía a ser tal cómo era, sin bolígrafos, lápices, hojas o toneladas de espuma o bolsas de basura impidiendo el paso. Los baños dejaron atrás los pelos que salieron por los desagües y las gomas del pelo de Alice desaparecieron.
Entre los integrantes de la mansión, Alice volvía a tener el pelo oscuro, y su ropa volvía a su gusto. Chris dejó atrás la barba, y al igual que Henry, ya no llevaban consigo la ropa de verano. Melinda dijo adiós al traje de novia que usó en su boda con Jared. Y Rachel y Bobbie apenas notaron cambios porque se cambiaron de ropa mucho antes, cuándo el hechizo las hizo vestirse con unos abrigos muy gordos.

ALICE: ¡¡Ay, por favor, menos maaaaaaaal!! (saltó de alegría)
HENRY: ¡¡Y ya no hay chicas esperándome fuera de casa para darme tortazos!! (agregó contento mirando por la ventana)
MELINDA: Uff, qué alivio (dijo al ver en su vigilabebés portatil a su hija Bianca durmiendo en la cuna) ¡Está todo igual!
CHRIS: No todo. Ahora debemos de buscar entre todos a Wyatt, por favor.
ALICE: Yo me quedaré cuidando de Patty ¿Vale?

Patty aún seguía sufriendo la cruel venganza de los Ancianos en su piel, por haber usado sus poderes como beneficio personal. ¿Qué fina línea separaba la maldad de los Ancianos de los demonios, qué diferencias había entre ellos para calificar a los Ancianos como “seres buenos” y a los demonios como “seres malos”? La verdad que ninguno de los dos se había portado bien nunca con los Halliwells. Y los Ancianos llevaban un historial épico y poco ético en su cruzada contra la familia de brujos; tuvieron que encubrir la identidad de Paige al nacer; Penny fue amenazada y tuvo que ocultar a su bisnieta Phyllis; tanto Patty, la madre de las Embrujadas no pudo disfrutar de su amor con su luz blanca Sam, como Leo y Piper que pasaron mil quinientas penurias hasta que los Ancianos dieron el visto bueno; mientras que Owen y Phoebe Jr siguen por el mismo camino; Gideon quiso matar a Wyatt cuando era bebé. Piper apenas recibió noticias de Prue cuándo murió, y encima se descubrió que guardaron su alma durante treinta años; los Ancianos también decidieron que Phoebe perdiese sus poderes activos tras El Tribunal... Y otras tantas injusticias desde tiempos inmemoriales en la familia Halliwell.

BOBBIE: Yo también me quedo con Alice. ¡Suerte!

Bobbie besó a su novia mientras Rachel desaparecía entre órbitas de la mano de Henry. Así como Melinda desapareció con su hermano Chris. Alice y Bobbie subieron a la segunda planta, en la que los efectos secundarios de objetos perdidos también desaparecieron. Bobbie tocó la puerta de la habitación, mientras la hija de Phoebe esperaba afuera.

BOBBIE: Toc, toc. ¿Se puede? (dijo con una sonrisa)
PATRICIA: Claro... mientras yo no os engulla... (soltó triste)

Las dos jóvenes entraron en la habitación. Prue y Phoebe seguían dormidas en las dos camas del fondo. Patty, en la cama más cercana a la puerta, que estaba rota por el sobrepeso, seguía triste y melancólica.

ALICE: Encontraremos una solución, de verdad
PATRICIA: Si tú lo dices... He estado reflexionando, y qué razón tenéis... he usado demasiado mis poderes térmicos... Pero son tan apetecibles, que te dicen cada dos por tres “úsame, úsame”...
BOBBIE: Pero habéis heredado los poderes para hacer el bien. Y créeme que yo no entiendo mucho aún de todo esto, pero calentar unas palomitas no le veo mucho sentido.
PATRICIA: Era por ahorrar tiempo... (intentó justificarse)
ALICE: Ya, querida hermana. Pero no sólo se ha quedado la anécdota en calentar unas palomitas...
PATRICIA: Lo sé... (dijo aún más cabizbaja)

Entonces, la joven recordó todos aquellos momentos en los que usó sus poderes “para ahorrar tiempo”;

SRA.LEGENDRE: Está frío el café.
PATTY: ¿Cómo...? (se sorprendió al ver que la anciana seguía mirando hacia la ventana, alejada del desayuno)
SRA.LEGENDRE: Reina, carezco de un sentido, pero tengo mejor desarrollado el resto. (sonrió)
PATTY: Ah, claro (se alivió, nuevamente). La culpa es mía, si no hubiera estado tanto tiempo esperando a que me abriera usted la puerta ahora tendría el café caliente.
SRA.LEGENDRE: Tranquila, no pasa nada (dijo quitando hierro al asunto)
PATTY: Usted no se preocupe, que en la mesa de ruedas viene un microondas para que pueda calentar alimentos (soltó una trola. Patty se acercó al café, posó las palmas de sus manos en la taza, cerró los ojos y con su poder pudo calentar el desayuno) ¡Ya está, es instantáneo!
SRA.LEGENDRE: Espero que te hayan enseñado a no usar la magia en beneficio propio y esto no lo hagas a menudo... (sonrió)
PATTY: ¿¡Perdón!?
...
Patty cogió la cafetera y llenó dos tazas de café. Posó sus manos en cada una de ellas y su poder ignífugo calentó el líquido

PATTY: Toma, Alice
ALICE: Mmmm ¿Has usado tu poder?
PATTY: Sí, estaba muy frío el café.
ALICE: ¿No te acuerdas de los beneficios personales usando la magia?
PATTY: Habladurías... no creo que pase nada por no haber puesto el microondas... así nos ahorramos luz (intentando cambiar de conversación)


ALICE: Yo estaré loca, pero te lo intenté avisar. Porque soy tu hermana y me preocupo por ti. Y sólo quiero lo mejor para ti. ¡Y obviamente no me hace gracia verte así, como una ballena, pero yo te lo avisé!
PATRICIA: Y la señora Legendre también me avisó... Fui muy tonta no escuchándoos. ¡Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir! (Y volvió a llorar, agachando la cara).

Y nunca unas palabras menos mágicas, hicieron tanta magia. Pocos segundos después de articular un “lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”, la habitación se llenó de una luz amarilla muy potente que apareció y desapareció con tanta prisa. Y ahí estaba, Patty volvía a estar con su cuerpo normal, pero desnuda, pues al fin y al cabo, al engordar tan rápido su ropa se rompió.

PATRICIA: ¿Ya...? (tocándose por todas partes) ¡Ayyyyyy, qué vuelvo a ser yo misma!
ALICE: ¡Anda, vístete, que si no a Bobbie se le va a caer la baba! (y cogió en brazos a la novia de su prima para irse las dos al pasillo) ¡Bienvenida de nuevo, Patty!
BOBBIE: ¡Oye, Alice, ¿pero qué clase de gente piensas que soy yo?! (dijo algo molesta)
ALICE: ¡Era una broma, tonta!

PHOEBE: ¿Que Karen es la presidenta del país? ¿¡Y decís que soy la única que puede acabar con ella!? ¡¡Me niego a matar a un alto cargo de la política de este país, por muy cabrona que sea, que luego la que se pasará el resto de su vida encerrada en una prisión seré yo!!
BIANCA: No, tranquila. Una vez mates a Bianca volverás a tu pasado.
PHOEBE: No sé, yo sin mis hermanas o mis primos soy un cero a la izquierda. No me veo haciéndolo. Lo siento.
ANCIANO: Hazlo por tu hija.
PHOEBE: ¡Apenas la conozco! ¿Quién es su padre, Bi? (preguntó algo jocosa)
BIANCA: No te puedo informar de más cosas, lo siento.
DEM.NS: ¡Pues yo sí! (agregó enfadado) ¡Toda tu familia se jugó su vida para acabar con Karen, incluso tú, que dejaste huérfana a Pearl! ¿Y así nos lo pagas?
AVATAR: Todos lucharon por un mundo mejor, querida bruja joven
PHOEBE: ¿Están todos... todos? (anonadada)
BIANCA: Sí. Se fueron hace mucho tiempo. Todos. Karen cuándo se alzó con el poder del país hace unos veinte años, instauró la Orden 66 y acabó con la gran mayoría de brujos, obviamente los Halliwell eramos una prioridad. Sólo escapamos los pequeños de la familia, gracias a que Ancianos, Avatares y líderes demoníacos se pusieron de acuerdo en ocultarnos. Pero no sirvió para nada, pues Karen consiguió implantar en la mayoría de seres mágicos unas especies de chips, que como ya te comenté, nos imposibilitan usar poderes activos
PHOEBE: ¿Entonces por qué Pearl pudo usar sus poderes activos?
BIANCA: Te lo dije antes, aunque entiendo que no puedas almacenar tanta información (sonrió levemente), no estaba registrada por Karen. Pero luchó para salvarte. Siempre quiso que yo te trajese aquí, quería conocerte.

Phoebe no supo cómo actuar ante ese hecho, así que prefirió cambiar de tema
PHOEBE: Tienes derecho a no contestarme, está claro, pero... ¿cuántos primos tienes, quiero decir, aparte de Pear y tú... mi familia tuvo más hijos?
BIANCA: ¡Oh, por supuesto! Algunos por desgracia tampoco están por aquí... Perecieron en el camino. Sólo quedamos Pearl, Helen, Sam, Patrick y yo.
PHOEBE: ¿Helen, Sam, Patrick?
BIANCA: Sí, los dos hijos de Henry. Y el único hijo de Patty...
PHOEBE: ¿Y dices que están por aquí? ¿Y ellos están registrados por Karen?
BIANCA: Claro que están aquí. Están registrados, pero quieren luchar. Queremos luchar. Y bueno... falta alguien más. Alguien que me gustaría que no tuviera mi propia sangre... Wuiuiuichtxsprich effffffffffffziiiiiiiooooo

Phoebe se tapó los oídos, incapaz de escuchar el extraño sonido que provenía de la voz de Bianca. Chirriante, agudo, doloroso, como un televisor viejo puesto a volumen máximo. Bianca no paró de sorprenderse, atemorizada por las acciones de Phoebe.

BIANCA: ¿¡Pero qué te pasa, Phoebe!?
PHOEBE: ¡Me duelen los oídos, para ya con esa broma!
BIANCA: ¿Sólo te pasa si menciono a Wuiuiuichtxsprich effffffffffffziiiiiiiooooo? (Aún más extrañada)
PHOEBE: ¡¡AAAAAAAAUCH, BASTA, BIANCA, BASTA POR FAVOR!!
BIANCA: Lo siento, no entiendo nada.
ANCIANO: Está claro que la joven bruja no está preparada para conocer a esa persona.
PHOEBE: ¡Llamadla persona, X, Y o hipotenusa, me da igual, pero no más sonidos chirriantes!
DEM.NS: La madre de Wuiuiuichtxsprich effffffffffffziiiiiiiooooo guardó en el más absoluto secreto su embarazo.
AVATAR: Deja de pronunciar el nombre, compórtate.
PHOEBE: ¡Ah, maldito demonio! ¿Pero entonces porqué no puedo escucharlo?
BIANCA: No lo sé, no puedo ayudarte
ANCIANO: Creo entenderlo, alguien de tu época, de tu familia más cercana, está embarazada y se niega a contarlo. De ahí que su mayor secreto no pueda ser revelado aún. A diferencia del resto de tus primos, que no ocultarán su embarazo y por eso sí puedes escuchar sus nombres.
BIANCA: ¡Ah, tranquila, todo tiene solución! (Sacó una hoja y con una especie de puntero láser que sacó también de su pequeño bolso, comenzó a escribir el nombre y la procedencia de ese familiar nuevo tan misterioso)

Phoebe vió como el papel humeaba, prueba de que Bianca estaba escribiendo algo, pero una vez que esa bruja le enseñó el papel, Phoebe sólo veía jeroglíficos extraños.

PHOEBE: ¿Es una broma, el alfabeto occidental ha cambiado mucho en estos años? ¡No puedo descifrarlo!
BIANCA: Vale, me doy por vencida. ¿No lees nada?
PHOEBE: No. (Dijo rotunda)
BIANCA: Pues nada, yo lo he intentado. A ver si te puedo decir algo sin romperte los tímpanos. (Se quedó pensativa un buen rato) ¡Ah, ya lo tengo! Yo y el nombre impronunciable somos Wuiii ekkkkksifffffffftroooooouuu.
PHOEBE: ¡¡Auuuuuuch!! (Bianca volvió a asustarse) ¿¡Hermanos!?
BIANCA: ¡Sí, sí! Lo malo es que está en el equipo de Karen.
PHOEBE: ¿¡Pero no decíais que Karen había empezado una cruzada contra los brujos hace ya años!?
BIANCA: Sí, pero siempre hay excepciones, Phoebs. Lo mejor es que te presente a Sam, Helen y Patrick antes de la lucha contra Karen
PHOEBE: ¿Hoy va a ser la lucha?
BIANCA: Sí, dentro de unas cuantas horas. Es el día idóneo, Karen vuelve de Washington a Chicago para hacer unas visitas a su antigua sede, allí podremos (se corrigió) ¡podrás! acabar con ella.
PHOEBE: No lo veo yo tan claro...

Bianca cogió de la mano a Phoebe y se la llevó lejos de esos tres altos mandatarios de la magia. La benjamina miraba a un lado y a otro cómo convivían, en una más o menos estable armonía, todos los seres mágicos en esa especie de gigantesco pabellón abandonado: Avatares charlando con Ancianos. Luces blancas vigilando cómo jugaban al balón unos niños demonios. Brujos buenos sentados en unos bancos al lado de demonios sin que éstos los atacasen. Llegaron a una puerta, que Bianca abrió y salieron al exterior del pabellón. Cuánto más y más andaba Phoebe, se dio cuenta que aquel lugar era también una ciudad, pues ya comenzaba a vislumbrar, a lo lejos, varias casas de barro, que se ocultaban tras el horizonte. Era como una ciudad primitiva. Una especie de Nueva York de adobe y casas bajas. Una megalópolis prehistórica fácil de ver pero difícil de explicar. El cielo, totalmente oscuro era iluminado por incontables e infinitas velas de fuegos perpetuos que levitaban moviéndose como estrellas fugaces.

PHOEBE: Qué raro todo... menuda utopía.
BIANCA: ¿Utopía? Nos llevamos bien, pero todos tenemos nuestro destino, en cuánto destruyas a Karen, esto se volverá una masacre. Pero es lo que hay.
PHOEBE: ¿Y dónde estamos, a todo esto? (miró al cielo) ¡Es precioso!
BIANCA: Te diría el sitio en el que estamos, pero no lo sé ni yo. Creo que es alguna parte del Inframundo que mediante la poca magia que aún queda, han cambiado el lugar para que parezca menos claustrofóbico y más habitable para todos nosotros.
PHOEBE: ¡Es muy grande este sitio! (saltó quejándose)
BIANCA: Tan grande cómo el agua en La Tierra. Esta zona se va agrandando cada vez que vienen más refugiados mágicos. ¿Recuerdas que el Colegio de Magia decían que no tenía fondo? Pues igual.
PHOEBE: Oye, ¿falta mucho para encontrar a tus primos?
BIANCA: No, tranquila. Es aquí, en esta casa.

Una pequeña casa de adobe con una ventana y una puerta de madera mal colocada era la casa de Bianca. Dentro apenas había zonas habitables, unas mantas en el suelo y un fuerte olor a cerrado, a húmedo.

BIANCA: Bienvenida. Menudo shock te habrás llevado, acostumbrada a las Mansiones Halliwells... yo no tengo recuerdos de ninguna, ni de la casa de mi abuela Piper ni de la vuestra. ¡Ah, mira, están aquí! (silbó muy fuerte) ¡Chicos, ya he traído a la tía Phoebe!

De la oscuridad de la pequeña casita de barro salieron a la luz una chica y dos chicos, los tres jóvenes. Pero uno de ellos, demasiado joven. Los dos hijos de Henry a Phoebe le recordaban, como era obvio, a la familia Mitchell. Helen JR tenía la misma mirada que sus tías gemelas Rachel y Helen; y el chico, Sam, también era muy parecido a su fallecido padre, en aquel futuro.
Sin embargo, Phoebe se quedó mirando a un niño de estatura baja, ya entrado en la adolescencia, pero sin despedirse aún de la bonita infancia. Phoebe supuso que sería su sobrino, el hijo de Patty.

BIANCA: Chicos, esta es Phoebe. Phoebe, esta es Helen
HELEN JR: Encantada (y le dio dos besos)
BIANCA: Este es Sam
SAM: ¡Con mucho gusto! (le apretó bien fuerte el brazo)
PHOEBE: ¡Auch!
BIANCA: Y el más pequeño de todos... Patrick
PATRICK: ¡Qué ganas tenía de conocerte, tía Phoebe! (y le abrazó)
PHOEBE: Eh... qué mono el niño... (dijo titubeando).

Los tres vestían ropa futurista, pero sucia, malgastada y rota. Patty se fijó en el que niño, no era rubio como su hermana Patty, así que supuso que el futuro marido o novio de Patty, no debía ser rubio.

PHOEBE: Bi (se acercó aún más a ella, y le susurró) ¡Es un niño!
BIANCA: ¿Y? (le quitó hierro al asunto) Un niño que está curtido en muchas batallas. Y además, aunque esté registrado por Karen, la magia en la infancia y en la adolescencia es una pura sorpresa. Y tú lo sabes bien, que me has visto siendo un bebé, y sabes de lo que hablo.
PHOEBE: Tienes razón... pero no lo veo ético
BIANCA: No le pasará nada, estamos todos para protegerle. Y para protegerte a ti.

Sam, sacó unas pistolas láseres (cómo las que vio Phoebe nada más entrar al futuro) de una mochila vieja y las repartió entre todos.

SAM: Toma, Phoebs. Ocúltatela entre las ropas.
HELEN J: Bien ¿recordáis el plan? (miró su reloj futurista), ahora apareceremos en el centro de Chicago, cerca de Red Swan. Intentaremos entrar, y ya ahí nos buscaremos la vida para encontrar a Pearl y matar a Karen
PHOEBE: ¿“Nos buscaremos la vida”? ¿¡PERO QUÉ CLASE DE PLAN ES ESE!?
BIANCA: ¡Phoebs, no hay prisa, hoy es el único día en el que podemos cambiar este presente para cambiar vuestro pasado y qué no sea así! ¡Es una misión suicida, lo sé, pero no hay otra alternativa! (se sinceró) ¡Estamos aquí para luchar, punto! Ffff
SAM: Y recordad, en cuanto lleguemos a Chicago, intentad pasar por mortales, aunque ellos ya tengan millones de artilugios para descifrar a brujos...
PATRICK: ¡¡Buen viaje a todos!!

Los chicos alzaron sus relojes, y se juntaron en un círculo, mientras Phoebe que al no llevar reloj, se abrazó a Bianca. Los relojes empezaron a vibrar y a temblar y, después de un pequeño dolor de cabeza, se encontraban en una plaza de Chicago. Del Chicago de 2066, con rascacielos que llegaban hasta las nubes, ocultando la luz del sol, por lo que, aunque no lo parecía, era de día, y rodeados de una misteriosa y gigantesca nube, que Phoebe percibió que era por la contaminación global. Parecía que el ser humano no había aprendido nada en 30 años, y que incluso, iban a peor y cuesta abajo.

Pero lo primordial ahora no era la contaminación global, ni mucho menos. Los cinco brujos visionaron que estaban rodeados por centenares de soldados del Ejercito futurista, con aquellas armaduras blancas y tapados con cascos, además de múltiples robots, tanto voladores como terrestres con forma humanoide, vigilando cada uno de sus pasos.

PHOEBE: Oh... oh...

Era la fecha y la hora exacta, la noche del 23 de noviembre de 1997. Prue en el cuerpo de Penny esperaba a la aparición de los dos Ancianos que amenazaron a su abuela, pero debía seguir actuando, por lo que estaba metiendo la ropa de su abuela en las maletas, para aquel viaje que había programado Prue con toda la familia junta.

PENNY: No sé qué llevarme... estamos a finales de noviembre, así que hará frío... Voy a ver si tengo algo en el armario...

La habitación se iluminó de un azul celeste. Dos ancianos, Jonnah y Sandra, orbitaron allí.

PENNY: ¡Oh, qué susto! (Puso su mano en el pecho) ¡Yo ya no estoy para estos trotes! (Se entristeció) Ya sé a qué habéis venido... y no. Mi respuesta es un NO rotundo.
JONNAH: Escucha Penelope
PENNY: ¿Qué, qué tengo que escuchar? Estoy muy contenta de ser mad... bisabuela, cosa que no muchas pueden decir, y no voy a cambiar de opinión.
SANDRA: Escucha, es por el bien de todos.
PENNY: ¿”Por el bien de todos”? ¿Así lo arregláis todo, no? (Se agarró de nuevo al pecho y se sentó en la cama) No estoy para muchos trotes, y los últimos años que me quedan de vida, quiero pasarlos con mis nietas y mi bisnieta. Punto, así que, u orbitáis ahora mismo o me da igual volaros por la ventana.
JONNAH: Esa niña sólo traerá problemas. Tanto tú como nosotros sabemos que tus nietas serán las famosas Embrujadas y Melinda Warren no profetizó, para nada, que una de esas tres brujas tuviera descendencia.
PENNY: ¿Cómo que “problemas”? Definidme ese término.
SANDRA: Esa niña será deseada por vosotros, por su madre, su padre, sus tías y su bisabuela, pero no por la comunidad mágica. Es impensable que Prue, la que tendrá el poder de la telekinesis, y la más fuerte por ser la primogénita, tenga que compartir su vida matando demonios con el cuidado de una niña.
PENNY: No has contestado a mi pregunta. Además, yo tengo el poder de la telekinesis y he podido ser bruja, madre y abuela al mismo tiempo.
JONNAH: Tú veras, si prefieres quedarte con un bebé recién nacido, o con tus nietas. Las profecías están para lo que están, tres hermanas brujas, no tres hermanas brujas y una niña. Piénsalo. En tu decisión está el futuro para que por fin el bien venza al mal. La decisión de convertirlas en brujas, en las mejores brujas de la historia. Sandra, vayámonos.

Los dos ancianos orbitaron, y Prue no sabía qué hacer. En su interior tenía una idea fija, que Phyllis no acabase siendo ocultada, ¿pero cómo la llevaría a cabo? Quizá durante el día pecó de pensar que sería un proceso algo más fácil.

Prue se sentó en una esquina de la amplia cama de matrimonio, y se miró al espejo que estaba enfrente. ¿Cómo es posible que llevase casi veinticuatro horas poseyendo el cuerpo de su abuela y ésta no opusiera resistencia?. Finalmente llegó orbitando Jonnah, pero no Sandra.

PENNY: Aún no, por favor. ¿Y Sandra?
JONNAH: Le ha surgido un imprevisto. Penelope, tengo que hablar contigo muy seriamente.
PENNY: ¿Qué quieres?
JONNAH: ¿No te gustaría perder a ninguna de tus nietas, verdad?
PENNY: ¡Ni a mis nietas, ni a mi bisnieta! (dijo furiosa poniéndose en pie, vibrando el espejo y rompiéndolo en cachos)
JONNAH: Pero tienes por ahí a una nieta que apenas conoces...
PENNY: ¿Perdón? (Prue se quedó asombrada al ver que Jonnah conocía la existencia de Paige) ¡No sé de qué me estás hablando, Anciano!
JONNAH: Sé qué conoces la historia, Penelope. Somos los dos ya muy viejos para que empieces a comportarte como una adolescente mentirosa...
PENNY: Jonnah, exijo que te marches de aquí o no respondo de mis actos (dijo levantando el brazo, amenazándole)
JONNAH: Penelope... quisisteis ocultar el embarazo de esa niña, pero no pudisteis. Fui el maestro de Sam Wilder durante su iniciación como luz blanca, su amigo, su confidente, y él se tomo la modestia de informarme de este asunto. No le dí importancia, vosotras quisisteis ocultar a la niña, y lo acepté. Fallé una vez, pero no más. Así que en este caso, no daré mi brazo a torcer, y Phyllis sí que tendrá que ser ocultada. Por el bien de todos.
PENNY: ¿¡Por el bien de todos!?
JONNAH: ¡Ven aquí, Penelope!

Jonnah agarró con violencia a Penelope y ambos orbitaron al balcón de un diminuto piso de estudiantes. Tras la cristalera del balcón, el Anciano y Prue vieron a una joven de piel pálida cómo dormía en el escritorio rodeada de hojas y de decenas de libros. Prue en el cuerpo de Penny, reconoció al instante, a esa joven, era Paige con 20 años. Por aquel tiempo, debido a la muerte de sus padres adoptivos tres años atrás, la joven cambió de actitud y se refugió en los estudios para mejorar como persona, y lo estaba consiguiendo, pues estaba estudiando en la Universidad de Berkeley.

PAIGE: ¡Paige, Paige, Paige! (se desveló, hablando consigo misma) ¡No puedes quedarte dormida, mañana tienes una examen! (tomó un fuerte sorbo de café)
PENNY: Paige...
JONNAH: Te repito Penelope, ¿no te importaría perder a tu nieta perdida, no? A cambio, Phyllis se quedará con vida. Una por el precio de otra. Tú eliges.
PENNY: ¡Eres asqueroso!

Jonnah orbitó a Penny de nuevo a su habitación. Volvía a estar sola, pero no sabía por cuánto tiempo, porque tarde o temprano, el despreciable Anciano y su acompañante Sandra volverían allí.

Prue, en el cuerpo de Penny, estaba dividida. No quería perder por nada de este mundo a Phyllis, pero tampoco a Paige. Prue venía del futuro, y sabía que si tomaba la inacertada decisión de acabar con Paige, en el 2001 cuándo ella muriese, el poder de tres no volvería a renacer, y sus dos hermanas Piper y Phoebe serían presas indefensas de los demonios. Acabarían también muertas, y no lo podía permitir.

Prue no podía permitir eso. Jonnah desconocía qué minutos antes no había hablado con Penny, sino con Prue, esa bruja que falleció. No, no, no. No podía ocultar a Paige, sus hermanas la necesitarían cuatro años después. Phyllis... sin embargo...

Qué situación más incómoda. Si ocultaban a Paige, también querría decir que Prue al regresar a su futuro, a su presente, al 2036, hubiera cambiado toda la historia de la familia. ¿Qué le depararía? Sin el poder de tres de sus hermanas y hermanastra, tampoco existirían sus sobrinos, con los que tan buenas migas había hecho y que le hicieron sentirse como en casa, ni tampoco existiría Bianca, la nieta de Piper...

Prue suspiró muy fuerte, odiaba lo que le había pasado. Y entonces miró una foto del bebé Phyllis que Penny guardaba en su monedero. Phyllis... Phyllis... ¿estaba escrito en su destino que nunca sería una Halliwell al completo? Y entonces, Prue tomó una decisión. Una dura decisión, pero aún seguía teniendo un as en la manga. Bianca, en este caso, no la nieta de Piper, sino la suegra de Melinda, la madre de Jared, tenía el poder de purificar los corazones, tal cómo había leído en el diario de Melinda, poco antes de zarpar a este viaje del pasado. Lo tenía todo pensado, una vez regresase al 2036, tras este nefasto intento, invocaría el espíritu de esta formidable bruja.

Y frente a una llorosa Penny, aparecieron entre órbitas Jonnah y Sandra. Esta última desconocía la mala táctica que había usado su compañero Jonnah con la abuela de las Halliwell, pero Sandra tampoco quedaría como un ángel, pues al fin y al cabo, era partidaria de ocultar a Phyllis.

SANDRA: ¿Y bien?
JONNAH: ¿Qué has decidido?

Prue, en el cuerpo de Penny, llena de lágrimas siguió teniendo una larga conversación con los dos Ancianos, ya estaba todo perdido, pero tenía que seguir actuando cómo su abuela, como esa mujer que desconocía qué iba a pasar realmente con la figura de Phyllis en el pasado.

PENNY: ...Y solo quiero que me prometáis que Prudence conocerá a su hija (Y Prue odió esas palabras, pues llegó a conocer a Phyllis, pero no cómo ella realmente hubiera querido)
JONNAH: El Tribunal de los Ancianos habló, y de hecho, si las futuras Embrujadas consiguen su meta, acabar con La Fuente de Todo Mal, Prue conocerá a su hija. Es parte del premio.

Siguieron charlando, hasta que Sandra y Jonnah se despidieron orbitando de la anciana bruja con un unísono “Por el bien de todos”.
Prue se dirigió al ático, y encontró El Libro de las Sombras ya abierto, en la página “Para olvidar un ser querido”, apuntó en un papel lo que tenía que recitar y bajó a la habitación de Prue, la del 1997.

Penny entró llorando a la habitación de su misma yo, donde ella, Roger, y el bebé dormían tranquilos. La abuela se acercó al bebé y le dio un beso. Un beso de ternura, de amor real. Prue era consciente de que sólo tenía una última oportunidad para salvar a Phyllis, esta vez desde su presente, y era invocar a Bianca, la madre de Jared.

PENNY: Lo siento mucho, Phyllis. Pero no me doy por vencida, de verdad. Sé que lo conseguiré, sé que conseguiré salvarte.
“Tierra y aire, exijo vuestra alianza para equilibrar la balanza.
De lo visible a lo invisible, de la existencia a la inexistencia.
Tiempo y espacio, llevad el alma de Phyllis Paige Halliwell al río del olvido”

Todos los objetos que recordaban a la niña comenzaron a desaparecer entre destellos de luces, algunos muebles como la cuna, la bañera del bebé, el armario de ropa de la niña, y los cuadros donde aparecía ella. Todo lo que representaba a la niña, desapareció. Penny se fijó en la habitación de Prue, y entonces, Roger tampoco estaba. Cuando la abuela pensó que todo había terminado, entre sollozos, escuchó el llanto de un bebé. En el suelo, debido a que no había cuna, lloraba Phyllis. Por suerte, Prue, la original, tenía el sueño tan profundo que no se despertó.

PENNY: ¿No ha funcionado por completo el conjuro? Algo ha tenido que salir mal... (Cogió a la niña, la tapó con una manta muy grande, la calmó y con sigilo, decidió marcharse de la habitación)

Prue iba entendiendo ciertas cosas. Si Phyllis no había desaparecido por completo, era porque Prue seguía siendo una inexperta en los hechizos, era su talón de Aquiles brujeril. No siempre le salían bien los hechizos, y prueba de ello fue cuándo se transformó en perro, tuvo dos clones de sí misma, etc. Si Penny realmente hubiese recitado ese hechizo, Prue estaba segura que Phyllis hubiese desaparecido por completo. Algo fallaba. Y entonces, se lo pensó. ¿Puede que su abuela Penny, hace semanas, cuando descubrieron la identidad de Phyllis, ocultase la historia real para no hacerle más daño a su nieta Prue?

Es decir, Penny asumía todas las responsabilidades del abandono de Phyllis, y todos los odios de la familia, simplemente por ocultarle la verdad a Prue, que realmente fue ella, viniendo del futuro, quién ocultó a la niña. Una rocambolesca historia difícil de entender, pero con la magia de por medio, era todo posible.

Prue dejó de pensar en eso, y bajó con la niña hasta la cocina, llorando desconsoladamente, tenía que escribir una nota para explicar los motivos falsos del abandono de la niña. Prue en el cuerpo de su abuela decidió ir andando hasta el centro de acogida más lejano posible. Hasta donde sus piernas aguantasen, para dejar a la niña. Finalmente, tras casi dos horas andando, cuándo ya llegaban los primeros rayos de luces matutinos, Prue encontró el edificio idóneo para abandonar a su niña.

Subió unas escaleras, dejó al bebé en el suelo, bien tapado por mantas, con la nota que escribió en la cocina. Se agachó y le dio un beso muy fuerte en la frente a su bebé, con la esperanza de que en el futuro, con la nueva idea que tenía, llegase a buen puerto.

PENNY: Siempre te querré. Y te salvaré.

Prue se alejó del edificio, diez minutos andando cuesta abajo, pues San Francisco era muy sinuosa, y entonces vio un taxi. Lo paró, y se sentó en la parte trasera.

TAXISTA: ¿A dónde quiere que le lleve, señora?
PENNY: A Prescott Street.
TAXISTA: Perfecto, señora. Colóquese el cinturón, por favor. (Y arrancó el coche)

Prue, en el cuerpo de su abuela fue directa a colocarse el cinturón, pero de repente notó un fuerte dolor de cabeza.

PENNY: ¡No, ahora no! (susurró)

Penny cerró los ojos, se quedó inconsciente cinco segundos y después despertó. ¿Qué hacía ahí?

TAXISTA: Señora, el cinturón.
PENNY: Descuide señor, ¿qué hago yo aquí?

Prue se despertó en la habitación de las hijas de Phoebe, acalorada, asustada.

PATRICIA: ¡¡AAAAAAAAH, qué susto!!
PRUE: ¡AAAAAAH, Patty, tráeme agua, por favor!
PATRICIA: ¡¡Sí, sí, claro, claro, bajo a la cocina, que están Alice y Bobbie!!

Patricia se marchó corriendo, mientras que Prue se puso de pie, algo mareada, y vio a su sobrina Phoebe también dormida, indudablemente también había hecho avances con sus premoniciones astrales. Prue no había cambiado el futuro, ni el pasado ni nada. Fue ella misma la que le poseyó el cuerpo a su abuela en 1997... Menudo lío tenía en la cabeza.

¿?: Prudence...
PRUE: ¿Abuela?
¿?: Prudence...

Unas órbitas blancas muy luminosas y un sonido de campanas se materializaron en su abuela Penny, que estaba completamente corpórea, a diferencia de otras veces. Ambas se abrazaron fuertemente.

PRUE: ¡Siento mucho haberte odiado, abuela!
PENNY: Tranquila, tranquila. Sólo quería protegerte. Me daba igual ser la mala en esta historia mientras tú no descubrieses la verdad. Yo aquel día apenas lo recuerdo, sólo sé que las medicinas del corazón me debilitaron mucho y algún ser mágico me poseyó durante casi un día entero. Luego, tras morir, entendí que fuiste tú, que viniste del futuro.
PRUE: ¡Soy una mala madre!
PENNY: No, no lo eres ¡Prudence, mírame bien, mírame a los ojos! ¡Tienes que invocar a Bianca, a la madre de Jared! (dijo rotunda)
PRUE: ¡¡Sí, abuela, lo haré!!

Pero Penny le frenó el paso.

PENNY: Salvar a Phyllis es muy importante, pero tienes que salvar a la familia, únete a tus sobrinos, están buscando a Wyatt.
PRUE: ¿Qué?
PENNY: Lo han secuestrado los demonios.
PRUE: ¡Maldita sea!
PENNY: En el Más Allá se rumorea que está secuestrado en la reciente Escuela del Inframundo.

Prue y Penny se abrazaron por última vez, las rencillas habían sido olvidadas, más que nada porque Penny decidió haber cambiado la historia para no hacer daño a Prue, y ahora que ésta sabía la verdad, no podía permitirse llevarse mal con su abuela.

Phoebe, Helen, Sam y Patrick entraron en una especie de celda con las paredes circulares. Parecía un horno, o una caja fuerte de un banco. El Ejercito les cerró la única puerta por lo que no podían escapar

PHOEBE: ¡¡SOCORRO, SOCORRO!! ¡Maldita sea, me quiero ir a mi pasado, joder! ¡¿Y tú porqué no explotas la puerta?!
BIANCA: Ya te he dicho que no puedo usar mis poderes activos, a no ser qué quieras verme muerta.
PHOEBE: ¿Ni vosotros podéis orbitar o desaparecer en forma de corazón?
SAM: No
HELEN: No, Phoebs.
PHOEBE: ¿¡Me traéis del pasado para esto!? (Se enfadó aún más)
PATRICK: Karen ha fallado, ten paciencia

Phoebe escuchó a su sobrino hablarle por la mente

PHOEBE: ¿Perdón?
PATRICK: Está equivocada, piensa que las únicas amenazas que pueden acabar con ella son los poderes activos. Y cómo ves, estando registrado, puedo hablar contigo telepáticamente...
PHOEBE: ¿QUÉ? (Asombrada de que su sobrino, el más pequeño de todos, fuera el más listo)
PATRICK: Ahora cierra los ojos, estás en el futuro, tus poderes han progresado en estos 30 años, además, de que no estás registrada. Karen desconoce tu presencia.
PHOEBE: ¿Qué quieres que haga?
SAM: ¿Nos vais a sacar de aquí?
BIANCA: Chss, Sam, cállate, Phoebs está hablando con Patrick.
PATRICK: Puedes usar tu clarividencia astral para aparecerte delante de Karen y matarla
PHOEBE: ¿Clari qué astral? ¿Y dónde encuentro a Karen?

Patrick cerró los ojos.
PATRICK: Está en la planta número 78, en lo más alto. En su despacho. Y tranquila, no tengas miedo con la clarividencia. Es una manera de viajar por el presente. Parecido a la proyección astral. Sólo piensa el sitio idóneo y... allí aparecerás

Phoebe lo entendió todo, tuvieron que acabar siendo encarcelados para que Patrick notase la presencia de Karen, y así ir a por ella. Phoebe se acordó de su tía Prue, la clarividencia astral era muy parecida a la proyección astral, según le comentó su sobrino, así que cerró los ojos, su cuerpo se durmió y...


KAREN: Bienvenida. Te estaba esperando...

Karen, idéntica al 2036, estaba sentada en una mesa, rodeada de aparatos futuristas, alumbrada por un ventanal gigante, detrás suyo, en el que se veían todos los rascacielos gigantes de Chicago.

KAREN: ¿Te gusta el futuro, mocosa?
PHOEBE: Yo...

Al lado de Karen, había una figura completamente negra, una silueta oscura, Phoebe no sabía qué era, si un demonio, un hombre, una mujer o porqué no, viniendo del futuro, un alienígena. Era algo que no estaba destinada a saber, por lo que dicha figura estaba borrosa.

KAREN: ¡¡Wuiuiuichtxsprich effffffffffffziiiiiiiooooo ATACA A LA MUCHACHA!!

Phoebe volvió a tener esos dolores fuertes en sus oídos, sin duda, estaba enfrente del futuro descendiente de Melinda, que según tenía entendido, estaba ocultando su embarazo en el 2036, por lo que no podía verlo.

PHOEBE: ¡¡Aaaaah!!
PATRICK: Despierta tus poderes, Phoebs. Tus avances en 30 años habrán sido maravillosos
FIGURA BORROSA: ¡Por fin te conozco, Phoebe!

Era una voz también borrosa, rara. Phoebe no sabía distinguir si era una voz femenina, masculina, o incluso estando del futuro, una voz robótica. Phoebe sintió un dolor tremendo en su estomago a la vez que se chocó contra las paredes del amplio despacho de Karen. La figura le había explotado en el estomago, y Phoebe sangraba.

PHOEBE: Ahh... me... me...
PATRICK: Phoebe, no nos falles por favor. Usa tu empatía. ¡Úsala!

¿Cómo iba a usar la empatía contra una figura que desconocía su procedencia? Y otra vez salió disparada por las paredes, y más sangre salía de su estómago...

PATRICK: ¡Phoebe, por favor, eres nuestra salvación, por favor!

Y otra explosión más. Qué fácil había sido todo. Qué fácil. Una joven había luchado durante años para acabar con Karen trayendo a una familiar del pasado, y no estaba sirviendo para mucho. La figura negra se puso nuevamente manos a la obra. Quería darle el último ataque a una desválida Phoebe, quería inmolarla. Pero algo protegió a Phoebe.

Phoebe, con las pocas fuerzas que tenía, levantó la vista y vio que frente a ella, estaba Bianca, que había aparecido allí con su clarividencia astral, para proteger de la muerte a Phoebe.

BIANCA: Phoebe... no te preocupes por mi... haz que Patrick crezca feliz...

Y al recibir la explosión en la espalda, Bianca no pudo aguantar más dolor y cayó muerta al suelo.

PATRICK: ¡Usa la empatía, la empatía!

Phoebe intentó concentrarse, y la concentración dio sus frutos. Mágicamente comenzaba a sentirse bien, el estómago se le empezaba a cicatrizar al tiempo que la figura negra gritaba de dolor. Phoebe fue capaz de contagiar sus dolores y sus daños al enemigo. Pero no estaba todo aún salvado, pues aparte de que aún quedaba Karen, la figura negra oponía mucha resistencia. Así que Phoebe Jr volvió a concentrarse; ésta vez quiso replicar los poderes de Karen, usar su famosa piroquinesis oscura.

Y así fue, una vez recuperada físicamente de todas las heridas, Phoebe se levantó, miró con tristeza el cuerpo sin vida de Bianca y luego dirigió la vista hacia la figura oscura, que gritaba de dolor, y una ráfaga de fuego negro acabó con él.

KAREN: ¡Bravo, bravo, bravo, bravo, bravo! (Aplaudía con lentitud, imponiendo miedo y respeto) Veo que no has cambiado nada. ¿De qué año vienes, querida? Recuerdo que fuiste de las primeras en caer una vez llegué al poder. No quiero quitarte méritos, lo has hecho estupendamente. Pero me niego a que una asquerosa mocosa haga caer mi imperio en tan poco tiempo.

Karen se levantó, y le empotró telequinéticamente la mesa a Phoebe, ésta gritó de dolor y vio cómo una potente ráfaga de fuego negro se acercaba hacia ella. Pero Phoebe, muy ágil, despertó su poder de levitación y con mucha agilidad, escapó de la llamarada.

PHOEBE: ¡¡Aaaaaaah!! (gritó asustada al ver que, tras 30 años, levitaba con mucha estabilidad)

Phoebe cogió con violencia a Karen, la subió hasta el techo del despacho, y después la tiró hacia el suelo, nuevamente, cayendo contra la mesa que segundos antes había empotrado contra Phoebe.

KAREN: ¡¡No te saldrás con la tuya!! (Tirada en el suelo, Karen alzó sus brazos y unas poderosas llamaradas negras engullieron a la joven bruja) ¡¡JAJAJAJAJA!!

Phoebe, gritaba de dolor, y esta vez no podía canalizar los poderes de Karen para paralizar tal tortura.

PHOEBE: AAAAAAAAAAAAAAAAAH

Phoebe era víctima de un poder mágico muy extraño, pues pese a ser fuego, la llamarada negra tenía como principal efecto enfriar, según muchos expertos mágicos no era más que una forma híbrida de crioquinesis y piroquinesis.

PHOEBE: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Y entonces escuchó a su sobrino, que le dio ganas de seguir en el combate para acabar con esa asquerosa líder mundial en la que se había convertido Karen

PATRICK: ¡¡USA LA ELECTROQUINESIS, ÚSALA!!
KAREN: ¡¡Dentro de poco el mundo entero caerá a mis pies!! ¡¡AJAJAJAJAJAJA!!
PHOEBE: ¿¡DÓNDE ESTÁ PEARL!?
KAREN: ¡¡MUERTA, CÓMO LO ESTARÁS TÚ!!

Y Phoebe se llenó de dolor, y de odio hacia Karen. Pearl era su hija en el futuro, y aunque su reloj biológico aún no le había llamado, era sangre de su sangre.

PHOEBE: ¡¡TE ARREPENTIRÁS DE ESO, MUÉRETEEEEEEEEE!!

Y Phoebe activó con el odio, su poder electroquinético. Phoebe se cargó de electricidad estática mientras flotaba en el aire. El rascacielos entero comenzaba a temblar con fuerza, las luces parpadeaban, otras explotaban y la gran cristalera se resquebrajó, haciendo entrar el fuerte viento del exterior.

KAREN: ¡¡NO ME VOY A RENDIR TAN PRONTO!! (Alzó sus brazos y otra potente llamarada engulló a Phoebe)

Phoebe, sufriendo por la muerte de su hija más por el dolor de los fuegos fríos, explotó, literalmente.

PHOEBE: AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH

Un estruendo gigantesco acabó con las plantas superiores del rascacielos. Y el humo negro invadió el cielo. Pronto se escucharon sirenas de bomberos a la vez que el cadáver de Karen apareció en el techo de un rascacielos cercano. La bomba expansiva hizo volarla varios metros, y Phoebe, simplemente... se consumió.

Phoebe por fín se despertó, en pleno día. Estaba sudorosa, maloliente y muy nerviosa. Había visto cosas inimaginables a través de la premonición astral de Bianca. Gritó, pues le dio la sensación de que no había nadie en casa, pero estaba equivocada, sus hermanas Patty y Alice, su tía Prue y Bobbie la estaban esperando.

PHOEBE: ¡¡AAAAAH!!
PATTY: ¡¡PHOEEEEEEBS!!
ALICE: ¡HERMANAAAAAA!
PRUE: ¡Phoebe!
BOBBIE: ¡Por fin!

Y las cinco se abrazaron, fuertemente. Pero no quedó ahí la cosa, pues del primer piso escucharon gritos de felicidad, informando de que Wyatt ya había llegado, sano y salvo.

CHRIS: ¡¡WYATT YA ESTÁ AQUÍ, WYATT YA ESTÁ AQUÍ!!

Las cuatro bajaron muy rápido las escaleras, y vieron cómo acababan de llegar orbitando Chris, Henry, Rachel y Melinda con un cansado y desnutrido Wyatt

CHRIS: ¡Gracias Prue, ¿cómo supiste que estaba en la Escuela del Inframundo?!
PRUE: Me lo dijo tu bisabuela Penny. Se lo intuía. Era un rumor en el Más Allá.
WYATT: ¡Estoy bien, estoy bien, sólo quiero comer!
BOBBIE: ¿Al final porqué te secuestraron?
WYATT: No os lo vais a creer (dijo riéndose tímidamente)... las Rosas están como una puta cabra, y querían cambiarme de sexo
HENRY: ¿¡Os lo dije o no os lo dije!? (dijo orgulloso)
MELINDA: ¡Esas ninfómanas están muy locas!

Y todos se rieron, al menos estaban ya todos juntos. Pero Alice pronto dudó de algo.

ALICE: ¿Y entonces porqué a nosotras tres (dijo señalando a sus hermanas) nos sacaron sangre con esos áthames mágicos?
PHOEBE: ¿Me han sacado sangre? ¡No me he enterado de nada! (se sorprendió)


CLARISSA: ¿Ya, señora?
SASHA: Sí. Me ha costado horrores sacarle sangre a la madre Halliwell, por no hablar del demonio que pulula por el limbo eternamente... pero ya están aquí todos los áthames.

Clarissa y Sasha metieron los áthames en un caldero de considerable tamaño. Aquellos áthames tenían en su interior la sangre de Alice, Patty, Phoebe Jr, Phoebe madre y Cole Turner. Algo muy serio planeaban aquellas Rosas, tras secuestrar a Wyatt para hacerle creer que lo querían cambiar de sexo, y así su familia estaría más ocupada tras esa trampa. Pero realmente buscaban otra cosa, algo que pasó mucho tiempo atrás, algo de lo que las cuatro Halliwells tienen en común.

El caldero comenzó a humear considerablemente y a emitir un olor rancio a la vez que ambas le daban vueltas con un grueso palo. Al fondo de la estancia demoníaca, se encontraba una debilitada Nahia tras el ataque de Karen, sentada sin ganas en su trono.

NAHIA: ¿Falt...falta... mu...mucho? (Decía, con gran dificultad respiratoria)
SASHA: No, maestra.
CLARISSA: Ya está.

El caldero hervía a borbotones, salpicando en todas direcciones chispas de un brillo tan cegador que todo lo demás parecía de una negrura aterciopelada.
Mientras, las dos brujas volvían a recitar uno de esos tantos hechizos antiguos que sólo ellas parecían entender;
Fons non natus. Invocabimus. Opus est nobis virtus tua. Et stabit
Y repitieron al unisono. Y entonces, de repente, se extinguieron las chispas que saltaban del caldero. Una enorme cantidad de vapor blanco surgió formando nubes espesas y lo envolvió todo, de forma que no se podía ver nada.
Las dos mujeres, vieron asombradas, cómo el caldero cambiaba de forma, cómo iba cogiendo forma humana, una forma humana femenina, de piel oscura y algo rechoncha, gruesa y de poca estatura.

Una especie de telas rojas aparecieron de la nada y taparon la piel desnuda de esa mujer. La tripa de la mujer comenzó a hincharse, estaba embarazada. Y las dos Rosas, volvieron a invocar algo:
Fons non natus, inducere Fons ipsum

La barriga de la mujer de tez negra desapareció y apareció entonces en Nahia, la Fuente de Todo Mal, que, milagrosamente, se había recuperado en cuestión de segundos. Ahora Nahia se encontraba embarazada de una poderosa Fuente que no llegó a nacer, muchos años atrás, en 2002, fruto de dos poderosos seres mágicos; Cole Turner y Phoebe Halliwell, ambos cuando estaban sometidos al mal. Quizá Nahia abortase, aún no lo sabía, pero estaba claro que esa Fuente No Nacida le había dado toda la fuerza que había perdido tras la batalla contra Karen.

NAHIA: Sasha, Clarissa. No sé qué haría sin vosotras, sois mis fieles y algún día os agradeceré todo lo que estáis haciendo por mi (se tocó la barriga y luego fijó su mirada en aquella nueva figura)
¿?: Me alegra conocerla, señora.
NAHIA: Bienvenida a las Rosas Negras. Sasha y Clarissa te han estado informando de todo esto, ¿verdad?
VIDENTE: Cierto es. Pudieron contactar conmigo en el Limbo Demoníaco.
NAHIA: Te hemos ofrecido una segunda oportunidad, acéptala y no caigas en la tentación de robarme el trono (la amenazó sutilmente)
VIDENTE: Entendido, señora (e hizo una reverencia) Estoy muy ilusionada con que el poder femenino haya invadido el Inframundo. Más demonios como usted, hacen falta.

Sasha y Clarissa habían conseguido invocar a la Vidente, que murió tras introducir en su cuerpo a La Fuente No Nacida. Sin embargo, a Nahia no le había pasado nada malo, pues era mucho más fuerte que la Vidente, aunque necesitaban de su ayuda y de sus poderes premonitorios para que no volviesen a tener fallos en el futuro. La lucha entre divas de Karen y Nahia había comenzado, y ninguna de las dos se iban a dar por vencidas tan fácilmente.

Poco tiempo después la normalidad volvió paulatinamente a las cuatro paredes de la siempre ajetreada Mansión Halliwell de Chicago.
Tras mucho tiempo, Prue parecía feliz. Phyllis seguía siendo mala, pero la que fuera primogénita de las Embrujadas se sentía contenta al haberse reconciliado con su abuela. Ahora solo faltaba contactar con Bianca, la madre de Jared. Patty había aprendido la lección de no usar sus poderes para beneficios personales. Wyatt volvía a ser aquel chico limpio y apuesto y seguro de sí mismo. Chris volvía a sonreír al ver a su hermano mayor junto a él. Todos parecían contentos, salvo dos personas. Phoebe y Melinda.

Phoebe llegó a la cocina, donde estaba toda su familia festejando que seguían vivos, en esta familia, tras una gran batalla demoníaca, era bueno desconectarse, sobre todo con la comida del restaurante chino El Imperio del Tigre.

PHOEBE: ¡Eh, ¿alguien ha visto a la prima Mel?!
WYATT: Está arriba, en el tejado. ¿No quieres tomar nada?
PHOEBE: No, gracias. Me duele un poco la cabeza (dijo como excusa)

Phoebe subió hasta el tejado. Melinda estaba sentada en las tejas, mirando el horizonte de la ciudad, llena de rascacielos, mientras que las nubes oscuras (la noche anterior no había parado de nevar) se iban dispersando y dejaban salir el sol.

PHOEBE: Melinda... ¿estás bien? (Su prima estaba triste, no paraba de mirar al horizonte). Sabes... estuve en el futuro, no quiero entrar en muchos detalles, pero vi cosas que me han hecho pensar... (Hubo un silencio), te quería preguntar si... ¿estás nuevamente embarazada?
MELINDA: A veces el silencio es la mejor respuesta, prima.

Ambas se sentaron muy juntas, se abrazaron y vieron pasar el tiempo...


Escrito por LQSA_Recio

No hay comentarios:

Publicar un comentario