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2x22 LA REBELIÓN

Un viejo coche de la década de los 70 se acercaba en plena noche, sin sigilo alguno y con el motor estropeado, por un barrio residencial de Chicago. El vehículo, de color azul oxidado y con los focos de luz también rotos, llevaba dentro a dos mujeres, a dos Halliwell: a Melinda, que era la que conducía, y en el asiento del copiloto, a Prue.
PRUE: Asombroso que un coche que tiene mi edad haya aguantado tanto…
MELINDA: ¿Ves nuestra casa por algún lado? Después de estar tantas horas conduciendo, quiero descansar ya. Doy gracias al menos de que el coche es bastante rápido. ¡Estoy asombrada!
PRUE: No veo la mansión por ningún lado (Echó la vista hacia la calle)
Tía y sobrina se percataron de que el barrio estaba desierto. Todas las casas tenían las persianas bajadas y en la carretera sólo se podía contemplar las farolas tiradas en el suelo y los contenedores quemados.
MELINDA: Ohhh, ya sé lo que ha pasado aquí...
PRUE: Sí, no hace falta ni decirlo. (Se asombraron)
Tras dar una vuelta más con el coche, llegaron a las cercanías de su mansión. Allí, a diferencia del resto del barrio, sí había gente: vecinos, policías y bomberos. Nadie podía entrar ni acercarse a la mansión Halliwell, ya que los agentes la habían rodeado. Melinda aparcó el coche al lado del camión de bomberos.
MELINDA: Prue, hay muchos agentes... Recuerda que estás en búsqueda y captura...
PRUE: ¡Mierda, es verdad! (sacó una botellita de su bolso y se la bebió) Qué mal sabe, ¡agh! (su físico cambió drásticamente) ¿Y bien?
MELINDA: Pareces una rubia oxigenada y operada de todo, menos del cerebro. Vamos, la típica calientap... de Los Ángeles o Miami.
PRUE: (se miró en el retrovisor) Ogh... así no me van a tomar en serio.
MELINDA: Olvídalo. Hay que salir de aquí.
Ambas salieron del coche. Lo primero que hicieron fue quejarse del frío de aquella noche, y al rato, se acercaron a la muchedumbre.
MELINDA: ¿¡Qué ha pasado!?
PRUE: ¿¡Qué es todo esto!?
Varias vecinas, de mediana edad y vestidas en bata, cuchicheaban viendo las escenas.
VECINA1: Mírala... si ha vuelto.
VECINA2: Una de ellas es la prima del asesino, ¿no? ¿Pero la rubia?
VECINA3: Seguro que es otra prima, o hermana. ¡Si en esa familia paren como conejos! Qué pintas llevan... ¡menuda familia! Y encima una de ellas tiene una hija... y vuelve a casa como si nada... ¡qué vergüenza!
Melinda se percató de la conversación y se acercó hasta el grupo de vecinas.
MELINDA: ¿No tenéis otra cosa mejor que hacer? Podríais mover vuestros pesados culos y marcharos lejos. ¿¡Un asesino!?
PRUE: Mel... tranquilízate... (levantó su brazo) ¡Agente! ¡Agente! (se acercó a uno) ¿Qué ha pasado?
AGENTE: ¿Se cree que le voy a contestar a esa pregunta? Y menos a una prostituta...
PRUE: ¿Perdón? Gracias, señor agente... pero los ojos los tengo mucho más arriba (se tapó con su abrigo y se acercó adonde su prima)
MELINDA: ¿Te ha dicho algo? (frotaba sus manos para entrar en calor)
PRUE: No, ¡menudo imbécil!
MELINDA: Prue, ¡tenemos que hacer algo! ¡Hay que entrar ahí cómo sea! ¡UN MOMENTO! (Ambas se giraron para ver la puerta de su mansión) ¡Sale gente de nuestra casa!
PRUE: Está muy lejos, Mel. ¡No veo nada! ¡Espera! (entrecerró los ojos) ¡Es Henry, está esposado por la policía!
MELINDA: ¿¡QUÉ!? ¿Henry?
PRUE (susurrando): ¿No podrías paralizar todo esto?
MELINDA: ¿Qué quieres, que nos descubran? Sabes perfectamente que no tengo poder suficiente como para congelar un barrio entero.
Esposado, rodeado de los agentes y de la muchedumbre, Henry salía gritando de camino al coche de policías.
HENRY: ¡Por el amor de Dios, no soy culpable! ¡Estáis cometiendo un grave error!
POLICIA1: Tú sí que has cometido un grave error, chico. ¡Entra para dentro!
Entre gritos e insultos de la muchedumbre hacia Henry, Prue y Melinda se acercaron hacia su primo, pero la policía de nuevo no dejaba pasar.
MELINDA: ¡¡HENRY, HENRY!!
PRUE: ¡Te sacaremos de ésta!
HENRY: ¡Mel! ¡Has vuelto! ¡Yo no he hecho nada, me han culpado de la muerte de Esther y yo no fui! ¡DE VERDAD! (miró a Prue, que estaba transformada) ¿Quién...?
MELINDA: ¡Es la primera P de la familia! (no quiso decir su nombre para no correr riesgo)
HENRY: ¿Tía Pr...?
POLICIA1: Chico, ¿te he dado permiso para charlar con éstas? (Lo agarró de la nuca, abrió el coche y lo metió dentro)
HENRY: ¡¡Yo no he sido!!
MELINDA: ¡Henry, no te preocupes! Te sacaremos de ésta.
PRUE (susurrando): Al menos podrá orbitar. Tranquila, será fácil traerlo de nuevo a casa.
MELINDA: ¿¡Pero qué demonios ha pasado en la casa!? (de los nervios, hizo explotar una de las ruedas del coche policial, y la gente se asustó)
PRUE: Tranquilízate, ¡por favor! A ver Melinda, yo he estado mucho tiempo fuera y he vuelto. Tú, igual. ¡Tranquila, va a haber una solución para todo esto!
MELINDA: ¡Ya está! ¡Tengo una idea! Entra ahora mismo en el coche y proyéctate astralmente en casa.
PRUE: ¿Qué? ¡Me van a descubrir! Por mucho que tenga pintas de Barbie ninfómana, mi proyección astral no ha cambiado, seré yo misma.
MELINDA: Por favor Prue, hazlo. Entra en casa y descubre todo lo que ha pasado. Y si eso coge... ¡No, escóndelo! ¡Esconde el Libro de las Sombras!
PRUE: ¡Está lleno de policías!
MELINDA: ¿¡Dónde ha quedado la hermana segura y sin miedo que eras antes!? ¿Dónde está mi tía? ¡Prue, puede que haya muerto alguien y quiero saberlo ya! ¡¡YA!!
PRUE (suspiró, unos segundos de silencio): Dame las llaves del coche...
MELINDA: Te esperaré aquí. Suerte. (Le hizo señas a su primo de que estaban buscando una solución)
Melinda se quedó cerca del coche de policía donde se encontraba el hijo de Paige, mientras que la antigua Embrujada se fue al coche antiguo, abrió la puerta del copiloto y se sentó en el frío asiento. Cerró los ojos y...

RACHEL: De verdad agente, no es por el simple hecho de que sea mi hermano, es que sé que dice la verdad. Mi hermano no tiene nada que ver con la muerte de Esther.
POLICIA: Fue el primero en ver su cadáver...
RACHEL: ¿Y? Yo sólo sé que habéis cometido un fallo muy gordo. Él no es culpable.
POLICIA: ¿Todo este desorden lo ha provocado él?
RACHEL: ¿Quién? ¿Henry? ¿¡Mi hermano!? ¡Sabe usted que no es así! ¿No ha leído las noticias? ¿No ha visto cómo está el barrio? Todo persianas bajadas y contenedores quemados. Han entrado a robar. Cuando mi hermano y yo hemos venido, esto ya estaba así.
POLICIA: ¿Os han robado? (apuntó en la agenda) Tengo entendido, según han dicho los vecinos, que aquí vive más gente. ¿Dónde están?
RACHEL: Sí, aparte de mi hermano vivo con mi pareja, y unos primos de San Francisco. ¿Algo más?
POLICIA: Sí. ¿Dónde están? Tu respuesta no responde del todo a mi pregunta.
RACHEL: Pues una prima mía se ha ido a pasar estos días a una cabaña, en plan romántico. Los demás se han ido a visitar a sus padres en San Francisco (mintió). Se nota que no ha leído las noticias... Ha habido un pequeño terremoto en esa zona de California.
POLICIA: Aham. (volvió a apuntar en la agenda)
Prue apareció detrás de la puerta de la cocina, lugar donde Rachel y el policía charlaban. Prue, antes de poner el oído para cotillear, se fijó en que toda la casa estaba hecha un desperdicio: muebles caídos, sangre seca en las paredes, ventanas rotas y cristales afilados y pequeños en el suelo. La versión que había escuchado por parte de su sobrina decía ser un robo, pero Prue sabía que todo eso lo había causado una lucha contra demonios y otros seres mágicos.
POLICIA: Bueno, si usted cree que su hermano es inocente, ya sabe, consiga un buen abogado...
RACHEL: Eso está hecho. Puede irse, señor agente.
El policía guardó el bolígrafo y la agenda y se marchó. Al rato, mientras Rachel, sola, suspiraba en la cocina, entró Prue.
PRUE: ¡Rachel! ¿Qué ha pasado?
RACHEL: ¡Oh Prue! ¡Estás aquí! (Fue corriendo a ella y la abrazó. Tardó en separarse)
PRUE: Rápido, no tengo tiempo. No sé cuánto tiempo me va a durar la proyección astral.
RACHEL: (susurrando) Hay muchos policías por aquí, no sólo estaba ese agente. Lo mejor es que entremos al baño.
Unos segundos después, y sin ser vistos por ningún agente, entraron al baño. Prue cerró con el pestillo.
PRUE: ¿Dónde están todos?
RACHEL: Tranquila, salvo Henry, están todos en el sótano. Han hecho un hechizo para que la policía no pueda ver la puerta del sótano y bajar. Yo me he quedado aquí porque no quería que se llevaran a Henry. Están todos bien, salvo Melinda, que no sabemos nada de ella.
PRUE: Melinda está bien. Está afuera, con la muchedumbre. Hemos venido juntas desde muy lejos.
RACHEL: Te preguntarás que cómo puede estar así la casa... No ha sido un robo. La creíble muerte de James hizo que todos los seres mágicos marginados, o esclavizados, por la Fuente de Todo Mal se rebelaran, se dieran a conocer y estos días han sido muy peligrosos... Demonios de bajo nivel, vampiros, warlocks, wendigos, hombres lobo... Los informativos no paran de hablar de todo esto.
PRUE: Sí, lo entiendo. Todos tienen al mismo enemigo común... la magia blanca.
RACHEL: Sí, exacto. Iban todos a por nosotros.
PRUE: ¿Entonces… James ha muerto?
Justo cuando iba a responder su sobrina, la proyección astral de Prue desapareció.


Muchas horas antes...
Chris miraba perplejo cómo su habitación se iluminaba con destellos azules provenientes de los poderes de Wyatt. El hijo pequeño de Piper se acercó a su hermano mayor y le dio un guantazo.
WYATT (sobresaltado): ¡¡EHHH!!
CHRIS: Tío, esto no es normal. ¿¡Cuántos días llevas así!? ¿Qué te pasa?
Los objetos que estaban orbitando, una vez que se despertó Wyatt, cayeron con fuerza al suelo.
WYATT: Nada... cosas mías. Y tú, ¿qué? ¿Qué hacías despierto a estas horas?
Wyatt había vuelto a soñar con los misteriosos laberintos. Chris se levantó y recogió los objetos.
CHRIS: Menuda pregunta... No puedo dormir en este estado. Son muchos cambios en poco tiempo. De Prue no sabemos nada, de Melinda tampoco, salió mal ese plan... Jared se margina quedándose solo y al pobre Henry... (hubo un suspiro) Primero Helen y ahora Esther...
WYATT: Al menos James por fin está hecho cenizas... (suspiró también)
CHRIS: ¿Tú también piensas que no está muerto?
WYATT: Bueno, los Ancianos están seguros de que sí está muerto, pero... mi experiencia me hace dudar. Lo único que te pido es que no cuentes nada a los chicos, demasiados problemas hay. Mejor que piensen que hay una amenaza menos.
CHRIS: ¿En caso de haber muerto, es Alice la que heredará el siguiente título de Fuente?
WYATT: Dudo mucho que a una recién llegada la dejen tal fácil sentarse en el trono... Yo si fuera un demonio veterano también dudaría de Alice.
Los dos hermanos escucharon al fondo del pasillo llorar a Henry mientras que Rachel intentaba animarlo.
CHRIS: (miró la hora en el despertador) Lo mejor es que intentemos seguir durmiendo... aunque queda poco para el funeral de Esther. ¿Está avisada mamá?
WYATT: Sí, pero no puede venir. Mamá y Papá están ocupados con el temblor que sacudió ayer San Francisco.
CHRIS: Pero está bien la casa, ¿no? Sólo fue un pequeño temblor…
WYATT: Es lo que tienen las casas viejas y victorianas… Así que no va a poder venir al funeral. Algo bueno en parte, porque así tampoco le diremos nada sobre el paradero de Melinda... (hubo un silencio) ¡Ah, y se me olvidaba! Jared ha pedido amablemente a mamá que se quedara con la niña, con Bianca.
CHRIS: (sorprendido) ¿Y ha dicho que sí? ¿Con lo ocupada que está?
WYATT: Ya sabes cómo es mamá. Por muy vieja que esté, es su nieta... Y cuanto más lejos tengamos a Bianca, mejor.
CHRIS: Claro que me sorprende más que Jared haya entablado conversación alguna con mamá... (dijo irónico). ¿Cómo era su voz? (volvió a mirar su despertador) Sí, lo mejor es irse a dormir.

Alborotos, gritos y pequeñas explosiones se escuchaban desde la lejanía en una de las salas del Inframundo donde se encontraba James acompañado por una anciana curandera y el cuerpo frío y dormido de Alice tumbado en una roca. La curandera le restregaba por toda la piel a Alice una especie de pócima maloliente mientras susurraba palabras en algún idioma extraño y antiguo.
CURANDERA: Señor, no me puedo concentrar con el ruido...
JAMES: Cállese y siga. ¿Cuánto tiempo lleva intentando despertarla?
CURANDERA: Señor, ya sabe vos que esta magia es muy lenta, pero poderosa. Y si a eso le sumamos el ruido... más lento y más difícil será abrirle los ojos a vuestra mujer.
JAMES: Lleva dos días así...
CURANDERA: Sería todo más fácil si diera la orden a sus soldados de matar a todos aquellos que están gritando...
JAMES: ¡Cállese! ¿No se da cuenta que todo esto es un plan? Debo hacerme pasar por muerto para así conseguir mejor mis objetivos.
CURANDERA: Intuía algo así, pero... sabe perfectamente que no podrá estar muerto por siempre. Todos esos demonios sublevados piden un nuevo sucesor, una nueva Fuente de Todo Mal. Si no... todo va a ser peor, una anarquía. Todos querrán ser el más fuerte...
Un soldado apareció fluctuando en la sala, estaba muy herido y muy cansado.
SOLDADO: Señor, traigo noticias.
JAMES: Excelente.
SOLDADO: La sala de vuestro trono está perfectamente protegida, podrá ir allí cuando quiera. Sin embargo, la Cueva Norte ha caído en manos de los sublevados. ¿Cuánto tiempo va a durar su plan?
JAMES: Aquí las preguntas las hago yo. ¿De cuánto tiempo disponemos?
SOLDADO: Por mucho que la gran mayoría de sublevados sean de nivel inferior, y nosotros de niveles superiores... ellos nos superan en númer...
JAMES: ¿¡DE CUÁNTO TIEMPO DISPONEMOS!?
SOLDADO: (bajó la cabeza) Menos de una semana...
JAMES: ¡¡¿TAN POCO?!! ¡VENGA, SIGUE LUCHANDO, FLUCTÚA!
El soldado fluctuó, y debido a los gritos de los sublevados, Alice empezó a despertarse. James, más ocupado de las luchas que se vivían en el resto del Inframundo, no se percató por el estado de su pareja.
CURANDERA: ¡Señor, ya se mueve!
ALICE: (abriendo los ojos) ¿Dónde...? ¿Qué...? No recuerdo nada.
JAMES: ¡Por fin te has despertado! ¡CUÁNTOS PROBLEMAS ME HAS QUITADO DE ENCIMA!
ALICE: James... ¿pero qué pasa? ¿Qué son esos ruidos? No recuerdo nada...
JAMES: Curandera, puede irse. Puede estar contenta de que ninguna de su gremio por ahora va a morir. (la anciana, alegre, fluctuó) ¿No te acuerdas de nada?
ALICE: ¿Por qué huelo así de mal?
JAMES: Resumiéndotelo todo: hace dos días mataste a Esther, la novia de tu primo; huiste por una carretera cercana, provocaste un par de accidentes allí, una furgoneta te atropelló y el imbécil del conductor te quiso llevar al hospital... con la suerte de que uno de mis soldados fluctuó en la furgoneta, mató al conductor y te trajo aquí.
ALICE: Ah... bonita historia. Eso da para una serie de televisión. ¿Y por qué oigo tanto ruido?
JAMES: Se supone que estoy muerto y se están sublevando. Es parte de un plan, dale las gracias a tu hermana Patricia por ello. (Hubo un silencio) Si tu familia quiere jugar... jugaré. (dijo rotundo)

De la noche a la mañana, en un día nublado, la ciudad de Chicago contemplaba, en el cementerio, al aire libre, el funeral de la novia de Henry. En el entierro, un ataúd de madera negra esperaba ser enterrado a dos metros bajo tierra mientras que el sacerdote recordaba a la mujer fallecida. Para dar el pésame y estar unidos en estos tiempos difíciles, la gran mayoría de asistentes a la ceremonia eran amigos y familiares de Esther Sandford, entre los que se encontraban sus padres. Cómo apoyo del que fuera novio de Esther, también estaban en el funeral gran parte de la familia Halliwell.

SACERDOTE: La vida gira… Como la vida es un día, así también nuestra hermana ha entrado en la noche. Encomendamos al Señor Todopoderoso a nuestra hermana y entregamos su cuerpo a la tierra. Tierra a la tierra, cenizas a las cenizas y polvo al polvo. Nada es definitivo, y nosotros, que nos quedamos, sabemos que un día volveremos a compartir el pan y el vino con nuestra hermana Esther Sandford. Qué el Señor la bendiga y la acoja en su seno. Qué el Señor ilumine su rostro y sea misericordioso con ella. Qué el Señor la gratifique con su magnanimidad y le de paz. Oh, alma bendita, te despedimos, porque te aguarda un nuevo destino.
Una vez terminada la ceremonia, y tras dar el pésame, la familia Halliwell se marchó a las afueras del cementerio, a la calle. Por su parte, Henry decidió quedarse, sin mover su vista, de la tumba de su novia. Afuera, la veterana Phoebe Halliwell se acordó de su sobrina Melinda y preguntó dónde estaba.
PHOEBE: ¿Y Melinda? ¿Cómo que no ha venido? ¿Y Jared? Piper y Leo sienten no haber venido, pero estaban muy ocupados. Demasiado ocupados como para no venir a un funeral.
WYATT: Melinda se cogió unas vacaciones, ella sola. Lleva casi una semana fuera. No la hemos dicho nada sobre lo de Esther, queremos que se tranquilice... que vuelva renovada (mintió)
Todos vestían con ropas oscuras, estaban de luto. La madre de Henry, Paige, llevaba unas gruesas gafas de sol que le tapaban su rostro.
PAIGE: (susurró) ¿Al final se sabe quién mató a Esther?
CHRIS: Creemos que fue Alice...
RACHEL: Al menos eso nos dijo Henry. Cuando llegó, ya estaba muerta Esther...
PHOEBE: (susurró cabizbaja) He creado un monstruo...
PHOEBE JR: ¡MAMÁ! ¿CÓMO PUEDES DECIR ESO? Todos dais por hecho que fue Alice. ¿Hay pruebas? ¿¡Y si fue otro demonio haciéndose pasar por ella!?
PATRICIA: No sabéis lo que decís. Y de ti no me lo esperaba, ni mucho menos, Mamá. Puede que mi relación con Alice haya tenido muchos altibajos, pero no quiero verla como un enemigo más. ¡Es mi hermana! ¡Es mi sangre! (Cogió de la mano a su hermana pequeña y ambas se fueron, enfadadas)
PHOEBE: Vosotras habréis perdido una hermana, pero yo una hija... (se abrazó a su hermana Paige) Todo esto es culpa mía... y de Cole. La poca maldad que tenía, y la ha heredado una de mis hijas...
WYATT: Tranquila tía Phoebe, encontraremos una solución.
Paige se percató de que un coche de policía aparcaba cerca de la entrada al cementerio. Dos agentes uniformados se bajaron del coche y entraron en camposanto.
PAIGE: ¿A qué viene la policía ahora? (se enfadó) ¿¡No intentarán...!?
RACHEL: Mamá, tranquila. Es su trabajo, tendrán que hablar con Henry.
PAIGE: No me fío de la policía... por mucho que tu padre y tu hermano sean de ese gremio.
RACHEL: Yo tampoco me fío. Me fío de mi hermano, que contará su versión, contará la verdad y le creerán. Punto.
CHRIS: Wyatt y yo nos vamos. Tenemos cosas que hacer.
RACHEL: ¿Os vais? Yo me quedaré aquí a esperar a mi hermano.
PAIGE: Cuidaos mucho.
PHOEBE: Y no le deis muchos problemas a vuestra madre...
WYATT: Dadle recuerdos a tío Henry y a tío Coop.
Los dos hermanos se despidieron de sus tías y emprendieron la marcha, andando, hacia su casa. Al rato, Henry salía del cementerio con los dos agentes. Uno hablaba y el otro apuntaba en el móvil. Por su parte, el joven medio luz blanca estaba algo nervioso.
PAIGE: ¿¡Ves!? ¡Te lo dije, Rachel!
RACHEL: (la cogió del brazo) Espérate.
PAIGE: En el funeral me he percatado que el padre de Esther no le quitaba ojo a mi hijo. ¡Se huelen algo raro cuando él no ha hecho nada!

HENRY: ... Y entonces ella estaba ahí... en el césped... Ya se había ido, muerta. No pude hacer nada. (alguna que otra lágrima cayó por su rostro)
INSPECTOR: ¿Conocía a alguien, en el entorno de Esther, con quien no se llevaba muy bien? Eso podría darle importancia a la investigación
HENRY: No, no lo sé. Aunque... (Iba a mencionar que Alice la mató) ... nada. Olvídelo, llevo varios días sin dormir bien...
De repente, las cuatro puertas del coche de policía se abrieron. Asombrados por tal hecho, ambos olvidaron a Henry e inspeccionaban el vehículo.
RACHEL: ¡MAMÁ! ¿¡Has sido tú!?
PAIGE: ¿Yo? ¿El qué? (dijo irónica)
HENRY: (se acercó) Hola Mamá... gracias por haber venido. Lo mismo digo de ti, tía Phoebe.
PHOEBE: De nada, cariño.
PAIGE: ¿Estás bien, Henry? (se percató de la pregunta) Vaya, yo también... quiero decirte, que si necesitas cariño, comprensión y tiempo, puedes venirte a casa. Aún tengo la habitación tuya tal como la dejaste...
HENRY: No Mamá, no hace falta. Me he vuelto a mudar a casa de Wyatt. Además, está Rachel conmigo, es un gran apoyo. (la abrazó)
RACHEL: Bueno, para algo estamos las hermanas. (dijo segura)

Muchos kilómetros de distancia separaban a Prue Halliwell de su familia. La que fuera la hermana mayor, hace 34 años, de una saga de brujas poderosísimas, se encontraba sola y sin dinero alguno en la noche de Hong Kong. Y lo peor es que ella misma había decidido terminar con su etapa de bruja, ya no tenía poderes. A todo esto había que sumarle la diferencia de idiomas, no podía comunicarse con nadie. Hong Kong estaba lleno de extranjeros, pero Prue tuvo la mala suerte de no encontrarse con ninguno. Con algo de suerte, durante estos dos días donde su aspecto y su ropa se iban ensuciando, encontró algo de dinero en el suelo. Lo más mínimo para comprar una botellita de agua potable en un bar.

PRUE: Néi Hóu! (Hola era lo poco que sabía del idioma cantonés. Se sentó en la silla poniendo sus brazos en la barra del bar)
CAMARERA: ¡Néi...! (Hubo un silencio) ¡Vaya, una turista, por fin!
PRUE: (muy alegre) ¡¿Me entiende?!
CAMARERA: ¡Cómo no la voy a entender si soy norteamericana, de Dakota del Sur!
PRUE: Vaya, estoy muy sorprendida.
CAMARERA: Tú debes de ser... por tu acento... de… ¡California!
PRUE: No, de Nevada. (rectificó y mintió)
CAMARERA: Vaya, otra mujer de Las Vegas que huye de ese alboroto... ¡Se me había olvidado! ¡Me llamo Madeleine, puedes llamarme Maddy!
PRUE: Yo me llamo Christina, encantada de conocerla.
MADDY: No te asustes por este recibimiento. Si vieras lo mal que me va el negocio... ¿Querías algo?
PRUE: Sí, una botella pequeña de agua, por favor.
Prue inspeccionó el establecimiento. Sin duda, la camarera tenía razón, poca gente entraba por ahí. Otra que tampoco entraba mucho era la luz artificial de las farolas urbanas, el bar se encontraba en uno de los barrios más pobres de la ciudad y todas las ventanas solían estar cerradas con cortinas. Por su parte, Maddy era una señora de unos cincuenta años, bajita y rechoncha y de pelo rizado.
MADDY: Toma, aquí tienes el agua... (en cuanto iba a decirle el precio, Prue la interrumpió)
PRUE: Sé que es muy rápido todo... pero vera usted... no tengo mucho dinero. Lo justo para esa botella... ¿Podría...? (tosió y cogió fuerza) ¿Podría trabajar en este local?
MADDY: ¿Qué...? ¡Y tanto que vas rápido, querida! Ya ves que... aquí mucho dinero no vas a ganar. No pasa mucha gente...
PRUE: El dinero es lo de menos. Bueno, quiero decir, que podría ganar lo mínimo, lo que tú quieras. Es sólo el comienzo. Te podría ayudar a... ¡no sé! ¡Limpiar el suelo!
MADDY: Veo que no tienes nada de dinero... Estás perdida, ¿no? (se lo pensó) Mmmm, bueno, está bien. Pero hoy no va a poder ser, hoy cierro el bar más pronto de lo normal.
PRUE: (algo desilusionada) Ah... ¡Bueno, pues otro día!
MADDY: Tienes muchas ganas de trabajar, así que mañana a las 8 de la mañana te quiero ver aquí, ¿vale? Y ven un poco más arreglada...
PRUE: Eso estará hecho, ¡muchas gracias!
Prue salió corriendo del bar, muy alegre. Había tenido mucha suerte en encontrar un trabajo en el que comenzar a ganar algo de dinero y poder vivir sin ser bruja.
MADDY: ¡¡Christina, no me has pagado la botella!! Mañana no se me olvida.
Maddy miró el reloj que tenía colgado en la pared, y con un movimiento de manos, bajó mágicamente, aún más, las persianas. Todo estaba a oscuras, hasta que una luz cegadora iluminó, durante unos pocos segundos, el establecimiento. De nuevo a la oscuridad, Maddy no reconoció quien era la figura que había aparecido en su bar. La figura lo único que estaba claro es que era de un hombre.
HOMBRE: ¿Y bien?
MADDY: ¿Esa era Prue Halliwell, no? Me ha dicho que se llamaba Christina...
HOMBRE: ¿Cómo era?
MADDY: Una mujer de treinta y pocos años... ojos azules, pelo negro y un lunar en una de sus mejillas.
HOMBRE: Sí, es ella.
MADDY: Entonces... tenemos por fin a la Embrujada...
HOMBRE: Sí. Comienza el plan. Haz todo lo posible para que ella no dude nunca de tu palabra.

De nuevo en Chicago, miles de kilómetros de lejanía con Hong Kong, Patricia y Phoebe Jr llegaban a su casa tras el entierro de Esther. Una vez dentro, observaron que Jared, sentado en el sofá, veía la televisión. Patricia, para intentar animar a Jared, empezó una conversación:
PATRICIA: ¿Qué estás viendo? ¿Algo interesante?
JARED: Algo tan interesante como que los vampiros se han revelado esta noche...
PHOEBE JR: ¿¡Vampiros!? ¿Pero de verdad existen?
JARED: Parece mentira que seas una bruja... La pregunta sería qué es lo que en realidad no existe...
PHOEBE JR: Perdón por mi asombro, no estoy acostumbrada a que me hablen los adornos de casa... (se sentó en el sofá)
PATRICIA: Voy a subir el volumen de la televisión (se sentó también en el sofá)
PRESENTADORA: Y nos llegan nuevas imágenes y nuevas informaciones sobre lo que ha sucedido esta noche en la mayoría de países. El mundo se ha despertado hoy con un problema más, decenas de asesinatos y todos de la misma temática; las víctimas tenían mordiscos en los cuellos. Unos plantan cara a la realidad y dicen tratarse de vampiros. Por nuestra parte, y cómo ya sucedió a finales del 2012, donde, debido a aquella rumorología del fin del mundo, hubieron muchos asesinatos, se cree que detrás de los sucesos acaecidos ayer, se encuentran peligrosas sectas...
PHOEBE JR: ¿Y si son realmente sectas? No sería nada raro. Digo yo que los informativos sabrán qué decir.
JARED: No. (dijo tajante) La muerte de James sólo ha traído anarquía. Tanto en el inframundo, donde hay una guerra constante entre demonios y también fuera del inframundo. Los vampiros fueron desterrados hace siglos, y estoy seguro que a día de hoy ésta puede ser su oportunidad para darse a conocer, para vengarse. Les da igual que con ello, la comunidad mágica pueda ser vista por los humanos. Mientras consigan su objetivo, les da igual las represalias.
PATRICIA: (asustada) Oh, madre mía. No sabía yo que la muerte de James trajera tantos problemas.

En un acalorado desierto de no se sabe dónde, apareció, a través de su fluctuación, un demonio de nivel bajo, calvo y vestido de cuero, acompañado de una mujer que tapaba su rostro con un turbante y con un vestido parecido al burka.
DEMONIO: (sorprendido) ¿Para qué quieres venir aquí?
MUJER: ¿¡Te he dicho que me fluctuaras en medio del desierto!? ¡¡NO!!
DEMONIO: Intentaré de nuevo fluctuarte... (la cogió del brazo) ¿A dónde quieres ir?
MUJER: ¡A CHICAGO, SI TE LO HE DICHO ANTES!
El demonio cerró los ojos, y fueron teletransportados por las calientes llamas de la fluctuación. Unos segundos después, volvieron a aparecer en el mismo lugar.
MUJER: ¿¡OTRA VEZ EN EL MALDITO DESIERTO!? ¡¿PERO TÚ PARA QUÉ QUIERES VER UN MONTÓN DE ARENA?!
DEMONIO: ¿Cómo puedes tratarme así? ¡ENCIMA QUE DEJO A MIS COMPAÑEROS EN GUERRA Y LE HAGO UN FAVOR A UNA TRISTE DEMONIO QUE NO SABE FLUCTUAR! ¿Y ASÍ ME LO PAGAS? ¡¡NO ME DEJA FLUCTUAR CONTIGO A OTRA PARTE!!
MUJER: ¡Serás imbécil! ¿Sabes por qué no sé fluctuar? (Se quitó el turbante) ¡POR QUÉ SOY MELINDA HALLIWELL!
DEMONIO: ¿¡QUÉ!? (Apareció una bola de fuego en la palma de su mano)
MELINDA: ¿Te crees que vas a poder conmigo...?
La hija de Piper cogió fuerza, extendió sus manos, y en un microsegundo, las cenizas del cuerpo del demonio se juntaron con la arena del desierto.
MELINDA: ¿¡Pero porqué estoy en este desierto!? Madre mía... consigo escapar del inframundo y llego aquí... (suspiró) ¡¡WYATT, CHRIS, OWEN!! ¡MOVED VUESTROS CULOS PESADOS Y LLEVADME A CASA! (suspiró de nuevo y se sentó en la arena) Al menos espero que no quiten ojo al mapa y al péndulo... (se percató de algo) ¿Qué hago hablando yo sola?
Melinda se puso de pie y se vistió con ropa humana. Al rato, reanudó la marcha antes de que el sol desapareciera y el terrible frío apareciera. Tras mucho andar, vio de lejos una carretera en la que había una señal en grande que ponía "Está usted en el Estado de Nuevo México".
MELINDA: Sólo me falta que esté en Roswell... (irónica) Lo único que me falta en esta vida es entablar conversación con extraterrestres...

La hija de Piper siguió andando. Horas después, ya de noche, un pequeño murciélago revoloteaba en alguna de las tantas montañas de Estados Unidos. El murciélago se encontraba cerca de una cueva. Al entrar dentro, dejó atrás su figura animal y se transformó en un humano rubio y pálido. Pensando cómo si fuera una amenaza, una colonia de murciélagos le rodearon.
VAMPIRO1: ¡¡Soy uno de los vuestros, vengo a hablar con la Reina!!
Los murciélagos dejaron de rodearle y volvieron a los techos, salvo un murciélago, que se convirtió en otro vampiro.
VAMPIRO2: La Reina está ocupada ahora mismo.
VAMPIRO1: Traigo noticias del inframundo...
VAMPIRO2: ¡¡La Reina está ocup...!!
Una mujer de pelo negro, pálida y bien vestida de negro salió de la oscuridad. Tenía las manos manchadas en sangre.
REINA: Me estaba preparando para un festín... No me gusta que interrumpan mi cena.
VAMPIRO1: Señora, puedo asegurar que La Fuente de Todo Mal ha muerto. A día de hoy en el inframundo se está viviendo una anarquía. La sucesora, que sería Alice Halliwell, es realmente nueva en el mundo demoniaco y los demonios no se fían de ella.
REINA: ¿Y a qué esperáis? Buscadla y traédmela. Así mataré a la heredera de James y el poder caerá en mí. (Giró su cabeza) Además... me habéis traído poca comida... Debéis imponeros más. ¡¡VAMPIROS, ENCONTRAD A ALICE!! ¡¡Y PROCURAD LLEVAR EL MIEDO A CADA ESQUINA DEL MUNDO!! ¡LOS VAMPIROS NO NOS DAMOS POR VENCIDOS! ¡¡Hemos estado desterrados desde hace siglos, olvidados… marginados…!! ¡¡Ya es hora de la revancha!!
La Reina levantó sus brazos y todos los murciélagos salieron de la cueva, rumbo a atacar a cualquier humano pero con una misión clara: encontrar a la hija de Phoebe.

En Chicago, en la mansión Halliwell, los ahí reunidos esperaban para cenar. En el comedor se encontraban Phoebe JR, Patricia, Wyatt, Chris, Bobbie y Henry. Y en la cocina, estaba Rachel siendo ayudada por Dag.
RACHEL: ¡No entiendo cómo va el horno! Cómo se nota que no está Melinda en casa… (se llevó las manos a la frente, suspiró) ¡¿Dag, pero qué haces?!
Dag abrió la puerta de la lavadora y echó ahí unos platos sucios.
DAG: Lavar los platos. Melinda siempre lo hacía
RACHEL: Pero... no en la lavadora... Anda... mejor no me eches una mano. Márchate, puedo con todo.
DAG: ¿No te echo una mano? No creo que me duela cortarme la mano y dártela.
RACHEL: (sorprendida) Ni se te ocurra coger el cuchillo. Bien, hagamos una cosa: te vas feliz al comedor y me dejas aquí sola. Puedo con todo. (volvió a repetir)
DAG: Está bien... si así lo deseas...
Dag se marchó al comedor, por lo que Rachel se quedó sola.
RACHEL: ¿No huele a...? ¡¡EL HORNO!! ¡Ay Dios! ¡Qué se me quema la cena!

Dag llegó al comedor y se sentó en una silla libre. El resto de personas no se percataron de su llegada, ya que estaban hablando sobre vampiros, escuchando la radio, la televisión y buscando noticias en el ordenador portátil de Phoebe JR.
PHOEBE JR: En internet afirman que, de noche, varios desconocidos entraron en un hospital de Londres a robar bolsas de sangre. Están por todo el mundo.
BOBBIE: ¿No entrarán aquí, verdad?
PATRICIA: Seguramente con un collar de ajos sirva y nos proteja. ¿Qué? (dijo asombrada) Siempre se ha dicho que los ajos, un crucifijo y una estaca eran las armas idóneas para combatir contra esos seres.
WYATT: Yo me olvidaría de los vampiros, son un peligro menor. Recordad lo que está pasando a miles de kilómetros bajo nosotros...
CHRIS: Alice puede ser la heredera del trono una vez que James ha muerto...
HENRY: ¡¡BUENO YA ESTÁ BIEN, JODER!!

Henry se puso de pie y dio un puñetazo a la mesa. Estaba harto de que cada dos por tres mencionaran el nombre de la asesina de su novia. Todos los demás bajaron su mirada, al suelo.
HENRY: ¿¡Podéis dejar de nombrar a la zorra esa!?
Phoebe Jr iba a sobresaltarse, pero su hermana Patricia la agarró fuertemente del brazo y le obligó a que se callara.
HENRY: Esa loca no sólo ha matado a mi novia, ¡siendo Tánatos mató a Helen! ¡¡Y todos los días haciendo de tripas corazón y hacer cómo si nunca hubiera pasado nada!! ¡ESTOY HARTO!
Henry, a punto de llorar, se marchó corriendo de la mansión Halliwell, dando un portazo. Segundos después, Rachel salió de la cocina con una bandeja llena de sándwiches.
RACHEL: Se me ha quemado la comida... Esto es lo único que he podido hacer... Un momento ¿y mi hermano?
Bobbie, su novia, fue la única que se atrevió a contestar a esa pregunta.
BOBBIE: Rachel... estábamos hablando de Alice y... yo lo entiendo, ¿eh? Y ha explotado. Se ha marchado.
RACHEL: ¿No os ha dicho a dónde? ¿Pero ha orbitado o qué?
BOBBIE: No... no... andando.
RACHEL: Se me ha cerrado el apetito. Comed vosotros. (se quedó pensativa) Creo que ya sé a dónde ha ido... (miró su reloj de pulsera) Me marcho, ya volveré.
BOBBIE: ¿¡A... a dónde vas!? ¿No has visto las noticias?
RACHEL: No quiero que le pase nada malo a mi hermano. Tú no te preocupes.
Rachel le dio un beso a Bobbie, después cogió su abrigo y se marchó de casa.

Melinda seguía en aquel desierto, y al ver que era de noche y que no encontraba ningún hostal, decidió sentarse cerca de unos matorrales.
MELINDA: Maldita sea... qué frío hace.
La hija de Piper volvió a ponerse de pie, cogió unas cuantas piedras pequeñas que había alrededor suyo y cogió unas cuantas hojas de los matorrales e hizo una especie de hoguera. Se volvió a sentar, extendió sus brazos y explotó hacia las hojas, creando fuego.
MELINDA: Mucho mejor ahora...
La chica abrió su bolso y cogió su móvil, pero no funcionaba.
MELINDA: Parece que me ha mirado un tuerto... ¡Qué mala suerte tengo! (se llevó el pelo a la frente y se agachó)
En una centésima de segundo, un ser desconocido se tiró encima suyo. El agresor tenía mucha fuerza, por lo que no dejaba a Melinda usar sus poderes.
MELINDA: ¡¡AAAH, AAAH!! ¡¡SUÉLTAME!!
VAMPIRO: (olió su pelo) ¡Ummmmm, una bruja! ¡Eres una bruja! ¡Hace tiempo que no pruebo la sangre de...!
Pero un segundo agresor apareció en escena atacando al pálido vampiro. Melinda, pese a tener cerca la hoguera, no pudo distinguir bien a ese otro ser. El primero era un vampiro, ¿pero y el otro?
¿?: ¡¡SUÉLTALA!! ¡¡ES SÓLO MÍA!! ¡MÍAAAAAAA!
VAMPIRO: ¡Yo la he encontrado primero!
Melinda reconoció esa voz... su voz. Si la memoria no la fallaba, ese otro agresor era su Doppelgänger, su igual oscuro, aquella figura idéntica a la bruja que le solía aparecer de vez en cuando. El Doppelgänger le mordió en el cuello al vampiro y éste desapareció.
DOPPELGÄNGER: Ya eres mía... Tanto tiempo esperando...
MELINDA: Ni te muevas o te convierto en cenizas...
DOPPELGÄNGER: Mueve una sola mano y quien estará hecha cenizas serás tú... Recuerda que soy tu igual. Tengo los mismos poderes que tú...
Melinda se echó hacia atrás, intentando huir, pero con la mala suerte de tropezarse con una pequeña piedra y caer en toda la arena.
MELINDA: ¡¡MIERDA!!
DOPPELGÄNGER: ¡¡MUEREEEEEEE!!
El Doppelgänger saltó encima de Melinda y la arañó fuertemente en el rostro, desmayándose al instante. Un segundo después, se escuchó el ruido de una escopeta. Alguien desconocido había disparado al Doppelgänger, que salió huyendo.

De nuevo en Hong Kong, y con el cambio de horario, Prue se acercaba al bar en un día totalmente despejado, dónde el sol pegaba con fuerza. Algo extrañada, se dio cuenta que el bar tenía bastantes clientes.
PRUE: Buenos días, Maddy.
MADDY: Buenos días, Christina. (miró el reloj) ¡Qué pronto llegas, te esperaba para dentro de 10 minutos!
PRUE: Me gusta ser puntual... Qué raro que haya clientes, ¿no? Dime, ¿por dónde empiezo?
MADDY: Por dónde tú quieras, hoy el bar está más lleno... Ah sí, aquel cliente (señaló a un hombre) quería un café.
PRUE: Está bien, lo tendrá en cero coma.
MADDY: Christina... ¿Vives en la calle, no?
PRUE: ¿Qué?
MADDY: A mí no me engañas... (dijo seria y con preocupación)
PRUE: Sí... es cierto... Llevo casi 3 días por las calles de Hong Kong... no tengo casi ropa ni...
MADDY: ¿A qué has venido a Hong Kong?
PRUE: Mira, de verdad, no puedo hablar de eso... Es mejor que lo olvide con el paso del tiempo.
MADDY: Se ve que no quieres hablarlo... pero si te sirve de consuelo, yo sí me voy a sincerar contigo.
PRUE: ¿Sincerarte conmigo? Maddy... no me gustan los chantajes emocionales...
MADDY: Hasta hace cinco años estuve malviviendo con mi marido en Deadwood, Dakota del Sur, y a malvivir no me refiero a estar en la ruina económicamente. No. Malviviendo porque mi marido me maltrataba... y tuve que escapar lejos, muy lejos.
PRUE: Yo... yo lo siento mucho, pero no puedo decir nada.
MADDY: ¿Y sabes cuál ha sido la sorpresa de hoy? Enciendo mi correo electrónico y después de cinco años, mi marido ha descubierto que estoy aquí... en Hong Kong.
PRUE: ¿Va a venir? ¿¡Te ha localizado!? Tú... tú tranquilízate, ese ser no te va a poner la mano en la cara, no mientras esté yo aquí.
MADDY: Con lo grande que es Hong Kong... tardará en encontrarme. De eso estoy segura.
PRUE: (suspiró y hubo un silencio) Yo... lo único que puedo decir, es que últimamente no estaba muy contenta con mi vida. Muchos cambios de última hora, estaba como esclavizada, en el sentido de que cada día tenía que hacer lo mismo... y no me gustaba nada... No me sentía yo. Luego mi pasión, la fotografía, la dejé de lado. Cada vez estaba más separada de mi familia... necesitaba alejarme y desconectar.
MADDY: ¿Y tienes pensado volver a verlos?
PRUE: Sí, claro. Pero dentro de mucho. He dejado atrás una especie de tradición familiar... Ya no me tendrán en cuenta, ya no sería una ayuda, sino un problema.
MADDY: Christina, creo que te toca ya empezar a trabajar. (miró el reloj)
PRUE: Bien, ¡tengo ganas de empezar!
MADDY: Pero antes... hazme un favor... ¿Ves esas escaleras de ahí al fondo? (las señaló). Esas escaleras dan a mi vivienda. Sube arriba y dúchate, lo necesitas. Y sobre la ropa... es mía, pero póntela. Te chocará un poco al principio, pero no tengo más.
PRUE: Yo... ¿por qué haces todo esto por mí? Soy una completa desconocida, sólo te conozco desde ayer...
MADDY: (Ignorando la pregunta) También arriba tienes un pequeño diccionario de bolsillo en que el podrás consultar cualquier duda con el cantonés.
PRUE: ¡Muchas gracias, no te arrepentirás de esto! (la abrazó fuertemente y le dio un beso en la mejilla)

En una pequeña cabaña de madera cuya decoración era muy mística e iluminada por unas pocas bombillas, se encontraba una mujer afroamericana de mediana edad, sentada en una silla, mientras esperaba con cautela que la mujer a la que había salvado se despertara. Melinda empezó a moverse en el sofá, y una vez que abrió su ojo derecho, miró con rareza a la otra mujer.
KIMANI: ¿Ya estás despierta?
MELINDA: ¿Dónde estoy? (se toca el rostro) ¿¡Por qué estoy vendada!?
KIMANI: Esa criatura casi te corta la cabeza. Menos mal que estaba yo cerca con mi escopeta. (la señaló)
MELINDA: ¿Criatura? (mintió) ¡No sé de qué me hablas!
KIMANI: Melinda... seamos realistas... Eres bruja y no puedes remediarlo. Las cartas me habían avisado de tu presencia. Ven, siéntate aquí conmigo. Siéntate en la silla. Acomódate.
MELINDA: (con las manos a la defensiva) ¡¿Quién eres?! ¿Y cómo que sabes mi nombre?
KIMANI: Una simple médium que conoce la existencia de las brujas. Conozco la historia de tu madre y tus tías. Sé que eres hija de una de las Embrujadas. ¡Disculpa, no me había presentado! Me llamo Kimani.
MELINDA: Está bien... y gracias por haberme defendido de mi Doppelgänger. (finalmente se sentó)
KIMANI: Pero por esa misma razón estás aquí.
MELINDA: (extrañada) ¿Por el Doppelgänger?
KIMANI: Sí. Ya te he dicho que soy médium, y como tal, uno de los dones que tengo es el de entablar conversación con el más allá. Hace un tiempo, hará 2 o 3 semanas, una voz fría y distante entabló conversación conmigo. Dijo que estaba muy apenada por lo que había hecho, necesitaba ayuda y necesitaba poner fin al problema que causó.
MELINDA: Me estoy perdiendo, abuela chocha...
KIMANI: Piensa. Recuerda. Razona. Medita y concéntrate. ¿Cuántos seres queridos o que estaban en tu entorno has perdido desde que eres bruja?
MELINDA: ¿Realmente quieres que te lo diga? (dijo irónica y después volvió a ponerse seria) Mi prima Helen, Alison -la novia de mi hermano Wyatt- y mis amigas Angela y Rose... creo que están todos. A no ser que se haya muerto alguien más en mi ausencia. (dijo irónica)
KIMANI: Recuerdo que su voz era fría y distante, pero el olor que transmitió era como primaveral... lleno de flores... lleno de...
MELINDA: ¿... Rosas? (asombrada) ¡¿ROSE?!
KIMANI: Rose, sí. Rose contactó conmigo. Estaba apenada, triste, quería encontrar una solución al monstruo que había creado.
MELINDA: ¿Qué? ¡¡Háblame en cristiano!! (perdió los papeles)
KIMANI: Tu amiga creó el Doppelgänger de Melinda, tú. Tu doble.
MELINDA: ¿¡¡QUÉ ME ESTÁS CONTANDO!!? (Se levantó frustrada de la silla)
KIMANI: ¡NO TE MARCHES!
MELINDA: Una maldita farsante cómo tú no me va a hacer cambiar de opinión.
KIMANI: Si abres esa puerta, tu Doppelgänger no tendrá compasión contigo. Te está esperando afuera. Huelo sus ganas de matar.
MELINDA: ¿¡Pero qué hago yo aquí!? ¿¡QUÉ!? (explotó, de los nervios, un cojín) Yo debería de estar con mi hija... con Jared, intentando mejorar mi relación... no aquí... (suspiró fuertemente). Vale, supongamos por un momento que detrás de tu vestimenta de loca estás diciendo la verdad... ¿Cómo podría contactar con Rose? (se volvió a sentar)
KIMANI: ¿Contactar con ella? Eso está hecho. (Kimani dio una palmada y todas las luces se apagaron) Tengo aquí los ingredientes: 3 velas blancas encendidas, una cruz cristiana, un péndulo y un puñado de sal. (Fue tocando cada objeto mientras lo mencionaba). También necesitaré silencio... (cerró los ojos) Kuj Is Ge Kuk-Rai-Sa
La temperatura de la casa empezó a descender. Una pequeña brisa movía el cuero cabelludo de Melinda y las vendas que protegía su rostro, y de repente, la luz volvió.
MELINDA: ¿Y bien...? ¿Esto es todo?
KIMANI: (con los ojos cerrados) Hola Mel...
La voz de Kimani había cambiado, de escuchar a una señora con un acento afroamericano pasó a una voz dulce y pacífica, una voz joven.
MELINDA: ¿¡Rose!? (con la boca abierta, muy desconcertada)
KIMANI: Siento mucho todo esto...

Henry estaba sentado frente a la lápida de Esther Sandford, donde estaba escrita la fecha de su nacimiento y muerte.
HENRY (llorando): Te echo mucho en falta... He intentado por todos los medios revivirte, pero nada ha funcionado. No deberías de haberme acompañado al parque... Maldita Alice... Lo nuestro fue un flechazo, pero no tengo derecho a que se termine tan rápido. Dentro de poco me olvidaré de tu olor, de tu voz... del color de tus ojos... ¡¡Maldita sea!! ¡Te necesito, no puedo vivir sin ti!
Una mujer joven se acercó a la lápida y puso unas flores recién compradas.
RACHEL: Esto es lo único que he encontrado a estas horas... (se sentó al lado de su hermano)
HENRY: Gra... gracias
RACHEL: Para eso estamos las hermanas, ¿no?
HENRY: ¿Qué ser querido será el siguiente en irse?
RACHEL: Cariño, no pienses en esas cosas...
HENRY: ¿No echas en falta a Helen?
RACHEL: Si te dijera que la tengo olvidada, obviamente te mentiría... Pero algo aprendí de ella, seguramente no le gustaría ver a su hermana llorar desconsoladamente, ni a su hermano tampoco. Piensa que estén donde estén, con cada acción que hacemos, demostramos que siempre los vamos a querer. Siempre van a tener un gran hueco en nuestros corazones. Estoy segura que a Esther ahora mismo lo que más le importaría es que tú no lo pases mal.
HENRY: Es que yo no quiero olvidarla.
RACHEL: Y nunca lograrás olvidarla, cariño. Nunca. Sé que fue un flechazo lo vuestro, pero date cuenta... ¿Esther a qué Henry conoció, al de toda la vida, dicharachero, alegre y optimista, o al Henry triste y pesimista?
HENRY: Al Henry de toda la vida...
RACHEL: Pues ya está, cariño... (se levantó y le dio la mano a su hermano) Venga, levántate. Te prometo que mañana vendré aquí con unas flores más decentes. (Miró la hora) ¡Además, que hoy he cocinado yo, no quiero que se me enfríe la cena! (dijo irónica)
HENRY: (se levantó) Gracias por todo lo que haces... de verdad. Estás las 24 horas pendiente de mí y sólo tienes ojos para mí... (Henry le dio un beso en la mejilla y se abrazaron)
En una milésima de segundo, los dos hijos de Paige se encontraban en el suelo, empujados por la fuerza de un vampiro que había aparecido de la nada.

Mientras, en los pasillos de Red Swan...
LUCY: ¡Y la sacaron a la fuerza los de seguridad! Tenía una carita de pena la pobre...
CYNTHIA: ¿Y eso por qué? ¿Qué es lo que hizo? (susurró por lo bajinis mientras sorbía su café)
LUCY: Ni idea...
MARTIN: Yo oí el rumor de que fue porque estuvo haciendo preguntas sobre las bajas por maternidad, porque ella y su novio estaban intentando tener un bebé.
CYNTHIA: ¡Nooo! (saltó sorprendida)
MARTIN: Como lo oyes, bonita. Y mi Trevor insistiéndome en que nos apuntemos para la adopción, ¡pero viendo el percal ni-de-coña!
GRETCHEN: Pues mi prima trabaja en Austin & Becker y dice que allí prácticamente han limpiado casi por completo la plantilla. Una compañera suya, la muy pobre, le han reducido un 35% el sueldo y le han recortado el seguro médico al mínimo, siendo madre soltera de un niño con distrofia muscular. ¡Y encima dando gracias de que no la han puesto en la puta calle! (replicó enfadada)
CYNTHIA: La cosa anda muy mal últimamente en Red Swan, aunque no tiene sentido, porque no van del todo mal las acciones de la compañía...
LUCY: ¡Todo es culpa del capitalismo opresor! ¡Y de esa arpía de Karen Andrews, que nos trata como vulgares esclavos!
MARTIN: Preciosa, no eres más roja porque si no te confundirían con un tomate...
GRETCHEN: Pero es verdad, esa mujer se ha vuelto completamente loca. Su abuelo – que Dios le tenga en su gloria – siempre se preocupó del bienestar de los trabajadores. Pero esa... bruja, ha conseguido dilapidar la gran herencia que su bendito abuelo le dejó. ¿Y para qué? ¡Para tener a todo el edificio paralizado durante semanas, rebuscando día y noche entre nosequé dossieres archivados del laboratorio de experimentación farmacológica y encima dando gracias porque no nos dan una patada en el culo!
LUCY: Algún día el proletariado alzará su voz en señal de protesta y se levantará en una revolución sangrienta contra el nuevo feudo capitalista que representan los imperios financieros de la nueva era...
MARTIN: Hija mía, puede que ese nuevo novio anarquista tuyo esté muy bueno, pero está como una puta cabra...
Entre las risas de todos no pudieron darse cuenta de que se acercaba alguien. Karen cruzó por su lado con un rostro que era el odio personificado, siguiéndoles a cada uno aterradoramente con el rabillo del ojo. Por detrás le seguía, casi como en reverencia, su secretaria Pauley, cargada hasta arriba de carpetas y documentos e intentando imitar patéticamente y sin éxito el semblante de odio de su jefa.
PAULEY: ¡Dejad de cotorrear y poneos a trabajar de una vez si no queréis que os pongan de patitas en la calle, pandilla de urracas!
Todos observaban con cierto temor mientras Karen y su secretaria se introducían en el ascensor. En cuestión de segundos, ambas llegaron hasta el último piso, donde se encontraba el despacho presidencial. En la puerta se encontraron con Marc/Oliver, el cual les estaba esperando.
MARC: (abriéndoles la puerta y cruzando junto a ellas) Señora Andrews, mi equipo y yo hemos revisado nuevamente las instrucciones de Rachel Mitchell, pero no hemos encontrado ningún dato concluyente.
KAREN: ¡¿QUÉEEE?! ¡No puedo perder más el tiempo con esto! ¿Acaso sabes lo que me estoy jugando con esto? ¡Claro, como lo iba a saber alguien tan insignificante como...!
MARC: Señora Andrews, yo...
KAREN: ¡No me interrumpas! Estoy harta. Esa mequetrefe traidora de Bobbie sobrevivió donde todos los demás perecieron, y nadie sabe decirme por qué. ¡¿Por qué sobrevivió?! ¡¿Acaso es demasiado pedir?! (le increpó iracunda)
MARC: Yo... yo...
Marc estaba en blanco. Había procurado ocultar todas las pruebas, pero ahora se encontraba en un callejón sin salida. La garganta se le secaba por momentos mientras un sudor frío recorría su frente. El ensimismamiento no le había permitido darse cuenta de que Benjamin había entrado, le había entregado un disco de memoria a Karen y le susurraba algo al oído, que hacía que su expresión pasase de la ira y la exasperación a la total felicidad. Karen introdujo el disco en su portátil y puso en marcha un video de seguridad, mientras Marc cerraba los ojos con fuerza en señal de derrota, conociendo lo que se avecinaba.
RACHEL: ¡Oh Bobbie! ¿Puedes buscar un contraste de ion yoduro y preparar una muestra de sangre mientras termino de activar los protocolos del programa del microscopio?
BOBBIE: Por supuesto.
PAULEY: ¿Pero qué es esto? (preguntó confusa)
BOBBIE: ¡Oh no! Lo siento mucho, el cristal se ha roto cuando lo he cogido...
RACHEL: Tranquila, no pasa nada. Déjame que te cure...
KAREN: Te tengo... (dijo sonriente y radiante de felicidad)

Miles de kilómetros bajo tierra, con la rebelión de demonios aún permanente, Alice se aburría en la sala del trono de James.
ALICE: ¡Estoy harta de estar aquí sin moverme! ¡QUIERO SALIR DE AQUÍ!
JAMES: Eso no va a ser posible. ¿¡Cuántas veces te lo tengo que decir!?
ALICE: ¡¡Sabes que no me van a matar!! ¡Tienen mucho respeto hacia mi persona!
JAMES: Por favor... no me hagas reír. Creen que tú eres la heredera al trono y por eso quieren matarte. Es de locos que una recién llegada a este mundo imponga ya sus normas...
ALICE: ¡Te lo aseguro, en cuanto me pierdas de vista medio segundo, me marcho de aquí!
JAMES: ¡¡QUIERES CALLARTE YA!! ¡PARECES UNA NIÑATA! ¡Yo no soy tu madre, te lo recuerdo! ¡Ni tu padre! ¡Yo no voy a cambiar mis planes porque tú me lo ordenes!
ALICE: ¡¡IMBÉCIL!! (le escupió en la cara y salió corriendo de esa cueva)
JAMES: ¡¡PERO SERÁS...!! ¡¡AAAAAAGH!! (se quitó el escupitajo y fluctuó)

Una niña de pocos meses dormía plácidamente en una habitación de una casa victoriana, con algunas grietas en la pared debido a un pequeño temblor sufrido en esa zona hacía dos días. La niña dormía bien tapada en su cuna de color blanco. Una pequeña lámpara alumbraba lo justo para que aquella criatura no se desvelara. Una figura fluctuó en medio de la habitación y miró a la pequeña niña. El demonio se acercó sigilosamente a ella, la cogió frágilmente, como si fuera una muñeca, y de repente el bebé brilló y desapareció.
El demonio se extrañó y recibió por sorpresa una explosión en su estómago que hizo volarle hasta la pared, cayéndose encima de la cuna, rompiéndola.
PIPER: ¿¡Pero a quién tenemos aquí!?
JAMES: ¡¡MALDITA ZORRA!!
PIPER: ¿Pero tú no estabas muerto? ¿Te crees que porque tenga algo de canas y arrugas me voy a creer la bazofia esa de que tú te habías muerto? Demasiados años llevo luchando contra demonios…
JAMES: ¡¡Pensaba que el alzhéimer haría el resto!! (sacó una bola de fuego y se la lanzó, Piper la esquivó)
PIPER: ¿Qué te hace venir a San Francisco? ¿Para qué querías a mi nieta? Como ves, aquí no está. Se encuentra con su abuelo Leo, bien protegida en la Escuela de Magia. Qué pena que tú no entres ahí... Claro, se necesita un mínimo de coeficiente intelectual...
JAMES: No subestimes mi poder, vieja gloria.
PIPER: Uy, ¿tienes un escupitajo en la cara? ¿Qué te ha hecho ya la rebelde de Alice? ¿Te lo limpio? (volvió a explotarlo cerca de la cara) ¿Ya tienes la cara limpia?
JAMES: Deja de ser tan irónica... no vayas a tener pronto un disgusto... (sacó una bola de plasma que impactó en la tripa de Piper)
Piper se levantó y huyó por el pasillo.
JAMES: ¡Sí, eso! ¡Escóndete maldita bruja, voy a hacerte pedazos!
PIPER: ¡Encuéntrame, aunque tendrás que usar tus inútiles piernas! (apareció en el pasillo y explotó una de las piernas)
JAMES: ¡¡AAAAAAAH, MALDITA ZORRA!! (Intentó fluctuar pero no pudo)
PIPER: Jajajaja, ¡como estoy disfrutando esto! ¡No puedes fluctuar! ¡Aquella ilusión de mi nieta no era más que una poción que te incapacita para fluctuar!
JAMES: ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!! (gritó de odio)

Los muebles, las lámparas, las alfombras, cuadros y espejos del pasillo empezaron a quemarse, a convertirse en grandes llamaradas que subían con rapidez la temperatura. Piper se encontraba acorralada por el fuego.
JAMES: ¡El acalorado Fuego Maligno podrá contigo! ¡¡Cenizas a las cenizas!!
La veterana bruja cerró los ojos, intentando tranquilizarse, y empezó a susurrar algo.
PIPER: "Invoco al rival del calor, para encontrar el gélido camino y su fresco valor"
El fuego, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en hielo. El pasillo parecía una cueva del norte de Europa. Otra voz, escondida en alguna zona, no perteneciente ni a Piper ni a James, gritó:
¿?: *¡Carámbanos!*
Una fila de hielos afilados se dirigieron, a través de orbitas, hacia el cuerpo de James. Éste, aprovechó para lanzar una onda calorífica que derritió todo el hielo del pasillo, convirtiéndolo en agua. El pasillo estaba completamente inundado, el agua les llegaba por las rodillas. Fue aquel el momento exacto en el que salieron Paige y Phoebe a ayudar a su hermana mayor.
PIPER: ¡CHICAS, AHORA!
JAMES: ¡Oh, si está mi querida suegra aquí! ¡¡Cuántas ganas tenía de verte!!
PAIGE: *¡Agua, a James!* (señaló)
PHOEBE: Yo ya estoy lista...
Litros y litros de agua orbitaron hacia La Fuente de Todo Mal mientras que Phoebe cerró los ojos, y con su poder avanzado de empatía, consiguió domar la fuerza del agua. James se encontraba completamente encerrado en aquella esfera, ahogándose, sin poder escapar. Con dificultad, James intentaba gritar.
PIPER: No seas tonto, cuánto más grites antes te quedarás sin oxígeno.
PAIGE: Phoebe, lo estás haciendo muy bien, aguanta un par de minutos más, hay que ahogarlo.
PHOEBE: Eso está hecho.
PIPER: (se llevó las manos a la cabeza) ¡Falta el toque final!
PAIGE: ¿¡Qué!? ¡¡Es verdad!! (Señaló a un enchufe) *¡Electricidad, a James!*
Pequeñas descargas eléctricas salieron de los enchufes más cercanos a las Embrujadas, y a través de órbitas, llegaron a la esfera acuática, haciéndole sufrir aún más a James.
JAMES: ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!
PAIGE: ¡Ya falta menos! ¡Aguanta Phoebe!
PIPER: ¿Habéis oído ese ruido?
PAIGE: ¿Qué ruido?
El suelo del pasillo de aquella vieja casa no aguantó el peso de la esfera acuática y las Embrujadas y James cayeron al mítico salón de la casa, en el primer piso.
LAS TRES: ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!

Sin comerlo ni beberlo, de nuevo en Chicago, Henry y Rachel se encontraban en una lucha contra decenas de vampiros. Estaban buscando sangre fresca, aunque no les importaba excavar en cadáveres de buen estado, cómo el caso de Esther.
HENRY: ¡A MI CHICA NI TOCARLA! *Cabeza* (Dejó a uno sin cabeza y éste murió)
RACHEL: Intenta orbitar otras zonas de su cuerpo. (dijo con asco)
VAMPIRO1: ¡Éste es el fin de las brujas y de los demonios! ¡NOSOTROS SOMOS EL FUTURO!
VAMPIRO2: Una vez que la Reina consiga hacerse con el poder del Inframundo... ¡podrá nublar para siempre el cielo y nunca veréis la luz del sol! ¡LA OSCURIDAD! ¡NUESTRA AMADA OSCURIDAD!
RACHEL: ¿Qué ha dicho? (dijo mientras creó una onda expansiva que sirvió para protegerse ella y su hermano)
HENRY: ¡No sé, no les hago caso! ¡Están locos!
RACHEL: ¡Ha dicho algo de la oscuridad...! ¡CLARO, EL SOL! ¿Cómo no podía haberme dado cuenta antes?
HENRY: ¿Qué...?
RACHEL (cerró los ojos y susurró): "Imploro al astro rey, imploro al día a día, imploro vuestra ayuda y maestría". ¡¡Dios, qué mal suena!! (avergonzada).
HENRY: ¿Qué has hecho?
RACHEL: No sé si funciona... ¡Con estos nervios es lo primero que se me ha ocurrido, Henry!
Del húmedo césped del camposanto donde se encontraban, salió una pequeña pero potente luz que imitaba al Sol en escala pequeña, dirigiéndose a cada vampiro, uno a uno, destruyéndolos en pocos segundos y convirtiéndolos en cenizas.
HENRY: ¡¡Qué fenómena estás hecha!! (La abrazó nuevamente)
RACHEL: Venga, orbita a casa, que tenemos que cenar.

Melinda, desconociendo todo lo que le estaba pasando a su familia, se encontraba expectante escuchando a su amiga Rose, en el cuerpo de Kimani.

MELINDA: ¿¡QUÉ TE SENTÍAS SOLA EN EL MÁS ALLÁ Y POR ESO CREASTE UN DOPPELGÄNGER!? ¿¡PARA QUÉ ME MATARA Y FUERA CONTIGO!?
KIMANI: (con la voz de Rose) Sí... lo siento mucho. Deberías entenderlo, ¡tú no estás muerta! ¡Tú no has muerto joven! ¡Tú no sabes lo que es, no ver nunca más a la persona que amas!
MELINDA: ¿Qué...?
KIMANI: Mel, siempre te he querido. Primero como amiga y luego como... algo más. Por eso me fui a Boston, me sentía mal con mis pensamientos y decidí alejarme de ti. Pero nunca, y aunque lo intenté... nunca cambió mi cariño hacia ti...
MELINDA: ¿Eres...? ¿Eras...? ¡Alto, yo sólo quiero saber cómo matar al Doppelgänger!
KIMANI: Para eso... necesitaré estar yo.
Kimani se desmayó, y de nuevo una luz blanca iluminó toda la habitación. Rose apareció al lado de Melinda. No sabía muy bien lo que era, más corpórea que los fantasmas pero menos que los seres vivos.
ROSE: Melinda, dame la mano. Kimani, gracias por todo.
Melinda le dio la mano, una mano fría y blanda. Por su parte, Kimani se despertó, no se extrañó por ver a Rose y cogió su escopeta.
KIMANI: Necesitaréis mi ayuda.
Rose, pese a que parecía que andaba, porque movía las piernas, realmente flotaba en el ambiente. Melinda se encontraba como hechizada, no sabía qué hacer. Kimani abrió la puerta y las tres salieron al frío desierto.

PIPER: Chicas, ¿estáis bien?
Piper se levantó entre las ruinas del pasillo del segundo piso. Su salón se encontraba lleno de maderas y de vigas, y en el ambiente había mucho polvo.
PHOEBE: Sí, estamos bien. (levantó a su hermana Paige)
PAIGE: Sí. Lo siento, no me ha dado tiempo a orbitar. ¿Y James?
James se encontraba en el suelo, tumbado y empapado, mirando al techo roto y respirando fuerte. Había estado muy cerca de la muerte.
PIPER: ¡Está débil, a por él! (intentó explotarlo pero Phoebe la paró)
PHOEBE: ¡PIPER, NO!
Piper no se dio cuenta, pero en ese mismo instante había fluctuado Alice.
ALICE: ¿¡¡QUÉ LE HABÉIS HECHO!!? ¿¡QUÉ!? ¡¡MATADME A MÍ, PERO A ÉL DEJADLE EN PAZ!!
PAIGE: Alice... estás en el bando equivocado.
PIPER: Hazlo por tu madre.
PHOEBE: ¡Alice! (se acercó a ella) ¡Por favor, vuelve! ¡Si fallé en algo… si tu padre, tus hermanas... toda la familia falló en algo contigo, lo sentimos mucho! ¡En serio! ¡Vuelve! ¡¡NO ERES CONSCIENTE DEL DAÑO QUE ESTÁS HACIENDO!! (se puso a llorar) ¡VUELVE!
ALICE: ¿Ahora os intereso, no? ¿¡DAÑO YO, YO!? ¡VOSOTRAS SÍ QUE ME HABÉIS HECHO DAÑO!
PAIGE: (se puso a la defensiva) ¡Has matado a la novia de mi hijo!
ALICE: Oooooooh, ya tardaba en hablar la madre del imbécil ese. ¿Tanto te interesa esta familia? ¡PUES ESTUVISTE 24 AÑOS SIN QUE NADIE TE BUSCARA! ¡Sólo les interesaste cuando la mandamás de Prue estiró la pata!
PIPER: ¡BUENO, BASTA YA! ¡LÁRGATE DE AQUÍ SI NO QUIERES QUE TE EXPLOTE EN PEDAZOS, HAS ACABADO CON MI PACIENCIA!
ALICE: Y faltaba la prepotente (escupió a Piper y le pegó un tortazo a Phoebe) ¡OS LO MERECÉIS! ¡ZORRAS! (cogió a su pareja y fluctuó)
PHOEBE: ¡¡VUELVEEEEEEEEE!! (siguió llorando, se tiró al suelo)

De vuelta a Hong Kong, Prue se encontraba tranquilamente en el bar, limpiando la barra mientras charlaba alegremente con su jefa Maddy.
MADDY: Lo peor son las caras de los turistas cuando les roban las carteras con el pasaporte y todo...
PRUE: Sí. Espero que eso no me pase a mí.
MADDY: Ah, ya sé que es tu primer día. Pero luego a la noche… ¿podrías cerrar tú el bar?
PRUE: Ah sí, claro. No hay problema alguno.
MADDY: Muchas gracias, Christi... (Prue escuchó una escopeta y Maddy se paró en seco)
PRUE: ¿Qué...? ¿¡Maddy... Maddy!?
Maddy tenía toda la ropa, a la altura del estómago, manchada de sangre. Prue la cogió en brazos.
PRUE: ¡¡MADDY, MADDY!! ¡TE VAS A PONER BIEN!
Prue giró su cabeza y se dio cuenta de que un señor gordo y muy alto había entrado en el bar con una escopeta.
HOMBRE: ¡¡Esto por dejarme!! ¡A George Steward nadie le abandona! ¡NADIE!
MADDY: Miiii.... mi.... mi... ex.... m... me... ha encontrad...
PRUE: ¿¡ES ESE!? ¡AHORA VUELVO, AGUANTA MADDY! ¡POR FAVOR!
Prue se acercó corriendo a él, con mucho rencor y odio acumulado, y le plantó un puñetazo en toda la barriga que, si bien no le hizo mucho daño, Prue aprovechó para levantar el brazo cómo cuando tenía poderes telekinéticos y...

Henry y Rachel llegaron orbitando a casa, pero lo que ellos esperaban ver, una cena familiar entre todos, se había convertido en una lucha cuerpo a cuerpo, dónde decenas de murciélagos revoloteaban y atacaban a cualquiera.
HENRY: ¿Qué ha pasado?
RACHEL: ¡No lo sé!
HENRY: ¡¡Vuelve a hacer ese hechizo!!
RACHEL: ¡No me acuerdo!
PATRICIA: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH, SOCORRO!
Patricia se encontraba en el salón atacada por varios vampiros
VAMPIRO1: ¡¡A POR LA REINA DEL INFRAMUNDO!!
PATRICIA: ¡Socorro!
Mientras Patricia intentaba huir de los vampiros que pensaban que era Alice, Jared, Bobbie y Dag tiraban pociones explotadoras a los murciélagos.
BOBBIE: ¡¡RACHEL, MENOS MAL QUE HAS VENIDO!! (se abalanzó sobre ella y le dio un beso)
DAG: Necesitamos ayuda.
HENRY: ¿Dónde están los demás?
DAG: Están en...
Pero Dag fue interrumpido por una manada de warlocks, wendigos y hombres lobo que entraron por el jardín.
RACHEL: ¿¡Es el día internacional del peligro o qué!?
JARED: Hay que ir al sótano ¡A protegerse!
PATRICIA: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Phoebe Jr, quien se había protegido debajo de una mesa, salió corriendo y fue hacia Patricia.
PATRICIA: ¡PHOEBE, AYUDA POR FAVOR! ¡MENOS MAL QUE ESTÁS AQUÍ!
PHOEBE JR: ¡¡MUÉRETE!! (Posó sus manos en la cara de su hermana y le transmitió descargas eléctricas)
PATRICIA: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡Phoebe, no dejes que entren en tu mente!
El mal que rondaba en la casa, debido a los vampiros, había hecho que, debido a la empatía de Phoebe, ésta tratara también de matar a su hermana.
PATRICIA: ¡¡OWEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN!!
Una luz azul e intensa hizo aparecer a Owen. Éste miró a Phoebe Jr, y rápidamente se tranquilizó.
OWEN: Estoy aquí.
PHOEBE JR: ¡Lo he pasado fatal!
OWEN: Lo sé. No ha sido culpa de los vampiros este carácter tuyo... También ha sido por mi culpa... No te he tratado cómo es debido...
PHOEBE JR: Bueno... al menos has vuelto... (se sonrojó)
PATRICIA: ¡¡¡¿HOLAAAAAAAAAAAAA?!!! ¡NO ES TIEMPO DE RECONCILIACIONES!
Decenas de seres malignos salieron volando por los aires gracias a los poderes de Wyatt y Chris.
WYATT: Chicos, tenemos malas noticias... ¡JAMES NO ESTÁ MUERTO! Nuestras madres acaban de tener una lucha bastante complicada con él hace escasos minutos.
CHRIS: Nosotros teníamos nuestras dudas sobre su muerte o no... y al final se ha aclarado todo.

Melinda, Kimani y Rose esperaban ansiosos al Doppelgänger, pero la oscuridad del desierto era muy traicionera. No se veía absolutamente nada.
KIMANI: Melinda, escucha... ¡Si sale mal esto, no mires atrás! ¿ENTENDIDO? ¡Coges mi coche, que lo tengo detrás de la cabaña y sales pitando! ¡PI-TAN-DO!
MELINDA: Queda claro, queda claro… (con las manos bien abiertas, protegiéndose)
ROSE: Ya llega. Ya llega.
El Doppelgänger de Melinda llegaba cojeando, pero con prisas. Tenía hambre.
KIMANI: Yo seré su presa. ¿Entendido? Me da igual morir. Esta vieja ya ha tenido mucho que vivir. Rose, ¿lo has traído?
ROSE: Sí.
MELINDA: ¿El qué ha traído?
ROSE: Un medallón. Un medallón que guardaba con una foto tuya... Así fue cómo conseguí hacer un Doppelgänger, vi tu rostro ahí y... así se creó. Era uno de mis pensamientos y se hizo realidad... por desgracia.
MELINDA: No siempre alegra saber que hay gente que quiere verte muerta. (dijo irónica)
KIMANI: ¡¡CUIDADO!! (Empujó a Melinda al suelo, rompiéndola la manga de la camisa mientras recargó su escopeta. El Doppelgänger por fin había vuelto) ¡Te estábamos esperando!
El Doppelgänger se fue hacia Kimani y se lanzó encima. Por alguna extraña razón, esta vez no iba hacia Melinda.
MELINDA: ¿Pero por qué...?
ROSE: ¿Por qué no va hacia ti? Muy sencillo: yo desprendo olores primaverales, de flores. ¿No te acuerdas que te lo dijo Kimani?
MELINDA: ¿Y...?
ROSE: Tú estás al lado mío, hueles a mí. El Doppelgänger va hacia Kimani porque huele a ti, tiene tu trozo de manga.
MELINDA: ¿¡Una simple desconocida se está muriendo por salvarme!?
ROSE: Era el plan que teníamos Kimani y yo.
MELINDA: No. ¡Esto sí que no!
ROSE: Por favor, quédate aquí. Tienes una vida por delante. Cuando quise que murieras, fui tan tonta de no darme cuenta que hay gente a la que amas: una hija, un marido, una familia entera que te está echando de menos… ¡¡Coge el coche y no mires atrás!! ¡Vuelve a Chicago!
MELINDA: ¿¡Pero qué!? (A lo lejos se oían los gritos desgarradores de Kimani) ¡No voy a dejarte aquí con el Doppelgänger a solas!
ROSE: Yo ya estoy muerta, no me va a pasar nada.
KIMANI: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!
DOPPELGANGER: ¡MUERE!
MELINDA: No. Lo siento, pero no. ¡NO! (Cesó el ruido de Kimani, había muerto) ¡Oh, no, se ha muerto por mi culpa!
ROSE: Tranquila, ella quería irse al más allá desde hace tiempo. No se lo tengas en cuenta. (Rose cogió su medallón, se acercó al Doppelgänger y lo abrió) Hasta nunca.
El Doppelgänger fue absorbido por el medallón. Rose se lo quitó y lo tiró al suelo.
ROSE: Venga, explótalo.
MELINDA: Está bien... (en medio segundo lo explotó y se escuchó un pequeño grito) ¿Ya está? ¿Tan fácil...? ¿¡Qué fácil ni qué fácil!? Si por mi culpa se ha muerto la señora...
ROSE: Ya está. (Y empezó a desaparecer)
MELINDA: ¿¡Te vas ya!? ¡No, espera, espera!
ROSE: Coge el coche... y perdóname por todo esto.
MELINDA: Yo perdono, pero lo siento, no olvido.
ROSE: Con eso me sirve... (y le intentó dar un beso en la boca a Melinda como ultima despedida, pero Melinda sólo notó un frío en los labios durante pocos segundos)
MELINDA: ¿Ya está?... (se sentó en el suelo) Tendré que coger el coche. (suspiró y se volvió a levantar) Gracias Kimani... gracias Rose...

James se encontraba descansando en su dormitorio, dentro de alguna cueva del Inframundo. Alice estaba a su lado.
ALICE: ¿Estás mejor?
JAMES: Esas hijas de puta, la que me han montado... Se las pagaré.
ALICE: Si quieres mi opinión, lucha contra sus hijos. Contra mis primos y mis hermanas. Mi madre y mis tías saben demasiado, son muy veteranas en todo esto.
Se quedaron en silencio varios segundos, escuchando los ruidos de los rebelados, que aún seguían sin descanso alguno. Un soldado tocó la puerta de la habitación y entró.
SOLDADO: Señor... la sala del trono está a punto de caer. No estaba previsto que en menos de un día cambiara todo. Se han fortalecido. Debe hacer algo.
JAMES: ¡Alice... hazlo tú, no tengo fuerzas!
Alice lanzó una bola de fuego y mató al soldado.
ALICE: Cariño... pero él tiene razón. Este plan de hacerte el muerto no sirve. ¡Está empeorando todo! Y esta vez han sido mi madre y mis tías, pero mañana puede ser Nahia o cualquier otra loca. ¡O mismamente todos esos demonios revolucionarios! Yo he aprendido, por mi parte, que no sirvo para heredar un trono. No por ahora, soy demasiado nueva en esto. ¡Sal ahí y diles que el verdadero enemigo es mi familia, no yo!
JAMES: ¿Crees que tengo que hacerlo?
ALICE: Por supuesto.

Prue estaba sentada en un banco que daba de frente a una carretera. Al lado suyo ponía en un gran cartel: "Está usted saliendo del Estado de Iowa. Que tenga un buen viaje". Al lado suyo, sentado también en el banco, se encontraba Andy, el viejo amor de Prue, aquel policía que dio su vida por las Embrujadas y como condecoración, se transformó en luz blanca. Al no haber luz artificial en la zona, Andy había usado unas órbitas para iluminar el lugar.
PRUE: ¿Entonces... a Maddy no le ha pasado nada?
ANDY: Nada de nada. Es una compañera mía del gremio. Está perfectamente.
PRUE: ¿Todo esto de Hong Kong, el bar, el trabajo... era para conseguir de nuevo mis poderes?
ANDY: Exacto. Vuelves a ser bruja, está en tu naturaleza.
PRUE: No estoy de acuerdo.
ANDY: ¿No? ¿Entonces por qué cuando dispararon a Maddy intentaste de cualquier manera seguir protegiéndola? Cómo hacías antaño con los inocentes... Prue, eres bruja. Siempre lo has sido, y lo serás. Deberías de estar orgullosa.
PRUE: Tú no me entiendes...
ANDY: Yo no te entiendo, pero la que conduce ese coche sí. Un placer haberte visto de nuevo, sigues igual. (orbitó)
Un coche azul y bastante viejo se paró enfrente de Prue. Quien conducía bajó la ventanilla y sacó su cabeza.
MELINDA: ¿¡PRUE!?
PRUE: ¿¡MELINDA!?
MELINDA: ¿De dónde vienes?
PRUE: ¿De dónde vienes tú?
MELINDA: Es una larga historia... De Nuevo México. Me he recorrido 3 Estados en poquísimo tiempo. Yo no sabía que este trasto corriera tanto…
PRUE: Yo vengo de Hong Kong. (Melinda se extrañó) ¿Me haces un hueco? Hay mucho que contar.
MELINDA: Pasa, pasa. (le abrió la puerta y entró. El coche salió pitando)

James y Alice bajaban con rapidez unas escaleras de caracol. Al llegar a su destino, los ruidos, gritos y explosiones de los sublevados eran más fuertes. La sala era una especie de pasillo donde al final había una altísima puerta de acero.
SOLDADO1: ¿Señor? ¡¿Qué hace usted aquí?!
SOLDADO2: ¡Está poniendo en peligro su vida!
JAMES: Abrid la puerta.
ALICE: Hacedle caso.
SOLDADO3: ¿¡Pero quiere morir de verdad!?
JAMES: ¡¡ABRID LA PUERTA!!
Todos los soldados del pasillo se acercaron a la puerta, y con cuidado la abrieron. James y Alice salieron corriendo al exterior, donde James creó una bola expansiva que hizo tirar varios sublevados. El exterior donde se encontraban no era más que otra cueva, pero mucho más alta que las demás. El techo era imposible de ver.
JAMES: ¡PARAD! ¡QUIETOS!
Toda la muchedumbre se quedó perpleja, James estaba vivo.
JAMES: Escuchad con atención si no queréis seguir perdiendo a vuestros combatientes. (su voz se prolongó por las cuatro paredes de aquella gigantesca sala) Me hice el muerto para contemplar con otros ojos el gran poder que tiene el Inframundo, y no estaba equivocado. Habéis luchado por vuestros intereses con valentía, desafiado sin miedo a soldados de mayor nivel que vosotros, pero no habéis conseguido todo. ¡El verdadero enemigo no es Alice, lo sabéis! Ella solo es otra más como nosotros. Los verdaderos enemigos son la tan odiada familia Halliwell y os habéis olvidado de ellos. No debe de haber más guerras en nuestro bando, somos hermanos y tenemos que defender nuestros intereses. Aquel que continúe resistiendo, ya sea hombre, mujer o niño será sacrificado.
ALICE: ¡Qué bonito, qué bonito! (aplaudiendo)
JAMES: Nuestros verdaderos enemigos son brujos, no demonios. Brujos y brujas, especialmente los Halliwell. ¿Cuántos amigos, familiares y conocidos han sido matados por esa familia? No tienen escrúpulos. Dicen ser los salvadores de los inocentes. ¿Qué inocentes? Llevan toda la vida matando a nuestros amigos, familiares y conocidos. Si un Halliwell mata a un demonio, los brujos son los buenos. Pero si un demonio mata a un Halliwell, somos los malos. ¡HAY QUE CAMBIAR LA HISTORIA! ¡DARSE CUENTA DE QUE A ESA FAMILIA LE QUEDA POCA SANGRE DEMONIACA QUE DERRAMAR! ¡Así que no dudéis ni un segundo y empezad ya con la revancha! ¡¡FLUCTUAD, ID A LA MANSIÓN HALLIWELL DE CHICAGO Y DEMOSTRAD EL PODER QUE TENEMOS!!
TODOS: ¡¡A LA ORDEN!!
Todos los demonios fluctuaron a la vez, lo que parecía un gran incendio, menos James y Alice, que se quedaron ahí, descansando.
JAMES: Empieza el fin.

La lucha en la Mansión Halliwell seguía en pie, ahora con más demonios que nunca. Los Halliwell eran una inmensa minoría en su propia casa.
PATRICIA: ¿Y si intentamos repelerlos con el poder de Tres veces tres?
CHRIS: Una gran idea... pero... ¿¡cuántos somos!? Faltan Helen, Alice y Melinda. Con Prue también podría funcionar, ¡pero no están aquí!
PATRICIA: ¡¡Pues no se me ocurre nada más!! (dijo esquivando una bola de fuego)
PHOEBE JR: Se podría intentar con los que estamos, ¿no? No seremos nueve, pero oye, seguimos siendo brujas y brujos del gran linaje Halliwell...
WYATT: Sí, estoy de acuerdo. Vamos, todos juntos.
Rachel, Henry, Patricia, Phoebe JR, Wyatt y Chris cerraron los ojos, se dieron de la mano y susurraron algo. Por su parte, Jared, Bobbie y Dag se alejaron un poco del grupo. Una potente luz azul apareció del techo, destruyendo todas las ventanas del primer piso. Y de repente, se hizo el silencio.
HENRY: ¿Ya?
RACHEL: Eso parece... parece que se han espantado todos nuestros agresores...
WYATT: Menos mal que Melinda no está por aquí... Si viera cómo está la casa...
BOBBIE: Hemos estado cerca de la muerte.
PATRICIA: Al menos todo ha terminado... por ahora...
¿?: ¡POLICIA! ¡¡HENRY ALLEN MITCHELL, QUEDA ARRESTADO POR EL ASESINATO DE ESTHER SANDFORD!!
Tres agentes de policía entraron a la casa dando una patada a la puerta. Iban armados.
RACHEL: ¡Escondeos, chicos!
WYATT: ¡Todos al sótano!
Todos se marcharon al sótano menos Rachel y Henry.
HENRY: ¡¡Rachel, vienen a por mí!! ¡Yo no he hecho nada!
RACHEL: Tranquilo, encontraremos una solución. Confío en que los policías sepan la verdad tarde o temprano. Tranquilo. (le abrazó con fuerza)
La policía llegó a la cocina, donde se encontraban los dos hijos de Paige.
POLICIA1: Jefe, le hemos encontrado. Por favor, las manos en alto.
RACHEL: ¡¡Él no ha hecho nada!!

Sin conocer nada de lo que estaba sucediendo en su vieja casa, una mujer de pelo muy rubio fluctuó enfrente de la lápida de Esther Sandford. La mujer llevaba en la oreja una pequeña flor, una rosa blanca, que cogió y dejó delicadamente al lado de la lápida.
ALICE: Lo siento. (Y volvió a fluctuar)


Escrito por LQSA_Recio

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