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3x03 EL CORCEL SAGAZ Y LA PRINCESA EN EL PÁRAMO DE LA SOLEDAD (2ª parte)

11 SEMANAS DESPUÉS…
VICTOR: ¡Andy, despierta! (le ordenó apremiante)
ANDY: Aaaaughhhhh… (bosteza) ¿Qué pasa?
VICTOR: Has vuelto a quedarte dormido en el sofá del salón, eso es lo que pasa. ¿Sabes que existen las camas?
ANDY: Agh, lo siento. (respondió avergonzado) Volví muy tarde de ayudar a uno de mis protegidos, y caí rendido sobre el sofá sin remedio…
VICTOR: Ya, pero no es la primera vez que se produce esto. Hasta Piper se ha dado cuenta…
ANDY: ¡He dicho que lo siento! (contestó elevando un poco la voz, enervándose)
VICTOR: Andy, no puedes olvidar que aquí también tienes obligaciones. Gente que te necesita…
ANDY: ¿Crees que no lo sé? (replicó ofendido)
VICTOR: ¡A veces parece que hay que recordártelo! ¿Dónde has estado? ¿Con ella?
ANDY: Mira, no estoy de humor para otra discusión… (admitió rendido)
VICTOR: Eso significa que has estado con ella. 
ANDY: No he estado con ella… (dijo en un susurro casi inaudible)
VICTOR: ¿Qué dices?
ANDY: ¡Ella lo dejó muy claro! Debía hacerlo ella sola.
VICTOR: Y aun así no puedes evitar vigilarla. Espiarla. Ella no es tu familia, ¡nosotros sí!
ANDY: Sólo… sólo necesito saber que está bien. (dijo con la cabeza gacha)

Prue se encontraba en una maltrecha tienda de campaña improvisada, con el monzón arreciando. Una lámpara de aceite de principios del siglo XX le ayudaba a mantener algo el calor, al mismo tiempo que le permitía concentrarse en el cuaderno en el que escribía con un lápiz en las últimas.
<<Queridísima Piper,
Hoy hace 80 días desde que llegué a este mundo. Cada vez se acerca más el día del primer cumpleaños de la pequeña Bianca, y lo único en lo que puedo pensar es en lo mucho que lamento no poder ayudarte a preparar aquella fiesta sorpresa que tanto deseabas celebrar, tal y como te prometí.
Vuelvo hoy de Bharatpur nuevamente con las manos vacías. Aquel sanador puso todo su empeño en ayudarme a encontrar una brecha en la realidad que me pudiese llevar de nuevo con todos vosotros, pero su poder fue insuficiente. Me ha hablado de un monje nepalí; cree que si él no puede, nadie podrá.
El dinero que me prestó Andy empieza a escasear. Intento reducir mis gastos todo lo que puedo, no sé cuánto tiempo más continuará mi búsqueda. He tenido la suerte de encontrar a una bondadosa familia nómada de pastores que me han acogido hasta que lleguemos a la frontera, pero a partir de entonces tendré que buscármelas por mi cuenta a través de los intratables picos del Himalaya.
Aun no he renunciado a volver a casa. Os quiero mucho.
Prue Halliwell>>

Cole caminaba por una caverna oscura. El viento apenas corría, lo que unido al gran calor y a la alta humedad, hacía que el ambiente estuviese fuertemente estancado. Aquel lugar era inhóspito, nadie se atrevía a recorrerlo a no ser que no quisieras ser encontrado o que estuvieses desesperado. Y Cole estaba desesperado.
GIARA: Nadie surca la caverna de los desterrados por propia voluntad… (anunció una anciana voz gutural desde la oscuridad)
COLE: Estoy aquí porque he oído que pueden ayudarme con mi problema. (sentenció con seguridad)
GIARA: Eso dicen…
COLE: ¿Puedes ayudarme?
GIARA: Eso depende…
COLE: Necesito que…
GIARA: ¡Calla! (le interrumpió con desprecio) Sé lo que pretendes…
COLE: ¿Cómo sabes…?
GIARA: ¡Te persigue! ¡Puedo verlo perfectamente! (le interrumpió de nuevo, ofendida)
COLE: ¿Y bien?
GIARA: Puede hacerse, y puedo decirte como. Pero la rosa exige ayudar a la causa a cambio…
COLE: Sé lo que quieres. Y si cumples tu parte…
GIARA: ¡La rosa cumple! ¡Siempre cumple! (interrumpió enfadada) El ritual es complejo, y necesitarás sangre pura. Sangre de las benditas…
COLE: Hare lo que haga falta… (repuso con resignación)

A varios kilómetros de la ciudad de Namche Bazaar se erigía un antiquísimo y recóndito monasterio desde el que se podía disfrutar a lo lejos de las majestuosas vistas del Himalaya y particularmente del Monte Everest. Prue fue acercada a dicha ciudad esa misma tarde por la amable familia de pastores y había conseguido convencer a un joven lugareño de que le acercase con su destartalado todoterreno. Habían ascendido por el camino todo lo que el vehículo le permitía, pero el par de kilómetros restante debía hacerlos por su cuenta.
JOVEN: Nadie entrar. No abrir puerta. (le avisó el joven en un basto inglés)
PRUE: Gracias, pero debo intentarlo de todas formas… (contestó apesadumbrada mientras le entregaba como propina los últimos diez dólares que le quedaban)
JOVEN: Tener cuidado. Camino peligro.
Prue le dedicó una sonrisa, y el joven le hizo una pequeña reverencia de despedida antes de arrancar de nuevo el motor y conducir cuesta abajo de vuelta a la ciudad. Prue inspiró y espiró con fuerza, intentando acostumbrar sus pulmones a los casi tres mil quinientos metros de altura a los que se encontraba, y decidió proseguir su viaje. El terreno era bastante accidentado, pero por suerte la nieve aun no había formado placas de hielo en el suelo. Tras escalar una pared de rocas escarpadas inclinada alrededor de 30º, Prue consiguió llegar a un estrecho sendero desde el que podía ver la pequeña ciudad a sus espaldas y el ansiado monasterio frente a ella a unos cientos de metros.
Prue caminó deprisa, alegre pero cansada, hasta que alcanzó su objetivo. Sin embargo, mirase por donde mirase sólo podía ver una alta pared de lo que parecía una especie de muralla, sin puerta alguna. Desconcertada, Prue recorrió el perímetro del edificio hasta regresar a su posición de partida, sin encontrar una puerta en su camino.
PRUE: ¿Qué? ¿Por dónde entran? ¿Por dónde puñetas salen? (gritó incrédula)
Prue agarró una roca del suelo, y llena de furia, la lanzó con fuerza contra la muralla, pero justo antes de impactar la roca cayó misteriosamente al suelo, como si hubiese chocado con una especie de barrera mística.
PRUE: ¿Pero qué…?
Prue se acercó lentamente hasta que su mano tocó aquella extraña muralla. Nada, podía sentir la rugosidad de la piedra perfectamente. Entonces, una idea cruzó fugazmente la mente de Prue. Abrió con apremio su enorme macuto y se dispuso a rebuscar, hasta que finalmente dio con un saquito con unos polvos en su interior. Prue cogió una pizca entre sus dedos, dibujó el contorno de una puerta sobre la piedra y llamó, pero no tuvo efecto alguno. Prue, desolada, dio unos pasos hacia atrás y se sentó sobre una enorme roca mirando aquella muralla, pensativa.
PRUE: Joder… (dijo entre lágrimas, cubriéndose la cara con las manos) ¡Necesito un poco de ayuda!
Como si respondiesen a sus súplicas, unas enormes y brillantes puertas doradas aparecieron mágicamente sobre la muralla. Prue, sorprendida, se acercó lentamente a dichas puertas y las empujó con fuerza hasta abrir un hueco lo suficientemente grande como para poder entrar.
En el interior del monasterio, tres monjes la esperaban sonrientes en la puerta, haciendo una reverencia. Unos cuantos niños jugaban a lo lejos con una pelota vieja mientras media docena de mujeres lavaban ropa en una amplia fuente natural.
PRUE: Ho… hola. (dijo algo avergonzada)
MONJE: Swagatam. Yo guru timi kurnay chaa (respondió en nepalí mientras le señalaba amistosamente el camino con la mano)
PRUE: Vale… No he entendido una mierda, pero gracias.
Prue se encaminó titubeante por la dirección señalada, escoltada a su espalda por los tres monjes, hasta alcanzar la puerta del enorme edificio central. Volvió la vista atrás un momento, dubitativa, pero los sonrientes monjes le hicieron señas para que entrase. En el interior, un hombre anciano encendía con cuidado unas extrañas velas.
MAESTRO KHEM: Yo hiun au chaa…
PRUE: Duìbùqǐ, qǐngwèn nǐ huì shuō guǎngdōng huà ma? (‘Disculpe, ¿habla cantonés?’)
MAESTRO KHEM: Shìshí shàng, wú Halliwell. (respondió sonriente en cantonés) Pero creo que será mejor para usted si hablo en su idioma. Mi nombre es Khem.
PRUE: ¿Sabe quien soy? (preguntó sorprendida)
MAESTRO KHEM: En efecto. Las estrellas me anunciaron su llegada hace diecisiete días. He de reconocer temía que su aparición sucediese demasiado tarde…
PRUE: ¿Y sabe por qué estoy aquí?
MAESTRO KHEM: No exactamente. Sólo sé que las estrellas me dijeron que necesitaría ayuda, y que sería el único que podría ofrecérsela.
PRUE: Estoy… perdida. Mi conciencia viajo desde otro mundo, otra realidad, y quedó atrapada aquí. Ahora no puedo volver a casa…
MAESTRO KHEM: Déjeme comprobar… (dijo mientras ponía sus manos sobre las sienes de Prue y cerraba los ojos) Su alma es forastera, pero está bien integrada en este mundo.
PRUE: ¿Puede ayudarme a volver a casa? (preguntó casi suplicante)
MAESTRO KHEM: La lucha es fuerte en tu interior. Debe dejar de luchar…
PRUE: ¿Que deje de… luchar? (dijo incrédula)
MAESTRO KHEM: El cordero que lucha contra las arenas movedizas encuentra rápido el abrazo de la muerte. El astuto zorro que espera paciente encuentra con el tiempo la rama de su salvación. (respondió tremendamente críptico) Ella es la respuesta…
PRUE: No… no lo entiendo. (replicó confusa)
MAESTRO KHEM: Aun no, pero pronto lo hará. Le ayudaré a lograrlo para que pueda volver a su hogar.
El maestro Khem le ofreció la mano a Prue. Ella la examinó con cuidado durante unos segundos y entonces acercó la suya, pero antes de que pudiese estrechársela se oyó una terrible explosión en el exterior.
MAESTRO KHEM: Ya han llegado. Pensé que nuestras defensas aguantarían más tiempo… (anunció aterrado)
PRUE: ¿Quién viene? ¿Qué está pasando? 
MAESTRO KHEM: Los demonios vienen a buscar la localización del Dakashat…
PRUE: ¡Entonces acabaré con ellos! (respondió decidida)
MAESTRO KHEM: ¡No! ¡La Fuente no puede saber que está aquí! (le ordenó con firmeza) Su destino es demasiado importante…
PRUE: ¿Qué hacemos entonces? (preguntó impotente)
MAESTRO KHEM: ¡Sígame! ¡Le llevaré a un lugar seguro!
PRUE: Pero… ¿qué pasa con su congregación?
MAESTRO KHEM: Son hábiles guerreros de la luz. Protegerán a los refugiados de las fuerzas del mal y les mantendrán a salvo.
El maestro Khem agarró con fuerza la mano de Prue y tiró corriendo de ella por un pasillo hasta llegar a una especie de despensa. El maestro levantó la vieja alfombra del suelo, revelando una trampilla oculta. Con apremio levantó la pesada trampilla y se introdujo por las escaleras descendentes hacia un penumbroso subterráneo, seguidos por varios demonios.

En la cocina de la mansión Halliwell, Piper intentaba cortar la hemorragia de un buen tajo en el costado con un paño de cocina. Andy, que en ese momento entraba por la puerta, observó detenidamente a Piper y se quedó boquiabierto, horrorizado.
ANDY: ¡Piper! ¿Pero qué puñetas…?
PIPER: Tranquilo, es sólo una pequeña herida… (le interrumpió quitándole importancia)
ANDY: ¿Una pequeña herida? Joder, ¡te han apuñalado! ¡Si casi puedo verte el bazo! (replicó horrorizado)
PIPER: Entonces ya sabes que hacer… (le anunció en tono perspicaz mientras le lanzaba el sangriento paño)
Andy cogió el paño y lo dejó en la pila. Se acercó hacia Piper y situó sus manos sobre el enorme corte, y entonces su poder de sanación hizo el resto.
ANDY: Vas a hacer que te maten. (avisó con seriedad mientras frotaba su mano sobre el emplazamiento previo de la herida)
PIPER: Eso es discutible. Me subestimas. (respondió con dureza)
Andy agarró por sorpresa el brazo derecho de Piper y lo estiró con gran fuerza, recolocándole el hombro dislocado. Piper emitió un breve y agudo quejido de dolor, y empezó a mover el hombro con cuidado para probar la articulación.
ANDY: Por supuesto. Te subestimo. (replicó con sarcasmo)
PIPER: No me trates con condescendencia. No necesito que me protejan. (insistió dedicándole su típica mirada de odio)
ANDY: Tengo que irme. Los de arriba me necesitan… (dijo cambiando de tema)
PIPER: (sonriendo) ¿Seguro? ¿No será que vas a ver a tu Prue postiza?
Andy le retiró la mirada, lleno de furia, y orbitó. Piper se agachó para sacarse el athame que ocultaba en su bota derecha, pero antes de poder incorporarse, una bola de energía le rozó la nuca. Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula al descubrir que dicha bola no iba dirigida a ella. Desde la cocina podía ver a un par de demonios que entraban al salón, ignorándola descaradamente. A Piper eso no le gusto, nada en absoluto.
Antes de poder llegar al marco de la puerta, uno de esos demonios había volado por los aires envuelto en llamas, explotando antes de impactar contra la pared. Piper entró en el comedor, en el que se encontraba un demonio que andaba con sigilo hasta la puerta del invernadero. Sin dudarlo un segundo, Piper alzó sus brazos con alegría y explotó a dicho demonio. Mientras, en el salón se oía que continuaba la acción, seguramente por parte del segundo demonio descarado, que parecía haber encontrado la muerte. Piper siguió el camino que el demonio que acababa de asesinar seguía, y se dirigió hacía la puerta del invernadero, desde donde podía ver a un nuevo demonio de espaldas en la puerta del salón. Piper se acercó y le atizó una patada baja para tumbarle, y entonces situó su athame sobre la garganta del demonio.
PIPER: Vaya, tienes mucha cara para regresar a esta casa, Belthazor…
COLE: Haré lo que haga falta… (respondió con tristeza en los ojos)
Piper, asqueada por la expresión de cordero degollado, le propinó un buen puñetazo que le dejó noqueado.

En los túneles subterráneos del monasterio, Prue y el maestro Khem corrían todo lo que podían para evadir a los demonios.
PRUE: ¡Señor Khem! ¡Nos alcanzan! (le avisó sofocada)
MAESTRO KHEM: ¡Asat! ¡Asat! ¡PRET! (vociferó furioso)
Prue se paró un momento y se dio la vuelta. Dos demonios, una mujer y un hombre, los perseguían lanzándoles bolas de energía y llamaradas. Prue levantó su brazó con ímpetu y lanzó telekinéticamente contra las rocosas paredes a los intrusos, dejándolos inconscientes. Sin embargo, en la lejanía se oía la llegada de nuevos demonios.
PRUE: ¡Es inútil! ¡No paran de llegar!
MAESTRO KHEM: ¡Venga aquí! ¡No hay tiempo que perder!
PRUE: ¿Adónde vamos? (preguntó desorientada)
MAESTRO KHEM: Estos túneles fueron excavados en roca durante milenios por miembros de la orden. Llevan a una salida secreta al otro lado de las montañas.
Prue y el maestro Khem giraron hacia la derecha en la siguiente bifurcación. La débil luz del atardecer podía empezar a verse sobre la pared de roca, lo que significaba que la salida oculta estaba cerca. Bajaron por unas pequeñas escaleras y giraron a la izquierda hasta encontrarse frente a la puerta de salida, pero no estaban solos: cinco demonios permanecían custodiando dicha puerta. En cuanto vieron a Prue y al maestro Khem, emitieron un voraz grito de guerra y empezaron a lanzarles bolas de fuego y de energía. Prue, actuando justo a tiempo, agarró del brazo al maestro Khem y le empujó hasta refugiarse en la esquina de un nuevo pasillo.
PRUE: ¡Nos tienen rodeados! (gritó mientras miraba por la esquina y devolvía varias bolas de fuego con su poder)
MAESTRO KHEM: Siento… no poder haber sido de más… ayuda, señorita Ha… lliwell. (susurró con dificultad)
Prue, sorprendida por la voz del anciano, se giró a comprobar su estado, y entonces se le cayó el alma a los pies: el maestro Khem había recibido un grave impacto en el pecho, y parecía que no iba a aguantar mucho más con vida.
PRUE: No… ¡No! ¡No, no, no! ¡NO! (dijo entre lágrimas mientras se agachaba e intentaba presionar la herida para cortar la hemorragia) ¡Aguante, por favor! Se va a poner bien, ¡tiene que ponerse bien!
MAESTRO KHEM: Proteja… el Dakashat. Su mundo… está en su mundo. Debe regresar…
PRUE: Pero… ¡no puedo volver sin su ayuda! (respondió con tristeza)
MAESTRO: La respuesta… Ella… Ella es la… (balbuceó con dificultad por la sangre)
El maestro Khem le dedicó una última mirada a Prue, una aterradora mirada moribunda que jamás podría olvidar en toda su vida, y entonces falleció. Prue, sobrecogida por la situación, comenzó a llorar con más fuerza, mientras decenas de demonios se acercaban a su posición para rodearla. Era el fin, y jamás podría volver a casa…

????: Prue, no puedo encontrarte…
PRUE: Estoy… aquí.
????: ¿Dónde estás, Prue?
PRUE: ¡Estoy aquí! (gritó con todas sus fuerzas)
ANDY: ¿Te encuentras bien, Prue?
Prue abrió los ojos de golpe. Estaba en una cómoda cama. Su cama, de hecho. Era su habitación de la mansión Halliwell. Todo lo sucedido en el monasterio parecía ya un sueño lejano.
PRUE: ¿Andy? ¿Qué hago…? (preguntó confundida)
ANDY: Percibí que estabas en peligro, y fui a ayudarte. Esos demonios no te mataron por poco…
PRUE: Gracias, Andy… (respondió melancólica)
ANDY: ¿Qué sucede?
PRUE: Verás… Mi viaje me llevó hasta un monasterio en Nepal protegido por magia. El maestro Khem era el único que podía ayudarme a volver a casa, pero…
ANDY: Los demonios, ¿verdad? (concluyó la frase al ver que no continuaba)
PRUE: Sí. Atacaron por sorpresa. El maestro Khem intentó ponerme a salvo, pero un demonio le mató. Ahora… estoy atrapada definitivamente. Nunca podré volver a casa. (dijo intentando contener las lágrimas)
Andy se acercó, sentándose en la cama, y rodeó con sus brazos. Ella apoyó la cabeza sobre su hombro, esforzándose por no llorar, mientras Andy miraba fijamente el papel pintado de la pared.
ANDY: El maestro Khem era uno de los miembros más respetados de la comunidad mágica. Podía leer el alma de las personas, y decidió dar su vida por protegerte…
PRUE: Lo siento. Intenté salvarle, pero… (intentó explicarse, pero las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos)
ANDY: Cuando fuisteis elegidas como las Embrujadas, se os asignó a vuestro cargo un guía. Un luz blanca que os orientase en el peligroso mundo en el que acababais de entrar. Su nombre era Leo…
PRUE: ¿Leo? Nosotras… nosotras también…
ANDY: Cuando Piper y Leo se conocieron, el amor inundó sus corazones. Un amor prohibido que los mayores no aprobaban e intentaron torpedear. Piper y Leo lucharon por su amor, pero entonces un luz negra disparó una de sus flechas sobre Leo, hiriéndole gravemente. Piper intercambió sus poderes con él para salvarle, pero todos sus intentos resultaron inútiles, y Leo falleció entre sus brazos. Piper nunca logró recuperarse del golpe…
PRUE: Andy…
ANDY: Los mayores recapacitaron de su error, aunque demasiado tarde. Yo os conocía bien y sabían que podían confiar en mí, y a pesar de mi pasado con Prue, dejaron que todo siguiese adelante entre nosotros…
PRUE: Andy, ¿por qué me cuentas todo esto?
ANDY: Porque si este mundo va a ser tu hogar a partir de ahora, mereces saber la verdad…
Andy cogió con cuidado la mano de Prue, y tiró lentamente de ella. Prue se levantó de la cama, siguiéndole por el pasillo hasta llegar a una puerta cerrada. Andy se giró un momento, agachando la cabeza y suspirando, y entonces giró el pomo de la puerta.
VICTOR: ¡Andy! Ella… (se quejó preocupado)
ANDY: No te preocupes. Podemos confiar en ella. (replicó solemne, interrumpiéndole)
El padre de las Embrujadas, receloso, se apartó hacia un lado. Lo que vio Prue ante sus ojos hizo que le diese un vuelco el corazón: una pequeña niña rubia, de no más de año y medio, miraba a todos lados desde su cuna con sus enormes ojos verdes. Al descubrir su cara, la niña sonrió ampliamente y la señaló con su pequeña manita.
A.J.: ¡Maaaaaami! (dijo con alegría)
PRUE: ¿Qué? (respondió incrédula)
Andy se acercó a la cuna y cogió con cuidado a la pequeña niña, dándole un beso en la frente.
ANDY: Es… nuestra. (confesó apenado) Se llama Andy. Andrea.
VICTOR: La llamamos A.J. (aclaró tajante)
Prue se acercó lentamente, examinando a aquella pequeña criaturita como si fuese algo imposible. A.J., con cierta curiosidad, puso la palma de su manita sobre la mejilla de Prue, y entonces señaló el lunar que tenía junto a la nariz. La niña comenzó a reír sonoramente, un maravilloso sonido que despertó la ternura de Prue y le hizo sonreír con ganas. Andy, por primera vez en mucho tiempo, también sonrió.
PRUE: ¿Puedo? (preguntó mientras extendía los brazos)
Andy, sin decir nada, colocó a la sangre de su sangre sobre los brazos de Prue. Victor observaba con desconfianza, mientras Andy se dirigía hacia la puerta y abandonaba la habitación.
PRUE: Eres preciosa. ¿A qué sí lo eres? ¿A que sí? (dijo en tono infantil)
VICTOR: Pareces hábil con los niños. ¿Eras madre? En tu mundo, digo…
PRUE: Oh, no. Una vez creí que estaba… pero sufrí un aborto. (respondió confusa) Supongo que no era mi destino ser madre…
VICTOR: ¿Por qué dices eso? (preguntó sin poder evitar el tono paternalista)
PRUE: Mamá murió, y tú… Quiero decir, mi padre, no estaba mientras crecíamos. Teníamos a la abuela, sí, pero yo siempre estaba ocupada cuidando de Piper y Phoebe, más que de mí misma… Supongo que no sentía que aquello de formar una familia fuese lo mío.
VICTOR: Lamento oír eso. Vuestro padre… no hizo bien en dejaros.
PRUE: En realidad hizo lo que pudo, pero la abuela no le dejó otra opción…
VICTOR: Dichosa Penny… (reconoció entre carcajadas) Aun así, llevasteis unas vidas demasiado duras…
PRUE: Me consuela saber que al menos Piper y Phoebe pudieron ser felices, aunque fuese sin mí… (reconoció con tristeza, mientras una extraña idea rondaba en su cabeza) ¿Dónde… está Phoebe?
VICTOR: Phoebe, mi Phoebe… está… muerta… (repuso lleno de dolor)
Prue ya sospechaba la respuesta a aquella horrible pregunta, pero aun así necesitaba que se lo dijesen. Y a pesar de que no era realmente su hermana, la punzada que atravesó su corazón fue tan intensa como si su propia Phoebe hubiese sido la fallecida. La mueca de dolor y terror en su cara era indescriptible, mientras las lágrimas surcaban sus mejillas y se juntaban lentamente en su barbilla. La pequeña A.J., instintivamente, comenzó a llorar con fuerza al percibir la tristeza de sus familiares.
PRUE: Yo… lo siento. No debería haber…
VICTOR: (cogiendo a la niña) Tranquila, no lo sabías…
De repente, la puerta se abrió de golpe. Andy entró en la habitación completamente nervioso, casi desvariando.
VICTOR: ¿Qué sucede, Andy? (preguntó alarmado)
ANDY: Problemas. (aclaró furioso) Sabía que lo harían. ¡Sabía que lo harían!
PRUE: ¡Andy! (espetó severa) Tranquilízate un segundo y dime lo que sucede.
ANDY: No, no puedo tranquilizarme. No, no, no. (replicó mientras daba vueltas a la habitación como un desquiciado) Los demonios, los demonios…
PRUE: ¿Nos van a atacar?
ANDY: Se la van a llevar, se la van a llevar… Mi pequeña, ¡lo único que me queda de ella!
PRUE: ¿A.J.? ¿Por qué se la quieren llevar? (preguntó confusa)
VICTOR: La niña presentaba unos dones muy peligrosos ya desde su gestación. 
PRUE: ¿Qué clase de dones?
ANDY: Ella es… es una especie de… neutralizador mágico. Cerca de ella la magia se anula, sea buena o mala. 
Prue, sorprendida por la revelación, intentó elevar un sonajero con su telekinesis, pero apenas pudo provocar una leve vibración. Andy aprovechó la confusión para arrebatar al bebé de los brazos de Prue.
VICTOR: Mantuvimos el embarazo de Prue y la existencia de la niña como un secreto para todo el mundo, por protección. Si alguien lo descubriese, Dios sabe lo que podrían hacerle…
ANDY: No dejaré que ese bastardo de Cole…
PRUE: ¿Cole? ¿Está aquí?
ANDY: Lejos, debo irme lejos. Todo lo que me permita su poder…
Andy se dispuso a orbitar, pero no tenía el aspecto habitual. Sus destellos eran muy tenues y apenas le permitían levantarse del suelo, pero finalmente consiguió desaparecer. Sin embargo, los destellos de su órbita regresaron, y Andy cayó al suelo, completamente agotado.
VICTOR: ¡Andy! (exclamó preocupado mientras recogía a la niña)
ANDY: No permitas… que la cojan… (suplicó jadeando a los ojos de Prue justo antes de caer inconsciente)
Prue hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Era una promesa que estaba dispuesta a cumplir costase lo que costase.
VICTOR: ¡Prue! (dijo deteniéndola en la puerta) No sé conozco a vuestro Cole, pero… No creas sus mentiras. Él fue… El mató a Phoebe.
Un horrible escalofrío recorrió el cuerpo de Prue al oír esas palabras. Prue entonces sonrió, eso sólo hacía las cosas más fáciles.

Cole abrió lentamente los ojos. A pesar de haber sido noqueado, aquel sueño había sido inmensamente mejor que el que había tenido durante meses.
PHOEBE: (sonriendo con dulzura) Por fin estás despierto. Estaba empezando a preocuparme. 
COLE: Cállate.
PHOEBE: Te has despertado con el pie izquierdo, ¿verdad?
PIPER: Bien, sabandija. Ya puedes empezar a cantar como un canario si no quieres que te patee el culo.
PHOEBE: Piper está últimamente muy arisca, ¿no te parece?
COLE: No sería la primera vez…
PIPER: Estás tentando a la suerte, y en el fondo eso me gusta. Me daría una buena excusa para reventarte en pedazos.
PHOEBE: (llena de tristeza) La echo de menos. Me siento tan sola…
COLE: Lo sé, lo sé.
PIPER: Entonces por tu propio bien, más te vale que lo que me cuentes me haga feliz. Porque si no, ¡te mato!
PHOEBE: No puedes dejar que te hable así. (dijo mientras le mostraba la daga ceremonial con la que le quitó la vida y se la clavaba en el estómago a Piper) Es esto lo que quieres, ¿no?
COLE: ¡CÁLLATE! (le gritó furioso)
Piper miró en la dirección donde miraba Cole, pero allí no había nadie. Clavó entonces sus ojos sobre los de Cole, llena de desconcierto.
PIPER: Dios, estás lleno de mierda…
De repente, los cristales que retenían a Cole salieron volando, seguido por el propio Cole, que se estampó con fuerza contra la pared. Piper miró asustada a su alrededor mientras unas varillas de acero corrugado del invernadero danzaban velozmente en torno a ella misma hasta que se lanzaron rápidamente contra la pared, atravesando a Cole en ambas muñecas, hombros y piernas en una pintoresca pero diabólica versión de un Cristo crucificado, y obviando magistralmente vasos sanguíneos importantes. Piper se giró hacia la escalera, y entonces vio a Prue roja de ira.
PHOEBE: Uhhh… ¡Prue se ha cabreado! (le advirtió en tono burlón)
PIPER: ¿Así que eras tú? Sabía que tarde o temprano volverías aquí…
PRUE: ¿Cómo permites que siga con vida? ¡CÓMO, DESPUES DE LO QUE LE HIZO A PHOEBE! (le recriminó furiosa)
PHOEBE: Algo va mal. Sus ojos… son distintos. (dijo asustada)
COLE: ¡Por favor…! (gritó dolorido)
PRUE: ¿Por favor? (repitió incrédula mientras le golpeaba con una ráfaga telekinética) ¿Es eso lo que ella te dijo cuando la mataste? (le golpea de nuevo) ¿Lo que te dijo cuando te preguntó si todo iba bien antes de la boda y tu la mentiste? (le golpea otra vez) ¿Cuándo le arruinaste la vida? (le da otro golpe) ¡NO HAY MISERICORDIA PARA TI!
Prue, totalmente fuera de sí, alzó sus brazos para ejercer su telekinesis sobre el cuello de Cole, asfixiándole. Piper, al ver que no paraba, se acercó a Prue y puso su mano en su hombro, un gesto amistoso.
PIPER: ¡Eh, ya vale, Vader!
PRUE: ¿Por qué le defiendes? (preguntó arisca)
PIPER: Prue, preferiría que me partiese un rayo antes de tener que defender a esta rata apestosa, pero creo que deberíamos escuchar lo que tiene que decirnos.
PRUE: ¡Es un puñetero mentiroso patológico! ¡Dirá cualquier cosa con tal de salirse con la suya! (le advirtió incrédula)
PIPER: Lo sé, pero es extraño que los demonios que han aparecido en casa le persiguieran a él, no a nosotras.
PRUE: No me parece lo más convincente…
PIPER: Phoebe era mi hermana. Sé dónde me meto. (respondió con su mirada asesina)
PHOEBE: No sé quien es esa chica, pero no querría tenerla de enemiga.
PRUE: Piper, no…
PIPER: ¡Es mi decisión!
Prue puso cara de reproche, pero finalmente desistió en su empeño. Movió ligeramente su brazo, permitiendo que las varillas que atrapaban a Cole desapareciesen, y en cuanto su cuerpo cayó al suelo lo volvió a rodear por cristales.
COLE: Gra… gracias (respondió entre jadeos)
PIPER: Esto no es ningún favor. (replicó asqueada) Si no me convences, te dejaré a solas con ella. Y no parece tenerte en muy buena estima…
COLE: Está… está bien.
PHOEBE: Cole, no. ¡No les digas nada! (le advirtió asustada)
PIPER: Bien, habla: ¿qué haces aquí y por qué te perseguían esos inútiles?
COLE: Yo… intento salvarla. Salvarla…
PHOEBE: Cole, no sigas…
COLE: Pero debo hacerlo… (le respondió con lágrimas en los ojos)
PRUE: Pero… ¿con quién está hablando?
PIPER: Creo que está como un cencerro… (dijo mientras giraba el dedo alrededor de su sien) En fin, ¿a quién estás intentando salvar?
COLE: ¡A ella! (gritó señalando a la nada) ¿Es que no la veis?
PRUE: Esto no es lo que me esperaba…
COLE: La Fuente me lo dijo, Belthazor me lo dijo… ¡y la maté! Yo no quería hacerlo, la amaba… Pero era demasiado tarde.
PHOEBE: Me amabas, oh sí… ¡Pero no tuviste ningún reparo en destriparme como un conejo!
PIPER: Dios santo, Phoebe…
COLE: Puedo arreglarlo, sé que puedo. Ella me dijo que podía…
PIPER: Que podías… ¿qué?
PHOEBE: Cierra el pico, Cole.
COLE: ¡Hacer que vuelva! ¡Resucitar a Phoebe!
PRUE: Pero… ¿es que has perdido totalmente el juicio?
PHOEBE: ¡He dicho que te calles, Cole!
COLE: No. Puede hacerse, lo sé…
PHOEBE: ¡Cállate! (gritó furiosa)
COLE: ¡Déjame en paz! (respondió dolido entre gritos) Te amo, Phoebe. ¿Es que no ves que no puedo vivir sin ti?
PHOEBE: (susurrándole al oído) Acabarás lleno de mierda…
PRUE: Creo que ya hemos oído suficiente. (le susurró a Piper mientras tiraba de su brazo)
PIPER: No, espera. (respondió parándola en seco) Tengo curiosidad por saber cómo termina.
COLE: Haces bien. (le dijo con expresión desquiciada) El Grimoire dice cómo hacerlo, pero yo solo no puedo. Necesito magia blanca, alguien de su sangre.
PRUE: Muy oportuno, ¿no? (apuntó irónica)
COLE: Tengo el ritual. Me costó encontrarlo, pero lo tengo…
PIPER: ¿Y cual es el problema?
PRUE: ¡Piper! ¿Pero por qué le das coba? (preguntó con vergüenza ajena)
PIPER: ¿Qué? No tengo nada mejor con lo que entretenerme hasta que empiecen ‘Las chicas Gilmore’…
Prue negó con la cabeza, dejándolo por imposible, mientras Piper volvía a dirigir su mirada acusatoria sobre Cole.
PIPER: Bien, canta.
COLE: El hechizo es muy complejo. Intenté robar el Grimoire, pero me descubrieron y… Bueno, aquí estoy.
PIPER: O sea, ¿que no sólo quieres que colaboremos contigo en el ritual, sino que quieres que también te ayudemos a robar el Grimoire? (recapituló con expresión adusta)
COLE: Bueno, nadie dijo que fuese un plan fácil… (aclaró con una sonrisa perturbada)
PRUE: ¡No es listo ni nada el puñetero! ¡Quiere que le acompañemos a una misión suicida! (soltó sorprendida) Tranquilo, ¡yo te ayudaré a morir si tanto lo deseas!
Prue movió telekinéticamente uno de los cristales, agarró con fuerza una de las varillas y se la clavó en el estómago a Cole.
COLE: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!
PHOEBE: Amm. Buen tiro.
PIPER: ¡Prue! Basta.
PRUE: ¿Qué? ¿Es que acaso estás considerándolo? (preguntó extrañada mientras extraía la varilla)
PIPER: Creo que debemos ser prácticos y estudiar todos los puntos de vista…
PRUE: Mira, aquí no hay nada que discutir. Nosotras somos brujas buenas y no podemos usar la magia para nuestro propio beneficio. Además, recuerda que él es un demonio. Son mentirosos por naturaleza y unos tramposos que venderían a su propia madre por salirse con la suya. ¡Punto!
PIPER: ¿Qué hacemos con él entonces?
COLE: Por favor… ¡me desangro!
Prue, furiosa, hizo un movimiento con el brazo que provocó que el rollo de papel de la cocina volase directamente hasta la cara de Cole e hiciese que su nariz sangrase.
PRUE: Por mí como si cuelgas su cabeza en lo alto de la chimenea… (repuso con asco)
Prue se dio la vuelta, colocando de nuevo el cristal con su telekinesis, y se dirigió airada hasta la escalera.

La luna brillaba alto sobre la mansión Halliwell. La oscuridad reinaba la casa, mientras todos intentaban dormir. Abajo en cambio, Cole discutía en susurros con su Phoebe ilusoria.
PHOEBE: ¿Recuerdas cuando nos encontrábamos a oscuras en los lavabos del juzgado?
COLE: Grrrrr… (gruñó enfadado)
PHOEBE: ¿Crees que servirá de algo?
COLE: Eso espero.
PHOEBE: Porque me quieres.
COLE: Te amo.
PHOEBE: ¿Seguro? Tantos años de maldad, de dolor causado por tus propias manos… Tú no puedes querer a nadie.
COLE: ¡Te equivocas! Y pronto te lo demostraré…
PHOEBE: (acariciándole el pelo) Pobre iluso. ¿De verdad crees que puedes conseguir la redención?

Piper se encontraba en su cama, y nuevamente no podía dormir. Pero esta vez era algo distinto de las otras ocasiones. Esta vez sentía que podía hacer algo y sin embargo se encontraba al margen. Sabía que Cole era malvado, el desalmado que arrebató la vida de su querida hermana Phoebe. Y sabía perfectamente que no podía fiarse de él. Sin embargo, algo en su interior le empujaba a creer. Quizá su esperanza, o más seguramente esa vena temeraria que la empujaba hacia el peligro desde no sabía cuando, no lo sabía a ciencia cierta. Lo único que sabía era que quería volver a abrazar a su hermana. Piper agarró el almohadón del otro lado de la cama y se tapó la cara con él.
PIPER: Mierda… (se quejó derrotada)

Prue se encontraba en la cama de la habitación de invitados. Estaba algo inquieta en su sueño, como si la persiguiesen, pero sólo podía ver una oscuridad total. Estaba temblando de frío. De repente, sintió un agradable peso sobre su cuerpo que le ayudó a entrar en calor. Prue abrió lentamente los ojos y vio frente a su cara el rostro de Andy en la oscuridad de la noche, algo ojeroso.
ANDY: Perdona, te he despertado…
PRUE: Tranquilo, no era un sueño muy agradable. ¿Qué tal todo?
ANDY: Victor se ha quedado vigilando a la niña. Ella parece que duerme tranquila.
PRUE: ¿Y tú que tal estás?
ANDY: Estoy… abrumado. Por un segundo pensé que descubrirían a la niña…
PRUE: Es una situación muy controvertida.
ANDY: No lo sabes bien. Y lo peor es que no tenemos forma alguna de poder protegerla, al menos hasta que pueda dominar su poder…
PRUE: Quizás si… ¿habéis pensado en quitarle sus poderes?
ANDY: No funcionó. (admitió con una sonrisa condescendiente que le hacía parecer muy demacrado) Las pociones y los hechizos son inútiles sobre ella.
PRUE: Eso complica las cosas…
ANDY: No puedo permitir que le pase nada malo. (dijo con tristeza, bajando la mirada)
PRUE: (apoyando su mano sobre la de Andy) Haré todo lo que esté en mi mano para protegerla. Te lo prometo.
Andy levantó su mirada de ojos vidriosos y miró a Prue con su sonrisa confiada. Esa alegre sonrisa era suficiente para hacerle sentirse mejor, era una de las pocas cosas que veía de su difunta esposa en aquella mujer. Prue entonces sintió una intensa punzada en el corazón, algo que siempre significaba problemas.
ANDY: ¿Qué ocurre? (preguntó preocupado)
PRUE: No sé… No estoy segura. ¿Dónde está Piper?

En el salón, Cole se hacía el dormido. Cerraba los ojos con fuerza, ya fuese por algo bueno o porque se habían decidido a liquidarle finalmente. Alguien le atizó una patada en la pierna justo por donde le habían atravesado, provocándole un horrible dolor, pero aguantó el grito como pudo.
PIPER: Eh, tú. Tenemos que hablar.

Prue, tras comprobar que la habitación de Piper estaba vacía, de dispuso a bajar las escaleras a toda velocidad seguida por Andy.
ANDY: ¿Estás segura?
PRUE: Espero que no, pero eso me temo. Piper parece desesperada y actúa de forma inconsciente: mala combinación.
Prue había bajado la mitad de los escalones cuando vio cómo Piper se acercaba a Cole y le daba la mano.
PRUE: ¡Piper, no! (gritó mientras fluctuaban)

Piper y Cole aparecieron en una galería del inframundo, refugiados por la oscuridad. Tras fluctuar, Cole se tambaleó y se apoyó sobre la roca de la pared para no caerse.
PIPER: ¿Estás bien? 
COLE: No. Es por todas las heridas que la bruta de tu hermana me ha hecho…
PIPER: Toma una oxicodona. (dijo mientras le mostraba en su palma extendida dos comprimidos)
COLE: ¡Esto es un calmante para postoperatorios! ¿De dónde lo has sacado? (preguntó alarmado)
PIPER: Mejor no preguntes.
Cole cogió las pastillas y se las tragó de golpe. Piper se adelantó un poco para observar. La sala del Grimoire estaba algo alejada, pero podía verse la entrada perfectamente desde su posición. Piper se dispuso a avanzar, pero Cole tiró de pronto de ella.
PIPER: ¿Pero qué coño te has…?
COLE: ¡Mira! (susurró apremiante mientras señalaba un grupo de personas que se acercaba)
Un par de soldados se acercaron por el pasillo oeste, seguidos por La Vidente. Parecía que iban a pasar de largo, pero a medio camino de cruzar la plaza, un sacerdote oscuro la llamó y comenzaron a discutir entre susurros.
PIPER: La madre que le parió a Madame Tashmin…

Andy y Prue acababan de llegar orbitando al inframundo, concretamente a la orilla del humeante lago de lava.
PRUE: Bien, ¿puedes sentirla?
ANDY: (cerrando los ojos) Eh… creo que no. Es muy hábil ocultando su señal.
PRUE: Genial. (respondió enfadada) Con lo que me encanta este nido de víboras…

Piper empezaba a impacientarse, parecía que La Vidente y el sacerdote oscuro llevaban siglos discutiendo. Por un segundo pensó en mandarlo todo a la mierda y lanzarse a degollar a esa ramera, pero supuso que su poder la alertaría, así que decidió mantener la calma. La Vidente no estaba para nada satisfecha con las explicaciones del sacerdote, así que agarró un alfiler de su peinado y le atravesó el corazón con él, sonriendo gozosa.
PIPER: Interesante espectáculo… (replicó asqueada)
COLE: Calla. Es nuestra oportunidad.
Cole señaló a La Vidente, que se alejaba por el pasillo este con su séquito de guardianes. Cuando ya no podían verlos, Piper salió de su escondrijo y se acercó para ver como se alejaban. Hizo una señal con la mano, y entonces se dispuso a entrar en la cámara del Grimoire, seguida por Cole.
PIPER: Bien, parece fácil. Coger el libro del pedestal y darse el piro.
PHOEBE: Debería cogerlo. Dile que lo coja, a lo mejor le gusta…
COLE: Si fuese tan fácil, lo habría hecho yo mismo. Pero el pedestal está hechizado.
PHOEBE: Si quieres lo cojo yo… (dijo levantando el libro)
COLE: ¡Noooooo! (gritó asustado)
PIPER: ¿Qué pasa?
COLE: Ehm… nada. Cualquiera que intente levantar el libro será incapaz de desplazarse utilizando magia. Nos rodearían enseguida.
PIPER: Pues me cargo el pedestal. (dijo alzando sus manos)
COLE: ¡Ni se te…!
Cole intentó detenerla, pero Piper apuntó más rápido y destrozó aquella mole de roca. Piper le dedicó una sonrisa de autosuficiencia, pero entonces empezó a reverberar un extraño sonido como de corneta.
COLE: … ocurra…
PIPER: ¡Ups!
COLE: ¡No estás en tus malditos cabales! ¡Ahora nos perseguirá todo el inframundo! (le recriminó furioso mientras recogía el libro)
PRUE: ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay! (gritó corriendo hasta ellos, protegiéndose la cara)
PIPER: ¿Qué puñetas haces tú aquí?
PHOEBE: Uy, pelea de hermanas…
PRUE: ¿Que qué hago aquí? ¿Cómo te atreves a seguir a este lunático a una muerte segura?
PIPER: ¿Crees que este es lugar para una bronca?
De repente, una bola de energía pasó rozando sus cabezas.
COLE: No sé vosotras, pero yo me largo de aquí. (les avisó corriendo lo más deprisa que sus heridas le permitían)
PRUE: ¡Vamos!
Prue y Piper no tardaron en alcanzar a Cole en el pasillo oeste. Los tres giraron a la derecha en la primera bifurcación, pero la sala estaba llena de demonios que deseaban cazarles.
PIPER: Por aquí no. ¡Por aquí no!
Los tres se dieron la vuelta y continuaron por el pasillo, esquivando bolas de fuego. Prue intentó desviarlas con su poder, pero entonces recibió una en la espalda que la tumbó.
PIPER: ¡Prue! (gritó preocupada)
El cuerpo de Prue, que estaba tirado en el suelo a unos metros de ella, desapareció. No era más que una proyección astral.

PRUE: ¡Aaaaaagh! (se quejó despertando de golpe, sujetándose el costado con la mano)
Andy se acercó a su espalda y comenzó a sanarle la quemadura que mágicamente le había aparecido.
ANDY: ¿Qué ha pasado?
PRUE: Están cerca, pero tienen problemas. Los demonios les tienen rodeados.

Piper y Cole se ocultaban sofocados tras una enorme roca. Multitud de demonios pasaban a su alrededor en su búsqueda.
COLE: Algo va mal.
PIPER: ¿Peor que como estamos ahora?
COLE: ¿No has visto que ha tardado muy poco en llegar todo un ejército?
PIPER: (pensativa) Mierda… Una trampa. Y he sido tan imbécil de caer como una mosca en la telaraña…
DEMONIO: ¡Están aquí!
PIPER: ¡Cállate, estúpido! (gritó mientras lo explotaba) Vamos, tenemos que irnos.
Cole agarró la mano de Piper y se puso en pie. Ambos se dirigieron lo más rápido que pudieron por una estrecha galería que llevaba a una pequeña sala, pero al disponerse a entrar por el pasillo de su derecha, se encontraron con algo que los dejó helados.
VIDENTE: Hola Belthazor. Estaba deseando encontrarme contigo. (anunció con una sonrisa maléfica)

Bastante más alejados, Prue y Andy corrían en busca Piper y Cole, dispuestos a ayudarles. De repente llegaron a aquella plaza que llevaba hasta la sala del Grimoire, y Prue se paró un segundo, desconcertada.
PRUE: Esto es muy raro. Hace tan solo un par de minutos esto estaba atestado de demonios…
ANDY: Ahora no podemos pararnos a pensar en eso. ¿Por dónde?
PRUE: A ver… Por ese pasillo, y luego… ¿segunda bifurcación a la derecha? No sé, mi astral desapareció antes de ver adónde iban…
ANDY: Es igual, ¡no perdamos el tiempo!
Prue asintió, y se dispuso a correr por el pasillo oeste, seguida por Andy…

En la sala del trono, Piper y Cole esperaban arrodillados y con las manos atadas a la espalda.
PIPER: Prue tenía razón. Esto era una misión suicida…
LA VIDENTE: ¡Silencio! (espetó mientras la abofeteaba) Su alteza La Fuente de todo mal os juzgará en persona.
DEMONIO: ¡Atención! ¡Su alteza La Fuente! (anunció a viva voz)
Una larga cortina rojo sangre que había frente a ellos se plegó, revelando una total oscuridad tras ella. Desde la oscuridad, una figura femenina vestida únicamente por un bikini de cuero y una capa dorada se acercó andando grácilmente hasta hacerse totalmente visible a la luz de las antorchas de la sala.
PAIGE: Hola, hermanita…
PIPER: ¡Hola, zorra! (contestó con una sonrisa furiosa)
PAIGE: ¡Oh, me has herido! ¿Es que ya es demasiado tarde para mí? (preguntó irónica)
Piper, sin dudarlo un segundo, le escupió en la cara. Paige, asqueada, se limpió el esputo y le respondió con una patada en la cara que le dejó el lado izquierdo sangrando. Cole forcejeó por ayudarla, pero era inútil.
PAIGE: Y tú… (dirigiéndose a Cole) … sabandija asquerosa. El hombre que me ayudó a conseguir el trono, en el que depositaba toda mi confianza… ¿y me traicionas?
Paige acercó una de sus largas uñas a la herida del hombro izquierdo de Cole y se dispuso a hurgar sin ningún cuidado.
COLE: ¡Aaaaaaaaaaaaaagh!
PAIGE: ¡Oh, música para mis oídos! (dijo sonriente) Bien, ¿a quien aniquilo primero? ¿A la bruja o al traidor?
PIPER: (escupiendo sangre) ¿Por qué no empiezas… por esa rata muerta… que llevas en el pelo?
Paige sonrió complacida, y entonces se dispuso a lanzar una descarga eléctrica mortal sobre Piper.
COLE: ¡Noooooooo! (gritó interponiéndose en la trayectoria)
El rayo atravesó limpiamente el corazón de Cole. Él cayó al suelo, temblando en sus últimos momentos de vida. Miró a Piper, con lágrimas en los ojos, y ella le susurró de forma inaudible “te perdono”. Phoebe apareció detrás de Paige y se acercó lentamente a Cole, con una entrañable sonrisa en su rostro.
COLE: Te… amo…
PHOEBE: Lo sé. (respondió mientras se inclinaba para besarle la frente) Descansa en paz, Cole.
Cole cerró los ojos, dibujando una última sonrisa en sus labios, y entonces murió. Segundos después desaparecía su cuerpo entre llamas.

ANDY: ¡Espera!
PRUE: ¿Qué sucede?
ANDY: Creo que ya puedo sentirla. Y parece herida…
Prue, alarmada, se acercó corriendo a Andy y le abrazó. Al instante desaparecieron entre órbitas y reaparecieron en lo alto de un risco desde el que se tenía una magnífica panorámica de la inmensa sala del trono.
PRUE: ¿Paige? ¿Qué hace ella aquí?
ANDY: Paige… es La Fuente.
PRUE: ¿Qué?
VIDENTE: Espere, mi reina. Mis poderes me avisan que algo oculta… (dijo cerrando los ojos) Sí, una niña. Una sobrina oculta… ¡con poder para anular toda magia!
ANDY: ¡No! Andrea…
PAIGE: ¿Por qué no he sabido hasta ahora que soy tía? (preguntó ofendida)
VIDENTE: Su poder impedía localizarla. Es una suerte que no se pueda decir lo mismo del poder de esta bruja… (reconoció sonriente)
PAIGE: Interesante. Acabaremos con ella lo antes posible.
PIPER: ¡Ni se te ocurra ponerle las manos encima, puta! (gritó furiosa)
Paige sonrió de nuevo, una sonrisa maléfica. Antes de que nadie pudiese hacer nada, hizo aparecer una daga y se la clavó en el estómago, retorciéndola.
PRUE: ¡PIPEEEEEEEEER!
Prue, llena de ira, empezó a mover los brazos como loca, desgajando la caverna con su poder y lanzando los pedazos contra los demonios que había abajo.
PAIGE: ¡MATADLOS! (ordenó señalándoles)
ANDY: ¡Prue, no! (gritó mientras la sujetaba por la cintura)
Andy insistía, pero Prue no atendía a razones. Lloraba y se retorcía como loca mientras se proponía derrumbar aquella caverna entera, algo que dado su estado emocional era una posibilidad bastante factible.
ANDY: ¡PRUE! ¡DEBEMOS IRNOS DE AQUÍ!
PRUE: ¡NO! ¡NOOOOOOOOOOOOOOOO! (gritó fuera de sí)
Prue reventó una de las columnas y la estampó de lleno contra el techo, justo lo que le faltaba a aquella caverna para derrumbarse. Lanzó por los aires a todos los demonios que encontró en su campo de visión y alzó hasta ellos el cuerpo ya sin vida de Piper.

Empezaba ya a atardecer, y Prue observaba concentrada una lápida. “Piper Halliwell, beloved sister”. A su lado reposaba su hermana Phoebe, y al otro lado yacían su madre y su abuela, Patty y Penny. Prue no pudo evitar recordar que, en esa misma colina, en otro mundo, su sobrina Helen también les acompañaba. Empezó a llorar, en absoluto silencio. Victor se acercó hasta situarse a su lado y puso una mano sobre su hombro.
PRUE: Siento como si les hubiese fallado. A todas ellas… (dijo mientras se limpiaba las lágrimas)
VICTOR: Hiciste lo que pudiste. Hicimos… lo que…
Victor se quedó en silencio, intentando convencerse de sus palabras. Había perdido a sus hijas, a las tres. Ya sólo le quedaba la pequeña Andrea, y su sentencia de muerte estaba escrita.
Prue se dio la vuelta y se acercó a Andy, abrazándole. Él correspondió al abrazo, intentando por todos los medios mantenerse íntegro.
PRUE: Esto no se acabará nunca. Es una guerra que no podemos ganar…
ANDY: Lo sé. No tienes por qué quedarte…
Prue se apartó un poco, y miró a los ojos a Andy, extrañada.
PRUE: Te prometí que la protegería. Si debo dar mi vida para hacerlo, lo haré…

En la cocina de la mansión Halliwell, Victor se disponía a servir té mientras Andy esperaba sentado a la mesa.
ANDY: Vendrán, en cualquier momento.
VICTOR: (dando un sorbo) Lo sé.
ANDY: Será peligroso, y habrá magia de por medio.
VICTOR: Vas a tener que echarme a patadas si quieres que me vaya. Es mi nieta, la única familia que me queda.

En la habitación de A.J., Prue se disponía a acostar al bebé.
PRUE: Bueno pequeñina, hora de dormir…
A.J.: ¿Mami?
PRUE: No, lo siento… (le corrigió mientras le besaba en la frente) Pero no dejaré que nadie te haga daño.
A.J.: A mimir… (respondió mientras cerraba los ojos)
PRUE: Así es, preciosa. Vas a comerte el mundo, Andrea Trudeau… (dijo con lágrimas en los ojos)
“Ella es la respuesta”
Prue lo recordó de pronto. Hasta ese momento no había pensado que fuese algo más que las palabras sin sentido de un hombre moribundo, pero si acaso significaban algo, ese debía ser el momento. El inframundo atacaría con todas sus fuerzas para destruir aquella amenaza, y no podrían ganar. Pero la niña debía vivir, de eso estaba segura.
Prue bajó corriendo las escaleras. No podía detenerse, si lo hacía no sería capaz de seguir adelante. Llamó a Andy al pasillo y empezó a hablar con él. Victor, que los observaba desde la mesa, sabía que aquello no podía ser nada bueno.
PRUE: Es nuestra única esperanza.
ANDY: (llorando) Lo… lo sé. Pero…
PRUE: (sujetándole de los hombros) Estará bien, estoy segura.
Andy salió corriendo por la puerta principal, mientras Prue volvía a subir las escaleras. Victor se acercó al pasillo, y entonces oyó rugir el motor del jeep de Piper.
VICTOR: ¿Pero qué está pasando aquí?
El motor del jeep se paró, y entonces Andy entró corriendo por la puerta principal, sin preocuparse por cerrarla. A lo lejos se veía el jeep, aparcado en la entrada.
VICTOR: ¿Qué pasa, os marcháis?
ANDY: No. Tú te vas.
VICTOR: Andy, ¡ya te he dicho que no pienso marcharme de aquí!
ANDY: (sujetándole por los hombros) ¡Debes llevártela de aquí! A nosotros nos localizarían, eres el único que puede protegerla.
VICTOR: Andy, yo…
ANDY: (interrumpiéndole) ¡Sálvala! ¡Salva a mi hija!
Victor dudó durante unos instantes, pero entonces asintió.
VICTOR: ¿Y qué haréis vosotros?
PRUE: (bajando las escaleras) Nos quedaremos aquí, para haceros ganar tiempo.
VICTOR: Pero eso… ¡eso es un suicidio! (exclamó alarmado)
ANDY: Lo sabemos. (admitió agachando la mirada)
Prue le entregó las dos enormes bolsas que llevaba.
PRUE: Algún día, esto será suyo… (dijo entregándole el Libro de las Sombras) Cuando esté preparada.
ANDY: No uséis vuestros nombres reales y alejaos de las grandes ciudades. Y… si pregunta por sus padres… No le hables de nosotros. Es mejor para ella… que nos olvide. (dijo con los ojos vidriosos)
PRUE: “Adulescens, ego feres. Adolescentia veni ad meam. Benedic hoc homo. Da ei novam faciem”
El cuerpo de Victor fue rodeado por destellos blancos. Cuando desaparecieron, el padre de las Embrujadas no aparentaba más de 25 años.
VICTOR: ¿Pero qué? ¿Qué me has hecho?
PRUE: Ahora deberás ser su padre. Protégela.

La pequeña A.J. no se había despertado siquiera cuando la colocaron en su sillita. Andy y Prue observaron desde la entrada de la mansión Halliwell cómo desaparecía el coche por el horizonte. Prue abrazó a Andy mientras lloraba en silencio.

DEMONIO1: (susurrando) ¡Vamos, por aquí!
DEMONIO2: (susurrando) ¡Esto está muy oscuro!
DEMONIO1: (susurrando) Me ha parecido ver a alguien.
Los dos demonios entraron en el salón de la mansión Halliwell, que estaba completamente a oscuras. En la oscuridad de la noche, uno de los demonios pudo ver a Prue sentada en mitad de la habitación, aparentemente dormida.
DEMONIO1: ¡Muere, bruja! (gritó lanzándole una bola de energía)
Prue levantó de pronto la cabeza, lanzando la bola de energía sobre el demonio, que se desintegró en cuestión de segundos. El segundo demonio lanzó una llamarada sobre Prue, pero ella, usando su telekinesis como una barrera psíquica, bloqueó las llamas.
DEMONIO2: ¡ESTÁ AQUÍ!
Tras el grito del demonio, catorce demonios más aparecieron alrededor de Prue. Ella entonces sonrió, y usando su telekinesis elevó el arsenal de cuchillos que la rodeaba y los lanzó en todas direcciones, aniquilando a ocho de los demonios de golpe. Antes de poder reaccionar, seis demonios más aparecieron a su alrededor y le lanzaron bolas de fuego y de energía por todas direcciones. Prue devolvió las que pudo, matando a dos demonios en el proceso, pero antes de que impactaran las que se dirigían por su espalda, su cuerpo astral desapareció.
DEMONIO: ¡Era un señuelo! ¡Vamos por las escaleras!
Los diez demonios restantes de la batalla, unidos a los siete que acababan de aparecer, se dispusieron a subir a la carrera las escaleras. Sin embargo, al alcanzar el primero de ellos el rellano del primer piso, Prue le atizó con todas sus fuerzas con un bate de baseball en la cabeza, provocando que cayese por las escaleras junto a otros que se encontraba en su camino de bajada, saldándose con un fallecimiento por desnucamiento y cuatro demonios inconscientes. El segundo demonio que logró alcanzar el primer piso fue más listo y se agachó cuando Prue blandió el bate cerca de su cráneo, y aprovechó su confusión para agarrarla por el cuello con fuerza. Prue, apenas capaz de respirar, consiguió dibujar una nueva sonrisa de satisfacción en su rostro y desapareció.
DEMONIO: Pero… ¿qué puñetas?
PRUE: ¡Kyaaaaaaaaaaaaaaagh! (gritó mientras salía de la habitación de su espalda, estampándole un hacha en el cráneo)
Antes de que el demonio desapareciese entre llamas, Prue le lanzó por las escaleras, llevándose a otros dos más en el proceso. Al ver que no paraban de llegar más y más demonios, Prue se concentró con todas sus fuerzas y reventó las escaleras con su telekinesis.
ANDY: ¡Vamos, Prue! (gritó apremiante desde la puerta que llevaba a las escaleras del ático)
PRUE: ¡Andy, cuidado! (gritó asustada)
Entre los dos apareció de repente un luz negra y disparó con rapidez una flecha negra sobre el costado de Andy. Prue le lanzó violentamente contra el techo y luego contra el suelo, se acercó hasta él, le pisó con fuerza en las costillas y le retorció la cabeza con su poder, rompiéndole el cuello. Prue corrió hasta Andy y le arrancó con rapidez la flecha, pero el daño ya estaba hecho.
PRUE: Tranquilo Andy, todo irá bien… (mintió hábilmente)
ANDY: Vaya… y yo… que empezaba… a preocuparme… (contestó irónico)
Prue se pasó el brazo de Andy sobre sus hombros y le ayudó a subir las escaleras del ático. Sin embargo, no se encontraba a oscuras como debería, sino que una extraña y agradable luz podía verse a través del quicio de la puerta. Prue, desconcertada, abrió la puerta.
“Ella es la respuesta”
PRUE: ¿Qu… quien eres?
WYN: Si quieres puedes llamarme Mei, pero ese nombre te diría tanto de mí como cualquier otro… (respondió aquella figura translúcida)
DEMONIOS: ¡La Fuente! ¡La Fuente!
ANDY: Pero… ¿qué está haciendo esa chica en nuestro ático?
WYN: Te están buscando. Te necesitan.
PRUE: ¿Me… necesitan?
WYN: Tu mundo te necesita.
DEMONIO: ¡No, mi reina! ¡Aaaaaaaaagh!
PRUE: Pero… ¡pero no puedo dejar a Andy así! ¡Me necesita!
WYN: La puerta no estará abierta mucho tiempo. (dijo ofreciéndole su mano)
ANDY: Prue… Debes ir.
PRUE: No, Andy… (respondió entre lágrimas)
ANDY: Sálvate, Prue. Aquí sólo encontrarás la muerte.
PRUE: Pero… (intentó contestar, pero Andy le paró poniendo su dedo en los labios)
Andy cogió a Prue por la cintura y la besó apasionadamente.
ANDY: Te quiero, Prue…
PRUE: (llorando) Y ella a ti. Lo siento…
Prue se acercó a Wyn y cogió su mano. Su cuerpo comenzó a brillar y volverse translúcido. Prue se giró y miró a Andy a los ojos, llena de remordimientos. Entonces la puerta del ático reventó, mostrando a La Fuente de todo mal al otro lado, a su hermanastra Paige.
ANDY: ¡ASESINAAAAAA! (gritó lanzándose como loco sobre ella con las fuerzas que le quedaban)
PAIGE: Muere. (respondió fría, agarrándole por el cuello)
PRUE: ¡ANDY NOOOOOO!


ELEANOR: ¿Dónde estamos? (preguntó confusa)
Piper miró a su alrededor. Conocía perfectamente la respuesta a esa pregunta.
PIPER: En el mausoleo de Prue…
Piper se acercó lentamente hacia el nicho de Prue, y con cuidado acercó su mano hasta el nombre grabado en letras doradas. De repente, la habitación se llenó de una luz cegadora, y Prue cayó con violencia desde el techo.
PIPER: ¿Prue? (musitó mientras se giraba) ¡Prue! ¿Estás bien?
PRUE: ¡Aaaaagh! ¿Dónde estoy? (preguntó dolorida)
PIPER: En tu mausoleo, en San Francisco. ¿Dónde has estado?
PRUE: Buff… Es una larga historia. Espera… ¿en qué fecha estamos?
ELEANOR: Hoy es 14 de Octubre de 2035. ¿Por?
PRUE: Sólo dos semanas… (susurró extrañada)
PIPER: Venga, vamos a mi casa y nos ponemos al día.
PRUE: De acuerdo… (aceptó no muy confiada)
Piper y Eleanor comenzaron a alejarse, hablando de sus famosas galletas de chocolate por el camino. Prue se quedó rezagada, y observó con tristeza su lápida.
PRUE: Descansa en paz, Prue Halliwell. Seas quien seas…

Escrito por Marlop88

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