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3x08 EL MIEDO NUNCA MUERE

La nieve empezaba a caer tenuemente, como anunciando la inminente llegada de la navidad a Chicago. La Señora Dorrit, la vecina de enfrente de la Mansión Halliwell, salía a tirar la basura cuando se percató de la llegada de un hombrecito menudo a aquel porche, vestido con un insólito traje negro con rayas blancas, guantes blancos y un bombín negro en la cabeza. “Vaya casa de locos…”, pensó para sí la Señora Dorrit. El hombrecito dudó entre llamar a la puerta o pulsar el timbre, pero antes de poder decidirse, Eleanor, vestida con un sexy atuendo de doncella, abrió mostrando una bandeja entre sus manos.
RACHEL: Me parece algo estúpido tener que llamar a la puerta de mi propia casa… (se rascó el bigote de pega) ¡Aagh, pica!
ELEANOR: ¡Oh! Pog fin ha llegado a la ggan selebgasión, Monsieur Lead-A-Pot. ¿Galletita? (le ofreció acercándole la bandeja)
RACHEL: Es Cruello Lead-A-Lot, bonita. Y ese acento francés es penoso, Nellie. (cogió una galleta, pero enseguida la escupió asqueada) ¡Puag, hipersalada!
ELEANOR: ¡Espesialidad del chef! (confesó sonriente) Y no se piegda su magnífica selecsión de delisias ogientales del buffet.
RACHEL: Oh, mierda… Otra vez los cupones de Henry de “El Imperio del Tigre”. ¿Qué ha pasado con el banquete que nos iba a preparar Mel?
ELEANOR: Madame Orangeade desidió mandag la fiesta a la poga y subir a sus aposentos paga untar cgemitas a su bebé. (explicó sonriente)
RACHEL: Qué paranoica con lo del accidente… ¡Si Wyatt la pudo sanar por completo!
Patricia, con una peluca negra estilo bob y un vestido corto con flecos plateado, se acercó a la puerta con cara de malas pulgas.
PATRICIA: (forzando una voz muy aguda) ¡Señorita Au Gôut Âpre! ¿Ya está otra vez dejándose la puerta abierta para que escape el calor!
Patricia, metida en su personaje, simuló que molía a collejas a Eleanor.
ELEANOR: ¡Oh là là! No me pegue Mademoiselle Shrimps, ¡que me magullo con fasilidad!
PATRICIA: (de nuevo con voz aguda) ¡Necesitas que te ablanden la carne de vez en cuando!
Patricia cerró de un portazo, sin percatarse de que un hombre les observaba desde la acera. La Señora Dorrit se acercó lentamente para prevenirle y, ya que se terciaba la ocasión, para cotillear.
SRA. DORRIT: ¡Eh, usted! Yo que usted no me acercaría a esa casa, dicen que son de una secta satánica…
BARBAS: Oh, conozco a los de su calaña. Y usted… (pasó la mano frente a su rostro) Vaya, parece que su mayor temor es que sus perros la devoren viva.
La Señora Dorrit comenzó a gritar aterrada mientras una jauría imaginaria de perros rabiosos hincaban sus colmillos por todo su cuerpo. Barbas, extasiado, cerró los ojos y extendió los brazos como si fuese un director de orquesta.
BARBAS: ¡Oh, sí! Añoraba esa melodía… Espero que hayáis sido malos, porque el miedo vuelve a casa por navidad cargado de regalos.

Alice, vestida únicamente con un body de lentejuelas rojo, medias de rejilla, un sombrero de copa y un bastón negro, estaba sobre la mesa del salón haciendo un combo de baile sensual y número de magia. Levantó una sábana de terciopelo azul, y al dejarla caer, apareció a su lado Chris, llevando la misma indumentaria e imitando sus bailes. A su alrededor observaban con curiosidad Billie, con un look a lo María Antonieta; su hija Billie Jr, vestida de soldado prusiano de la 1ª Guerra Mundial; el padre de Jared, Nathan, disfrazado de deshollinador; y Piper, con un look a lo Señorita Rottenmeier.
BILLIE JR: ¡Uhhhh! ¡Qué sexy! (dijo jocosa mientras les lanzaba billetes de monopoly)
PIPER: ¡Luce ese cuerpo que mami te dio! (añadió entre risas, tirando más billetes)
Henry, disfrazado de chef barrigón, pasó por su lado llevando una enorme bandeja de pollo kung pao y aguantándose la risa. Su tía Phoebe, ataviada como una geisha, le seguía dos pasos por detrás con una enorme sopera llena de sopa de fideos wonton. De camino a la sala de estar, se cruzaron con Eleanor, que hacía como que limpiaba con un plumero. Wyatt, vestido de sacerdote, se le acercó por detrás y la arrastró hasta el armario.
ELEANOR: ¡Oh! Pegdóneme Padge Kagas… pogque he pecado. (dijo en tono sensual)
WYATT: Io te absolvo… (respondió mientras se lanzaba con fiereza a besar sus labios)
Mientras tanto, Patricia llevaba a Rachel hacia la escalera, donde Bobbie la esperaba con un precioso traje largo de seda azul celeste.
PATRICIA: Señorita Demure, quiero que conozca al hombre al que su padre le ha entregado su mano en matrimonio. El Señor Cruello Lead-A-Lot.
RACHEL: (haciendo una reverencia y besándole la mano) Enchanté. Ahora usted es mía para hacerle lo que yo quiera…
BOBBIE: Y… ¿qué va a hacerme? (preguntó fingiendo temor)
RACHEL: Cosquillitas con el bigote.
Westley, el hijo de Billie, bajó las escaleras de dos en dos con su estilo grunge habitual.
WESTLEY: Pandilla de frikis… (susurró por lo bajinis algo asqueado)
Pero entonces, un aterrador grito llegó desde la cocina. La voz era nada más y nada menos que de la embrujada benjamina Paige. En cuestión de segundos, todos dejaron sus quehaceres y se lanzaron a la cocina a socorrerla, sorprendiéndose al encontrar a Paige recostada sobre la encimera con una camiseta vieja de Henry llena de sangre y agujeros, leyendo tranquilamente un número antiguo de Vanity Fair.
HENRY: Mamá, pero… ¿qué?
PAIGE: ¿No es evidente? Me han matado. ¡Aaaaaaaaaaagh! (gritó de nuevo, esta vez sonando más falso)
PATRICIA: ¡Qué bien! ¡Comienza el juego! (saltó emocionada)
RACHEL: Mamá, ¿tú sabes el susto que nos has dado? Modérate un poquito…
PAIGE: (fingiendo una llantina) ¡Pero es que no es justo! Con lo buena que soy jugando a los detectives, y va el asesino por sorpresa y me mata la primera… Tenía que aprovechar mi papel, ¿no creéis?
PATRICIA: (acercándose con una lupa y una grabadora) La víctima fue arrastrada de los pelos por la encimera y apuñalada repetidas veces en el abdomen con un cuchillo jamonero. No se descarta la violación de su cadáver…
PIPER: ¿Y quién te ha matado? (preguntó con un gesto burlón)
PAIGE: A ti te lo voy a decir…
PATRICIA: El asesino mide entre 0’90 y 7’20 metros, y no se descarta que sea un travestido. (mirando con lástima a Paige) Pobre Kitty Sugar, nunca llegará al estrellato del cine mudo…
PAIGE: (Devorando un rollito de primavera) Iba a ser la musa de Fritz Lang…
PHOEBE: “Muerta ahora tú. Famoso picadillo. Patética actriz.” (improvisó sonriente en forma de haiku, contando las sílabas con la mano)
BILLIE: ¡Muy buena, bufón oriental! (aplaudió entre risas)
NATHAN: La reina ha hablado… (se quitó la gorra e hizo una reverencia, carcajeándose)
PATRICIA: ¡Mirad! Hay huellas de sangre hacia el comedor. Eso significa… que todos somos sospechosos.
ALICE: ¡Chan, chan, chaaaaaaaaaan! (soltó en tono dramático)
WESTLEY: Vale, será mejor que me largue antes de que se me pegue vuestra estupidez. Para todo aquel que recupere la cordura, sabed que estoy arriba jugando a la Xbox.
CHRIS: Oh, creo que hemos perdido al Conde Chookula…
BILLIE: ¡Bah! Él se lo pierde…
BILLIE JR: Esto me recuerda inexorablemente a mis gestas en la Batalla de Tannenberg. Qué grandeza, que horror… (suspiró melancólica)
ALICE: (mirando a Billie Jr) ¡Tiene una bayoneta! ¡Vamos a cascarle!
PATRICIA: ¡Tenemos a nuestro primer sospechoso! (aplaudió emocionada)
BILLIE JR: Ey, ¿y por qué yo? ¿Por qué no la japonesa, que tiene unos alfileres en el moño con los que te puedes sacar los ojos? (preguntó incrédula)
PHOEBE: “Soldado cabrón. La geisha es inocente. No mato furcias.”
Mientras los interrogatorios seguían en el salón, Melinda bajó las escaleras sin prestar atención a los acontecimientos y fue a la cocina a dejar un par de platos, sin percatarse siquiera de que Nathan había entrado detrás de ella.
MELINDA: ¡Me has asustado! (Sobresaltada)
NATHAN: Lo siento, no era mi intención.
MELINDA: Reconoce que entrar sin hacer ruido e ir vestido de deshollinador da un poco de miedo. Además, si estáis jugando al Cluedo... (Calló. Una idea se la había pasado fugazmente por la cabeza) ¿Eres tú el asesino?
NATHAN: No, descuida. Sólo quería hablar contigo y preguntarte cómo estabas.
MELINDA: ¿Te envía Jared, verdad?
NATHAN: Él no sabe que estoy hablando contigo. Puso varias pegas a que yo viniera a la fiesta. Pero chica, quería venir y ver a mi nieta. Nunca la lleváis a verla, nunca la veo y nunca te veo. Sé que habéis discutido. Es más, no hace falta ser muy listo para saberlo, ya que ha pasado de vivir aquí contigo a vivir conmigo. No ha querido hablar del tema, pero se le ve bastante afectado.
MELINDA: Yo... lo siento mucho, de verdad. Pero… ¿hago mal queriendo pasar algo de tiempo sin él?
NATHAN: No, estás en tu derecho. Pero sólo te digo que él te quiere mucho, no hagas que la próxima vez que te diga esa frase la use en pasado.
Ambos se quedaron en silencio. Melinda bajo la cabeza para reflexionar, pero no pudo contestarle ya que su tía Paige aparecía por la puerta.
PAIGE: ¡Ey! ¿Qué estáis haciendo aquí? ¡La fiesta es ahí fuera!
NATHAN: Estaba ayudando a Melinda a dejar un par de platos.
PAIGE: Ya han interrogado a Billie Jr. No es la asesina pero ha confesado que guardaba tabaco de contrabando en la Guerra (entre risas).
Tras haber interrogado a Billie Jr, se habían quedado sin sospechoso del crimen que se había cometido. Pero la acción no paraba ni un momento. La puerta de la mansión se abrió y entró Prue. Vestida con un traje victoriano con grandes flecos y voluptuosas curvas.
PRUE: ¿Llego tarde?
HENRY: Ya tenemos cadáver. Mi madre.
Paige, que llegaba de la cocina, saludó con la mano divertida mostrando toda la sangre.
PRUE: Lo han dejado en la puerta (dejando una gran cesta sobre una pequeña mesa)
PIPER: ¿Qué es?
PRUE: Son... ¿Una especie de bollitos? (Cogiendo uno para olerlo) Creo que de pistacho.
Varios de los invitados se acercaron a coger un bollito.
RACHEL: Seguro que los ha dejado la vecina. Esa señora mayor. (Llevándole un bollito a Bobbie, la cual negó con la cabeza)
PAIGE: ¡Vaya vecina más amable! (Comiendo a dos carrillos). Nuestros vecinos nunca fueron así.
PIPER: (Acercándose con sigilo a Prue) Sé lo que hiciste.
La mayor de los Halliwell la miró extraña.
PRUE: ¿Qué hice?
PIPER: Intentar viajar en el tiempo.
PRUE: ¿Ha sido la abuela?
PIPER: Negativo.
PRUE: Melinda. Debí haberlo sabido. Si es que sois madre e hija. Sí, intenté viajar en el tiempo y no funcionó. Caso cerrado.
PIPER: Querida hermana, ya deberías saber que viajar en el tiempo es usar la magia en nuestro beneficio. Y más si tu viaje consistía en lo que consistía.
PRUE: No necesito que me eches la bronca. Soy mayorcita para saber lo que está bien y lo que está mal.
PIPER: Soy mayor que tú...
HENRY: ¡Un momento! ¡Tenemos cadáver pero tenemos nueva sospechosa!
La cesta de los bollitos había volado. Aunque no todos habían comido de ella. Billie Jr había dado buena cuenta de ello. Y Paige le había ayudado, seguida de Phoebe.
HENRY: Querida Prue, ¿dónde has estado todo este tiempo?
PRUE: Trabajando, y lo sabes.
HENRY: Pero podías haber entrado por la puerta de atrás, sorprender a mi madre en la cocina, matarla y luego dar la vuelta. Así estarías libre de sospecha.
RACHEL: Pero no contabas con la astucia de mi hermano.
Bobbie miró a Rachel divertida.
PRUE: He estado trabajando, puedes buscarte a otro sospechoso.
Cuando iba a iniciarse una disputa sobre la inocencia de Prue, algo extraño pasó. Y es que Phoebe comenzó a hablar en japonés. ¿O era chino? Nadie lo sabía porque nadie podía entenderla.
PIPER: ¿¡Desde cuando hablas japonés!?
Phoebe no dejaba de decir cosas en otro idioma sin parar de gesticular.
PAIGE: Oh, oh. (Mirándose el estómago)
Su cuerpo cayó al suelo y la sangre comenzó a salir de él.
ALICE: No tiene gracia. Ya estabas muerta.
Todos se quedaron en silencio. Paige no se movía.
RACHEL: ¿¡Mamá!?
Mientras, en la habitación de Bianca…
DAG: No me han dejado participar. Dicen que no entiendo la dinámica del juego.
WYATT: Esta familia se empeña en intentar parecer normal y no lo somos.
DAG: Se oye bastante jaleo abajo.
WYATT: Se divierten. (Mirando a Bianca mientras la pequeña dormía)
DAG: ¿Por qué no quieres que sepan que estás aquí?
WYATT: Sólo he venido a ver cómo estaba mi sobrina.
DAG: Últimamente la visitas mucho.
WYATT: Es lo que pasa cuando curas a alguien de una herida causada de una manera NO sobrenatural. Que temes que algo vaya mal.
Wyatt no lo dijo con maldad, pero ambos quedaron en silencio. Bianca dormía y abajo el ruido era cada vez mayor.
Ahora era Billie Jr. quien se quejaba del reuma y quien no paraba de contar batallitas del ejército.
CHRIS: ¿¡Qué está pasando!?
BOBBIE: Se han transformado en sus personajes.
HENRY: Mi madre está muerta (mirando a Rachel)
PIPER: ¿Quién ha lanzado un hechizo?
Todos se miraron detenidamente. Nadie dijo nada pero todos sospechaban de todos.
BILLIE: ¿Es otra parte del juego?
PATRICIA: No tiene gracia. No quiero convertirme en una fulanilla.
Unos gritos en francés llegaban desde el jardín. Era Eleanor. Unos cuantos corrieron fuera de la mansión y se la encontraron tirada en el jardín. Con sus ropajes hechos jirones y un hilo de sangre que salía de la boca.
HENRY: (Con los ojos muy abiertos) ¿Está muerta?
Piper se agachó y le tomó el pulso. La mano de Eleanor estaba caliente, pero el latido de su corazón ya no se notaba en sus arterias. Con un suspiro, la Embrujada cerró los ojos de la joven y se apartó de su cuerpo inerte. Después se giró hacia Henry y asintió.
PIPER: Debemos hacer algo cuanto antes.
Dicho esto, volvió al salón.
Wyatt había bajado de la habitación y miraba a Paige sorprendido mientras Patricia le contaba lo sucedido.
WYATT: Y entonces… ¿sabéis ya por qué os estáis transformando?
MELINDA: (Volviendo del jardín) Yo creo que es por los bollitos.
PRUE: ¿Los bollitos de la Señora Dorrit?
MELINDA: ¿Qué si no? Se han empezado a transformar poco después de que tú trajeras los bollitos.
CHRIS: Tiene sentido, pero… ¿por qué querría la Señora Dorrit que nos transformemos en nuestros personajes?
Rachel iba a responder cuando un estruendo le interrumpió. Venía de la cocina.
Todos corrieron hacia allí y se encontraron a Henry recogiendo una botella hecha pedazos del suelo.
RACHEL: ¿Qué demonios haces?
HENRY: Beber, ¿no lo ves?
Henry señaló el resto de botellas que tenía en la mesa. Todas ellas contenían un licor distinto.
RACHEL: ¿¡Cómo puedes pensar en beber con nuestra madre muerta!?
Wyatt posó su mano delicadamente en el hombro de la chica.
WYATT: Tranquila Rachel, se acaba de transformar.
Rachel le miró con estupefacción.
RACHEL: Pero, yo no le he visto coger ningún...
BILLIE: (interrumpiéndola) Pero yo sí.
Mientras Henry abría otra botella y bebía un trago, Piper tomó la palabra.
PIPER: Que no cunda el pánico. A ver, Melinda y Chris, al ático. Buscad en el Libro de las Sombras cualquier cosa relacionada con transformaciones en personajes.
Sus hijos asintieron y fueron al piso de arriba rápidamente.
ALICE: Yo iré a ver si puedo entender a mi madre.
PATRICIA: Voy contigo.
Las dos hermanas se dispusieron a salir de la cocina en busca de su madre, pero no les hizo falta. La encontraron en la puerta, intentando descifrar aquel lenguaje que ella ya no entendía.
PATRICIA: (Pasando un brazo por los hombros de Phoebe y guiándola al comedor) Vamos, mamá.
Arriba, Melinda y Chris pasaban las páginas del Libro de las Sombras.
CHRIS: No sé qué estamos buscando exactamente.
MELINDA: Lo que sea que ponga de transformaciones.
CHRIS: ¡Bisabuela, podrías ayudarnos!
Como si le hubiera oído, las páginas del tan conocido libro pasaron rápidamente hasta parar en una con grandes letras.
MELINDA: “Él...”
Pero no pudo leer lo que ponía, pues el caos se desató bajo sus pies.
En el comedor, todo se había descontrolado. Henry seguía bebiendo, pero Rachel ya no se lo impedía. Corría detrás de una asustada Bobbie con un fajo de billetes en la mano. Billie atravesaba con elegancia la sala mientras su hija seguía contando batallitas del ejército. Nathan se empeñaba en quitar la rejilla que le separaba de la chimenea y Piper regañaba a Wyatt, que fruncía el ceño y le miraba como si no fuera su madre. Patricia gritaba con una voz de pito que ya no parecía forzada y Phoebe lo miraba todo con curiosidad.
Mientras los hermanos miraban la escena que ocurría en el salón de su casa, Dag, sujetando a Bianca, bajó las escaleras, asustado por lo que estaba pasando.
DAG: ¿Qué ocurre?
MELINDA: No lo sé Dag, pero será mejor que lleves a Bianca a la habitación y no salgáis hasta que tengamos todo esto solucionado.
Dag asintió y volvió a la habitación por donde había venido.
Cuando Wyatt vio a sus hermanos, dejó a su madre con la palabra en la boca y se dirigió hacia ellos.
CHRIS: ¿Qué está pasando, Wyatt?
WYATT: Todos se han convertido en sus personajes, menos los que no habíamos comido los bollitos, es decir, Bobbie, vosotros y yo.
MELINDA: (mirando a su alrededor) ¿Dónde están Prue y Alice?
WYATT: No sé, desaparecieron hace un rato.
CHRIS: Bueno, da igual. Son mayorcitas y saben cuidarse solas. Ahora el problema es qué vamos a hacer con esto. (señalando al resto de su familia)
WYATT: ¿Vosotros habéis encontrado algo?
Melinda iba a responder, pero por segunda vez algo le cortó.
Esta vez, la puerta de la entrada se abrió de par en par. Entró tras ella Alice, con su body de lentejuelas rojo. Tiró el sombrero de copa que llevaba puesto momentos antes y se encaminó furiosa a las escaleras. Pero Wyatt le cortó el paso.
ALICE: ¿¡Pero qué haces!?
WYATT: Hasta que sepamos qué hacer, nadie sale de esta habitación.
ALICE: ¡Y un cuerno!
De un empujón, Alice apartó a Wyatt y corrió al piso de arriba. El mayor de los hijos de Piper estaba dispuesto a ir tras ella cuando Chris lo detuvo.
CHRIS: Wyatt, no merece la pena.
Cuando Alice llegó a su habitación, cerró de un portazo. Pero no esperaba encontrase a nadie allí.
ALICE: ¿Quién narices eres? ¡Fuera de mi habitación!
BARBAS: Tranquila cariño, no te voy a hacer nada.
El misterioso hombre pasó la mano frente al desconcertado rostro de Alice.
BARBAS: Soy Barbas, un antiguo amigo de tu madre y tus tías.
ALICE: (Retrocediendo) ¿¡Por qué me pasas la mano por la cara!? ¿¡Qué haces!?
BARBAS: Así que éste es tu miedo. Interesante.
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

El grito sorprendió a los miembros de la familia Halliwell, incluso a los que ya no lo eran. Corrieron arriba, de dónde provenía el sonoro chillido.
Melinda fue la primera en llegar a la habitación de su prima.
Al abrir la puerta, encontraron el cuerpo de Alice tirado en el suelo, con una nota sobre su regazo.
“EL MIEDO NO DESAPARECE. TÚ ERES EL SIGUIENTE.”
HENRY: ¡Está muerta, está muerta! (dijo tambaleándose, borracho perdido) ¿Quién la ha matado?
PHOEBE: Con la primera copa el hombre bebe vino; con la segunda el vino bebe vino, y con la tercera, el vino bebe al hombre.
BILLIE JR: ¡Haced callar a esa maldita japonesa!
MELINDA: (ajena al diálogo del resto) No está muerta, está inconsciente. Wyatt, Chris, ayudadme, por favor.
Los tres hermanos cogieron el cuerpo desvanecido de su prima y lo pusieron en la cama.
CHRIS: Tiene un mechón gris en el pelo, fijaos.
MELINDA: ¿Qué puede ser eso? ¿Echo un vistazo al Libro de las Sombras?
WYATT: No, no hace falta. Manteneos juntos, ahora vendré. Voy a consultar con los Ancianos, y además así le hago una visita a Phoebe.
MELINDA: No tardes, por favor.
Pero Wyatt seguía ahí, poniendo gestos de estar como estreñido, pensativo, con los ojos cerrados.
CHRIS: ¿Vas a orbitar al baño, o qué?
MELINDA: ¡Christopher!
WYATT: No puedo orbitar. Esto se está poniendo feo.
CHRIS: ¿No puedes orbitar?... vaya con el dos veces bendito. Seguro que un hijo de Anciano sí que puede... (cerró los ojos, pero no surgió efecto)
WYATT: ¿¡Qué!? No me seas tan faltón, hazme el favor.
MELINDA: ¿¡Queréis dejar de discutir, por el amor de Dios!? ¡Algo raro pasa, pero no es motivo para discutir! ¡Venga, todos para afuera, venga, venga! (Echó con las palmas a la fauna de disfraces allí presente, salvo a Bobbie) ¡Bobbie cariño, quédate aquí cuidando de Alice!
BOBBIE: Sí, claro. Pero por favor, alejadme de Rachel. Disfrazada así está muy pegajosa conmigo... No es ella, ya me entiendes.
MELINDA: Tranquila, ese bigotudo ricachón en que se ha convertido Rachel no te tocará el culo. (Se fue al pasillo)
RACHEL: ¡No permitiré que encierres a la chica, ella es mía! (y de uno de los bolsillos, sacó un revólver de la década de los 20) ¡Dispararé sin compasión! (gritó agresivo a la cabeza de Mel)
MELINDA: ¡EEEEEEEH!
La hija de Piper fue ágil y con su particular gesto de manos, consiguió congelar a aquel hombre con el rostro de Rachel aunque más masculino, pues ya no era una bruja.
WYATT: ¿Estás bien? Hay que buscar a Prue. Ella sólo ha olido los bollitos, no creo que le haya afectado nada.
WESTLEY: ¡Estoy harto! (Dijo saliendo de la habitación) Panda de frikis, no me dejáis jugar a la Xbox. ¿¡Por qué no funciona!?
CHRIS: De hecho tampoco me funciona el móvil, estoy llamando a papá a ver si nos puede ayudar y no hay manera...
MELINDA: No hay cobertura y los aparatos electrónicos no funcionan. ¿Puede ir algo peor?
PIPER: ¡¡ES CULPA DEL DESHOLLINADOR, SIEMPRE LO ES!!
NATHAN: ¡Señora, está usted muy equivocada, yo no tengo la culpa de nada!

Wyatt, Chris, Melinda y Westley escucharon los gritos provenientes de la primera planta, y sin pensarlo, bajaron las escaleras que daban al salón del primer piso. Allí, se sorprendieron al ver que la casa se estaba llenando de cuervos, pájaros tenebrosos que revoloteaban por todas las habitaciones.
PIPER: ¡Si limpiáramos más a menudo la chimenea, estas cosas no pasarían! ¡PIDA PERDÓN AHORA MISMO!
NATHAN: ¡¡SE LO VUELVO A REPETIR, MALDITA AMARGADA!! ¡Yo no tengo culpa alguna!
MELINDA: Menuda casa de locos...
WYATT: Mal presagio, chicos.
CHRIS: ¿Cuervos? ¿Qué demonio es capaz de materializar cuervos?
WESTLEY: Están jugando con nosotros, chicos... Y va a ir peor la cosa. Los cuervos simbolizan la muerte.
MELINDA: ¡¡Chorradas, estos pajarracos acabarán chamuscados!! (hizo su particular gesto, algunos explotaron pero la bandada entera fue hacia ella) ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!
Melinda rápidamente se tumbó debajo de una mesa, y varios cuervos introdujeron violentamente sus afilados picos en la dura madera.
MELINDA: ¡¡Y siguen entrando, maldita sea!!
Un fuerte zumbido llegó por la chimenea, y al momento siguiente, decenas de incontables cuervos rabiosos salieron despedidos como balas de ella, inundando el salón de plumas negras y graznidos violentos.
CHRIS: ¡Mel, es mejor que no te muevas de la mesa a no ser que quieras acabar siendo carroña!
MELINDA: ¡Sacadme de aquiiiiiiiiiiiiiiiií!
WESTLEY: ¿No estabais buscando a Prue? (dijo alzando el cuello) ¡Está en el invernadero!
CHRIS: Ojalá no se haya convertido en su personaje. Necesitamos su ayuda, quizá conozca quién está detrás de esta barbarie.
WYATT: Phoebe, Paige y mamá podrían ayudarnos. O incluso Billie, pero están fuera de lugar...

Los tres chicos se protegieron con los brazos y llegaron corriendo hacia el invernadero, en el que por ahora sólo unos pocos cuervos se habían apoderado de ciertas macetas y plantas.
CHRIS: ¡¡Prue, Prue!! Menos mal que estás aquí, ¡¡necesitamos tu ayuda!!
Pero Prue no escuchaba nada, miraba a las grandes cristaleras, a la ciudad de Chicago mientras alguna lágrima se le caía por el rostro.
WESTLEY Y WYATT: ¿¡PRUE!?
La que fuera la primogénita de las Halliwell estaba inmersa escuchando a Barbas, que se encontraba al lado suyo, invisible para el resto gracias a su proyección astral maligna.
BARBAS: Ahhh, huelo el miedo... el miedo a que hayas creado un monstruo. Un monstruo llamado Phyllis. ¿No es maravilloso ver que una bruja buena pueda dar a luz a su peor enemigo?
PRUE: (negándolo todo) Mi mayor miedo era el agua, supongo que esta vez no será tan fácil.
BARBAS: Esplendorosos tiempos aquellos cuándo casi te ahogas en la ducha...
WYATT: ¡¡PRUUUUUUUUE!! ¡¡ESCÚCHAME!!
Wyatt fue corriendo hacia ella, pero una especie de escudo invisible lo tiró hasta las macetas, ahuyentando a los cuervos. Westley y Chris fueron en su ayuda.
CHRIS: ¿Todo bien, hermano?
WYATT: No sé qué ha sido eso...
BARBAS: Pero tienes un miedo del que nunca podrás reponerte, querida. Ese único demonio al que nunca pudiste plantarle cara. Ese demonio de tez azul y grotescas formas que acabó con tu existencia...
Y así fue como la mente de Prue formó la siguiente escena; un pequeño huracán entró en la casa, llegando hasta el invernadero, y acabó materializándose en una figura azul, masculina y musculosa, con pelo largo y mirada agresiva.
PRUE: ¡¿TÚ OTRA VEZ?! ¡Esta vez no voy a permitirlo! (Alzó su brazo, pero no pasó nada)
BARBAS: Cariño... el miedo siempre anulará tus poderes... no tienes con qué defenderte...
PRUE: ¡NO, NO!
SHAX: ¡¡¡IAAAAAAH, EL FIN!!
Shax dirigió una potente bola aeroquinética hacia el estómago de Prue. Wyatt, Chris y Westley fueron testigos de cómo la velocidad con la que fue despedida Prue hizo romper la pared que daba al comedor. En el suelo, una Prue inconsciente, con un mechón de pelo blanco y un charco de sangre que salía de su nuca volvía a estar en esa franja entre la vida y la muerte.

Los dos hermanos con poderes curativos corrieron hacia ella. Wyatt fue el primero en llegar. Colocó las manos encima del cuerpo de Prue, pero no ocurrió nada. Chris hizo lo mismo, pero obtuvo resultados idénticos. Ambos se miraron desconcertados. ¿Qué estaba pasando? Pero no había tiempo para averiguarlo. La acción no paraba en la mansión Halliwell.
De la nada apareció un remolino de viento que todo el mundo pudo ver. De él surgió la figura que había derribado a la que fue la mayor de las Embrujadas.
Melinda había conseguido escapar de la bandada de cuervos que le perseguían y avanzaba hacia Shax con las manos extendidas, en un intento de explotarle. Pero los poderes de la benjamina hija de Piper tampoco funcionaban. Miró a su alrededor en busca de ayuda, pero el resto de su familia corría de un lado para otro, pues ya no tenían magia. Los únicos que podrían ayudarle serían sus hermanos.
MELINDA: ¡WYATT, CHRIS!
Cuando Chris se giró siguiendo la voz de su hermana, vio algo que no esperaba. Otro demonio. Su cara le era familiar, pues había aterrorizado a las Embrujadas tiempo atrás.
BARBAS: Por fin cara a cara, Christopher Halliwell. (Pasando la mano por su rostro) Oh, claro, es comprensible. Vamos a divertirnos un poco.
Wyatt, al ver a su hermano con la misma cara de terror que había tenido su tía Prue momentos antes de que un demonio la dejara inconsciente, corrió en su ayuda. Pero Chris no vio al Wyatt que conocía. Chris vio al dos veces bendito convertido al mal.
A cada paso que Wyatt daba, Chris retrocedía, hasta que topó con el cristal del invernadero. Ya no había marca atrás. Cargaría contra su querido hermano mayor si eso significaba salvar la vida de su familia. Aun recordaba con angustia la historia que su madre y sus tías le contaron sobre ese otro Chris, aquel chico de un futuro que no sucedió y que volvió al pasado para intentar enmendar su futuro. Pero las cosas nunca suceden como uno quiere.
Allí estaba, el mal contra el que siempre había luchado. El recuerdo que había enterrado en su memoria. Sangre de su sangre ahogándolo con su telequinesis. Apuntándole con aquella bola de energía. Y todo porque el mal le había llevado a su lado. No lo permitiría. Se armó de valor y se lanzó contra su malvado hermano. Wyatt, puesto que la reacción de Chris era la que menos esperaba, se desestabilizó, y ambos cayeron al suelo.
Ya no importaba nada. Ni los cuervos alrededor de sus cuerpos, picoteándoles cada palmo de piel. Ni Prue, inconsciente en el suelo por culpa del demonio que ya le había arrebatado la vida una vez. Ni el resto de su familia, a quién ahora desconocía porque ya no eran ellos, sino los personajes en los que se habían transformado. Ni siquiera su hermana pequeña, que se veía las caras contra un poderoso demonio, Shax. Simplemente importaba Wyatt. Evitar que el mayor de los Halliwell dañara a su familia y al resto del mundo solo por hacerse con el poder.
Los dos hermanos rodaron por el suelo hasta que Wyatt quedó encima. Pero Chris no se dio por vencido y de una fuerte patada apartó a su hermano mayor. Antes de que Wyatt se recuperara, Chris le sorprendió por la espalda, golpeándole con una madera y haciendo que cayera de nuevo al suelo. Wyatt, desconcertado cada vez más por el extraño comportamiento de su hermano, esquivó el segundo golpe que Chris intentó darle mientras aún estaba en el suelo. El mayor de los hijos de Piper se levantó de un salto y rodeó a Chris hasta que le agarró por el cuello. Otra vez, Wyatt impedía que el aire entrara en los pulmones de Chris, solo que esta vez no había magia de por medio. Chris palideció, porque ya no podría salvar a su familia de aquel malvado hermano. Había fallado, como con muchas otras cosas. Y así, sin remedio, se desplomó sobre los brazos de Wyatt.
WESTLEY: (mientras llegaba corriendo al salón, pues la pelea no había durado más de unos minutos) ¿Lo has matado?
WYATT: (dejando a Chris en lo que quedaba del picoteado sofá) No, solo está inconsciente.
WESTLEY: Mira.
Westley señaló el mechón blanco que había aparecido en pelo de Chris. Pero Wyatt no lo vio. Corría a ayudar a Melinda, que esquivaba a duras penas a Shax. Desde la poca distancia que les separaba, Westley pudo ver cómo Wyatt desviaba con una débil telequinesis la bola aeroquinética que el demonio dirigió hacia Melinda. Los poderes habían vuelto al dos veces bendito. ¿Serían suficientes para parar a Shax?
Wyatt desviaba todos y cada uno de los ataques de Shax con su telequinesis, devolviéndoselos a su dueño. Pero cada vez que la hacía, la telequinesis perdía potencia. Hasta que en uno de los ataques, las manos de Wyatt se movieron inútilmente.
La bola de energía les habría alcanzado de no ser por Melinda, que, detrás de Wyatt, lanzaba al demonio todo lo que encontraba a su paso. Esta vez, lo que les había salvado la vida había sido una de las sillas del salón. Con la poca magia que le quedaba, Wyatt logró construir un campo de energía alrededor de su hermana y él. Pero cada vez, el escudo que les protegía perdía fuerza, al igual que Wyatt. Cuando el escudo desapareciese, no tendrían salida. Pero a Wyatt se le ocurrió una idea.
WYATT: ¡Melinda! ¡Ve a buscar algún hechizo en el Libro de las Sombras!
MELINDA: (Miró indecisa a su hermano) Pero...
WYATT: ¡HAZLO!
La voz de Wyatt no admitía réplica, así que la pequeña de los tres hermanos corrió arriba.
Pasaron unos minutos que a Wyatt le parecieron eternos. No podía retener más a aquel demonio de Nivel Alto. Cuando cayó al suelo derrotado y Shax preparaba la bola aeroquinética que acabaría con la vida del joven Wyatt, algo le hizo detenerse. Melinda estaba en lo alto de las escaleras recitando el famoso conjuro que escribió su tía Phoebe.
MELINDA: “Viento del mal que sopla. Que aquí bajo toma forma. Ya no podrás morar en este mundo. La muerte te lleva con este conjuro.”
El cuerpo de Shax empezó a brillar y, acto seguido, desapareció con una fuerte ráfaga de viento. Pero volvería, claro que volvería. Shax, el demonio que venció a la mayor de las Embrujadas no dejaría el trabajo a mitad. Sentía cómo el débil corazón de Prue seguía latiendo y él no permitiría que se le escapara una vez más. Su cometido era acabar con Prue Halliwell y todo aquel que se cruzara en su camino. Y así lo haría. Porque era un demonio de nivel alto. Porque era “El Fin”.
Mientras tanto, Dag permanecía encerrado en el dormitorio principal, el de Melinda y Jared, sujetando a Bianca a cierta distancia mientras la observaba con expresión bobalicona.
DAG: No acabo de entender el objetivo de estas fiestas humanas. Intenté ampliar mi información a través de internet, pero sólo encontré un horrible video de un grupo de chicas con poca ropa chillando de dolor mientras un hombre muy malo las azotaba con un rodillo de cocina. (girando la cabeza, pensativo) Melinda me dijo que era un depravado y me arreó una colleja bien fuerte, pero por el escándalo que viene del piso de abajo parece que a ella también le gustaba…
Bianca comenzó a reírse y le atizó un leve manotazo en la nariz. Dag la miró extrañado.
DAG: Bueno, visto así…
BIANCA: Ugugu… ¡Boooo!
DAG: No puedo decir nada en contra de eso… (respondió convencido)
Dag se anudó con premura el portabebés y salió de la habitación con la niña, rumbo al ático.

En la cocina, Bobbie intentaba tranquilizar a algunos de los familiares transformados, pero el ruido no había ayudado nada.
PHOEBE: Watashi wa ie ni kaeritai! Yo… persona importante…
BOBBIE: Tranquila… Tranquilos todos. (repuso alzando los brazos en señal amistosa) Estamos sufriendo algunos problemas técnicos por un pequeño ataque de unos holandeses borrachos, pero en breves momentos podremos continuar con nuestra visita a la feria de ganado.
BILLIE JR: Holandeses dice… (replicó burlona) La gente ya no hace caso a este viejo, pero os aseguro que un día, dentro de muy poco, estallará otra gran guerra como la del 14…
HENRY: (completamente borracho) ¡Hic! ¿Y falta mucho para eso? Porque ya he visto una fulana cincuentona muerta en el salón y a la putilla francesa criando malvas en el jardín. Y la corista guarrilla va por el mismo camino… (señalando el cuerpo inconsciente de Alice)
BILLIE: (preocupada) Pero habrá algún tipo de trato especial para la realeza, ¿no? Soy demasiado hermosa como para que mi pueblo me pierda…
Rachel entró de pronto en la cocina, moviendo furiosa junto a su labio el bigote de pega mientras se resubía los pantalones casi hasta las axilas, y entonces volvió a empuñar su revólver.
RACHEL: ¿Conque estabas aquí, pichoncito? ¿Eludiendo tus deberes conyugales?
Bobbie, hastiada, miró al suelo con asco mientras agitaba levemente su mano derecha, haciendo que Rachel quedase pegada a la pared entre varias ramas de enredadera.
En el salón, Melinda daba vueltas completamente neurótica mientras Westley aprovechaba la calma temporal para quitar una esquirla de la ceja a Wyatt.
WYATT: ¡Auch! (se quejó dolorido)
WESTLEY: Y se supone que tú eres un sanador… (repuso con vergüenza ajena)
WYATT: Sería todo más fácil si Chris o tía Paige estuviesen en pie. O incluso Rachel…
MELINDA: Pero no tiene sentido, ¿no? Quiero decir, convertirse cada uno en su personaje, los cuervos, el demonio que mató a Prue…
WESTLEY: ¿No era a Alice a la que le daban yuyu los cuervos? (preguntó dudoso)
MELINDA: Sí. Alguien que yo me sé le obligó a ver “Los pájaros” de Hitchcock con sólo 3 años… (respondió mirando con desdén a Wyatt) Desde entonces tiene ornitofobia, principalmente hacia los cuervos.
WYATT: Y poco antes de que apareciesen, la encontramos inconsciente con un extraño mechón blanco en el pelo…
WESTLEY: A Prue también le apareció después de que le atacase Papá Pitufo. Y a Chris mientras intentaba hacerte tragar su puño.
MELINDA: Es verdad. Y te miraba completamente blanco, como si le aterrases… ¿Qué significa todo esto?
WYATT: No entiendo por qué, pero algunas veces noto que Chris me mira… raro. Como si me temiese, o temiese lo que puedo hacer… (reflexionó en voz alta)
WESTLEY: Dicen que el miedo, llevado al extremo, puede provocarte un ataque al corazón. A veces la gente puede encanecer de puro terror…
MELINDA: El miedo… Un momento, ¿de qué me suena todo esto? (balbuceó confusa)
WYATT: No recuerdo que mamá o las tías me contasen nada parecido. Pero… (se quedó pensativo) Ahora que lo pienso, creo que había algo sobre el miedo en el libro, ¿no?
MELINDA: Si viene en algún sitio, debe ser ese. Deberíamos comprobarlo antes de que todo esto vuelva a ser un caos.
WYATT: Me parece bien. Iré contigo al ático para recoger el libro. West, ¿puedes ir mientras a ver si todos están bien en la cocina?
Westley le dedicó un mohín de desidia mientras Wyatt y Melinda se disponían a subir las escaleras. El hijo varón de Billie se encaminó por el pasillo hacia la cocina, pero antes de entrar oyó una aterradora carcajada proveniente de toda la casa.
WESTLEY: ¿Quién anda ahí? ¿Chicos? (dijo nervioso)
Westley miró a todos lados, pero no encontró nada. Entró en la cocina, donde segundos antes juraría haber oído las voces, entre otras, de su madre y su hermana, pero allí no había nadie.
Se acercó lentamente a la puerta trasera del jardín e intentó girar el picaporte, y sorprendentemente funcionó. Westley salió al jardín trasero. Nadie de nuevo. Por el lateral de la casa se aproximó hacia el jardín delantero y la calle principal, y de nuevo la más absoluta soledad.
WESTLEY: ¿Ho… hola? (dijo en voz alta, azorado)
Westley siguió caminando por aquella calle desierta, viendo multitud de luces encendidas de casas vacías a su paso. Eso no le gustaba absolutamente nada. Sintió entonces un leve susurro acompañado del murmullo de unas pisadas sobre la nieve, y se giró, pero seguía solo. Solo.
WESTLEY: ¿Hay… hay alguien ahí? (preguntó asustado)

Melinda escudriñó sigilosa desde la puerta del ático, y al no ver nada le hizo una señal a Wyatt para que la siguiese. Sin embargo, a Melinda algo no le encajaba.
WYATT: (cogiendo el libro) Bien. Será mejor que bajemos cuanto antes.
MELINDA: (mirando la mesita) Qué raro… ¿Y esta poción? Antes no estaba ahí…
WYATT: Llevémonosla. Ya descubriremos después para qué sirve.
Nuevamente, Wyatt y Melinda bajaron las escaleras hacia el salón. Ella le guiaba con cuidado, mientras él pasaba páginas del libro rápidamente, sin saber exactamente qué buscar.
WYATT: Pecados capitales… no. ¿El demonio de la ilusión?
MELINDA: ¡Por Dios! Deberías saberte el libro de memoria… (apuntó con vergüenza ajena)
WYATT: Chris y yo teníamos la mala costumbre de consultarlo sólo cuando había problemas…
MELINDA: ¡Trae aquí! (quitándole el libro) A ver… ¡oh mira! ”El demonio del miedo, también conocido como Barbas…” bla, bla, bla. ”… Se alimenta del miedo de las brujas…” Pero se supone que sólo aparece cada 1300 años…
WYATT: Se te ha caído un post-it. (lo recoge del suelo) ¡Ah, la letra de tía Paige! ”Este desgraciado lleva sin aparecer desde 2006, pero da por saco cuando menos te lo esperas”
Mientras hablaban, llegaron al salón. Frente a ellos estaba Westley, de espaldas.
MELINDA: ¡Premio! Creo que ya lo tenemos, West.
WYATT: (viendo que no reaccionaba) West, ¿estás bien?
Wyatt apoyó su mano sobre el hombro de Westley, y entonces se desplomó contra el suelo. Sus ojos, totalmente rojos, estaban inundados en lágrimas, y había un mechón blanco en su pelo.
BARBAS: (apareciendo ante todos) ¡Oh, qué delicia! Su mayor temor, la soledad absoluta…
WYATT: Barbas…
BARBAS: Veo que mi fama me precede. Y vuestros mayores temores… ahora son míos.
Barbas rió mientras alzaba sus radiantes manos para materializar las peores pesadillas de la familia Halliwell. Había esperado paciente casi 30 años, y este era al fin su momento de gloria.
BARBAS: Treinta largos años para conocer a la nueva generación Halliwell... Por fin sangre fresca...
MELINDA: ¿Pero qué...? (Melinda accionó su poder explosivo hacia Barbas, pero le rebotó hacia ella misma, saliendo disparada hacia el sofá) ¡AAAAAAAAAH!
Melinda cayó encima de Piper, disfrazada de señorita Rotenmeier, que estaba sentada en el sofá, empapándola de la poción que pocos minutos antes, Wyatt y Mel habían encontrado en el ático.
WYATT: ¡Mel! (corrió en su ayuda)
PIPER: ¡¡Auuuuuuh!! (gritó dolorosa) ¡Dios Santo, criatura! ¿Es qué no sabe cómo comportarse? ¡Ya puede pedir perdón, acaba de cometer un error! (la mujer convulsionó) ¿Qué? ¿Qué hago yo aquí? ¿¡Por qué estoy empapada!?
WYATT Y MELINDA: ¿¡MAMÁ!?
PIPER: ¡Pues claro, quién voy a ser si no!
MELINDA: ¡Era una poción neutralizadora, has vuelto a la normalidad! (mirándose el pantalón, que lo tenía mojado por la poción. Un segundo después, ella y su hermano abrazaron cálidamente a su madre)
PIPER: ¿Por qué me abrazáis?
BARBAS: Supongo que tendrán miedo... (Piper giró el cuello)
PIPER: Vaya, un amigo del pasado (dijo muy serena) ¿Qué ha sido de ti en todo este tiempo?
BARBAS: Aquí sigo, querida... inmortal como el miedo. Treinta años después tus miedos habrán cambiado.
PIPER: ¡Por supuesto, pero no serás tú el que los saque a la luz! (Dijo mientras explotó en mil pedazos a Barbas y un segundo después lo inmovilizó) ¡Venga, hay que buscar las piedras! ¿Dónde las guardáis?
WYATT: ¡¡En el baúl, en el baúl del ático!! *¡Baúl del ático, abierto! ¡Piedras hacia Barbas, en círculo!*
Wyatt fue capaz de llamar a las piedras, que se encontraban en el ático y se materializaron en el salón, rodeando al demonio del miedo. Éste no se preocupó al verse acorralado y sonrió con frialdad.
BARBAS: Veo que no aprendéis de vuestros fallos...
MELINDA: ¿Cómo acabamos con este indigente? (preguntó susurrando a su madre)
PIPER: Venciendo tus miedos... a no ser que seas un demonio tan fuerte como él, como lo era Cole, o un Avatar, como tu padre...
MELINDA: ¡Pero se supone que llevas siendo bruja desde hace más de 30 años, mamá! Si tú no te consideras poderosa...
BARBAS: Estas piedras no acabarán conmigo... (cerró los ojos y levantó el dedo índice, mostrando un rostro triunfal) ¡Ah!
Melinda se quedó aún más seria, al ver que en el salón había una cuna. La cuna de Bianca, su hija. Melinda, con miedo, se acercó hacia allí y vio como el colchón estaba completamente quemado y ensuciado de cenizas.
BARBAS: Las cenizas de tu criatura... La niña no podrá aguantar esta vida de brujería... Tu unión con Jared nunca fue acertada...
PIPER: ¡¡MELINDA, MELINDA!! ¡NO HAGAS CASO, NO HAGAS CASO!
MELINDA: Esto no es cierto... Esto no es cierto...
BARBAS: Lo es... y toda la culpa es mía... Estoy aquí, fuera de los cristales. Soy todo tuyo. Mátame. Cuándo acabe con todos vosotros, mataré a esa niña...
Barbas consiguió entrar en la mente de Melinda, y manipulársela. Fue capaz de que ella no viera a Barbas dentro de la jaula de cristales, sin embargo, ahora dónde estaba Wyatt, Melinda sólo veía a Barbas.
BARBAS: Mátame.
MELINDA: ¡¿CÓMO HAS PODIDO MATAR A UN BEBÉ?! ¡A MI BEBÉ, A MI SANGRE!
WYATT: ¿Qué? (dijo poco antes de orbitar para no tragarse las explosiones de Melinda) ¡PARA, MEL, PARA! ¡TRANQUILÍZATE!
PIPER: ¡¡MEL, BARBAS SIGUE EN LA JAULA, NO ATAQUES A TU HERMANO!!
MELINDA: ¡NO TE METAS DONDE NO TE LLAMAN, MAMÁ!!
Piper, sintiéndolo mucho, activó una pequeña carga de su poder explosivo para despertar a Melinda de la manipulación de Barbas, saliendo por los aires hasta las escaleras del salón y haciéndose unos pequeños rasguños.
PIPER: ¡Mel, lo siento mucho, no había otra escapatoria! (Fue hacia ella y la levantó de los escalones) ¡Esto se curará enseguida! (intentó quitarle importancia)
MELINDA: ¿De verdad era necesario?
PIPER: A bastantes funerales de familiares he ido en toda mi vida. No tengo ganas de ir al funeral de un hijo.
WYATT: Esto es un sinvivir. ¿Algún plan?
BARBAS: Oh... el primogénito de Piper... Eres una caja de temores constante... El dos veces bendito que no acepta sus fracasos sentimentales... Wyatt, sólo atraes a la muerte...
Los ojos de Wyatt vieron cómo las paredes del salón comenzaban a cambiar de color, a un fuerte rojo sangre, y en el centro del salón, tumbadas en la alfombra, dos cadáveres desnudos; de Alison, aquella exnovia con un terrible y devastador pasado demoníaco, y Eleanor, esa joven mujer con la que comenzaba a formar una relación. Wyatt no pudo aguantar el dolor y lloró y gritó con violencia.
PIPER: ¡¿WYATT, QUÉ ESTÁS VIENDO?!
MELINDA: ¡WYATT, SÉ FUERTE!
BARBAS: El dos veces bendito sólo atrae a la muerte... Nadie querrá entablar una relación sentimental contigo, pues acabará a dos metros bajo tierra...
WYATT: ¡Eso no es verdad, eso no es verdad!
Wyatt despertó de su manipulación y le disparó a Barbas una pequeña bola de energía, generada por el poder luz blanca de la fotoquinesis. Barbas quedó aturdido unos segundos, los suficientes para que Melinda, Wyatt y Piper se juntarán.
PIPER: Es inútil. ¡Sigue usando sus poderes aunque esté dentro de los cristales!
BARBAS: Sólo me queda la mayor de las Embrujadas... ¿Cuál es tu miedo?
PIPER: Te vuelvo a repetir que ya no te tengo miedo. Además... ¡llevo tiempo con ganas de probar esto! (Piper hizo su particular gesto con las manos, pero en vez de inmovilizar o explotar a Barbas, éste gritó de dolor al ver cómo su brazo derecho comenzó a derretirse)
MELINDA: ¿¡Pero y eso!? (gritó alucinada)
PIPER: Aceleración molecular... nada nuevo para mí. ¿No recuerdas lo rápido que cocinaba en el restaurante?
MELINDA: ¿Tenías otro poder que sólo usabas para calentar más rápido los ingredientes? ¿¡Pero eso no es beneficio personal!? (gritó nuevamente alterada)
PIPER: Bueno... no exactamente.
Pero la alegría duró poco, pues Barbas con un pequeño aleteo fue capaz de regenerarse el brazo.
BARBAS: No sirven de nada vuestros poderes... Aunque ha sido un momento nostálgico el veros durante unos segundos con caras esperanzadoras. Pero no, no, no. Recordad, el miedo nunca muere...
DAG: Sí, sí que muere.
Entrando al salón, y rodeando los cristales, Dag con Bianca en el portabebes, entró acompañado de Henry, Rachel, Patty, Phoebe, Nathan, Billie y Billie JR, quienes seguían disfrazados pero ya volvían a ser ellos mismos, se encontraban liberados y dispuestos a salvar a su familia de las garras del demonio del miedo. Con ellos, también estaba Bobbie, que fue la única que logró permanecer siempre estable y consciente.
MEL: ¡Dag, chicos, qué alegría volver a veros!
WYATT: ¿Cómo habéis conseguido salir de vuestros personajes?
PATRICIA: Es todo gracias a Dag, él nos hizo beber a la fuerza una poción asquerosa...
BARBAS: ¡Oh, qué bonito! (dijo irónico) ¡Todo vuelve a su cauce natural!
PIPER: Has sido un idiota, Barbas. Parece mentira que no hayas aprendido con los años. (Barbas la mira extraño) Has intentado derrotar a los Halliwell cuando estábamos todos juntos.
PHOEBE: No conseguiste derrotarnos cuando éramos las Embrujadas, ¿qué te hizo pensar que ibas a conseguirlo ahora?
BARBAS: ¡Falacias! No me engañáis con vuestra palabrería de niñas tontas.
PIPER: Hace mucho tiempo que dejamos de ser niñas. Tú (mirando a Dag), ¿queda más poción de la que hiciste? (Dag asintió sin decir palabra) Ve y ayuda a Paige, por favor.
MELINDA: ¿Mamá, tienes algún plan?
Piper asintió con la cabeza. El círculo de personas, de invitados a la fiesta, estaba alrededor de Barbas, expectante. Phoebe se acercó a su hermana y le agarró la mano.
Dag terminó de vaciar la poción sobre Paige y ésta abrió los ojos de golpe.
DAG: Señora Paige, ¿se encuentra bien?
PAIGE: Estupendamente (se levantó de un salto y se reunió con sus hermanas). Hola, capullo (saludando a Barbas).
PIPER: Tengo que reconocer que podrías habernos derrotado. Podrías haber acabado con nosotras, con todos nosotros, con la idea de los pastelillos. Pero te fuiste a por los Halliwell equivocados.
WYATT: (susurrando a Melinda) ¿Cómo es que la tía Paige vuelve a estar con vida?
MELINDA: Es que había muerto su personaje, ¿no? Ella comió pastelillos después de estar muerta, así que se transformó en una muerta.
WYATT: Entonces Eleanor...
PIPER: Silencio niños, estáis a punto de presenciar algo realmente mágico.
Todos: Dag, Bianca, Nathan, Henry, Rachel, Bobbie, Patricia, Billie y Billie Jr, se colocaron detrás de las Embrujadas. Wyatt y Melinda hicieron lo propio. Las matriarcas de la familia Halliwell se dieron la mano. Mientras, Prue, Chris, Alice y Westley seguían inconscientes.
PIPER: Como te he dicho antes (a Barbas) somos los Halliwell. Ya no somos Las Embrujadas.
PHOEBE: Somos unos de los linajes mágicos más poderosos del mundo.
PAIGE: Y vamos a darte una patada en el culo.
PIPER: Estamos creando una identidad. Somos Los Halliwell, todos nosotros. Los que no están, los que ahora mismo no están conscientes (mirando a Prue) y los que están y no conozco del todo (mirando a Nathan). Somos los Halliwell, la magia más poderosa va con nosotros. El miedo nunca morirá, pero nosotros tampoco.
PHOEBE: Cuando un niño tiene miedo de la oscuridad se le enciende la luz para que pueda dormir, y nosotros somos esa luz.
PAIGE: Ya puedes volver derecho al infierno, capullo.
Una energía de infinita calidez se formó alrededor de todos los brujos y brujas. Todos estaban pensando en los buenos momentos juntos, en las risas, las sorpresas, las alegrías e incluso las lágrimas. Estaban en el lugar más feliz del mundo, y nada ni nadie iba a hacer que tuviesen miedo. Nunca más. La energía fue canalizada hacia las mayores de los Halliwell, Piper, Phoebe y Paige. Las Embrujadas, que desde aquel preciso momento ya no necesitarían usar más ese nombre, serían los Halliwell, todos y cada uno de ellos. Los Halliwell con mayúsculas.
Las tres hermanas sonrieron, y sus manos estaban iluminadas con el brillo de un millón de hadas. Alzaron sus manos y desterraron a Barbas de sus vidas. Un círculo con el fuego del mismísimo infierno apareció en el círculo de luz donde el demonio del miedo permanecía preso. Se escucharon gritos, lamentos y amenazas, pero ningún Halliwell le tuvo temor.
La luz de las llamas cesó y el peligro había acabado. Piper abrazó a la vez a sus hermanas, todos los presentes sonreían y se abrazaban sin parar.
WYATT: ¡Tengo que ir a salvar a Eleanor!
Su madre le miró contenta y le dio una palmada en el culo para que saliese corriendo.
Billie se acercó a su hijo Westley y le despertó mientras le pasaba la mano por la cara. Éste, asustado, dio un pequeño respingo, pero ella le abrazó. Le abrazó con tanta fuerza que el miedo de Westley se rompió en mil pedazos.
Melinda hizo lo propio con su hermano mediano.
MELINDA: Levanta cabroncete. (Chris la miró extraño) Ya no tienes que hacerte más el héroe, ahora lo somos todos.
Piper se arrodilló junto a su hermana mayor pero con aspecto más joven que ella y la despertó.
PRUE: He derrotado a Barbas.
PIPER: Lo sé (sonriendo) Lo sé.
En la cocina, Alice comenzó lentamente a abrir los ojos cuando se percató del oscuro pájaro de papiroflexia que flotaba sobre su cabeza.
ALICE: ¡AAAAGH! (gritó sorprendida, hasta percatarse que no era de verdad) Yo te mato, Patty…
PATRICIA: Jejeje…
Wyatt corrió hacía el jardín junto al cuerpo de Eleanor. Llevaba en la mano un pequeño bote con los últimos restos de la poción que la devolvería a su auténtico ser. El cuerpo de la chica estaba tendido sobre la hierba, depositado con sumo cuidado y unos tímidos copos de nieve habían empezado a cubrirlo. La misteriosa luz que se reflejaba en los copos de nieve le daba un aspecto precioso, casi sobrenatural. La reina de la nieve, pensó Wyatt. Vertió las últimas gotas sobre su cuerpo y las heridas se curaron al instante, devolviéndola así a la vida.
ELEANOR: Tu madre me mató.
WYATT: ¿Mi madre? (Sonriendo) La verdad es que le pega mucho ser la asesina.
Ambos se quedaron en silencio mirándose profundamente, sin decir nada. Quizás era hora de afrontar el hecho de que entre los dos había surgido algo más que sexo casual. Algo que podría funcionar o no.
WYATT: Deberíamos entrar dentro, está empezando a nevar con fuerzas (mirando al cielo).
ELEANOR: Estoy helada...
Y así fue como la desastrosa fiesta de los Halliwell llegó a su fin. Era algo que temían, que fuese un desastre, porque ya habían tenido antecedentes, pero esta sería recordada por todos y cada uno de los invitados. Y generaciones posteriores.
Cenaron, celebraron y hablaron hasta por los codos. Melinda finalmente cambió de opinión y decidió bajar con los demás, incluso Bianca estaba sentada a la mesa. Dag había contado que la idea de la poción había sido de Bianca, todos le miraron extrañados, pero Melinda afirmó y reafirmó que le creía. Piper sacó a relucir lo cabezona que era su hija y ambas empezaron a tener la típica pelea madre e hija mientras todos reían.
Una vez terminada la cena, organizaron grupos para recoger y limpiar la casa. Las quejas y las caras largas eran constantes, pero ninguna se atrevía a replicar. Una vez recogido todo, Billie y sus hijos fueron los primeros en marcharse, llevándose a Nathan con ellos. No sin que éste, antes, se despidiera de Melinda y su nieta.
NATHAN: (tocando en la puerta del dormitorio de Bianca) ¿Se puede?
Melinda asintió y le hizo un gesto con los dedos para que guardase silencio.
NATHAN: Quería despedirme de vosotras. Lo he pasado muy bien.
Melinda torció la sonrisa por lo que “Lo he pasado muy bien” significaba en el contexto de la noche.
NATHAN: Deberías llamar a mi hijo. No para arreglar las cosas, sino para hacerle ver que no pasas de él. A nadie le gusta sentirse desplazado.
Melinda se quedó en silencio y asintió con la cabeza.
NATHAN: Tengo que irme ya, vuestra amiga Billie me espera para dejarme en casa. Buenas noches.
Henry, Rachel y Bobbie estaban en la cocina, eran los encargados de secar y colocar la vajilla en su correspondiente lugar. Rachel le pasaba los platos a Bobbie, ella los secaba y luego se los pasaba a Henry para que los colocara. Trabajo en equipo. Rachel estaba contando una anécdota graciosa mientras Bobbie no paraba de reírse. Henry estaba encantado viendo a su hermana y la novia de ésta. En cierta manera la envidiaba. Sonrió como un bobo y Rachel le miró contenta. Se sentía cada día más cercano a ella. Se miraron a los ojos y lo supieron. Supieron que cuando estaban reunidos en el salón llamando y acumulando toda esa magia, ambos habían sentido a Helen. No físicamente ni espiritualmente, la habían sentido en las entrañas, como se respira sin pensar en ello, la habían sentido como una parte más de su ser.
Ya habían terminado de recoger, todo estaba en su sitio y Piper había dado el visto bueno. Wyatt había decidido irse a pasar la noche a casa de Eleanor; Bobbie y Rachel estaban en su habitación; Patricia, como cada noche, estaba haciendo la búsqueda del chico perfecto por internet; Alice no apartaba los ojos de la tele.
Piper estaba recogiendo las últimas cosas y salía por la puerta cuando su hija la llamó. La mayor de los Halliwell se abrigó bien del frío y esperó en el umbral de la puerta.
MELINDA: Mamá... lo que hemos hecho esta noche...
PIPER: Hemos concentrado la magia Halliwell. No hay que temerle más al miedo, porque nosotros somos más poderosos que él. La familia es poder, nunca lo olvides. Tus tías y yo lo habíamos hablado ya, y al final lo hemos hecho. Hemos decidido que el poder de 3, sea el poder de los Halliwell. A partir de ahora, cualquiera de nosotros puede formar el poder de 3. Incluso el poder de 4 o 5, y por qué no, también el poder de 1.
Melinda miró a su madre embelesada. Era una poderosa bruja, su madre y sus tías. Y había hecho historia, y la seguían haciendo.
MELINDA: Por cierto Mamá, ¿quién era el asesino?
PIPER: ¿No eras tú la que decía que no quería jugar a ese estúpido juego?
MELINDA: ¿¡Tú eras el asesino!?
Madre e hija rieron. Piper se despidió con un beso en la frente. Melinda cerró la puerta y corrió a hacer lo propio con su hija. La charla con su madre le había dejado con una inmensa paz.
La matriarca de los Halliwell no había abandonado la parcela donde vivían sus hijos y sus sobrinos cuando alguien llamó su nombre. Era Prue, su hermana. Esa hermana que era mayor que ella pero más joven.
Prue caminó despacio hacia su hermana y la saludó con una cálida sonrisa.
PRUE: Lo que dije antes...
PIPER: Lo sé.
PRUE: He acabado con Barbas. Logré engañarle, o él creía que me conocía bastante bien. El demonio que me mató no es mi mayor temor, no al menos desde hace poco. Mi mayor temor es...
PIPER: Lo sé, cariño. Yo también soy madre. Dios sabe que lo soy desde hace muchos años ya. Conozco tus temores.
Y Prue sonrió a Piper, con esa sonrisa suya tan característica. Esa sonrisa que decía “Te quiero” y “Te echo de menos”. Su hermana se la devolvió. Y justo como Piper había anunciado antes de marcharse, Leo pasó a recogerla.
La noche había terminado y todos dormían. Alice se había quedado grogui viendo la televisión; como su médico había anunciado, la medicación a veces actuaba como somnífero y caía bajo las redes de Morfeo con facilidad. Melinda se había asegurado de apagar la caja tonta y cubrir a su dormida prima con una manta.
Alice despertó de golpe. Tenía la boca seca y estaba desorientada. Lo único que recordaba era el desastre de fiesta y haberse despedido de su madre. Necesitaba agua en abundantes cantidades, se levantó del sofá y puso rumbo a la cocina. Pero antes de llegar, algo le cortó el paso: unas pequeñas luces blancas y azules muy brillantes. Alguien estaba orbitando en el salón.
ALICE: ¿Phoebe?
PHOEBE: Ah, eres tú...
ALICE: ¿¡Dónde has estado!?
PHOEBE: Pues arriba, lo dije bien claro en la nota que dejé en mi habitación... No me digas que nadie la ha leído.
ALICE: Pero eso hace más de un mes. ¡Has estado fuera más de un mes!
PHOEBE: Sólo han sido unas horas, no exageres...
ALICE: No estoy exagerando...
Las hermanas se quedaron en silencio. Un silencio incómodo en mitad de la madrugada. Era extraño cómo Phoebe y Patricia se podían entender a la perfección, y a ella le costaba tantísimo llegar a conocer a alguna de las dos. Recordaba, cuando Helen vivía, que ella y Rachel casi podía leerse el pensamiento. Algo que nunca recordaba haber hecho con Patricia.
PHOEBE: Creo que voy a acostarme.
ALICE: ¿Dónde está Owen?
PHOEVE: No lo sé... pero me han dicho que no me preocupe por él, y no lo hago.
ALICE: ¿Phoebe?
PHOEBE: Déjame, no tengo ganas de hablar contigo.
Y salió corriendo. Subió la escaleras hacía su habitación como si de una adolescente que acaba de discutir con sus padres se tratase. Alice se quedó perpleja sin saber qué decir. Pero no tuvo tiempo de perseguirla, ya que una voz desconocida habló muy cerca de ella.
ALICE: ¿Quién eres?
Era una anciana, llevaba la túnica de los ancianos. Una mujer con características similares a su tía Piper pero con el pelo cortado a tazón y rubio.
ANCIANA: Debes cuidar de ella. Ha pasado por mucho, debes evitar que recuerde.
ALICE: No entiendo...
ANCIANA: La memoria de Phoebe está dividida por un tabique, un tabique mágico. Si logras que ese tabique no se rompa, podrá tener una vida plena. Ya no nos debe nada.
ALICE: SEÑORA, SEA MÁS CLARA. POR FAVOR.
ANCIANA: Debes encargarte de su protección...
ALICE: No, espere. Yo no. Yo no soy la adecuada, créame.
Pero no hubo más tiempo a réplica. La anciana desapareció orbitando, dejando a Alice totalmente saturada. 
Escrito por Diccionary, LauHalliwell, LQSA_Recio & marlop88 


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