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3. LA DANZA DE LOS TRAIDORES


La brisa del amanecer acariciaba delicadamente los cabellos de Lenai. Lentamente, comenzó a desperezarse, con una sonrisa de esperanza bañando su rostro. Los intensos colores del amanecer de la costa egea inundaron los aun somnolientos ojos de Lenai, que comenzó a buscar a tientas en el lecho de Omicron, sin éxito. Sorprendida, se levantó con celeridad y miró a su alrededor con una expresión de terror en su rostro.
LENAI: ¡¡¡Ómicron!!! (gritó aterrorizada)
Lenai se acercó con cuidado al escarpado acantilado e intentó mirar hacia abajo, pero únicamente pudo ver la espuma de las olas al romper contra las rocas. Entonces, el graznido de una bandada de cuervos que huían despavoridos del bosque tras ella rompió el silencio. Lenai, cubierta de un sudor frío a causa del miedo, se dio la vuelta y avanzó lentamente hacia el bosque. Pero entre los árboles, divisó la figura de una mujer vestida con una túnica rojo sangre, con aspecto de desorientada.
LENAI: Perdona, yo...
ALISON: El mestizo cumplirá su destino. Impondrá el caos en ambos mundos antes de ser derrocado, y regresará a la vida en el trigésimo cuarto año de la vigésima centuria de la nueva era para alumbrar la semilla definitiva que traerá el Apocalipsis.
Lenai miraba a aquella joven extrañada, que de repente alzó el brazo y señaló una dirección.
ALISON: El fin se acerca.
Lenai se dio la vuelta lentamente para mirar en dicha dirección, y entonces su rostro emblanqueció de terror. Frente a ella, el cuerpo sin vida de Ómicron se encontraba ahorcado en un árbol, atravesado por numerosas flechas negras. Lenai gritó aterrorizada mientras, a lo lejos en el horizonte, la onda expansiva de una gigantesca explosión se acercaba con gran rapidez, asolando cada árbol que encontraba a su paso.

Lenai se despertó sobresaltada, aun bañada en sudor. Aun era noche cerrada, aunque la suave brisa marina comenzaba a rozar su piel, como si de un preludio al amanecer se tratase. Sólo quedaban unas pequeñas ascuas en la hoguera, pero eran suficientes para protegerla del frío. Aun así, un horrible escalofrío recorría por todo su cuerpo. Miró a su alrededor, y al descubrir que estaba sola temió lo peor. Lenai se dirigió con rapidez al bosque, buscando a tientas en la oscuridad. Aun así, no le costó divisar el árbol que aquella extraña mujer señaló en su sueño, en el que parecía haber algo colgado.
OMICRON: Algunos cazadores ofrendan su mejor pieza a la diosa Artemisa para que la fortuna les acompañe en futuras cacerías. (susurró de repente en su oído)
LENAI: (sobresaltada) ¡Uff, me has asustado!
OMICRON: Perdona.
LENAI: Desperté en mitad de la oscuridad y me temí lo peor.
OMICRON: Lo siento, no quería asustarte. Necesitaba poner algunos asuntos en orden.
Ómicron sujetó con delicadeza el rostro de Lenai y besó con ternura sus labios, mientras la tenue luz del alba comenzaba a asomarse entre los árboles. Lenai notó una sensación extraña en el cuello, y al acercar su mano percibió un extraño colgante de plata con una piedra engarzada de color ámbar.
ÓMICRON: Siempre que nos separen, la piedra brillará hasta señalarte el camino de vuelta a mi corazón. (le aclaró sonriente, aunque ella lo miraba extrañada) ¿Sucede algo?
LENAI: ... ¡¡No!! Es precioso. Pero no puedo evitar este mal presentimiento que me corroe desde hace algunos meses. Tengo la sensación de que algo horrible se aproxima...
ÓMICRON: ¡Shhhh! No te preocupes por eso. Mientras permanezcamos juntos, todo irá bien.
Ómicron volvió a aproximarse a Lenai y la rodeó con sus brazos, acunando su rostro en su pecho.
LENAI: Eso espero... (susurró con tristeza)

En el inframundo, Devlin salía volando por los aires. La Fuente parecía extremadamente disgustado por los recientes fracasos de su séquito, y sabía bien a quien atribuirle las culpas.
LA FUENTE: ¡¡¡Perdidos... de nuevo!!! (gritó furioso)
DEVLIN: Mi señor, yo...
LA FUENTE: ¡¡¡CÁLLATE, MALDITO INÚTIL!!! ¡¿Y te atreves a llamarte mi mano derecha?! (le recriminó indignado)
ORÁCULO: Actuó descuidadamente, dándoles tiempo suficiente para escapar.
DEVLIN: ¡¡Cierra el pico, maldita arpía!!
Devlin le lanzó una bola de energía al Oráculo, pero La Fuente la desvió.
LA FUENTE: No. Cierra la boca tú (dijo con frialdad mientras preparaba una bola de fuego entre sus manos) Estoy harto. Harto de que esa sucia traidora que jamás debió llevar mi sangre siga desaparecida. Harto de tener que colaborar a diario con esos apestosos y egocéntricos avatares. Pero sobre todo... ¡estoy harto de estar rodeado de incompetencia y mediocridad! Así que dime... (susurró mientras botaba la bola en sus garras) ... ¿crees que serías capaz de hacerme feliz? ¿O debo buscar a otro que sepa cubrir mejor tu puesto, Devlin?
DEVLIN: No, mi señor. (dijo inclinándose) Cumpliré la misión que me ha sido encomendada con total eficacia.
LA FUENTE: ... Está bien, será tu última oportunidad. Si fallas, ya sabes lo que te espera... (añadió con dureza mientras hacía que la bola de fuego se vaporizase en sus manos) Ahora, desaparece de mi vista.
Devlin asintió con la cabeza, realizando una última reverencia antes de fluctuar. El Oráculo se acercó con sensualidad al trono y se recostó en el apoyabrazos derecho.
ORÁCULO: Percibo dudas en sus palabras. Su futuro se torna... sombrío y difuso.
La Fuente asintió, y entonces procedió a alzar su brazo, provocando que el demonio Zankou se convocase frente a él.
ZANKOU: Mi señor... (dijo inclinándose con rapidez) ¿En qué puedo servirle?
LA FUENTE: Hoy es tu día de suerte, Zankou. Estoy dispuesto a otorgar la amnistía a tu facción, y si tienes suerte, hasta podrás conseguir alzarte como mi mano derecha. Sólo deberás vigilar los pasos de Devlin, y si encuentras la mínima muestra de ineficacia o debilidad, lo traerás ante mí para que ponga fin a su vida personalmente.
Zankou asintió con una perturbadora sonrisa y desapareció entre llamas. El Oráculo negó con la cabeza en señal de desaprobación.
LA FUENTE: Los tiempos difíciles requieren medidas extremas... (le aclaró, como si pudiera leerle el pensamiento)

En el templo plateado, la guarida avatar, los avatares meditaban conjuntamente para aunar su poder y localizar a los traidores. Sus oraciones reverberaban por todo el templo, rasgando el silencio de la noche.
GAMMA: Llevan varias lunas sin descansar apenas. (señaló preocupado al resto de avatares)
BETA: Y cada vez los resultados de la localización son más erráticos.
GAMMA: El colectivo esta utilizando la totalidad de su poder para localizar al traidor y la demonio renegada. Nuestra situación es crítica.
BETA: Nos estamos volviendo muy vulnerables. Podría ser la situación que el enemigo ha estado esperando para romper la tregua y vencer nuestras defensas.
ALFA: Entiendo vuestros argumentos, pero la obsesión que el líder demoníaco deposita en ambos es francamente sospechosa. No es una simple venganza, él los teme...
GAMMA: Y eso es bueno, ¿no? Quiero decir, si puede minar la capacidad del bando enemigo entonces...
ALFA: Observad las estrellas. (le interrumpió preocupado, señalando el cielo nocturno que se divisaba por el gran ventanal) Hace varias lunas que guardo en mi interior el presentimiento de que algo aterrador se aproxima. Una fuerza maléfica jamás conocida hasta ahora, que desestabilizará por completo el equilibrio de poder y que traerá consigo el caos y la total desolación...
BETA: (aproximándose lentamente al ventanal) Encontrarlos y ejecutarlos deberá ser nuestro principal cometido. Debemos velar por el equilibrio del mundo mágico.

En mitad del bosque, Lenai recogía bayas comestibles de un pequeño arbusto. A pesar de todo lo que había sufrido, Lenai sonreía feliz. Cuando tuvo el cuenco lleno, se dispuso a regresar al lugar de acampada, pero el ruido de unas pisadas le devolvió instantáneamente los pies a la tierra y le hizo mantenerse alerta.
LENAI: ¿Ho... hola? (dijo asustada, preparando una bola de energía en su mano) ¿Hay alguien ahí?
OMICRON: ¿Sucede algo? (dijo por sorpresa a su espalda)
Lenai, completamente sorprendida, emitió un agudo chillido y lanzó sin pensar la bola sobre Omicron, que consiguió esquivarla a duras penas. Lenai se llevó la mano al pecho, respirando con dificultad.
LENAI: ¡Me has dado un buen susto! (se quejó sonriente)
OMICRON: Mis disculpas, no era lo que pretendía... (dijo decepcionado)
LENAI: Tranquilo, no pasa nada. En fin, ¡ya tenemos cena! (anunció señalando el cuenco, a lo que Omicron respondió con cara de incredulidad) Son bayas comestibles. Pruébalas.
Lenai le acercó el cuenco a Omicron, tras lo que él cogió una y comenzó a olisquearla. Lenai cogió otra y empezó a comérsela. Omicron, tras observar a Lenai, dio un buen bocado a su baya, saboreándola lentamente, y a continuación comenzó a devorarla con ansia. Comer era algo relativamente nuevo para Omicron, por lo que no tardó en llenarse prácticamente toda la cara de jugo de baya. Lenai, al levantar la mirada, comenzó a reírse a carcajadas.
OMICRON: ¿Qué pasa? (preguntó confuso)
LENAI: ¡Te has manchado toda la cara de jugo! No deberías comer con tanta voracidad... (le aclaró sonriente, intentando aguantar la risa)
OMICRON: No puedo evitarlo, ¡tengo hambre! (rebuscó con la mirada en el cuenco vacío, y a continuación sus ojos se centraron en Lenai y se abalanzó sobre ella, sonriente) ¡¡¡GRRRROAW!!!
LENAI: ¡¡¡Aaaaaaagh!!! (gritó fingiendo terror mientras corría por el bosque)
OMICRON: ¡¡¡No podrás huir de mí!!! (la persiguió entre risas)
Lenai corría sin muchas ganas, dándole ventaja a Omicron para que la atrapase. Miraba a menudo atrás, calculando la distancia que los separaba, lo que hizo que sin darse cuenta llegara al borde de un precipicio y se resbalara. Omicron corrió aterrado hasta el borde, justo a tiempo para verla precipitarse en el pequeño lago que había al fondo. Sin pensárselo dos veces, Omicron saltó al vacío hasta impactar con dureza en el agua, y se sumergió para buscarla. Sin embargo, tras sumergirse varias veces, fue incapaz de encontrar su cuerpo, y el pánico invadió su rostro.
LENAI: ¡Picaste! (dijo entre burlas desde la orilla)
Omicron se giró y la miró con mucha seriedad, lo que hizo que Lenai se sintiese algo culpable. En una fracción de segundo, Omicron se teletransportó a la orilla y abrazó a una sorprendida Lenai.
OMICRON: No vuelvas a asustarme así. No se qué haría si te perdiese... (le recriminó con tristeza)
Omicron miró a los ojos a Lenai, y Lenai le devolvió la mirada. La conexión instantánea hizo que un escalofrío recorriese el cuerpo de ambos. Ambos acercaron lentamente sus rostros, hasta culminar con un delicado beso. Le respiración de ambos se entrecortaba y sus latidos se disparaban con cada roce de sus labios. Lentamente, Lenai despojaba a su amado de sus húmedas prendas mientras sus besos recorrían la anatomía de su musculoso cuerpo. Omicron también se dejó llevar y comenzó a explorar con delicadeza la desnudez de su amada. Sus cuerpos desnudos se recostaron sobre la suave hierba que crecía cerca de la orilla y disfrutaron de las sensuales caricias que el otro le realizaba. La pasión comenzaba a desbordarse en ambos hasta que finalmente se fundieron en un solo ser. Al finalizar, Omicron recogió en sus brazos a Lenai y se teletransportaron hasta el campamento, donde se recostaron abrazados cerca del fuego hasta que cayeron rendidos.
...
OMICRON: ¡Shhh! (susurró despertando a Lenai en mitad de la noche) Creo que alguien se acerca. He oído ruidos.
Lenai asintió preocupada mientras recogía su ropa y se vestía con rapidez. El fuego se había apagado, por lo que no se podía ver nada, pero podía sentirse la presencia de varios seres.
LENAI: ¿Quiénes son? (susurró mientras terminaba de ponerse sus botas)
OMICRON: No lo sé, pero cuento al menos cuatro entre los árboles. Dos al noroeste, uno al norte y otro al sureste.
LENAI: ¿Algún plan?
OMICRON: A la de tres lanzaré este saquito de polvo de flamígera sobre las ascuas. Aprovecharemos que están cegados por el fogonazo para correr en dirección noreste hasta darles esquinazo y nos transportaremos a otro sitio. Bien... uno, dos, ¡tres!
Omicron y Lenai se taparon los ojos, y a continuación Omicron lanzó el saquito a las ascuas. En apenas unos segundos el polvo ardió con violencia, emitiendo un intenso fogonazo. Tras disiparse, ambos volvieron a abrir los ojos y salieron disparados en dirección noreste, internándose entre los árboles. Corrían de la mano, lo más rápido que podían, hasta que Lenai tropezó y cayó al suelo.
OMICRON: ¿Estás bien? (preguntó preocupado)
LENAI: Sí, estoy... ¡¡¡aaaaghh!!! (gritó al apoyar el pie) Creo que me he torcido el tobillo...
OMICRON: No te preocupes, todo irá bien.
Omicron cogió en brazos a Lenai y volvió a la carrera, pero ya no podía ir tan rápido como antes. Sentía que sus acechadores se aproximaban velozmente, y por más que lo intentaba era incapaz de teletransportarse, como si hubiesen bloqueado su poder. Giró la cabeza un segundo para comprobar la posición de sus perseguidores, pero al volver la vista al frente divisó una figura sombría que le cortaba el paso. Al pararse, alrededor de media docena de figuras se le aproximaron en todas direcciones. Eran avatares.
RHO: Hola, hermano.
ECHO: Nos ha costado mucho encontrarte, pero estoy seguro de que la espera merecerá la pena.
OMICRON: Haced conmigo lo que queráis, pero a ella no le hagáis daño, por favor. (les suplicó con tristeza)
LENAI: ¡Nooo! (se quejó aterrada)
SIGMA: ¡¿Por qué?! ¡¿Cómo has podido abandonar a tu familia para irte con ese... ser inferior?! (preguntó humillada)
OMICRON: ¡Lenai es mi familia! (le recriminó con ira)
RHO: Parece que no atiende a razones. Su argumento no tiene ninguna lógica.
ECHO: Es igual, no debemos perder el tiempo de cháchara. Todos sabemos por qué estamos aquí y lo que tenemos que hacer.
PHI: Así es. ¿Empezamos por el traidor o por el ser inferior?
OMICRON: ¡¡¡Empezaré contigo!!! (dijo furioso mientras alejaba telekinéticamente a Lenai y le lanzaba una descarga mortal a Phi) ¡Corre, Lenai!
Lenai cayó rodando por el suelo, a varios metros del círculo de avatares. Dolorida, intento alejarse arrastrándose por el suelo, hasta que llegó hasta unas botas que le resultaban familiares. Al alzar la mirada divisó el rostro de Devlin, la mano derecha de La Fuente. Lenai se giró con rapidez e intentó alejarse gateando mientras hipaba de pánico, aunque no llegó a alcanzar muchos metros hasta que Devlin la sujetó y la cogió en brazos. Lenai, llorando de miedo, dirigió una última mirada hacia el grupo de avatares. Omicron se encontraba arrodillado en el suelo y lleno de heridas, mientras que Echo se le aproximaba con una enorme espada, con la que en una fracción de segundo le cortó la cabeza a Omicron.
LENAI: ¡¡¡Nooooooooooooo!!! (gritó desconsolada y llena de dolor, mientras el colgante de su cuello comenzaba a iluminarse)
DEVLIN: Lo siento mucho, princesa Lenai. Debo llevarte ante La Fuente.

En el inframundo, La Fuente disfrutaba de su victoria.
ORÁCULO: La escoria avatar ha sido ejecutada, y la princesa está de camino.
LA FUENTE: Que la maten. ¡Que la maten ya mismo!
ORÁCULO: Creo... que no va a ser tan inmediato como desea. (dijo acariciando su bola con sensualidadad) Veo que la princesa va a pedir un juicio demoníaco...
LA FUENTE: Maldita engreída... Aunque con eso sólo ganará días.

En la prisión demoníaca, Devlin llevaba a Lenai en brazos. Después de mucho caminar, se acercó a la misteriosa jaula mágica, donde la magia puede entrar pero no salir. Devlin, completamente serio, depositó a una Lenai en shock en medio de la jaula, la encerró y fluctuó. Una lágrima comenzó a brotar de los ojos de Lenai, pero antes de poder reaccionar, un intenso dolor la hizo retorcerse en el suelo.
LENAI: ¡¡¡AAAAAAAAAAGGHHH!!! (chilló de dolor mientras se sujetaba el vientre con las manos) 

3 comentarios:

  1. ¡Fantásticos vuestros minisodios! Me ha encantado la tercera parte ;) Habrá una cuarta, ¿verdad?

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  2. Claro!! Actualmente se está escribiendo la cuarta parte, y en cuanto esté lista la publicaremos de inmediato.

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