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3x06 AETERNAE TENEBRIS

<Creíamos que éramos fuertes. Creíamos que la magia estaba de nuestro lado. Cuán ilusos éramos…
No estábamos preparados para lo que se acontecía, nadie lo estaba. Antes de poder reaccionar siquiera, el cielo se derrumbó sobre nuestras cabezas. Y en las ruinas de nuestra emoción, nada volvió a ser como antes. Para nadie.
Creíamos que éramos fuertes, pero sólo esperábamos en silencio nuestra penitencia…>


-----------------------------------------------------ACTO I-----------------------------------------------------

Alice jugaba algo distraída con el pequeño jardín zen que reposaba sobre la mesita de café. Con un diminuto rastrillo, creaba irregulares ondas sobre la superficie arenosa y las borraba con cuidado para volver a empezar. A Alice eso le encantaba, a pesar de ser algo tan nimio le traía mucha paz.
DR. SHAPIRO: ¿Entiendes lo que quiero decirte, Alice? (insistió rompiendo el prolongado silencio) El trastorno bipolar es una enfermedad crónica, pero puede ser tratado. Tú misma has podido ver los progresos que has hecho. Deberías estar orgullosa.
ALICE: Claro, Dr. Shapiro. (reconoció con una amplia sonrisa) Sé que tengo que vivir con lo que hice, con aquello en lo que me convertí. Pero ahora lo sé. Sé que soy fuerte, y que puedo contar con mi familia.
DR. SHAPIRO: ¿Qué sientes al saber que en unas horas volverás a verlos?
ALICE: (cogió aire y suspiró con fuerza, ahogando una leve risa) Estoy… aterrada. Sé que no debería, pero una pequeña parte de mí se cuestiona si podrán olvidar… Si podrán entender…
DR. SHAPIRO: Es natural. Muchos no pueden evitar la duda al experimentar algo que gran parte de la gente que les rodea no acaban de comprender por completo. Pero hay algo que no debes olvidar, y eso es el amor incondicional de tus seres queridos.
ALICE: Eso espero…
DR. SHAPIRO: En fin Alice, no hay nada que me alegre más que comunicarte que oficialmente recibes el alta médica. Deberás acudir cada jueves a mi consulta durante al menos los próximos seis meses, pero puedes regresar a casa.
ALICE: Espero que no se ofenda, pero me alegra poder perderle de vista durante un tiempo. (reconoció aguantando la risa)
DR. SHAPIRO: ¡No me cabe duda! (respondió entre carcajadas)

“Tú elegiste el camino, y yo te ayudé a cruzarlo”
Alice agitó nerviosa la cabeza. Aun podía recordar con nitidez el sonido de su voz, así como la falsa sensación de reconfortante seguridad que le inspiraba al oírla. Se levantó con cuidado de su cama y se acercó a la ventana enrejada, a través de la cual podía ver la grácil caída otoñal de la hoja del majestuoso olmo del jardín.
ALICE: Ya casi es 31… (susurró con nostalgia)
WYATT: ¡Toc, toc! (dijo mientras golpeaba ligeramente la puerta)
ALICE: ¡Wyatt! (gritó emocionada)
Sin pensarlo dos veces, Alice se acercó corriendo y saltó sobre su primo Wyatt, enlazando sus piernas a su espalda.
WYATT: ¡Epa! Sí que tenías ganas por volver al redil… ¿Y ese cambio? (dijo señalando su melena castaña)
ALICE: Necesitaba un cambio. ¿Qué tal me queda?
WYATT: Genial. Así no te confundiré con Patty… (apuntó sarcástico)
Alice le dedicó su típico mohín asesino en respuesta.
WYATT: Vaya, me alegro de ver que algunas cosas no cambian… Vamos, todos están deseando volver a verte.

“Ven conmigo a la oscuridad, mi reina…”
WYATT: ¿Estás bien? Pareces… distraída.
Alice miró a su alrededor, y se sorprendió al encontrarse en el asiento del copiloto del BMW de Wyatt. “Será la medicación”, pensó para sí. Giró su rostro hacia él y le dedicó una pequeña sonrisa para tranquilizarle, y volvió a mirar desinteresada por la ventanilla.
WYATT: Pero… ¿qué puñetas es eso? (preguntó sorprendido)
Alice salió de su ensimismamiento y observó atentamente el cielo, justo donde señalaba Wyatt. Orbitando alrededor de la ciudad en un perfecto círculo, una enorme bandada negra cubría el cielo.
ALICE: ¿Pájaros? ¿Cuervos, quizá?
WYATT: No… Es algo más grande.
ALICE: Esto no tiene buena pinta…
Y tras decir esas palabras, el coche de Wyatt dejó de funcionar y se paró a los pocos metros. Wyatt giró el contacto una, dos, y hasta tres veces, pero no había manera de que respondiese. Pero no era sólo su coche, todos los coches a su alrededor también habían dejado de funcionar. En cuestión de segundos, ningún medio de transporte en la ciudad de Chicago funcionaba. Poco a poco la gente salía de sus vehículos y miraba aterrada el cielo.
WYATT: Algo terrible acecha en los cielos…
ALICE: El aire arrastra una macabra melodía… (Wyatt se giró y la miró extrañado) Tú… ¿no lo notas?

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En el dormitorio de un enorme loft del centro, Chris reposaba descamisado sobre la cama. Una mano surcó su pecho con cuidado, seguida por unos labios que lo besaban lentamente. Zach acercó su rostro al de Chris y acercó sus labios hacia los suyos en un sensual beso, pero Chris no parecía demasiado receptivo. Zach se apartó un poco con expresión burlona mientras Chris se incorporaba, pero entonces su expresión cambió por completo al percatarse de la mirada curiosa que dedicaba a su esposa Emy, que observaba inquieta a través de la ventana.
CHRIS: ¿Ocurre algo, Emy? Vuelve a la cama… (le dijo casi suplicante, lo que hizo que Zach se disgustara más aun)
EMY: Hay algo enorme en el cielo, no sé lo que…
Antes de poder acabar la frase, algo impactó con fuerza sobre la ventana y agrietó el grueso cristal, provocando que Emy cayera al suelo asustada.
ZACH: ¡Emy!
Chris y Zach se acercaron corriendo a socorrerla. Chris la sujetó de los brazos y la levantó, y Zach, antes de que pudiera adelantársele, se lanzó a los brazos de su esposa y le dedicó una agria mirada a Chris. Sin embargo, Chris no se percató de esto, pues su atención se había centrado en aquel cielo oscurecido por una colosal bandada de extrañas criaturas.
CHRIS: Joder…

Patty paseaba por el jardín de la residencia de ancianos empujando la silla de ruedas en la que estaba sentada la Sra. Legendre. La noche anterior ella había sufrido una insuficiencia pulmonar, y por eso sujetaba con fuerza su mascarilla de oxígeno. Tras cruzar junto a una mesa donde unos señores jugaban al póker, la Sra. Legendre comenzó a toser con fuerza.
PATTY: ¿Se encuentra bien? (preguntó preocupada) Creo que deberíamos volver adentro…
SRA. LEGENDRE: ¡No, tranquila hija! (repuso quitándole importancia) Y dime, ¿qué te parece el Dr. Quigley? Estoy segura de que se muere por pedirte una cita.
PATTY: ¡Sra. Legendre! ¿Pero cómo ha…? (dijo sorprendida, cayendo enseguida en la cuenta de que su poder le ponía en una posición aventajada) ¡Ah, claro! Usted lo sabe todo…
SRA. LEGENDRE: ¡Espera! (le instó de repente, con la voz llena de temor) Sé que sonará extraño, y quizá pueda exponerte… ¡pero tienes que extender una llamarada sobre el edificio!
PATTY: Pero… ¿qué? (preguntó incrédula)
SRA. LEGENDRE: No hay tiempo, confía en mí. ¡Ahora! (le ordenó apremiante)
Patty estaba desconcertada, pero cuando miró al cielo pudo ver que algo se aproximaba con rapidez a su posición. Sin dudar un segundo, cerró los ojos y extendió los brazos al cielo, generando una espesa llamarada sobre la residencia de ancianos. Todos salieron corriendo como buenamente pudieron al divisar las llamas, y mientras, una ráfaga de enormes rocas impactaba con la llameante barrera, desintegrándose al instante. 
Una vez disipadas las llamas, un fino polvo oscuro llovió sobre ellas. Patty se cubrió los ojos con la mano y miró con cuidado el cielo, donde una enorme bandada de extrañas criaturas negras orbitaba alrededor de la ciudad.
PATTY: ¿Qué diablos está pasando? (preguntó aterrada)
SRA. LEGENDRE: El cielo se derrumba sobre nuestras cabezas…

Phoebe caminaba llena de nervios por el campus junto al profesor Wittgenstein, su profesor favorito. Apenas un par de días antes había entregado a destiempo un extenso trabajo sobre rehabilitación de edificios del que se sentía muy orgullosa, pero ahora empezaba a sospechar que no había ido todo tan bien con el trabajo como pensaba.
PROFESOR WITTGENSTEIN: Señorrita Halliwell, me alegrro de que haya podido sacarr tiempo parra venirr a una de mis clases. (le reprobó con su firme acento alemán)
PHOEBE: ¡Oh, disculpe! He estado muy liada… (mintió con poco tino) Problemas familiares.
PROFESOR WITTGENSTEIN: Pues es una lástima. Su trrabajo ha sido sensasional, matrricula de honorr de hecho. He hablado con algunos de sus prrofesorres y me confirrman lo mismo que veo yo: es una alumna brrillante, perro sus continuos “descuidos” empañan el expediente de la que podrría ser la primera de su prromosión.
PHOEBE: ¿En serio? (preguntó emocionada) Quiero decir… lo siento mucho. Hago todo lo que puedo…
PROFESOR WITTGENSTEIN: Eso esperro, porrque Constrrucsiones Windburrg me ha pedido que busque a un alumno prrometedorr parra una imporrtante beca y…
Antes de poder continuar, una lluvia de rocas impactó con violencia sobre el campus, provocando el caos y la devastación a su paso. La gente huía despavorida entre los escombros, el humo y las llamas. 
Phoebe se levantó algo aturdida por el fuerte golpe que había recibido en la cabeza. Se arrastró por el suelo un par de metros hasta localizar el cuerpo del profesor, pero ya era tarde: había fallecido en el acto. A su alrededor, decenas de cadáveres y heridos graves ocupaban el maltrecho césped del campus de la Universidad de Chicago.
PHOEBE: ¡Owen! ¡¡¡OWEEEEEEEEEEEEN!!!
Phoebe cerró los ojos con fuerza y comenzó a gritar aterrorizada.

Melinda y Bobbie cargaban con una enorme caja llena de lubinas negras en hielo recién compradas en la lonja del puerto.
BOBBIE: No entiendo por qué tanto pescado…
MELINDA: Eso es que no conoces a los hombres Halliwell. Puede que incluso hasta falte para la fiesta de Prue.
BOBBIE: Ah, ¿vamos a hacerla al final? (preguntó sorprendida) Yo pensé que con lo de Phyllis… Además, Prue dijo que no quería celebraciones.
MELINDA: ¡Tonterías! Siempre dice que no quiere fiestas, pero luego bien que las agradece emocionada. Prue es muy suya…
BOBBIE: Por lo menos le gustará la cena, siendo su pescado favorito…
Melinda soltó un momento la caja mientras se disponía a abrir el maletero, pero entonces divisó en la luna el reflejo del cielo y de aquella bandada de enormes criaturas negras. Sorprendida, elevó su mirada al cielo y observó con detenimiento el extraño movimiento circular que describían.
BOBBIE: ¡Melinda! (gritó aterrada)
Bobbie tiró con rapidez la caja y se echó sobre Melinda, haciendo que se arrodillase. En décimas de segundo unas gruesas raíces atravesaron el asfalto y se entrelazaron formando una especie de cúpula alrededor de ambas, justo a tiempo de protegerlas de la intensa lluvia de rocas que iba a impactar sobre ellas.
MELINDA: Esas criaturas…

Jared y Dag habían llevado a la pequeña Bianca a un parque cercano a su casa. Bianca aún era muy pequeña, por eso Jared la mantenía en su regazo mientras se deslizaba una y otra vez por el tobogán, mientras Dag analizaba la escena con curiosidad a la vez que se balanceaba en un caballito y relamía de su cucurucho de fresa.
JARED: ¡Venga! (animó a su bebé mientras se deslizaba de nuevo) ¡Yuuuuuupi!
BIANCA: ¡Jijijijijiji!
DAG: La fuerza es proporcional a la elongación del muelle, pero los caballos de verdad no funcionan con muelles. ¿Los caballos comen helado?
BIANCA: Gaaa gu prrrrrrrrrrr… (balbuceó mirando a Dag)
JARED: ¿Qué te pasa? ¿Quieres un poco de helado?
DAG: ¡Pero es mi helado! (se quejó haciendo aspavientos, lo que hizo que la bola de helado cayera al suelo) Jooo, mi helado…
JARED: Está bien, te compraré otro… (repuso apesadumbrado al ver los ojos llorosos de Dag)
Jared se acercó a Dag con la niña en brazos y se la pasó. Echó mano a su bolsillo para encontrar su cartera y se puso a contar las monedas para un helado.
DAG: ¡Cuidado! (gritó asustado)
Jared se dio la vuelta al instante y vio la enorme bandada de criaturas negras. Entonces se percató de que se aproximaba con rapidez hasta ellos una gran lluvia de rocas, e instintivamente Jared cubrió con su cuerpo a Dag, mientras éste hacía lo mismo con el bebé.
Dag no recordaba cuanto tiempo había estado inconsciente, únicamente recordaba haber despertado con el incesante llanto de Bianca. Sentía algo pesado sobre su cuerpo, así que hizo fuerza con el brazo que tenía libre y tiró al suelo aquello que le estaba aplastando. Era el cadáver de Jared, empalado por las barras del tobogán.
DAG: Tengo sangre en las manos…

Prue se encontraba en Oak Street Beach realizando un reportaje para una revista de moda de tirada nacional. Tenía que fotografiar en todas las poses imaginables a Precious Tinsley, una niña rica repelente que creía que la fortuna de su familia era más que suficiente para poder empujar su trayectoria como nefasta modelo y que a Prue le había caído fatal a tan sólo cinco segundos de conocerla. Pero tras descubrir los fantasmas de su pasado, refugiarse por completo en su carrera era lo único que le ayudaba a estar cuerda.
PRECIOUS: ¡Esta iluminación no me gusta! Me hace la cara gorda… (gritó furiosa)
PRUE: Es la luz del sol, bonita.
PRECIOUS: No te he pedido una clase de geografía, sino que apagues la luz. (repuso en actitud chulesca)
PRUE: ¡Ayyyyyyiiiii! (se quejó mientras hacía su típico gesto de ira con el índice y el pulgar)
PRECIOUS: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAGH! (gritó aterrada señalando detrás de Prue)
PRUE: ¿Qué?
Prue se giró extrañada, mientras cientos de personas huían en todas direcciones. Una gigantesca bandada de extrañas criaturas negras orbitaba en un perfecto círculo alrededor de la ciudad, mientras una ráfaga de rocas se dirigía con rapidez hacia Oak Street Beach. Prue alzó sus brazos, usando su telekinesis para hacer que las rocas impactasen entre ellas y evitar una catástrofe, pero el choque generó una intensa explosión cuya onda expansiva lanzó por los aires a la gente de los alrededores, incluida la propia Prue.
Semienterrada en la arena, Prue intentó liberarse con cuidado de no dañar más la fractura abierta de su húmero derecho. Se arrastró por el suelo hasta alcanzar su cámara fotográfica, y enfocó hacia el cielo, a una de las criaturas.
PRUE: Dios santo…
En el cielo, Owen esperaba impaciente. Finalmente, la gran puerta blanca se abrió, revelando a Henry y Rachel.
OWEN: ¿Y bien? (preguntó con curiosidad)
RACHEL: Tenías razón. Era más una especie de bienvenida que un examen rutinario.
HENRY: Fiuu… Menos mal, porque a mí estudiar se me da fatal.
RACHEL: Pobre Henry. Menos mal que te llevaste el encanto de la familia, porque ingenio…
HENRY: ¿Me estás llamando tonto? (preguntó ofendido)
RACHEL: ¡No! Es que… verás…
HENRY: (interrumpiéndola) ¡Es igual! ¿Quién se viene a almorzar a “El imperio del tigre”? ¡Tengo cupones!
Rachel entornó los ojos, mientras Owen miraba para otro lado.
OWEN: Está bien. Ya que aún no tenéis permiso para subir y bajar libremente, os llevaré a casa.
Owen agarró del hombro a Rachel y Henry, y entonces los tres desaparecieron entre destellos azulados. Sin embargo, algo les lanzó por los aires justamente en el borde de la ciudad. Algo les impedía entrar.
RACHEL: ¡Auuch! ¿Qué ha pasado?
OWEN: No lo entiendo. Es como si una barrera rodease la ciudad, como si hubiese sido aislada del mundo…
HENRY: ¿Quizá eso tiene algo que ver? (dijo señalando las criaturas del cielo)
OWEN: Esto no presagia nada bueno.
RACHEL: Oh… Bobbie. (susurró aterrada)

ALICE: ¡WYAAAAT! (gritó aterrada, señalando la ráfaga de rocas que se les aproximaba)
WYATT: ¡Mierda!
Wyatt corrió hasta alcanzar a Alice y la rodeó entre sus brazos. Se concentró con todas sus fuerzas en extender todo lo posible su escudo energético, pero apenas cubría una decena de metros de diámetro, suficiente para protegerlos a ellos pero no al resto de gente que corría a su alrededor. Cuando se disipó la nube de polvo, decenas de muertos y heridos les rodeaban.
ALICE: ¡¿Qué está pasando?! (gritó histérica)
WYATT: (concentrándose) No puedo… ¡no puedo orbitar!

MELINDA: Mierda, ¡me han destrozado el coche! (se quejó furiosa)
BOBBIE: Las alarmas suenan por todas partes… ¡Creo que está pasando en toda la ciudad!
MELINDA: Oh no… ¡Mi bebé!
Melinda se dispuso a rebuscar en su bolso, hasta que finalmente dio con su objetivo: una poción transportadora. Sin dudarlo un segundo, pensó en la mansión Halliwell y lanzó la poción a sus pies, pero no sucedió nada.
MELINDA: Pero… ¿qué? (volvió a lanzar otra poción, nuevamente sin resultados) ¡No funcionan las pociones transportadoras!
Bobbie apoyó su brazo en el hombro de Melinda, intentando calmarla. Cerró los ojos con fuerza y se concentró en las fuerzas de la madre naturaleza.
BOBBIE: (abriendo los ojos, asustada) Algo va mal. Los árboles no estaban preparados para esto, están aterrados. Algo les impide moverse.

PATRICIA: ¡Vamos, tenemos que ir a mi casa! Allí sabrán qué hacer.
Patricia acercó la silla de ruedas a su coche y ayudó a la Sra. Legendre a montarse en el asiento del copiloto. Introdujo la llave y giró el contacto, pero no sucedió nada. Volvió a girar la llave una, dos, y hasta tres veces, pero el coche ni se inmutó.
PATRICIA: ¡No puede ser! La batería es prácticamente nueva y he llenado el depósito esta mañana…
SRA. LEGENDRE: No te preocupes mi niña, no va a funcionar. No quiere que nadie huya…
Patricia miró a la Sra. Legendre aterrada al oír esas palabras, pero antes de poder decir nada se vieron rodeadas por una turba de gente fuera de sí que comenzó a golpear el coche con palos y a lanzarles piedras.
PATRICIA: ¡AAAAAGH! ¡¿Pero qué estáis haciendo?!
SRA. LEGENDRE: Están descontrolados. Está empezando a afectarles al juicio…
PATRICIA: ¿Qué? ¿Quién? ¡Dime qué diablos está pasando! (le ordenó asustada)
SRA. LEGENDRE: Se acerca la oscuridad…
Patricia miró un segundo al cielo, donde aquellas criaturas negras parecían casi danzar, y fue entonces cuando sintió un fuerte impacto. Cuando se quiso dar cuenta, la muchedumbre enfurecida había volcado el coche.
PATRICIA: (Concentrándose) Vamos… ¡vamos! Siempre iluminándome en el momento menos oportuno, y ahora que… ¡Sí, eso es!
El cuerpo de Patricia se cubrió de una intensa luz violácea. Ella sentía la misma vibración por todo su cuerpo que había sentido en anteriores ocasiones, pero algo fallaba: nadie parecía verse afectado. De hecho, parecían más agresivos que antes si cabe.
PATRICIA: No entiendo… No funciona.
SRA. LEGENDRE: Su magia es demasiado poderosa.
Uno de los hombres agarró un bidón de gasolina y comenzó a rociar el coche con él mientras el resto aullaba de emoción ante la ingeniosa ocurrencia de su compañero de fechorías. Patricia comenzó a hiperventilar mientras observaba cómo otro hombre sacaba un zippo del bolsillo y lo encendía.
CHRIS: ¡Eh, bastardos! (gritó mientras lanzaba a varios por los aires con su telekinesis)
PATRICIA: ¡Chris! ¡Ayúdanos!
Chris se acercó al coche y reventó la puerta con su telekinesis. Patricia ayudó con cuidado a la Sra. Legendre a salir del coche.
CHRIS: Estaba en casa de unos amigos aquí cerca cuando la gente se ha vuelto loca. ¿Qué demonios está pasando?
Una roca ardiendo cayó del cielo como un proyectil e impactó contra el coche volcado de Patricia, generando una intensa explosión que los lanzó por los aires.

Phoebe trastabillaba por las calles de la zona comercial de Chicago, intentando esquivar al descontrolado gentío que huía despavorido por las calles, asaltando tiendas y agrediéndose unos a otros. Finalmente logró llegar al P3, pero parecía que también había sido saqueado. La puerta estaba completamente reventada, y el suelo estaba lleno de trozos de cristal y de muebles rotos. Phoebe se acercó a la barra y cogió una botella de ron, dio un gran trago directamente de la botella y a continuación se roció un poco sobre el sangrante corte que tenía en la cabeza.
PHOEBE: ¡AAAAAAAAAAAAAGH! (se quejó por el dolor y el escozor)
WYATT: (entrando sofocado) ¡Melinda! ¿Estás aquí?
ALICE: ¡PHOEBE! (gritó asustada al ver el deplorable estado de su hermana pequeña)
PHOEBE: A… lice…
Phoebe dio un par de pasos, y entonces se desplomó en el suelo, desmayada. Wyatt se acercó corriendo y usó su poder de sanación sobre ella.
“Mi querida Alice... no podrán evitarlo. Su poder... lo que son... es su máxima debilidad.”
ALICE: Es un castigo… (repuso entre lágrimas)

“Poco a poco llegará… cada vez más, desde las sombras”
JARED: ¡OUUUAAAAAAAAAGHH! (gritó de dolor mientras su cuerpo se recomponía)
Jared se levantó del suelo, mirando a su alrededor las ruinas de lo que antes era un precioso parque infantil. No podía entender qué es lo que había pasado, estaban tranquilamente jugando y de repente estaba resucitando en mitad de un completo caos.
JARED: Bianca… (susurró al percatarse de la ausencia de su hija) ¡BIANCA!

RACHEL: No. ¡NOOOO!
OWEN: ¡Tranquilízate Rachel!
RACHEL: ¡No puedo tranquilizarme! (repuso histérica entre lágrimas) ¡Ella está ahí dentro atrapada mientras el mundo se desmorona sobre sus cabezas! Quien sabe… quien sabe lo que le harán si la encuentran. Si no puedo protegerla, yo… ¡Yo no puedo permitir que le suceda lo mismo que a…!
“Helen”
HENRY: Rachel, yo…
Henry se acercó a su hermana y la estrechó entre sus brazos con fuerza. Por mucho que se esforzasen en ser felices, en seguir adelante, siempre llegaría un nuevo momento de terror que les recordaría el dolor que guardaban en lo más profundo de su corazón, el dolor de una familia rota.
RACHEL: ¡NOOOO!
Rachel empujó a su hermano y extendió sus brazos hacia la barrera, enviando sucesivas ráfagas expansivas con todas sus fuerzas.

PRUE: Mierda. Todo sería más fácil si pudiese usar mi proyección astral. No entiendo por qué no funciona…
Un par de adolescentes trastornados se le acercaron corriendo con la intención de agredirla con unos bates de baseball, pero Prue fue más rápida y los estampó contra una pared con su brazo bueno mediante telekinesis, dejándolos inconscientes.
PRUE: Esta juventud es cada día más homicida… ¿Dónde están sus padres?
“¿Dónde estabas tú?”
Prue se giró al oír esas palabras y entonces su corazón dio un vuelco al descubrir a lo lejos a su pródiga hija Phyllis, observándola con desdén. Phyllis sonrió, una sonrisa macabra, y entonces salió corriendo. Prue, cojeando ligeramente por sus heridas, se dispuso a seguirla a la carrera, hasta que se adentró en un oscuro callejón. Con el brazo izquierdo agarró con fuerza una tabla rota del suelo, lista para golpear en cualquier momento, pero allí no parecía haber nadie. Decepcionada, se acercó a la salida del callejón, y fue entonces cuando divisó una figura femenina de espaldas con la melena oscura y vestida como Phyllis. Prue no se lo pensó dos veces y se lanzó contra aquella mujer.
PRUE: ¡Kyaaaaaaaaaaaa!
MELINDA: ¡Aaaaaaaaaaaagh! (gritó asustada, congelando en el aire la tabla) ¿Prue? ¡Casi me abres el cráneo como un melón!
PRUE: ¡Melinda! ¡Santo cielo, casi te atizo! (dijo avergonzada)
BOBBIE: ¿Qué te ha pasado? (preguntó al verla muy magullada y con el brazo roto)
PRUE: Eso ahora es lo de menos. Tenemos que encontrar a los demás.
MELINDA: Va a ser difícil. Las pociones transportadoras no funcionan, y todos los medios de transporte se han frito.
PRUE: Mi proyección astral tampoco funciona. Esto pinta muy mal…
MELINDA: Entonces tendremos que ir andando. Hay que darse prisa.
Prue y Melinda se pusieron en marcha. Bobbie, algo rezagada, miró preocupada en todas direcciones.
BOBBIE: Siento como si alguien nos estuviese observando…

Jared corría sin parar por la zona comercial de Chicago, donde los saqueos estaban en pleno auge. La gente se agredía mutuamente por minucias, y los que conservaban un mínimo de sentido común huían despavoridos sin rumbo fijo, gritando cada vez que veían el cielo.
JARED: No puedo… no puedo dejar que se la lleven… (balbuceó sofocado por la carrera) Otra vez… no… Mi… niña.
Jared finalmente llegó al P3, pero el aspecto que presentaba era desolador. Se hizo hueco entre el reventón que habían hecho en la puerta y entró lo más sigiloso posible, a pesar de que parecía que ya no había nadie ahí.
JARED: ¡Mel! ¡Dag! (gritó desesperado)
Wyatt salió de la oscuridad de pronto, y Jared, asustado, le lanzó una poción explosiva.
WYATT: ¡Aaaaagh! (gritó de dolor mientras volaba por los aires)
ALICE: ¡Jared! ¿Pero qué haces? (le recriminó incrédula)
JARED: ¡Wyatt! Lo siento mucho, tío. Estoy que… No soy capaz de razonar ahora mismo. (confesó aterrado) ¿Habéis visto a Melinda? ¿O a Dag?
PHOEBE: No, ¿por?
JARED: Bianca y Dag han desaparecido, y pensaba que… no sé.
WYATT: Chris… Algo va mal.

CHRIS: Vamos Patty, ¡no nos dejes por favor! (suplicó entre lágrimas)
Chris y la Sra. Legendre, algo magullados por la explosión, empujaban la silla de ruedas de la Sra. Legendre, donde Patricia reposaba con un trozo de carrocería ensartado en el pecho y respirando con mucha dificultad.
PATRICIA: Tran… quilos. Estoy… de… lujo… (dijo sonriente mientras la sangre resbalaba por sus labios)
SRA. LEGENDRE: Tranquila hija mía, todo saldrá bien… (intentó tranquilizarla acariciándole la mejilla) ¡Oh! Estás ardiendo…
PATRICIA: ¡Oh no! Ahora… ¡ahora no! (se quejó entre lágrimas)
El cuerpo de Patricia empezó a brillar nuevamente con una intensa luz violácea, haciéndola vibrar todo su cuerpo lo que, en el estado en el que se encontraba, provocó que aullara de dolor. Atraídos por los gritos, y excitados por el poder de Patricia, se acercó de todas direcciones una multitud enfurecida y deseosa de sangre. Chris intentó repelerlos con su telekinesis, pero eran tantos que no pudo evitar que los rodeasen en segundos.
PATRICIA: Lo… siento…
SRA. LEGENDRE: No es culpa tuya, querida… (la animó mientras le besaba la frente)
CHRIS: Creíamos que éramos fuertes… ¡Qué ilusos! (dijo melancólico, mirando a Patricia) Marchaos. ¡YA!
En un acto heroico, Chris hizo volar con su telekinesis a Patricia y a la Sra. Legendre sobre los hombres, mujeres y niños mientras se lanzaban como animales contra él, cada cual portando el arma más mortífera.
Chris sólo sintió una intensa punzada en el estómago, y entonces el incesante ruido cesó.“¿Así era morir?”, pensó mientras cerraba los ojos.
MELINDA: ¡CHRIIIIIIIIIIIIIIS!
PRUE: ¡CHRIS NOOOO!
Chris abrió los ojos, tembloroso. Muchos de sus agresores permanecían congelados o inconscientes en el suelo.
BOBBIE: ¡Le han atravesado varios órganos internos! (avisó mientras presionaba las heridas) Si no le sanan de inmediato, se desangrará.
CHRIS: Nnno… Patty. Ayudad a… Patty. (les suplicó señalando su posición)
Chris intentó incorporarse, pero su cuerpo no pudo más y se desmayó.

Wyatt movió el brazo, atrapando en su escudo mágico a una docena de niños que arremetían contra ellos con palos y piedras.
ALICE: ¿Estás seguro de que están cerca?
WYATT: Absolutamente. La señal de Chris y Patty es muy débil, así que debemos darnos prisa.
HOMBRE: ¡A por ellos!
PHOEBE: ¡Mierda, son demasiados!
Cerca de cincuenta hombres y mujeres corrieron calle abajo para atacarles, pero entonces Jared se adelantó y se concentró con todas sus fuerzas en su poder de ilusión.
JARED: Por ahora no nos verán, pero no durará mucho…

La Sra. Legendre sacó un pañuelo de su bolsillo y comenzó a limpiarle el sudor de la frente a Patricia.
PATRICIA: Deberías… dejarme…
SRA. LEGENDRE: Aunque quisiera, no podría sobrevivir sin mi vista. Es igual, ya soy muy vieja para esconderme…
ALICE: ¡PAAAAAATTY! (gritó aterrada al ver a su hermana moribunda)
PATRICIA: Estaba… deseando volver… a verte…
PHOEBE: ¡PATTY! ¡AYÚDALA WYATT! (le exigió entre lágrimas)
WYATT: ¡Apartaos todos! (ordenó con su mano ya brillando con el poder)
Wyatt usó todo su poder para sanar a Patricia, pero le estaba costando mucho curar sus heridas. Apenas habían llegado con tiempo para salvarla, aunque finalmente sus heridas comenzaron a cerrarse y su pálida piel volvía a recuperar su tono sonrosado habitual.
MELINDA: ¡CHRIS NOOOOOOOOOOOO! (gritó a lo lejos, un grito desgarrador) ¡MI HERMANO NOOOOOOOOOO!
Alice y Phoebe corrieron a ayudarla, pero al llegar a su posición sólo pudieron ver a Melinda y a Prue llorando desconsoladas y a Bobbie observar destrozada sus manos llenas de sangre mientras el cuerpo de Chris yacía a sus pies, sin vida.
ALICE: Chris… Chris… (susurró extrañada)
PHOEBE: ¡Chris! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH! (gritó profundamente afligida)
PATRICIA: (acercándose) ¡Dios mío, Chris! Es… culpa mía…
MELINDA: (mirando a Wyatt, enfadada) Cúrale.
WYATT: Yo… no puedo hacerlo. No puedo sanar… a los muertos. (repuso entre lágrimas)
La Sra. Legendre se acercó a Jared y puso su mano sobre su hombre. Jared la miró extrañado, y entonces ella asintió. No hacían falta más palabras.
Jared se acercó a su esposa y la estrechó entre sus brazos. Ella apoyó la cabeza sobre su hombro y lloró en silencio.
MELINDA: Es… mi hermano…
JARED: Shhh… (siseó mientras besaba su pelo) No sé si podré volver después de esto, pero soy el único con la energía suficiente para soportarlo. Te… quiero.
MELINDA: (apartándose de él, confusa) ¿Qué? 
Jared sacó un áthame del bolsillo y se cortó ambas manos, y entonces las colocó sobre el torso sin vida de Chris. Su deseo era fuerte: “mi vida por la suya”. Melinda agachó la cabeza y comenzó a llorar más fuerte aun.
WYATT: ¿Qué haces? ¡No! (le ordenó asustado)
JARED: Es la única forma de salvar a Chris. Incluso si no vuelvo… merecerá la pena.
El cuerpo de Chris empezó a convulsionar, levitando varios centímetros sobre el suelo. De repente se cubrió de un brillo dorado que deslumbraba, un brillo que poco a poco ascendía por los brazos de Jared.
JARED: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH! (gritó al sentir un dolor indescriptible)
Las extrañas criaturas del cielo que orbitaban en un perfecto círculo se detuvieron. Tras unos segundos suspendidas en el aire, se lanzaron agresivamente contra el suelo, dispuestas a darse un festín de carne humana.

-----------------------------------------------FIN DEL ACTO I-----------------------------------------------

<Pensábamos que estar juntos nos haría libres. Pero subestimábamos el bagaje que arrastrábamos desde mucho tiempo atrás…
Halliwell, Mitchell, Bradford… da igual nuestro nombre. Nuestras almas están intrínsecamente ligadas al poder de la muerte y la destrucción.
Nos considerábamos salvadores, pero… ¿de qué?>


-----------------------------------------------------ACTO II-----------------------------------------------------

“Poco a poco llegará... cada vez más, desde las sombras.”
JARED: ¡¿Qué llegará?!
“El tiempo se acaba...”
Jared se adentró un poco más en la oscuridad, buscando el origen de los guturales susurros. Era de nuevo aquel sitio de reunión más allá de la vida y la muerte, sombrío y siniestro, casi aterrador. Con cuidado deslizó una viscosa y oscura pared de algo tan repugnante que ni siquiera quiso imaginar qué era, y se introdujo por un pequeño resquicio hasta llegar a una enorme sala de una oscuridad tan infinita como su tamaño. Sin embargo, a lo lejos se podía oír un ruido periódico que rasgaba el aire y un desagradable gruñido acompañado de un repiqueteo metálico. Una intensa explosión de luz repentina cegó a Jared, pero este fue capaz durante una centésima de segundo de divisar a lo lejos a una horrible criatura alada que se retorcía entre gruesas cadenas. “Clic”, sonó al romperse uno de los eslabones…
JARED: Aaagh… (se quejó de dolor mientras despertaba)
ALICE: ¡Cuidado, no te muevas! (le ordenó mientras le sujetaba los hombros) Has estado fuera de combate durante horas. Y además, no sé por qué, pero no has podido regenerarte por completo al volver a la vida. Aun tienes el abdomen lleno de cortes, y por alguna razón Wyatt no ha podido curarte.
JARED: Dónde… ¿Dónde estoy?
PHOEBE: Conseguimos llegar a duras penas al P3 cuando aquellas bestias se lanzaron en picado para atacar a la gente.
JARED: Mel…
ALICE: Se ha ido a ordenar el almacén. Decía que necesitaba despejarse después de lo que ha pasado.
Jared, ignorando los esfuerzos de Alice por mantenerle tumbado, se incorporó y se puso su camiseta.
PHOEBE: ¡Espera, no…! (suplicó interponiéndose en su camino)
JARED: Mi hija aún está ahí fuera. No descansaré hasta tenerla en mis brazos.
SRA. LEGENDRE: Perdonad que os moleste. La niñita que buscáis… no sé dónde está exactamente, pero puedo aseguraros que se encuentra a salvo y en un lugar seguro, protegida por vuestro amigo.
PHOEBE: ¿Dag la está protegiendo? (preguntó sorprendida)
JARED: ¿Es eso cierto? (dijo en tono inquisitivo)
SRA. LEGENDRE: Lo juro por la poca vida que le queda a esta vieja. Tenéis problemas más urgentes de los que preocuparos.
BOBBIE: ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaagh! (gritó aterrada)
PHOEBE: ¡Bobbie! ¿Te encuentras bien?
BOBBIE: Es que… no sé. Me sentía como acorralada…
PHOEBE: ¿Tienes claustrofobia?
BOBBIE: Eh… no. Es que…
SRA. LEGENDRE: Es el poder de la oscuridad. Dentro de poco también nublará el juicio de los seres mágicos.
ALICE: Como la loca oficial de la familia, he de decir que eso no mola nada…
JARED: ¿Dónde están los demás?
HOEBE: Wyatt, Chris y Prue han ido a recoger el libro a la mansión e ingredientes para pociones.
ALICE: Sí, vamos a necesitar mucha ayuda.
Melinda salió del almacén dando un portazo.
MELINDA: Bien, hemos perdido a Patty.
ALICE: ¿Patty? ¿Qué le ha pasado?
MELINDA: Se ha obsesionado con sus poderes por lo de Chris. Está balanceándose en un rincón repitiéndose a sí misma “¡No me iluminaré, no me iluminaré!”
De pronto, la puerta se abrió de par en par. Wyatt, Chris y Prue entraron cargados de cosas e intentaron cerrarla, pero una criatura forcejeaba por entrar.
PRUE: ¡Vamos, cerrad la puerta!
CHRIS: ¡No dejéis que entre!
Los tres empujaron con todas sus fuerzas, pero antes de poder cerrar, la enorme criatura consiguió colarse dentro.
MELINDA: ¡Alto ahí, hija de puta! (gritó mientras le atacaba sin mucho éxito con su aceleración molecular)
La bestia se aproximó con rapidez hacia Melinda, propinándola un fuerte pezuñazo giratorio que la estampó contra la pared.
ALICE: ¿Serás zorra? ¡Ahora verás! (alzó su brazo para usar su criokinesis, pero no sucedió nada) ¡Oh, oh!
PHOEBE: ¡Cuidado! (dijo mientras daba un golpe a la bestia con su electrokinesis, desviando su ataque contra Alice)
ALICE: Uff… ¡Gracias! Olvidé que aún no he recuperado mis poderes.
CHRIS: ¡Mierda! ¡Está descontrolada!
BOBBIE: ¡Quieta ahí!
Bobbie alzó los brazos, y en cuestión de segundos unas gruesas ramas de enredadera sujetaron las cinco pezuñas de la criatura, inmovilizándola.
PRUE: ¡Bien hecho, Bobbie!
ALICE: Creo que la has cabreado… (apuntó en un tono burlón)
La bestia, efectivamente furiosa, comenzó a agitarse con fuerza contra las ramas. Al ver que no podía soltarse, emitió un sonoro rugido y se lanzó contra una de las patas, destrozándola con sus fauces junto con la enredadera que la sujetaba.
PHOEBE: ¡Se ha… se ha…! (balbuceó aterrada)
WYATT: ¡Pues de ahí no escapa!
Wyatt lanzó su ráfaga calorífica sobre la criatura, pero aparte de abrasarle superficialmente sólo consiguió destruir las ramas que le mantenían atrapado. La criatura extendió por completo sus patas al sentirse libre y emitió un feroz rugido.
WYATT: ¡Ups! (dijo avergonzado)
CHRIS: ¡Ha ha! (se burló sonriente)
Wyatt respondió atizándole una buena colleja, mientras la criatura se lanzaba contra Bobbie en venganza por atraparla. Bobbie se cubrió la cara y cerró los ojos, llena de pánico.
MELINDA: ¡Segundo asalto, perra! (gritó mientras la atizaba con varias aceleraciones moleculares sucesivas)
Alice se acercó corriendo con una escoba y se dispuso a golpearla repetidamente con todas sus fuerzas.
ALICE: ¡Todos a la vez! ¡Vamos!
PHOEBE: ¡Toma esa! (se sumó golpeándola con su electrokinesis)
WYATT: ¡IAAAAAAAGH! (gritó al dispararle su ráfaga calorífica)
PRUE: ¡Chris! ¡A las patas! (le avisó a su sobrino mientras tiraba con su telekinesis de las patas de su lado)
Colaborando entre todos, los poderes combinados finalmente consiguieron hacer mella en la alta resistencia de la criatura, reduciéndola a pequeños pedazos viscosos de color azulado.
ALICE: ¡Puaj! Moco de bicho… (dijo asqueada)
MELINDA: ¡Bobbie! ¿Estás bien?
“Volvemos a encontrarnos, Roberta. Esta vez no escaparás de mí”
BOBBIE: ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH! (respondió aterrada) ¡No me hagas daño, por favoooor!
Todos se acercaron a socorrerla, pero ella evitaba el contacto físico e intentaba refugiarse en un rincón. Lo único que podía ver ante sus ojos era el laboratorio de Red Swan, y a Karen dispuesta a experimentar dolorosamente con ella.
PRUE: Pobrecilla, ha llegado a su límite…

Los ocho restantes se reunieron alrededor de la gran mesa de la zona VIP del local, y comenzaron a investigar y a preparar pociones de derrota con los restos que dejó la bestia recién derrotada.
WYATT: Bien, creo que ya tenemos caballo ganador.
MELINDA: ¿Habéis encontrado en el libro a esas… bestias?
PRUE: Así es. Se les conoce como Buer, unos protodemonios depredadores muy antiguos que se creían extintos.
ALICE: Pues esos cabrones parecen muy vivos…
PRUE: Según el libro, es un quimerismo de león y cabra de gran intelecto que suele organizarse socialmente como las abejas. Nacieron bajo una magia muy poderosa, lo que los hace excepcionalmente resistentes y difíciles de destruir.
CHRIS: No hace falta que lo jures… (repuso mientras se quitaba un trozo de Buer del hombro)
JARED: ¿Y qué pretenden? Quiero decir, aparte de dejarnos encerrados en la ciudad…
PRUE: Pues… no sé. Los Buer fueron creados como ejército de avanzada, no están caracterizados por actuar por propia iniciativa.
SRA. LEGENDRE: Los Buer están actuando de acuerdo a los planes de un poder superior. Sea lo que sea lo que pretenda, retenernos aquí es parte de su plan…
PHOEBE: ¿Un poder superior? ¿Y de qué se trata?
SRA. LEGENDRE: Sólo sé que trae consigo la oscuridad. Lamento no ser de más ayuda…
MELINDA: No se preocupe. Ya ha hecho más que suficiente. (respondió amable, poniendo su mano sobre la de la Sra. Legendre en señal de afecto)
ALICE: Yo sólo quiero saber una cosa: cómo nos cargamos a esos malditos Burger.
PHOEBE: ¡Buer!
ALICE: Es igual.
PRUE: Bueno… el libro no es muy específico porque de hecho habla de ellos como si fueran un mito, pero supongo que una poción con su sangre debe ser suficiente para destruirles.
CHRIS: Pues eso será un problema, porque aunque tenemos el club lleno de esa porquería azul que sueltan, dudo que baste para acabar con los miles que debe haber ahí fuera.
PRUE: Es cierto…
WYATT: Sí, pero si se organizan como una colmena, entonces debería bastar con acabar con la reina. Porque debe haber una reina, ¿no?
PRUE: Es una observación bastante lógica. Y en ese caso, sólo necesitaríamos las pociones suficientes para acercarnos a ella.
PHOEBE: ¿Y qué pasa con el poder superior? (apuntó al verlos a todos tan decididos)
ALICE: Ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él.
WYATT: Bien, tenemos media hora para prepararnos.
MELINDA: Yo me voy arriba a cambiar de ropa. Este moco de Burger apesta.
PHOEBE: ¡Es Buer!
Melinda le respondió con una mirada de odio por corregirla.

Alice caminaba por el oscuro almacén, intentando mantener la compostura.
PATRICIA: ¡No me controla a mí! Yo lo controlo, yo lo controlo. Nadie más morirá por mi culpa… (balbuceaba agachada en una esquina mientras se balanceaba)
ALICE: Oh… Patty. (susurró apenada)
Alice cogió una sábana vieja y la tapó para que no cogiese frío. Entonces una mano silenciosa se posó en su hombro.
ALICE: ¡Aagh! Qué susto, Phoebe…
PHOEBE: Lo siento. ¿Qué haces aquí escondida? Todos llevan un rato esperando ahí fuera…
ALICE: He venido para… coger un arma (respondió a la desesperada mientras abría el armario de las armas y sacaba una guadaña) He de proteger el fuerte.
PHOEBE: ¿Cómo? ¿Es que no vas a venir con nosotros? (preguntó sorprendida)
ALICE: Esta no es mi guerra. Sin mis poderes no sería más que un estorbo para vosotros.
PHOEBE: Pero… no te preocupes, pronto los recuperarás.
ALICE: Sí, pero parece que ese día no será hoy. (dijo entre falsas risillas) Además, alguien tiene que cuidar de la vieja esa, y de Bobbie y Patty…
PHOEBE: ¡Guau! Sí que se te ve algo… (intentó elogiarla, sorprendida) ¿Puedo confesarte algo? Tengo miedo.
ALICE: (dándole un puñetazo en el hombro) ¡Miedica!
PHOEBE: ¡Auucch! Maldita loca…
Phoebe se quedó con la boca abierta, incapaz de creer que acabase de meter la pata hasta el fondo con un comentario tan insensible, pero entonces Alice comenzó a reírse a carcajadas. Phoebe se unió dubitativa a las risas, mientras Alice le agarraba por el cuello y le frotaba el pelo con el puño. 
La alegría, sin embargo, se cortó de pronto en forma de intensos golpes y cristales rotos en el piso de arriba. Ambas miraron al techo, confusas.
ALICE: Eso suena a desesperación…

Jared subía las escaleras a pasos cortos, sujetándose el costado. El dolor de sus heridas aún era muy fuerte y apenas podía respirar con normalidad. Al llegar a un pequeño rellano, se paró un segundo y se apoyó en la pared para descansar.
CHRIS: Ey tío, ¿estás bien? (preguntó preocupado desde la base de la escalera)
JARED: No es… Se me pasará. (afirmó tajante)
CHRIS: (acercándose) Aún no he tenido la oportunidad de darte las gracias, me has salvado la vida. No sabía que pudieras hacer eso…
JARED: Sí, pero a qué precio… Apenas he podido sanarme a mí mismo.
CHRIS: (apoyando la mano sobre su hombro) Por eso quiero que me prometas que no lo volverás a hacer nunca más, pase lo que pase. No sabemos cuál es el límite de tu poder de resurrección, y no quiero que mi sobrina crezca sin padre.
JARED: Descuida… (aclaró sonriente)
Jared alzó el puño, y Chris correspondió chocándolo con el suyo y guiñándole un ojo. Mientras, al final de las escaleras, en el pequeño apartamento sobre el club, se empezaron a escuchar intensos golpes y cristales rotos.
JARED: ¡Mel! (dijo preocupado mientras se lanzaba dolorido a la carrera, provocando que sus heridas sangraran un poco)
CHRIS: Esta chica… (repuso con resignación, siguiéndole)
Jared agarró el pomo con firmeza y lo giró, ahogando un grito al entrar. Melinda se encontraba en plena rabieta destructiva, rompiendo fotos, juguetes, recuerdos y cosas varias tanto con sus manos y piernas como con su poder explosivo.
JARED: Oh Mel, no…
MELINDA: Siempre lo mismo, ¡siempre lo mismo! Preocupándome por todo y por todos, ¡pero nunca hay tiempo para mí! (gritó histérica mientras estampaba una antiquísima vasija mesopotámica de la fertilidad contra la televisión)
CHRIS: ¡Ay! Era una pieza única… (se quejó apenado)
Jared cerró los ojos, y concentrándose en su poder de ilusión hizo que Melinda se viese en mitad del desierto.
MELINDA: ¡Odio la puta arena! Aarg Rose, no haces más que llevarme de vacaciones a sitios de mierda… (vociferó furiosa mientras lanzaba su aceleración molecular contra el techo, provocando que cayera un gran desconchón de pintura)
ALICE: (subiendo sofocada, guadaña en mano) ¿Estáis bien? ¿Nos atacan de nuevo?
JARED: Creo que Mel ha caído. (girándose hacia Chris) Será mejor que os vayáis vosotros. Yo me quedaré a proteger a Mel, aunque sea de ella misma…
ALICE: Yo también me quedo. Alguien debe vigilar a Patty, Bobbie y la Sra. Legendre.
CHRIS: Está bien. Tened mucho cuidado, por favor.
MELINDA: ¡Ni se os ocurra ignorarme, malditos hijos de puta! (dijo agitando aleatoriamente los brazos, provocando la explosión del sofá y la consiguiente lluvia de plumón blanco del relleno)
RACHEL: ¡Iiiaaaaagh! (gritó del esfuerzo de lanzar otra onda expansiva contra la barrera)
HENRY: ¡Rachel para! (le ordenó preocupado) ¡Te estás destrozando! ¿Es que no lo ves?
Rachel se limpió el hilo de sangre que brotaba de su nariz y le dedicó una mirada incrédula.
RACHEL: Se han lanzado contra la ciudad. Necesitan nuestra ayuda, ¡lo sé!
OWEN: Ya, Rachel. Pero…
RACHEL: (interrumpiéndole) ¡Ni te atrevas! Mi… mi cabeza va a estallar. Siento cómo Bobbie grita mi ayuda…
OWEN: Es por la conexión de luz blanca.
RACHEL: Está aterrada… (repuso entre lágrimas)
HENRY: Pero no puedes hacer nada. Esa barrera es impenetrable.
RACHEL: No. No, no, no. Tiene que abrirse, ¡no puedo dejarla sola!
Rachel alzó de nuevo sus brazos y volvió a lanzar sobre la barrera ondas expansivas sucesivas.
HENRY: Bfff… Está bien. Intentaré ayudarte todo lo que pueda. (alzó los brazos y suspiró)¡Barrera!

PRUE: ¡Morid malditos!
Prue cogió varias pociones destructoras y las impulsó con su poder hacia un grupo de Buers. Al ver que acababan heridos pero no fallecían, Phoebe les lanzó otra poción destructora, pero apenas mató a un par.
PHOEBE: Aarg, ¡son demasiado fuertes!
CHRIS: Son excepcionalmente resistentes a la magia. Supongo que una sola poción destructora no será suficiente…
WYATT: ¡Pues tendremos que ser creativos!
Wyatt encapsuló al grupo de Buers en su escudo mágico, y a continuación lo redujo de tamaño dejándolos bien espachurrados. La masa de rugientes Buers entonces salió disparada contra el cielo, alejándose de su posición.
WYATT: Eso los distraerá un rato…
“¡Ayúdame Wyatt!”
Wyatt se giró al oír aquella voz familiar, pero no vio nada.
PHOEBE: ¿Algún problema?
WYATT: No, yo… Nada.
PRUE: Estamos dando demasiadas vueltas. ¿Dónde puede estar la reina?
CHRIS: Se me ocurre… ¿Recordáis que antes de lanzarse contra la multitud los Buer daban vueltas en círculo sin parar?
PHOEBE: Sí. ¿Por?
CHRIS: Porque es posible que la reina se encuentre en el centro de ese círculo.
PRUE: Sí, tiene mucho sentido. (señalando con el brazo) Estaría en aquella dirección, ¿no?
PHOEBE: ¡Oh Dios mío!
PRUE: ¿Qué pasa, Phoebe?
PHOEBE: Creo que ya sé dónde está la reina: en Marquette Park.
CHRIS: ¿Qué? Pero… ¡no puede ser!
PRUE: Si eso es verdad, entonces…
PHOEBE: Me temo que todo lo que ha sucedido es culpa nuestra. Nos preocupamos tanto por acabar con James, que no fuimos conscientes de las consecuencias del poder que usamos.
WYATT: Pero… ¿cómo íbamos a saberlo? El libro movió sus páginas, eso nunca nos había fallado.
PRUE: Eso significa que es posible que no fuese la abuela Penny quien moviese las páginas del libro.
CHRIS: ¿Quién entonces?
PRUE: El que lo planeó todo.

En el P3, Alice iba de un lado para otro, desesperada.
ALICE: ¡Bobbie! ¡Bobbie! ¿Dónde se habrá metido esa Miss Piruleta?
SRA. LEGENDRE: ¿Ocurre algo, querida?
ALICE: (sobresaltándose) ¡Dios, qué susto me ha dado la vieja! ¿No habrás visto a la rubita llorona, verdad?
SRA. LEGENDRE: Pues yo, ver más bien poco… (respondió señalando sus gafas de sol)
ALICE: Vale, no me cuente su vida… ¿Sabe dónde está, o no?
SRA. LEGENDRE: ¿No estaba escondida en el rincón?
ALICE: Vaya una vieja chocha…
De repente, alguien se acercó por su espalda y le acarició el cuello.
JAMES: Mi querida Alice… Siempre tan incorregiblemente sexy (susurró sensualmente)
ALICE: Bien, creo que necesito un trago… (espetó desconcertada mientras se metía en la boca su dosis de medicación)

MELINDA: ¡No hacéis más que incordiarme la puta vida! ¡Aaaaargh!
Melinda volvió a lanzar su aceleración molecular, con tan mala suerte de que en esta ocasión dio de lleno sobre Jared, haciendo que su poder de ilusión cesase.
JARED: ¡Aagh! Mierda… (se quejó dolorido, intentando ponerse de pie)
MELINDA: ¡Oh, tú! Tenías que ser tú, ¿no?
JARED: Melinda, yo…
MELINDA: Nada más que mentiras por tu boca… Por mi propio bien, claro. (se quejó en tono burlón)
JARED: ¿Qué? Pensaba que eso ya lo habíamos…
MELINDA: ¡PUES TE EQUIVOCABAS! (gritó mientras le atizaba un puñetazo) Siempre preocupándome por todo, ¡y tú me desprecias! ¿Y tengo que callarme y hacer como si no hubiese pasado nada?
JARED: Mel, eso no…
MELINDA: ¡QUE TE CALLES! (gritó mientras le daba otro puñetazo) ¡Estoy harta de tener que ponerme siempre en el último lugar! Este amor me está consumiendo…
JARED: Tranquilízate Mel, tienes que mantener la calma.
Melinda sonrió, y entonces lanzó una nueva aceleración molecular sobre Jared.
MELINDA: ¡Pero si estoy muy calmada!

WYATT: ¡Al suelo!
Chris, Prue y Phoebe se echaron al suelo mientras Wyatt extendía los brazos y lanzaba su ráfaga calorífica en todas direcciones, ahuyentando a los Buers que les acechaban en el callejón.
PRUE: ¡Deprisa! ¡Ya casi hemos llegado!
Los cuatro se dispusieron a correr por el callejón, seguidos por cientos de Buer. Avanzaron calle abajo hasta entrar en el parque, y al atravesar los arboles encontraron a la Reina Buer, justo donde habían recitado aquel extraño hechizo para acabar con James.
La Reina Buer era aún más aterradora que los Buer normales. Medía alrededor de diez metros de diámetro, con varios cuernos afilados de color rojo sangre sobre su cabeza, y estaba custodiada por decenas de Buers.
CHRIS: ¡Qué bicho más gordo! (susurró impresionado)
WYATT: Hay muchos, pero sabíamos que no iba a ser fácil…
PHOEBE: Bien, ¿alguna idea?
CHRIS: Si alguien me quita de en medio a los pequeños, yo podría usar mis poderes para hacerle tragar a esa zorra todas las pociones que pueda.
WYATT: Eso podemos hacerlo Prue y yo.
PRUE: Me parece bien.
PHOEBE: ¿Y yo qué hago?
WYATT: Tú quédate con Chris y cúbrele las espaldas.
PHOEBE: Uff… Qué poco me gusta esto… (repuso desconfiada)
PRUE: Tenemos el factor sorpresa, no hay nada que temer.
Como si el destino quisiese hacerles una broma pesada, justo tras decir esas palabras un grupo de Buers les golpeó por la espalda, lanzándoles a campo abierto frente a la reina y su “séquito”. La reina rugió furiosa.
PHOEBE: Aagh Prue… Tenías que hablar. (le recriminó mientras se levantaba)
PRUE: Lo siento…
CHRIS: ¡Cuidado, que vienen!
Los Buer que rodeaban a la reina se lanzaron contra ellos con violencia. Phoebe, Prue y Chris consiguieron esquivarlos a duras penas, pero Wyatt no corrió la misma suerte y fue elevado por la masa de Buers.
WYATT: ¡Aaaagh! ¡Ayuda!
PHOEBE: ¡Wyatt!
PRUE: ¡Vamos a ayudarte!
Prue cogió la bolsa de pociones y se dispuso a lanzárselas a los Buer que habían atrapado a Wyatt.
CHRIS: ¡Alto Prue!
PRUE: ¿Qué? ¡No podemos dejarle!
CHRIS: Mira a la reina. ¡La han dejado desprotegida!
Chris le arrancó la bolsa de las manos a Prue, y se lanzó entre un pequeño grupo de Buers que se les aproximaban. A pesar de los fuertes golpes, Chris consiguió hacerse paso entre medias de los Buers hasta quedar a escasos metros de la Reina Buer. Ésta, al verle de cerca, emitió un fiero rugido y se dispuso a lanzarse contra él, pero Chris fue más rápido y le lanzó la bolsa de pociones a sus fauces gracias a su telekinesis. La Reina Buer comenzó a rugir de dolor mientras su cuerpo se cubría de llamas azuladas, hasta que finalmente estalló. Por todas partes, el resto de Buers también estaban siendo destruidos, expulsando su moco azul en el proceso.
Chris, completamente cubierto de una sustancia gelatinosa azul, comenzó a gritar de júbilo mientras Prue bajaba a Wyatt de las alturas con su telekinesis.
WYATT: ¡Tú, cabrón! (gritó furioso hacia Chris) ¿Ibas a abandonarme a mi suerte con esas bestias?
Wyatt se acercó a Chris y le dio un puñetazo en la cara que le tiró al suelo. Chris, en represalia, se levantó con rapidez y le placó, tumbándole.
CHRIS: ¡Tenía la oportunidad de acabar con la reina!
PRUE: Chicos, ¡no! (les rogó intentando separarles)
PHOEBE: Oh, mierda… ¡Mirad eso!
Un haz de luz cian intensa atravesó el suelo, justo donde estaba antes la reina, hasta alcanzar la barrera que rodeaba la ciudad. En mitad de la noche, hizo que la barrera brillase como un cristal negro. El suelo comenzó a temblar violentamente, abriéndose un enorme agujero en mitad de Marquette Park por donde una descomunal criatura dragontina emergió bramando atronadoramente.
-----------------------------------------------FIN DEL ACTO II-----------------------------------------------

<Creíamos que por fin íbamos a ver la luz, pero la luz no trajo más que una mayor oscuridad. Ya no sabíamos cuándo iba todo a parar…
Ahora ya nada importaba.>


----------------------------------------------------ACTO III----------------------------------------------------


Alice estaba recogiendo los escombros que había en el club, pero un grotesco bramido le sacó de su ensimismamiento. Se acercó a la ventana, y entonces vio a aquella bestia, aquel dragón negro que reclamaba como suyo el nocturno cielo de Chicago con sus llamaradas azuladas.
ALICE: ¿Pero qué…?
SRA. LEGENDRE: ¿Qué ocurre, querida?
ALICE: ¡Un dragón! ¡Es un puto dragón! (respondió sorprendida)
SRA. LEGENDRE: Zahhak, el adalid de la oscuridad.
ALICE: Ugh… Qué vieja más siniestra. (susurró asqueada)
De repente, el Libro de las Sombras se abrió de golpe y comenzó a pasar páginas solo. Alice se acercó extrañada y se dispuso a leer la página por donde quedó abierta.

En Marquette Park, Wyatt, Chris y Phoebe miraban atónitos a los cielos. Entonces, el móvil de Phoebe comenzó a sonar.
PHOEBE: (poniendo el altavoz) ¿Qué pasa, Alice? ¿Estáis todos bien?
ALICE: Más o menos. He perdido a Bobbie, y Mel está descontrolada…
PHOEBE: Mierda…
ALICE: ¿Puede decirme alguien qué narices pinta esa lagartija por el cielo?
CHRIS: Nosotros tampoco lo entendemos. Apenas habíamos liquidado a esa Reina Buer, cuando un maldito dragón atravesó el suelo que pisábamos…
PHOEBE: ¿Alguna idea? (preguntó derrotada)
ALICE: Claro. ¡No sé qué haríais sin mí! (respondió entre risas) Esa bestia es Zahhak, también conocido como Azi Dahaka o Bēvar-Asp. Hace miles de años, antes de convertirse en Godzilla, era un sacerdote de la religión olvidada en un templo dedicado a Sibbuna, una deidad que controlaba la vida y la muerte.
WYATT: ¿Un sacerdote? ¿Eso era un hombre?
ALICE: Sí, ¡y qué sanguinario! Sacrificó una aldea entera para complacer a Sibbuna provocando la ira de los reyes, que lo mandaron ejecutar. Sin embargo, se dice que Sibbuna le recompensó con una nueva vida en la que podría desplegar todo su poder como el heraldo de su mensaje.
CHRIS: Claro, así se convirtió en dragón…
WYATT: El mensaje de Sibbuna… Eso me inquieta. ¿A qué se refiere con eso?
ALICE: Emm… No dice nada al respecto.
CHRIS: ¿Y cómo podemos liquidar al dragoncito?
ALICE: Pues… ese es el problema: al regresar a la vida como dragón, se hizo inmortal.
CHRIS: Y yo que pensaba que era demasiado fácil… (respondió irónico)
WYATT: ¿Hay alguna forma de librarnos de él?
ALICE: Eso creo… Aquí dice que el héroe Thraetaona consiguió encadenarlo a la tierra en el monte Damavand, donde permanecería dormido hasta el día de la convocación, que supongo que debe ser justo ahora…
CHRIS: Encadenado a la tierra suena muy trivial…
PHOEBE: Sí, supongo que debe de ser algo metafórico para representar un hechizo o maldición… Después de todo, ha salido de la tierra. 
WYATT: Es posible. ¿Qué dice el libro?
ALICE: Si fue un hechizo, debió perderse en el olvido. Aquí no hay nada más, lo siento.
CHRIS: No te preocupes Alice, has hecho un gran trabajo.
WYATT: Supongo que tendremos que idear nosotros mismos el hechizo. Suerte que tenemos a Prue…
PHOEBE: Chicos, por cierto… ¿dónde está Prue?
CHRIS: Estaba… estaba aquí hace un segundo…

“Qué clase de abominación abandona a su hija”
Prue corría por los callejones, desesperada por encontrar aquella sombra que le atormentaba, su hija perdida. La barrera sobre la ciudad, el dragón de los cielos, su familia… ya nada de eso le importaba. En su cabeza sólo había sitio para la idea de encontrar a la niña que arrancaron de sus brazos y que ahora sólo vivía para la venganza.
PRUE: ¡Vuelve aquí, Phyllis! (gritó mientras corría)

Zahhak surcaba los cielos de Chicago a toda velocidad, dibujando con su aliento de fuego azulado un círculo perfecto centrado sobre Marquette Park. Parecía pletórico, su bramido elevaba las mareas, hacía temblar el suelo y casi podía solidificar el aire. Pero entonces una descarga eléctrica repentina impactó de lleno contra sus alas, haciéndole perder el equilibrio y estrellándole contra un edificio de viviendas. Eso no le gustó en absoluto, y como venganza agitó con fuerza sus alas, generando un vendaval huracanado.
PHOEBE: (sujetándose a un poste) ¡Aagh! ¿Por qué querías que le diera si no le iba a hacer nada? ¡Ahora está cabreado!
WYATT: Ha sido una idea imprudente.
CHRIS: Puede, pero al menos ha aterrizado. ¿Tenéis el hechizo?
PHOEBE: Creo que sí.
Los tres, sujetándose al poste, se cogieron de la mano y comenzaron a recitar:
“Criatura nacida de la oscuridad que buscas la sangre y el dolor, vuelve a las profundidades, vuelve al hogar de las sombras. La luz que nos bendice eclipsa a tu maldad y te ordena regresar al descanso eterno.”
Zahhak cesó en su aleteo y comenzó a agitarse violentamente, lleno de dolor, mientras el edificio bajo sus patas se desplomaba. Los tres respiraron aliviados, sonriendo ante la aparente victoria, pero entonces el dragón bramó furiosamente y voló directamente hacia ellos.
CHRIS: ¡No ha funcionado!
PHOEBE: ¡Y viene a comernos! (replicó aterrada)
WYATT: ¡Atrás! (les ordenó apremiante)
Wyatt les envolvió en su escudo mágico y los alejó con rapidez, mientras de un ágil salto conseguía subirse al lomo del dragón. Este, furioso porque alguien le montase, giraba constantemente su cabeza para lanzarle llamaradas, pero como no tenía buen ángulo, a Wyatt le resultaba fácil esquivarlas. Zahhak entonces optó por volar en círculos verticales, rezando porque en alguna de las ocasiones en las que estuviera boca abajo Wyatt cayese, pero Wyatt tenía las piernas bien enlazadas alrededor de su cuello. Sin embargo, una vez sobre el dragón, Wyatt no tenía mucha idea de lo que podía hacer para herirle. Intentó lanzarle varias ráfagas caloríficas con todas sus fuerzas, pero resultaron totalmente inútiles.
WYATT: Mierda, no funciona…
CHRIS: ¿Pero qué te has creído Wyatt? ¡Bájate de ahí ahora mismo! (le ordenó enfadado)
PHOEBE: ¡Wyatt, eso es muy peligroso!
En uno de los giros del dragón, la espada que Wyatt llevaba enfundada a la espalda, Excalibur, se deslizó y cayó. Wyatt, horrorizado al perderla, se lanzó inconscientemente para recuperarla. Zahhak decidió aprovechar la situación para lanzarse sobre Wyatt y devorarle, pero entonces Wyatt esquivó por poco sus fauces y le clavó la espada en la cabeza. Zahhak emitió un agudo aullido lastimero, y entonces fue cayendo derrotado en dirección al agujero por donde él mismo había salido en Marquette Park mientras su cuerpo se petrificaba lentamente.
CHRIS: Guau, ¿no decía Alice que era inmortal?
WYATT: Eso pensaba yo también…
PHOEBE: ¡Mirad! Está saliendo el sol…
En el horizonte, los primeros rayos de sol del día de Halloween se alzaban. La gente poco a poco salía de sus escondrijos para ver la luz de la esperanza después de tanta desolación. Pero aún no había acabado todo, sólo era el principio del fin…
El cuerpo del dragón, como una estatua de piedra, se estrelló contra el gran agujero de Marquette Park. Hubo una gran explosión, pero no había luz, sólo oscuridad. Las primeras luces del alba habían quedado eclipsadas por una oscuridad tal que parecía una noche sin luna ni estrellas.
PHOEBE: El aire arrastra una macabra melodía…
Phoebe, completamente aterrada, se giró para buscar el consuelo de sus primos mayores, pero ya no eran ellos mismos. Nadie lo era.

Wyatt sintió un horrible agujero en el pecho al verla, más cuando unos instantes antes su lugar había sido ocupado por su hermano pequeño. Un sudor frío comenzó a poseerle.
ALISON: ¡Tú… me dejaste… morir! (gritó furiosa)
El sentimiento de culpa no era comparable al terror que sentía al ver caminar el cadavérico cuerpo de su difunta prometida.

Chris observaba confundido a Wyatt, como si fuese una versión de su hermano mayor que no conociese. Un hombre de pelo largo con la cara de su hermano, pero con los ojos de pura maldad. Ese no era Wyatt, pero Chris sabía en lo más profundo de su ser que en el fondo sí lo era.
CHRIS: Nos has engañado a todos… 
WYATT: Hay futuros que no pueden cambiarse… (aclaró sonriente mientras preparaba una bola de energía)

PHOEBE: ¿Qué está pasando? (preguntó asustada)
A lo lejos, en Marquette Park, una enorme esfera oscura comenzó a formarse en el cielo.

----------------------------------------------FIN DEL ACTO III----------------------------------------------

<Nuestra sola existencia puso el mundo en su ojo de mira. Sólo nosotros podíamos, pero ignorábamos las consecuencias.
Somos culpables de condenar el mundo. ¿Pero por qué nosotros? ¿Qué hemos hecho para merecer esto?
Ya no hay respuestas, sólo oscuridad. Nos hemos perdido, ahora no queda nadie que pueda detenerlo…>


----------------------------------------------------ACTO IV----------------------------------------------------
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El aire arrastraba una macabra melodía. Ya no era sutil, era perfectamente audible bajo el sonido de la destrucción. La gente había perdido todo lo que les hacía humanos, ya no eran más que diabólicos animales. Ya no podían proteger a su familia y sus seres queridos…
Los niños estaban en trance. Caminaban por las calles sin un ápice de conciencia, en busca de aquella esfera de oscuridad sobre Marquette Park.

En el almacén del P3, Patricia continuaba agitándose en el suelo, aterrada por su poder. Estaba cansada, ya no podía luchar más. Sus brazos comenzaron a parpadear, y entonces su cuerpo se cubrió de una intensa luz violácea mientras su piel emanaba ardientes ascuas.

Bobbie intentaba esconderse en el jardín botánico, su refugio secreto con Rachel. Pero ella no estaba por ninguna parte, no podía ayudarla, y el mal la acechaba sin descanso. Al llegar a un parterre de orquídeas la vio: Karen Andrews, con su diabólica sonrisa y un bisturí en la mano. Intentó alejarse, pero chocó con algo inesperado: el cuerpo de Benjamin, la marioneta de Karen. Antes de poder hacer nada, Benjamin la tumbó al suelo y le sujetó los brazos, mientras Karen se disponía a diseccionar su abdomen. Una mano cubrió su boca, ahogando sus gritos de dolor.

Melinda se balanceaba sobre las caderas de su esposo, arañándole con fuerza con sus largas uñas y algunos trozos de cristal. Jared, amordazado, miraba suplicante a su mujer.
JARED: Por… favor, Mel. Basta… (le rogó entre lágrimas)
MELINDA: Esto es lo que quieres de mí. No buscas nada más…
Melinda se inclinó y besó con lujuria los labios de Jared. Descendió un poco hasta el cuello, mordiéndolo hasta hacerlo sangrar un poco, y entonces se incorporó, mostrando una expresión macabra que Jared jamás había visto en su rostro. No vio el cuchillo, sólo sintió su hoja atravesarle el corazón mientras Melinda le dedicaba una dulce sonrisa.

Prue volvía una y otra vez sobre sus pasos, pero aquella sombra, la semilla de su ser, no aparecía. Se paró un momento a reflexionar, y entonces sintió fuerte golpe en la cabeza que le hizo caer al suelo.
PHYLLIS: Hola madre…
PRUE: Mi… hija… (respondió entre lágrimas, aturdida)
Phyllis introdujo su mano en su chaqueta de cuero y sacó un afilado áthame de hoja curvada.
PHYLLIS: ¿Sabías que algunos tipos de arañas devoran a su madre después de nacer? Creo que es bastante… poético. ¿Tú no?

Wyatt estaba agotado. Intentaba por todos los medios hacer entrar en razón a su amada Alison, pero ella no cesaba de atacarle.
WYATT: ¡Alison, por favor!
ALISON: Estoy atrapada entre la vida y la muerte… ¡por tu culpa! ¡Me dejaste morir y ya no puedo descansar en paz!
Alison le lanzó telekinéticamente una gran roca, pero Wyatt la destruyó con sus poderes. Sin embargo, uno de los pedazos se incrustó con fuerza en su brazo.
WYATT: Oh… no. ¡Alison, lo siento!
Pero Alison, histérica, sacó una daga del bolsillo de su vestido y se la clavó a Wyatt en el vientre, justo donde aquella bala le atravesó aquel día hasta impactar en su cadavérico pecho.

Chris esquivaba las bolas de energía de aquel maléfico Wyatt, pero entonces una impactó de lleno en su brazo, provocando que sangrase profusamente.
CHRIS: Wyatt… ¿por qué?
WYATT: Debo cumplir mi destino. El niño dos veces bendito está llamado a convertirse en el soberano absoluto del mal…
El Wyatt maligno se dispuso a lanzarle una bola de energía a Chris, pero éste, para defenderse, agarró una daga de su bolsillo y se la clavó en el vientre.
CHRIS: Wyatt… (susurró horrorizado)

OWEN: ¡Basta Rachel! ¡La presión te va a hacer estallar la cabeza!
Rachel se arrodilló en el suelo tras el último intento, llorando de rabia.
HENRY: Creo que Owen tiene razón. Llevamos ya muchas horas…
RACHEL: (negando con la cabeza) ¡No! Ya casi está, ¡estoy segura de que ya casi está!
OWEN: Rachel, debemos aceptar que no podemos hacer nada para atravesar la barrera.
RACHEL: ¡Una vez más, por favor! Sé que podemos hacerlo.
OWEN: Está bien, una vez más.
Rachel cerró los ojos y se concentró nuevamente, intentando calmar todos sus instintos. Sus miedos, sus dudas, las quejumbrosas voces de su conexión con sus seres queridos… todo quedó aislado tras una puerta en su cabeza. Extendió lentamente sus brazos, mientras Henry se situaba a su espalda y entrelazaba sus manos con las de ella, y entonces canalizó toda la energía que su cuerpo y el de su hermano pequeño podían liberar en una onda expansiva. La translúcida barrera oscura comenzó a vibrar, hasta que se formó un pequeño agujero.
OWEN: ¡Lo estáis consiguiendo! ¡Lo estáis consiguiendo! (dijo emocionado)
RACHEL: No… creo… que pueda… mantenerla abierta… por mucho… (respondió sofocada)
OWEN: ¡Démonos prisa entonces!
RACHEL: Si nos movemos… la barrera… podría volver a cerrarse…
HENRY: ¡Sólo tú puedes entrar! ¡Sólo tú puedes ayudarles!
Owen se giró y miró a Rachel extrañado, y ella asintió mientras una lágrima se deslizaba por sus ojos. Orbitó por el pequeño agujero, todo lo que su poder le permitía desplazarse bajo aquella cúpula, mientras Rachel se abrazaba con fuerza al pecho de su hermano Henry, llorando desconsoladamente.

Phoebe observaba a su alrededor el caos, completamente impotente. Los niños caminaban a su alrededor como marionetas sin control. Un grupo de hombres luchaba entre sí mientras unos adolescentes observaban extasiados mientras devoraban un cuerpo aún vivo. Hombres y mujeres desataban sus instintos más lujuriosos y primitivos en plena calle sin preocuparse de ser observados. El mundo había perdido el control.
Phoebe caminó lentamente hacia Marquette Park, donde los casi inanimados niños caminaban en masa desde todas direcciones. Allí alzaban sus brazos al cielo, emitiendo una especie de ráfaga plateada que hacía que la esfera oscura cada vez fuese más grande, mientras algo que Phoebe juraría que era un grotesco ojo parpadeaba en ella.
WYN: Se acerca la oscuridad…
PHOEBE: ¿Quién…? ¿Quién eres? (preguntó extrañada)
WYN: Si quieres puedes llamarme Nadi, pero ese nombre te diría tanto de mí como cualquier otro…
PHOEBE: ¿Qué está sucediendo, Nadi?
WYN: Algunos le conocían por Plutón, o Ereshkigal, o también Hades…
PHOEBE: Sibbuna… (susurró confusa)
WYN: Sibbuna era la deidad de la vida y la muerte en la religión olvidada. Nació de la guerra primordial para dictaminar sentencia sobre todo ser vivo del infinito.
PHOEBE: Dictaminar… ¿sentencia? (dijo aterrada)
WYN: Vida, muerte… un poder ilimitado en un ser inmisericorde para el cual todos somos poco más que meros insectos. El futuro de todo ser viviente… decidido en apenas décimas de segundo.
PHOEBE: No… puede… ser…
WYN: Cada seiscientos sesenta y seis años el velo que separa su prisión de nuestro mundo se vuelve más tenue. El hechizo que usasteis para derrotar a James provocó un desgarro en el tejido de la realidad que aprovechó para poner en marcha su plan. La magia de los Buer cercó la ciudad y concentró la energía necesaria, y la última melodía de Zahhak abrió el portal. 
PHOEBE: El destructor de la vida… ¡y nosotros le hemos liberado! (repuso horrorizada)
WYN: La llegada de la oscuridad es inminente. Sólo la inocencia de seiscientas sesenta y seis almas le separan de nuestro mundo.
PHOEBE: Pero… ¡debe haber algo que podamos hacer! ¡Algo que pueda salvarnos!
WYN: Una vez creada la conexión, no hay nada que hacer.
PHOEBE: ¿A qué te refieres con…?
Phoebe se giró, pero aquella extraña chica ya no estaba. Seiscientos sesenta y seis niños la rodeaban con las manos en el cielo, mientras el cielo se distorsionaba sobre su cabeza.
PHOEBE: Pero… ¡no puedo quedarme sin hacer nada! ¡Por favor! (gritó entre lágrimas)
OWEN: ¡PHOEBEEEEE! ¡PHOEBEEEEEE! (gritó a lo lejos)
Owen se acercó corriendo a toda velocidad, mientras Phoebe se sujetaba la cabeza y lloraba intensamente. Esquivó a los niños que había en su camino, y una vez que alcanzó a Phoebe la estrechó entre sus brazos. Pero ella no le correspondió, estaba demasiado aterrada.
OWEN: Phoebe…
PHOEBE: Es… ¡es culpa nuestra! ¡Hemos condenado al mundo por seguir el camino fácil! (musitó desolada)
OWEN: ¡Shhh! Tranquila… (repuso acariciándole el rostro, intentando tranquilizarla) Debe haber una manera, debe haberla…
PHOEBE: No hay… nada que hacer. Una vez iniciada la conexión, no podemos evitar que Sibbuna llegue a este mundo. (respondió agachando la cabeza)
Owen miró a su alrededor, y un escalofrío comenzó a bajarle por la espalda.
OWEN: Hay… hay que… (tartamudeó horrorizado, tragando saliva a continuación) Hay que cortar la conexión.
PHOEBE: ¿Cortar la… conexión? (dijo extrañada mientras alzaba el rostro)
OWEN: Es… la única forma.
PHOEBE: Eso no puede ser…
OWEN: Phoebe…
PHOEBE: ¡NOOOO! (gritó colérica) ¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo?
OWEN: Lo sé…
PHOEBE: ¡ME ESTÁS PIDIENDO QUE MATE A CIENTOS DE NIÑOS!
OWEN: Phoebe…
Phoebe, sin dejarle opción a explicarse, le abofeteó con todas sus fuerzas mientras sus ojos se desbordaban. Owen intentó abrazarla, pero ella se resistió golpeándole el pecho con sus puños hasta que se desplomó derrotada entre sus brazos.
OWEN: No tenemos tiempo…
Phoebe asintió débilmente, mientras Owen se alejaba. Ella extendió sus brazos, cargando su cuerpo con toda la electricidad de su interior, y en cuestión de segundos se extendió a su alrededor.

----------------------------------------------FIN DEL ACTO IV----------------------------------------------

< El cielo se derrumbó sobre nuestras cabezas, y en las ruinas de nuestra emoción, nada volvió a ser como antes.
Cada día pagamos el precio por creernos héroes.>


--------------------------------------------------EPÍLOGO--------------------------------------------------

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... Y DISFRUTA, QUE YA QUEDA POCO ;)

En el ático de la mansión, Prue leía una partida de adopción mientras sujetaba con firmeza la mantita de bebé de la hija que jamás pudo conocer.

En su habitación, Chris abrió su viejo baúl y comenzó a rebuscar hasta encontrar una caja llena de cosas que pertenecieron al otro Chris, un chico como él que sacrificó su vida para salvar a su hermano Wyatt y a toda su familia.

En el porche de la mansión, Bobbie reposaba su cabeza en el regazo de Rachel, intentando controlar los temblores de pánico mientras Rachel le acariciaba el pelo. Henry le trajo un café, pero Rachel negó con la cabeza, llorando.

En el cementerio de Chicago, Wyatt se acercó vacilante a la tumba de su difunta prometida Alison. Con los ojos llenos de lágrimas, dejó su anillo de compromiso sobre su lápida.

En la habitación de Melinda y Jared, Dag mecía al bebé en un rincón mientras Jared preparaba su maleta.
JARED: Melinda, yo…
MELINDA: No, Jared. Te maté… (respondió entre lágrimas)
JARED: Yo… no me importa. No puedo morir.
MELINDA: ¡Pero a mí sí me importa! Han sucedido tantas cosas, tantos secretos, tantas mentiras… que ya no sé quién soy fuera de esta relación.
JARED: Es que… ¿ya no me quieres? (preguntó aterrado)
MELINDA: Te amo, Jared. Y creo que ese es precisamente el problema: te quiero tanto que me desgarra el pecho al respirar. Sólo… necesito tiempo.

Owen llamó a la puerta de la habitación de Phoebe, pero ella no abrió la puerta, sino Alice. Ella, entristecida, le hizo un gesto negativo con la cabeza y volvió adentro. En la cama, Phoebe lloraba desconsolada mirando hacia la pared, en total silencio. Patricia, llorando a los pies de su cama por el dolor de su hermana, se levantó a abrazar a Alice.

En la residencia de ancianos, la Sra. Legendre limpiaba sus zapatos frente a la ventana, sintiendo en su piel el sol del atardecer de la víspera de todos los santos.
SRA. LEGENDRE: Sé que estás ahí, querida.
WYN: Yo siempre estoy aquí.
SRA. LEGENDRE: Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo.
WYN: Todo debe suceder de cierta manera. Por el bien de todos… (repuso con tristeza)
SRA. LEGENDRE: Lo sé.


Escrito por Marlop88

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