.

.

3x21 Peste (Parte I)

Desierto de Gobi, Mongolia. 1320.

El sol iba desapareciendo de aquel paisaje árido, y con ello, las altas temperaturas comenzaban a descender. El extenso Desierto de Gobi era ideal para mantener secretos para siempre ocultos, puesto que la actividad humana allí era algo muy secundaria. Algunas zonas estaban algo más transitadas gracias a la famosa Ruta de la Seda, pero por lo general, sus habitantes eran nómadas que se desplazaban de un sitio a otro buscando comida, y estableciendo sus tiendas de campañas, llamadas yurtas, en los inhóspitos suelos de Gobi.

Las noches en el Desierto de Gobi solían ser tranquilas, pero aquella noche, los gritos de una mujer rompieron la paz dominante. En una pequeña yurta cubierta de sábanas blancas, una mujer lloraba por el sobresfuerzo que le causaba haber roto aguas. Indudablemente se encontraba de parto.

A unos cincuenta metros de aquella solitaria yurta, la oscuridad y lo despoblado de la zona hacían capaces a los demonios y otros seres mágicos de aparecer y desaparecer sin miedo a ser vistos por humanos. Allí, en esa zona, un hombre de tez morena, entrado ya en edad, y vestido con una túnica dorada, esperaba ansioso a unas visitas. De su mano izquierda llevaba colgando un reloj de bolsillo, que lo abrió para saber qué hora era, y suspiró muy profundamente, nervioso. A aquel hombre le molestaba el lugar, pues la arena se le metía en las sandalias, y para él, acostumbrado a la suavidad de la superficie de dónde provenía, le era algo muy molesto.
Pronto, una mujer de tez morena y estatura pequeña, vestida completamente de rojo, apareció en escena.

LA VIDENTE: Vaya, la puntualidad de los Ancianos es legendaria. (Se genuflexionó)
JONNAH: Cállese. Podrían estar escuchándome, y corro un gran peligro.
LA VIDENTE: ¿Cómo está su cargo? (Preguntó por la mujer que gritaba lejanamente en la solitaria yurta)
JONNAH: Viva. Y no tendría que estarlo (dijo tajante)
LA VIDENTE: Sé que no le hace gracia que fuera violada por un demonio...
JONNAH: No me hace gracia. Mi cargo iba a ser una gran luz blanca pero un repugnante ser del Inframundo quiso hundir su prometedora carrera.
LA VIDENTE: No le gusta los seres híbridos, por lo que veo.
JONNAH: Me asusta pensar en el monstruo que está a punto de nacer. ¿Un demonio con poderes de luz blanca? ¡¿DÓNDE SE HA VISTO ESO?!
LA VIDENTE: Quizá sería el ser idóneo para que olvidemos nuestras diferencias y nos juntemos para acabar con otras amenazas.
JONNAH: No, eso sería romper todos los esquemas establecidos por el Bien desde antes de que el humano fuera mono, incluso. Hay cosas que no deben cambiar, jamás.
LA VIDENTE: Entiendo.
JONNAH: Por eso necesitaba su ayuda, Vidente. Los demonios sois virtuosos en el tema de matar.
LA VIDENTE: Conozco su historia, quiere acabar con su cargo sin levantar sospechas (Jonnah asintió)
JONNAH: Por el bien de todos, ese niño no tiene que nacer. (Miró al suelo y pensativo, se llevó sus dos manos a la espalda). ¿Qué es lo que tiene pensado hacer para eliminar a mi cargo sin levantar sospechas?
LA VIDENTE: Divertirme.
JONNAH: ¿Divertirse?
LA VIDENTE: Usted contactó conmigo para matar a su cargo, pero yo pongo las normas de cómo hay que hacerlo.

A ambos seres pronto les acompañaron dos figuras venidas de la fluctuación; un hombre anciano, pálido, con una cachaba y vestido completamente con una gabardina negra. Su rostro ofrecía mayor temor debido a su nariz aguileña. Este señor mayor venía abrazado por una joven de gran intelecto; Sasha.

JONNAH: ¿¡UN JINETE DEL APOCALIPSIS!?
LA PESTE: En efecto, soy La Peste.
LA VIDENTE: Me ha costado mucho esfuerzo contactar con él, pero gracias a mi jefe La Fuente de Todo Mal, y a mi querida discípula, hemos conseguido que La Peste nos quiera ayudar. Gracias, Sasha.
SASHA: Gracias por confiar en mi, señora.
JONNAH: ¿Está usted loca? Va a poner en peligro todo el mundo conocido.
LA VIDENTE: Lo sé. Pero ya hace tiempo que La Peste quería divertirse.
LA PESTE: En menos de un siglo este cuerpo se desvanecerá y me reencarnaré en otro, pero no quiero despedirme de este anciano sin haber causado una pandemia...
LA VIDENTE: (Sus ojos se tornaron en blanco) Pronto China, India y Europa entera caerán ante esta amenaza invisible. El castigo divino creará una anarquía y un gran miedo en todas las poblaciones. La mentalidad primitiva de los reinos cristianos echará la culpa de este mal a brujas, paganos y judíos... (Sus ojos volvieron a la normalidad)
LA PESTE: Qué orgásmico suena... (se pasó la lengua por los labios, sintiendo placer a cada palabra que oía de la Vidente)
JONNAH: ¡Me niego a que tantas personas sufran! (Asustado)
LA VIDENTE: ¿Prefiere entonces que nazca el demonio con poderes de luz blanca?
LA PESTE: ¿No se estará arrepintiendo de haber contactado con una demonio, verdad? (Dijo refiriéndose a La Vidente) No he salido de mi hogar para quedarme de brazos cruzados...
SASHA: Señora, creo que se está arrepintiendo...
LA VIDENTE: Recuerda que mataremos a su cargo, Jonnah, sin levantar sospecha alguna. Y para remediarlo, podrá salvar a todos los inocentes que quiera de la peste. Al fin y al cabo tiene el poder de la sanación... Sus compañeros no sospecharán nada, puesto que todos vosotros intentaréis sanar y salvar a cuántos más humanos posibles ¿verdad?. Está en vuestros genes cuidar de esos monos sin pelo.
JONNAH: Está bien, haced lo que queráis mientras me dejéis al margen. Sólo quiero acabar con mi cargo.
LA PESTE: ¿Dónde está, a todo esto?
JONNAH: En aquella tienda de campaña, venid.

Los cuatro seres mágicos tan distintos entre sí, se acercaron hasta la yurta. Primero entró Jonnah para tranquilizar a su cargo, una joven futura luz blanca de origen mongol llamada Enkhjargal. La vida nómada había hecho mella en su rostro, un rostro duro, y sucio. En aquella yurta únicamente estaba ella, sufriendo en el suelo mientras se tapaba con mantas blancas ensangrentadas por el parto. Sudorosa, la mujer temblaba y no entendía qué estaba pasando.

ENKHJARGAL: ¡¡Jonnah, ayúdame, sácamelo, por favor!!

Jonnah se acercó a ella, entendiendo perfectamente su mensaje gracias al omnilingüismo del que eran dueños los Ancianos. Le quitó el flequillo del pelo e intentó sonreír, con cierta falsedad mientras la mujer no paraba de resoplar, cansada.

JONNAH: ¿Recuerdas cuándo te dije que pronto encontrarías la paz?
ENKHJARGAL: ¡Mi familia no me quiere! Me han abandonado ¿qué paz voy a encontrar yo ahora? ¡Este niño sólo me trae problemas!
JONNAH: ¿Quieres que todo esto acabe?
ENKHJARGAL: ¡Quiero que todo esto acabe!
JONNAH: Y así se hará.

Finalmente, entraron los tres demonios en la tienda de campaña; una joven Sasha, La Vidente y el Jinete de la Peste

ENKHJARGAL: ¿Quie-quienes sois vosotros?

La Vidente y Sasha comenzaron a reírse de manera descontrolada mientras que el Jinete sacó del bolsillo de su larga gabardina negra, una cajita de acero, del tamaño similar a los estuches donde se guardan los anillos de boda. Y entonces, abrió la caja.

LA PESTE: Y ahora tocará disfrutar de todos estos años venideros llenos de sangre y dolor por todo el mundo...
ENKHJARGAL: ¿Qué...?

Al abrirse la pequeña caja no ocurrió nada: Ninguna esencia oscura salió del recipiente ni nada relacionado con la magia negra. Pero ahí estaba, había salido de su pequeña prisión la amenaza invisible; una de las pandemias más mortíferas de la historia.

Pronto, la joven y futura luz blanca comenzó a sentir escalofríos, y a la vez una fuerte fiebre que le hizo olvidarse por completo del bebé que estaba a punto de nacer de sus entrañas. Rápidamente comenzó a toser sangre, a respirar con mucha dificultad y su piel más visible, la del rostro y la de los brazos comenzó a oscurecerse.

ENKHJARGAL: ¿¡Qué me está pasando!? (gritó casi sin fuerzas para quitarse la sangre que le salía de la boca)
JONNAH: Lo siento mucho... es por el bien de todos.

La mujer comenzó a convulsionar con mucha más fuerza, dejando sus ojos en blanco y cayó rendida al suelo, manchada por la sangre de su rápida enfermedad como la de su inacabado parto. Los cuatro seres mágicos miraron los ojos blancos y sin expresividad de la recién fallecida.

JONNAH: No se merecía esto...
VIDENTE: Querías parar el nacimiento de una aberración, nada más.
JONNAH: Yo no he estado aquí y no quiero saber nada de vosotros. (muy tajante; orbitó enfadado)
SASHA: Qué maleducado ¿no?. Ni un mísero gracias.
VIDENTE: Cuánto tienes que aprender, querida Sasha. Los Ancianos son un foco importante de despotismo.

El único que no habló, el Jinete de la Peste, sonreía tras ver cómo había atacado la enfermedad a la mujer.

VIDENTE: Señor, mi discípula y yo hemos también de irnos.
LA PESTE: Entiendo. Así mejor, prefiero propagar la enfermedad sin nadie presente. Un artista necesita soledad.

La Vidente y Sasha genuflexionaron mientras desaparecieron de aquella pequeña tienda de campaña; una deslumbrando y la otra a través del fuego.

El Jinete se quedó a solas con el cadáver de la joven, que a su vez llevaba dentro al bebé luz blanca-demonio que en pocos minutos moriría al igual que su madre. El anciano demonio se paseó por aquella yurta dando un círculo completo, respiró profundamente el aire contaminado de la peste y agitando su cachaba con la que se sostenía en pie, telequinéticamente hizo que los cimientos de la tienda de campaña salieran volando. El cadáver ya estaba desprotegido por la atmósfera del Desierto de Gobi, rodeándose lentamente de arena. El Jinete se quedó pensativo y cerró los ojos.

LA PESTE: Venid... venid...

Inmediatamente, decenas de roedores salieron de sus escondrijos y se acercaron a la figura del Jinete, invadiendo el cadáver de la joven.

LA PESTE: Sabía que estabais cerca... (sonrió) Ya sabéis qué tenéis que hacer, queridos Demonios-Rata. Contagiáos de la enfermedad, propagádla sin temor alguno. Morded a todo aquel que se cruce por vuestro camino, infectad a las ratas de verdad y a cualquier roedor. Como seres desterrados del Inframundo que sois, pedid ayuda a Vampiros y murciélagos para propagar aún más el miedo y la Peste por el globo terráqueo...



ACTUALIDAD; Chicago, 6 de Mayo de 2036. DÍA 1.

La Peste vigilaba el Skyline de Chicago desde la azotea de la Torre Willis II, el rascacielos más alto de Chicago desde su inauguración en el 2030. La Peste se encontraba en su tercera reencarnación. Ya no era aquel anciano con cachaba y gabardina en la Mongolia de 1320 ni aquel hombre casi cuarentón que vestía de negro y con corbata verde que acechó a las Embrujadas originales en el año 2000. Ahora, con 36 años, La Peste era un hombre moreno, barbudo y fortachón, pero que seguía vistiendo elegantemente como en sus anteriores reencarnaciones.
El viento soplaba fuerte en aquella azotea, pero él estaba esperando a alguien.

LA PESTE: Ya esperaba su visita. Hace 716 años que no nos vemos.
VIDENTE: Vaya, sí que le ha sentado bien la reencarnación (se genuflexionó). ¿Dónde quedó aquel anciano de nariz aguileña?
LA PESTE: ¿Para qué querías verme? (Preguntó sin hacer caso del anterior comentario de la demonio)
VIDENTE: Necesito su poder para que ponga orden en el Inframundo, mi señor.
LA PESTE: ¿Son ciertos los rumores?
VIDENTE: Nahia ha muerto y cunde la anarquía. Una humana se quiere hacer con el poder.
LA PESTE: Así que las Rosas llegan a su fin...
VIDENTE: Sólo queda una de verdad, Sasha.
LA PESTE: ¿Usted no se considera una Rosa? (preguntó, irónico)
VIDENTE: Yo sólo me considero fiel a mi jefe, sea quien sea, salvo una humana. Puede ser muy radical, pero viendo que la propia magia no acaba con ella, quizá...
LA PESTE: ¿Quiere que retome la pandemia de la peste sólo para acabar con Karen?
VIDENTE: ¡No sería únicamente para acabar contra esa zorra, podría limpiar el mundo nuevamente de brujos e indeseables!
LA PESTE: Los humanos no son como hace 700 años, ahora tienen tecnología. Y ya no son tan cerdos, han aprendido a ducharse. Y si aún muchos consideran que su Dios los puede salvar, la ciencia humana está muy desarrollada.
VIDENTE: Yo pondría a su disposición todo lo que sea posible para que crezca lo antes posible la pandemia... Hospitales, orfanatos, colegios, residencias... Puede que a los adultos les cueste más enfermar, mi señor, pero los niños y los ancianos, por mucha tecnología actual que exista, siguen siendo los más sensibles, puesto que es ley de vida...
LA PESTE: La verdad, hace tiempo que quiero divertirme. Tuve la tentación de acabar con toda la raza humana hace dos décadas con el ébola, pero... no fue suficiente. Tenía 14 años y era un simple adolescente con ganas de fiesta.
VIDENTE: Por favor... mi señor. Retome su poder.
LA PESTE: Con una condición; en cuanto mi esencia mate a Karen, he de tomar el cargo en el Inframundo.
VIDENTE: Está bien.
LA PESTE: ¿No va a querer ser la próxima Fuente? (Preguntó sorprendido al ver que la Vidente no se negaba)
VIDENTE: Aprendí de mis errores, resucité y esta segunda oportunidad no va a ser destrozada tan fácilmente.

La Peste sacó de su bolsillo la cajita de acero donde depositaba la enfermedad, y la miró, sonriente.

LA PESTE: Quiere salir, lo noto. Lleva siglos encerrada, más virulenta que nunca. (Se lo acercó a la oreja) Me susurra cosas. (A la caja) Sí, cariño, la Gran Peste de Londres salió mal, pero de todo se aprende.
VIDENTE: ¿Entonces...?
LA PESTE: Entonces...
JONNAH: Ábrelo (Llegó orbitando)
VIDENTE: ¿Tú también quieres acabar con Karen?
JONNAH: Karen no es mi prioridad. (Zanjó autoritario) Ábrelo.
LA PESTE: ¿¡Qué maneras son estas de presentarse sin habernos visto en 700 años!?

La Peste abrió la cajita, y nuevamente, la amenaza invisible se dispersó por el ambiente de la azotea de la Torre Willis II. Pronto, muy pronto, la humanidad volvería a luchar contra una de las pandemias más fuertes del mundo...

Chicago. 7 de Mayo, 2036. DÍA 2.
WYATT: ¿Y ahora, Phoebe? (Preguntaba cansado)

Wyatt y Chris perseguían a un demonio que se había escondido en un callejón y mantenían contacto con Phoebe Jr por unos micrófonos de diadema, pues ella realmente se encontraba en su casa estudiando mientras miraba el mapa y el péndulo.

PHOEBE: ¡Ha girado a la derecha!

Fuertes rumores habían llegado desde el Inframundo de que Nahia había muerto, y que cundía nuevamente la anarquía, pero los Halliwell debían de estar seguros de ello, y nada mejor que perseguir a un demonio para sonsacarle información.

CHRIS: ¡Yo no veo nada!
PHOEBE JR: ¿¡Qué palabra no entendéis si os digo que suele hacerse invisible!?
CHRIS: ¡Pero lo normal es que deje un rastro!
WYATT: ¡Y lo deja, bajan las temperaturas en su entorno!

Wyatt sintió mucho frío alrededor suyo, por lo que el demonio debería estar cerca, cerró los ojos, se concentró y llegó a descubrir la posición exacta del demonio que se había escondido con el poder de la invisibilidad.

WYATT: ¡Ya está, frente al letrero!

Wyatt levantó el brazo para activar su telequinesis apuntando hacia el letrero de un restaurante de comida china, pero algo enseguida falló: Chris salió volando estampándose con fuerza en el letrero, produciendo varias chispas al romperse en dos el letrero.

CHRIS: ¡TÍO, PERO QUÉ HACES!
PHOEBE JR: ¡¿Qué ha pasado?!
CHRIS: ¡Wyatt hoy se ha levantado con el pie izquierdo, parece ser!
WYATT: ¿Estás bien? (Dijo ofreciéndole la mano y poniéndolo en pie) ¡Lo siento, no sé qué me ha pasado! (Se miró mirando las dos manos)
PHOEBE JR: Chicos, el demonio se ha marchado y no me aparece ya ni en el mapa. ¡Así que lo siento, me vuelvo a estudiar!

San Francisco. 8 de Mayo, 2036. Día 3

Prue y Phyllis se adentraron en un gran salón de gran riqueza, ambas estaban muy nerviosas. Una mujer anciana en silla de ruedas se acercaba a ellas llevada por su criada de rasgos filipinos.

SÑR.FLETCHER: ¿Phyllis, mi niña...?
PHYLLIS: ¡Hola mamá, cuánto tiempo!

Las dos mujeres lloraron y se abrazaron con mucha fuerza. La presencia de Prue al principio fue algo incómoda, pero ese reencuentro entre madre e hija adoptiva era muy necesario para formalizar la relación.

PRUE: Soy Prue, su prima, encantada señora Fletcher. (Se agachó hacia la silla y le dio dos besos)
SÑR.FLETCHER: ¡Cualquiera diría que sois primas, parecéis hermanas, miraros, miraros, sois idénticas! (Sonrió, pues por fin veía a su hija adoptiva alegre de verdad). ¡Contadme, contadme! ¿Cómo os conocisteis?

Chicago. 9 de Mayo, 2036. Día 4

Melinda pasaba la escoba por la acera enfrente de la Mansión Halliwell, estaba limpiando tranquilamente hasta que vio a la vecina de enfrente matar de un escobazo a una rata, por ello, se le quedó una cara de asco.

VECINA: ¡Tengo la casa invadida por ratas, ya no sé qué hacer!
MELINDA: Qué asco.
JARED: Puedes atacar al demonio más feo que exista, pero no a una simple rata. (Dijo acercándose y dándole un beso en la mejilla)
MELINDA: ¡Qué susto! ¿Qué haces aquí?
JARED: Venía a pasar la mañana. ¿Y la niña?
MELINDA: Al cuidado de Alice, en el comedor.
JARED: Entiendo, es mejor que eche un vistazo...
MELINDA: ¡Cierra bien la puerta, no vaya a ser que entre una rata!
VECINA: ¡Y otra asquerosa rata más, agh! (Gritó dando otro escobazo a otro roedor que pasaba por ahí)
MELINDA: Mejor me voy a casa, que esta mujer es capaz de pedirme mi escoba... (Susurrando subió las escaleras)

Chicago. 10 de Mayo, 2036. Día 5
Rachel ayudaba a su novia Bobbie con las tareas del hogar, pues desde que Dag vivía en casa de Bobbie, la lavadora se usaba el doble de ocasiones.
Rachel cogió el cesto de ropa vieja y se dirigió hacia la lavadora, pero de pronto, se percató que ni Dag ni Bobbie estaban cerca de ella.

RACHEL: ¿Bobbie, Dag? ¿Dónde estáis?

Los dos estaban incrustados pegados a la ventana de la cocina, viendo el exterior.

DAG: El aire está podrido...
BOBBIE: Y las plantas lo notan, están tristes.
RACHEL: ¿Qué...?

Chicago. 12 de Mayo. Día 7
Henry y Alice paseaban por el parque más cercano a la Mansión Halliwell. El hijo de Paige llevaba en brazos a Bianca, pues Melinda se había ido al P3 a hacer unos recados.

ALICE: Mira, parecemos un matrimonio.
HENRY: No Alice, no saques el tema...
ALICE: ¿Qué he dicho? (Hubo un silencio) ¿Has oído eso?
HENRY: ¿¡El qué!?
ALICE: La musiquita... ¡Cómo se nota que se acerca el calor y el verano! ¡Mira, una furgoneta de helados!

Los tres se acercaron hacia aquella furgoneta, aparcada en los límites del parque que desprendía una sintonía muy pegadiza. Alice, como si fuera una niña, se acercó hacia la ventana del heladero, y con una sonrisa, pidió su helado.

ALICE: ¡Un cucurucho de limón, por favor!

Pero el heladero no le hacía caso, sólo miraba al frente.

ALICE: ¡Eooooooh, un cucurucho de limón!
HENRY: Déjale, igual justo ahora son sus minutos de descanso y no tiene porqué atenderte.
ALICE: ¡Nah, Bianca también quiere un helado! ¿A qué sí? (La niña asintió)

Alice volvió a tocar con fuerza el cristal. Toc, toc, toc, pero ni caso. Finalmente, el heladero bajó la ventanilla, pero seguía sin mirar hacia Alice.

HELADERO: Marchaos ahora, Halliwells. Esto no es de vuestra incumbencia. (Y volvió a subir la ventanilla)

ALICE: ¿Cómo sabe nuestro apellido?
HENRY: Seremos famosos en el vecindario... (Agregó irónico, pero desconcertante)
BIANCA: ¿Noao? (Intentó decir no helado)
ALICE: No, niña, no helado
BIANCA: ¡Noao! (Y puso cara triste)

Chicago. 12 de Mayo. Día 8.
Patty aprovechaba el buen tiempo que hacía en la ciudad para dar un paseo a la señora Legendre. La joven bruja se sentía muy productiva haciéndole feliz a la anciana clarividente, y además, más valiosa se sentía cuando a principios de mes cobraba y ayudaba con su dinero al resto de la familia Halliwell.

PATTY: ¿Dónde quiere que la lleve, señora?
SÑR.LEGENDRE: Llévame a un lugar dónde se respire un aire más puro, niña.
PATTY: ¿Más puro? Estamos cerca del parque, rodeada de árboles y verde, ¡le vendrá genial!
SÑR.LEGENDRE: Gracias, bonita, pero siento que hay algo raro pasando en la ciudad... ¿No te has percatado, cariño, de que la gente tose más de lo normal?
PATTY: Bueno, estamos dentro de una urbe gigantesca y ningún país sigue haciendo caso al protocolo de Kioto... Respiramos tanta contaminación que los pulmones no lo aguantan.
SÑR.LEGENDRE: Ya sé que respiramos todos esos venenos, pero me resulta raro todo. (Hubo un silencio y escuchó toser a los transeúntes que se entrelazan por su camino) ¡Bah, tendrás razón, niña! Sólo son idas de olla de esta anciana invidente.

Chicago. 13 de Mayo. Día 9.
Alice se dirigía hacia el Hospital Psiquiátrico como parte de su revisión, y aunque estaba acostumbrada a encontrarse con gente con serios problemas mentales, le llamó la atención un hombre de mediana edad, vestido como un vagabundo, que se quedó en mitad de las grandes escaleras de acceso que daban al hospital, parecía un orador. Allí, en mitad de los escalones, el hombre comenzó a gritar.

VAGABUNDO: ¡DIOS NOS HA VUELTO A ABANDONAR! ¡NO SOMOS DIGNOS DE SU PRESENCIA! ¡EL CASTIGO DIVINO YA ESTÁ AQUÍ, ENTRE NOSOTROS, Y TODOS CORREMOS PELIGRO!

En pocos segundos, varios enfermeros salieron del hospital, bajaron corriendo las escaleras y se lo llevaron con violencia.

ALICE: Vaya... ya podrían ser menos violentos, pobrecillo. (Suspiró y decidió subir hasta el hospital)

Chicago. 14 de Mayo. Día 10.
Frente a un pequeño comercio judío, llegó orbitando Chris. Cómo ya estaba anocheciendo, y la tienda estaba cerrando, no le importó aparecer allí magicamente, pues había poca gente por la calle.

CHRIS: ¡Vamos, Wyatt! ¿Dónde te has metido?
WYATT: ¡Agh, mierda! (Apareció orbitando, y completamente mojado) He aterrizado sin querer en el Lago Michigan...
CHRIS: ¿Qué te pasa con tus poderes, hermano? Llevas más de una semana muy complicada...
WYATT: No lo sé, la verdad. (Miró hacia la tienda, y luego a su cuerpo mojado)... Entra mejor tú, pide el amuleto, que yo te espero aquí fuera.
CHRIS: Está bien. ¿Cómo se llamaba el amuleto?
WYATT: Jamsa.
CHRIS: ¿Y para qué lo quieres?
WYATT: El Libro de las Sombras dice que te protege y te bendice. Hazme caso, lo necesito, a ver si así se solucionan mis problemas con los poderes...
CHRIS: Bueno, bueno, a ver si la magia judía te ayuda, sí...

Chris entró en la tienda, y Wyatt le esperó pegando su espalda a una farola. En menos de medio minuto, el alboroto se hizo dueño de la zona, pues Chris salió volando de la cristalera de la tienda, chocándose fuertemente contra un coche.

WYATT: ¡Eh, Chris! (Agregó nervioso) ¡Yo no he sido, te juro que no he usado la telequinesis!
CHRIS: No, si ya lo sé... Ha sido aquel grandullón de allí (Señaló con pocas fuerzas hacia la ahora, destrozada tienda)

Allí, en la tienda, un ser que parecía humano, pero que medía dos metros y con un cuerpo muy corpulento y unos brazos demasiado desarrollados, le miraba agresivo.

WYATT: ¡¿Te ha atacado un Golem?!
GOLEM: ¡DEJAD A MI DUEÑO EN PAZ, DEJADLE CERRAR LA TIENDA, NO SON HORAS! (Y volvió a desaparecer, entrando al comercio)
CHRIS: Sí... agh, qué dolor de cabeza.
WYATT: Venga, vamos, que te llevo a casa.
CHRIS: ¿Qué quieres, orbitarme al Polo Norte? ¡Sé llegar a casa yo solito! ¡Tú, agárrate a mi, que no me fio de tus poderes! (Y ambos desaparecieron entre órbitas azules)

...The Times They Are a Changin'...



Chicago. 15 de Mayo. Día 11
Durante más de una semana los Halliwell habían vivido situaciones muy rocambolescas. Wyatt y Chris habían decidido avisarles a todos para hacer una reunión y charlar así de todo lo raro que estaba sucediendo. El punto de encuentro no era otro que el amplio salón que se encontraba en el primer piso de la Mansión.

PHOEBE JR: ¿Cuánto va a durar la reunión...?
TODOS: ”Es que estoy estudiando...” (le imitaron en su totalidad)
PHOEBE JR: ¡Eh, eso duele! (Se cruzó de brazos, verdaderamente molesta)
WYATT: Phoebs, de verdad que te entendemos. Chris y yo también compaginabamos la vida estudiantil con la brujería... pero esto es realmente importante.
ALICE: Fíjate si es importante que Henry no ha tardado ni un minuto en salir del baño.
HENRY: ¡Eh!
PHOEBE JR: ¡Bueno, vale! ¿Pero empezamos ya o qué?
WYATT: Espera, Phoebs, tenemos que esperar a...

Se escuchó la puerta de la entrada de la Mansión y entraron al salón Prue y Phyllis, ésta última bastante tímida y alejada del resto, si bien su aspecto físico y estilístico había cambiado demasiado. Como nueva etapa de su vida, Phyllis vestía colores más llamativos y se había cortado el pelo hasta el hombro, además, en su piel llevaba una pequeña capa de maquillaje que le hacía aún más parecida a su madre.

PRUE: ¡Ya hemos llegado, sentimos la tardanza! ¿Algún hueco libre en el sofá o el culo de Mel lo ocupa todo? (preguntó jocosa a su sobrina, que odiaba ese tipo de bromas)
MELINDA: ¡Oye!
PHYLLIS: Hola chicos (Agregó tímidamente)

Finalmente, al no haber espacio en los sofás, Prue y Phyllis cogieron unos cojines y se sentaron en el suelo, acompañando así a toda la generación Halliwell más Jared y Bobbie. Chris y Wyatt, como si de unos profesores se tratasen, estaban de pie, dispuestos a arrancar con sus discursos.

WYATT: Hola Phyllis, bienvenida.
PHYLLIS: Gracias.
WYATT: Bien, pues comenzamos: Chris y yo lo llevamos hablando bastantes días, y queríamos ponerlo de acuerdo con vosotros... ¿Veis algo raro entre la gente de Chicago?
CHRIS: Por ejemplo, ayer mismo, sin esperármelo, me atacó un Golem.
BOBBIE: ¿Un qué?
HENRY: ¿¡El Pokémon, la evolución de Graveler!? (preguntó, fascinado)
ALICE: Decidme que aún no estoy loca del todo (miró muy sorprendida a su primo)
CHRIS: ¡Por favor, Henry! El Golem es una criatura inanimada creada de barro que protege al pueblo judío...
HENRY: Perdonad, entonces no es culpa mía que le pongan dicho nombre a un pokémon. Desconocía ese dato...
ALICE: ¿Tú has estudiado alguna vez, Henry?
RACHEL: Sí. Y bastante, que se aprendía de memoria las cosas y luego me venía a mi para que le preguntara. (Defendió a su hermano, muy rotunda)
ALICE: Sí, bueno, eso ya lo hemos hecho todos alguna vez. Estudiar, hacer el examen y después de hacerlo, poner la mente en blanco y no acordarte ya de nada...
WYATT: A ver, no nos vayamos del tema. ¿Alguien más ha visto algún Golem protegiendo a judíos?
PHOEBE: No, pero quizá tenga algo que ver, porque noto por la calle, gracias a la empatía, que la gente está más desconfiada que nunca. Más a la defensiva...
WYATT: ¿En qué sentido?
PHOEBE: No lo sé, pero el otro día fui a por unos apuntes a la casa de una amiga, y su vecina tiene que ser bruja, porque había un gato cerca que no paraba de gruñirme. ¿Quizá sería un familiar?
PATTY: ¿Un familiar?
PHOEBE: Sí, supongo. El gato llevaba un símbolo wicca colgando de su collar.
ALICE: Ahora que lo decís, sí, la gente está muy a la defensiva. ¿Eh?. El otro día me acerqué a una furgoneta de helados y el heladero no fue capaz de atenderme.
PRUE: ¿Furgoneta de helados? (Alarmada, giró el cuello para ver mejor a su sobrina, pues Prue estaba sentada en el suelo, y Alice detrás, en el sofá)
ALICE: Sí, es lo que he dicho.
HENRY: Ah, sí. Y el heladero nos dijo que no era de nuestra incumbencia. ¡Un chalado, vamos!
PRUE: Bien, vale. No era un heladero cualquiera.
ALICE: ¿Qué quieres decir?
PRUE: Estoy segura de que no era un heladero cualquiera. Sino El Hombre de los Helados.
ALICE: ¿Y qué diferencia hay?
PRUE: Son mortales que tienen como oficio conducir furgonetas que tocan unas sintonías especiales que atraen a los niños-demonios...
MELINDA: ¿O sea que si quiero un helado, lo más seguro que el heladero no sea un heladero? Pues vaya...
ALICE: Mejor para ti, Mel, así ese culo no te crecerá más.
MELINDA: ¡Qué graciosa, oye, a ver cuándo os unís al club de ser madres y me entenderíais!
CHRIS: Alice, por favor, céntrate y será todo mucho más fácil... (suplicó)

Chris hizo un movimiento de muñeca y apareció detrás de él, entre órbitas, una pizarra blanca, donde comenzó a apuntar todo lo que iba saliendo: Golem, familiares agresivos, El hombre de los helados...

ALICE: Yo me lo tomé como un enfermo normal... pero visto lo visto, a ver, el otro día un vagabundo gritó que Dios nos había abandonado...
CHRIS: ¿Podría ser un profeta? (Miró a su hermano, que entendía más)
WYATT: Puede ser. No lo descartemos, escríbelo. (Y Chris escribió, entre interrogaciones ¿Profeta?)
RACHEL: Dag dijo el otro día que el aire estaba podrido... (lo dijo calmadamente, pero preocupada)
BOBBIE: Sí, y las plantas últimamente están más tristes.
CHRIS: Bien. (Escribió aire podrido y Plantas tristes)
PATTY: Eh... (levantó la mano) y subimos para bingo porque la señora Legendre me dijo el otro día algo parecido; que no hay aire puro y que la gente tose más...
CHRIS: Bien, Chicago sufre de gripe (agregó jocoso mientras lo apuntaba)
JARED: ¿Puede estar relacionado con que vuestra vecina de enfrente tenga una invasión no deseada de ratas?
MELINDA: ¡Agh, qué asco, es verdad!
JARED: Aire podrido, plantas tristes... Las ratas son un gran foco de infección.
CHRIS: ¿Algo más? (Escribió ratas)
MELINDA: ¡Sí!
CHRIS: ¿El qué? (preguntó fascinado)
MELINDA: Que he de comprar matarratas.
CHRIS: ¡Oh, Mel, por favor, deja de pensar todo el rato en la limpieza! (Miro a Wyatt) ¿Hermano, tú no tienes nada qué decir?
WYATT: ¿Yo, de qué?
CHRIS: No sé... ¿Problemas con tus poderes?
WYATT: ¡Bah, pero eso no tiene nada que ver con lo que tratamos aquí, de verdad! (Zanjó quitándole hierro al asunto)

Prue y Phyllis se miraron. Tenían que informar de un suceso muy importante para ellas dos, pero sin embargo, la atmósfera del salón no invitaba a ello, pues estaban todos demasiado preocupados por los últimos acontecimientos de Chicago.
Finalmente, Prue y Phyllis se levantaron.

PRUE: Chicos... Phyllis y yo tenemos que deciros algo...
ALICE: ¿Os habéis liado? ¡Incesto lésbico!
PHOEBE JR: ¡Alice, ¿es qué nunca sabes dónde está tu límite?! ¡Calla, por favor! (Miró a su hermana mayor muy desafiante)
WYATT: ¿Qué ocurre?
PRUE: Veréis... somos muchos en esta casa y...
PHYLLIS: A veces me es difícil relacionarme con vosotros...
MELINDA: Psss... normal. ¿no? (Mel seguía dolida con su prima perdida).
PRUE: Así que Phyllis y yo hemos decidido alquilarnos un piso para nosotras dos...
RACHEL: ¡Vaya, qué sorpresa!
PRUE: Sí, ya tienes la habitación libre, Rachel.
PATTY: ¿Y en qué sitio de la ciudad está vuestro piso?
PRUE: En el Número 20 de Chicago Loop.
HENRY: ¡Bua, no me salen las cuentas! ¡Si es el centro financiero de la ciudad y allí todo cuesta un montón! ¿¡Tanto dinero te da hacer fotos!? (Se extrañó)
PRUE: Estar muerta 32 años es lo que tiene, que no gastas dinero y acabas ahorrando (comentó irónica)
PHYLLIS: Mi madre adoptiva siempre ha sido bastante acaudalada, digamos... Y contenta por verme ya en una familia, nos ha ofrecido un buen pellizco...
ALICE: ¿¡Y en serio quieres integrarte en una familia mágica que estamos constantemente en números rojos de tanto reparar paredes y puertas por las malditas luchas de demonios!?
WYATT: Si al menos tú trabajases quizá no estaríamos tan mal, eh, Alice...
PHYLLIS: ¡Si estáis mal no me importa dejaros dinero, sois mi familia! Esto será algo puntual, hasta que encuentre una estabilidad profesional.
RACHEL: Creo que Mel busca camarera en el P3... (dijo, intentando limar asperezas entre ambas)
MELINDA: ¿Eh? ¡Claro que no!
PRUE: Oficialmente esta tarde nos dan las llaves del piso, es bastante amplio y con unas vistas increíbles. Y vamos a montar una fiesta, esta noche, así que estáis invitados. ¡Faltaría menos!
PATTY: ¿Una fiesta, eh?
PHOEBE JR: ¡Vaya, no os olvidéis que la pequeña de la familia no puede porque está estudiando!
PRUE: Anda, vente cinco minutos, aunque sea... Las pociones teletransportadoras son tus amigas...
ALICE: ¡Sí, Phoebs, te vendrá genial desconectar de tanto estudio!
PATTY: ¿Prue, va a ir alguien interesante a la fiesta? Para ponerme guapa y todo eso...
PRUE: Sí, tu madre y tus tías.
PATTY: Vaya, qué bajón...
PHYLLIS: Es la oportunidad perfecta para conocer a Paige, Phoebe y Piper.
PRUE: Son encantadoras, ya lo verás. (Prue abrazó a su hija perdida y se fueron al segundo piso para comenzar la mudanza)

Melinda se marchó del salón a la cocina, y Rachel y Jared, quien llevaba a Bianca en brazos, se miraron y fueron tras ella.

JARED: Mel, creo que tendrías que dar tu brazo a torcer con Phyllis...
MELINDA: Todavía es pronto.
RACHEL: Si no lo haces por Phyllis, algo por Prue. Fuiste su principal mano derecha y su pañuelo de lágrimas cuando regresó a la vida. Le recuerdas a Piper constantemente y debe de dolerle esta situación.
MELINDA: ¿Y crees que a mi no me molesta? Estará recuperada, no lo niego, y habrá encontrado su camino verdadero, pero me cuesta confiar en Phyllis. Dadme tiempo, por favor.
JARED: ¿Cuántas veces intenté mataros cuando fui emisario de Arazot? Y mírame aquí.
MELINDA: Era distinto, ¿vale?
JARED: Yo lo veo prácticamente igual.
MELINDA: Tú no dejaste a una madre sin el hijo que esperaba...
RACHEL: Mel (la agarró de las palmas de la mano, en plan cariñoso), yo perdí a mi hermana a manos de mi prima poseída. Y la vida sigue, hay que saber perdonar. Mostrándote así como te muestras con Phyllis sólo te acarreará más problemas.
MELINDA: ¡Ay, qué pesadez, dadme tiempo, por favor!
RACHEL: Ay, Bianca, tienes una madre muy rencorosa...
MELINDA: ¡No le digas esas cosas a la niña, Rachel! (Cogió un trapo y comenzó a limpiar la encimera) ¡Por cierto Jared, deja de tenerla tanto tiempo en brazos, deja que gatee o que ande un poco!

Y como Rachel y Jared conocían muy bien a Melinda, la dejaron a solas, pues la hija de Piper se protegió de sus problemas limpiando la cocina y poniendo en duda el cuidado de Jared con respecto a Bianca.

JARED: Lo que tú digas (y suspiró, dejando a la niña en el suelo)

Sasha recorría las ruinas de La Escuela del Inframundo, su gran proyecto para educar mejor a las Rosas Negras en combate e intelecto, que por desgracia se había desmoronado. Entre polvo, columnas rotas, estanterías quemadas y cenizas de centenares de libros de magia oscura la sed de sangre y venganza de Sasha subía a niveles inimaginables. Su jefa Nahia, que había conseguido ser La Fuente de Todo Mal había fallecido a manos de Karen, y sus compañeras, tales como Rebecca Mejía, habían dicho adiós a la Hermandad simplemente para que Karen le perdonara la vida. Estaba sola, muy sola, ya que su querida y joven discípula Clarissa había muerto por algún experimento de Karen.

SASHA: Un día estás en lo más alto y al siguiente te encuentras en lo más bajo... Sola y triste...
LA VIDENTE: No estás sola, Sasha.

La Vidente apareció frente a ella, al lado de una gran lámpara de oro caída del techo. Sasha, al verla, se llenó de furia, cogió una piedra del suelo y se lo tiró con fuerzas a La Vidente, sin embargo, ésta cogió la piedra con la mano derecha, sin inmutarse.

LA VIDENTE: Tranquila.
SASHA: ¿¡Qué haces aquí!? ¡Llevo casi dos semanas enteras buscándote! ¿Dónde te has metido?
LA VIDENTE: El Inframundo ya no es un lugar seguro. Deberías de hacer lo mismo que yo y huir de aquí. Hay muchos planos y dimensiones donde puedes protegerte.
SASHA: Una Rosa Negra nunca abandona y nunca debe darse por vencida.
LA VIDENTE: Lo sé, pero la vida está llena de injusticias. Si quieres que el mensaje de tu Hermandad no se olvide, lo principal es que te escondas. Eres la última Rosa viviente, y si los miserables de Karen y su ejercito acaban contigo, el mensaje de las Rosas caerá en el olvido...
SASHA: Hace siglos que ya no te hago caso. Te traje de nuevo a la vida únicamente porque la política de nuestra Hermandad era la de liberar y resucitar a mujeres-demonio que fueron grandes en vida, pero como maestra mía, no lo fuiste.
LA VIDENTE: Tuve muchos errores en el pasado, lo sé, pero te recomiendo que hagas lo que te pido. Karen estará a punto de morir, y cuando lo haga, que será pronto, será la oportunidad perfecta para que regreses. Y con ello, el mensaje de las Rosas.
SASHA: ¿Cómo que Karen está a punto de morir? (Preguntó, sorprendida)
LA VIDENTE: Está siendo infectada ahora mismo (El iris y la córnea de sus ojos desaparecieron, quedándose completamente blancos).
SASHA: ¿Infectada, de qué?

Al mismo tiempo, a miles de kilómetros de profundidad, en otra parte del Inframundo, Karen trataba de entrar en un templo de grandísima altura, excavado y esculpido en piedra, similar a la construcción de El Tesoro de Petra, en Jordania, y se encontraba realmente maravillada por lo que veía.

KAREN: ¿Es aquí, seguro?
REBECCA: Sí, mi señora.
LINDA: La residencia oficial del mayor Sacerdote Oscuro del Inframundo. Sin él, los poderes de La Fuente no pueden ser heredados.
KAREN: Lleváis millones matándoos entre vosotros, y aún guardáis bellezas como estas (Seguía anonadada). ¿Qué hay qué hacer, entrar sin más?

Las puertas al gigantesco templo estaban cerradas, y Karen desconocía lo que tenía que hacer. Detrás de ella, estaban Linda, Pauley y Rebecca.

KAREN: ¿Cómo se abre la puerta, a través de algún ritual? ¿Sangre de demonio, sangre de humano? Pauley, por favor...
PAULEY: No-no, se-señora. No creo que la puerta se abra con sangre de humano, y me-menos con-con la mía. (Titubeó, nerviosísima)
REBECCA: Las puertas únicamente se abren si el Sacerdote Oscuro quiere, mi señora.
KAREN: ¿¡Qué, qué quieres decir!?
REBECCA: Quizá... y sólo quizá... el Sacerdote no la vea a usted digna del cargo...
KAREN: ¡¿QUIÉN SE CREE QUE ES ESE SACERDOTE?! ¡HE ACABADO CON LA FUENTE DE TODO MAL, ME DEBE SUMISIÓN!

Karen gritó con toda su energía, extendió sus brazos y una potente ráfaga de fuego oscuro se dirigió hacia la puerta de piedra. El templo estaba protegido a la magia de Karen y una onda explosiva hizo que saliera volando, chocándose contra Linda, Pauley y Rebecca. Del impacto, Karen había perdido los tacones, quedándose descalza en el duro suelo del Inframundo.

KAREN: ¡¡MALDITA SEA!! (Se puso en pie) ¡¡Pauley, trae a mis mejores hombres, esto no se va a quedar así!!
PAULEY: ¡Enseguida, mi señora! (Cogió su teléfono móvil...)
LINDA: ¡Oh, qué lindo aparato!
REBECCA: Aquí no llega la cobertura, humana...
PAULEY: Ay, ci-ci-cierto... Perdón.
KAREN: ¡Pauley, pareces nueva! (Se quejó) ¡Vuelve a Red Swan y contacta con los mejores hom...! ¡AGH! (Gritó de dolor) ¡UNA MALDITA RATA ME HA MORDIDO!

Una pequeña rata aprovechó que Karen estaba descalza para morderle en el dedo gordo del pie izquierdo, para después el infecto roedor, huir con rapidez de las mujeres, pero una bola de energía hecha por Karen hizo que acabase siendo cenizas.

REBECCA: ¿Una rata aquí? (Preguntó extrañada)
KAREN: ¿No lo ves?
REBECCA: Karen, señora, éste era simplemente un demonio-rata. No ha de preocuparse...
KAREN: Bien, pues sigamos. (Se puso en pie) ¡Pauley, estás tardando, márchate ya de aquí o...!

E inesperadamente, Karen se desplomó cayendo al suelo.

PAULEY: ¿¡Karen, KAREN ANDREWS, ME RESPONDE!? ¡¡KAREEEN!! (Le zarandeó la cabeza y le dio unas cuantas tortas en las mejillas)
LINDA: La muerte se acerca ¡Puedo sentirlo!
REBECCA: ¡Pauley, llama a los médicos personales de Karen, ya!
PAULEY: ¡¡Sí, pero lo mejor es llevarla al exterior!!

Y entonces, Rebecca fluctuó llevándose consigo a todas ellas.

La enfermedad ya había empezado a notarse en innumerables transeúntes de Chicago, y pronto se extendería por otras zonas de Estados Unidos, para poco más tarde, extenderse por todo el globo terráqueo.
El Jinete de la Peste se encontraba bebiendo vino en la terraza de la azotea de la Torre Willis II, admirando la arquitectura de los edificios de alrededor. La Peste miró la copa de vino y sonrió, exitoso, algo le decía que su presa número 1, Karen, y la principal causa para despertar la pandemia, había sido infectada.

LA PESTE: Ah... por fin Karen ha sido infectada...

Y se giró, dando la espalda a las vallas de la terraza y mirando hacia la puerta de la terraza.

LA PESTE: ¿Quieres brindar, Jonnah? Tengo vino.
JONNAH: No.
LA PESTE: Karen Andrews ha sido infectada. Su sistema inmunológico no es tan fuerte como ella se cree.
JONNAH: Karen Andrews no es mi mayor preocupación ahora mismo.
LA PESTE: ¿Entonces a que se debe tu presencia? ¿Alguna de tus cargos se ha quedado nuevamente embarazada de un demonio...? No hemos aprendido nada en 716 años, por lo que veo.
JONNAH: No quiero darte detalle alguno...
LA PESTE: ¿Has venido hasta aquí para no darme ningún detalle? ¿Qué clase de cámara oculta es ésta? ¿No tendrá nada que ver con la nueva adquisición de los Halliwell, verdad? Por muchas reencarnaciones que tenga, soy tan viejo como la humanidad y no me es fácil engañarme.
JONNAH: No...no.
LA PESTE: ¿Qué prisa tienes en acabar con ella? Tal como le dije a La Vidente, abrí la caja con el único deber de que enfermase Karen. El resto de gente, aunque me es halagador que fallezcan, me es menos importante... (y bebió un sorbo)
JONNAH: ¿No puedes hacer que enferme la aberración de la hija perdida? Nunca debió existir.
LA PESTE: Puede que te ayude, pero sólo si me obsequias debidamente.
JONNAH: ¿Ayudas a la Vidente porque has pedido el trono del Inframundo?
LA PESTE: Así es, y si encuentro oposición a mi cargo, tendré que recordarles que la Peste también puede enfermar demonios... ¿Qué me ofreces tú, Jonnah?
JONNAH: Nada. Esto ha sido una equivocación, yo no negocio con demonios.
LA PESTE: ¿Te estás oyendo, verdad? No negocias con demonios, pero estás enfrente de uno. Te recuerdo que estuviste en el Desierto de Gobi, y aceptaste. Así que ya es tarde para redimirse. ¿Por allí arriba se han enterado de tus chanchullos? No estaría mal hablar con tus compañeros...

Jonnah, muy agresivo, le cogió del cuello y le aplastó contra la pared.

JONNAH: ¡NO TE TENGO MIEDO, EN CUANTO ACABE CON ESA ZORRA IRÉ A POR TI! (Y entonces, orbitó)
LA PESTE: Pobre. La ira le está matando... (Cogió aire y se acomodó la corbata)

Patty llegaba tarde a la residencia donde trabajaba. Por desgracia, no era la primera vez que algo así le ocurría, por lo que más temía era la reacción de la recepcionista, una señora oronda y muy apática mascar chicle agresivamente a la par que miraba revistas de cotilleo.

PATTY: Bu-Buenos días...
RECEPCIONISTA: Señorita Halli...
PATTY: ¡Ya, ya sé que llego tarde! ¡No se me enfade ni se lo cuente a la jefa, por favor!
RECEPCIONISTA: ¡Tranquila, eh! Le venía a decir que han venido dos ancianas a visitar a la señora Legendre, así que hoy no estará sola.
PATTY: Vaya, qué raro, con lo solitaria que es esa mujer...

Patty se dirigió a su vestuario, se vistió y se acomodó para su oficio. Pocos minutos después, ya enfrente de la puerta de la Señora Legendre, tocó dos veces y entró.

PATTY: ¡Hola, buenos días!

La habitación estaba completamente a oscuras, con las persianas bajadas y un terrible olor a incienso inundaba el ambiente.

PATTY: ¿Qué pasa aquí...?

Las persianas se subieron solas con el sonido característico de la telequinesis y la luz iluminó la habitación. Al lado de la señora Legendre, invidente y siempre sentada en una silla de ruedas, estaban dos señoras también de edad avanzada tocando una ouija. Las tres iban completamente vestidas de negro, parecían viudas.

PATTY: ¿Alguien me puede explicar todo esto?
SRA.LEGENDRE: ¡Oh Patty, mi niña! No tengas miedo, son mis hermanas pequeñas. Te presento a Ellen y a Eveline.
ELLEN: Soy Ellen. Encantada Patty (se acercó y le dio dos besos). ¡Emma nos ha hablado mucho de usted!
EVELINE: Qué guapa eres ¡Disfruta de tu juventud!. Soy Eveline, encantada. (Y Patty volvió a ser recibida con dos besos)
PATTY: Va-Vaya... no sabía que había reunión Legendre hoy.
SRA.LEGENDRE: Es encantadora, me trata de usted y me llama por el apellido.
PATTY: ¿Sois también brujas?
EVELINE: Claro. ¿Quién te crees que ha movido las persianas?
ELLEN: No somos tan buenas como Emma, pero hacemos lo que podemos.
SRA.LEGENDRE: ¡Qué manía con magnificar la figura de la hermana mayor, pero si sois excelentes!

Patty se sentía un poco fuera de lugar con las tres ancianas, aunque no negaba que eran muy simpáticas. Durante esos segundos en los que ambas hermanas se daban múltiples muestras de afecto, Patty pudo contemplar a los hermanas de la señora Legendre; Ellen y Eveline.
Ellen llevaba el pelo rizado y completamente cano, mujer de estatura baja y de unos característicos mofletes que le hacían ser muy achuchable para la siempre feliz Patty.
Por su parte, Eveline debía ser, en opinión de Patty, la hermana más pequeña de la saga Legendre. Algo más alta que sus parientes, se mantenía muy bien para su edad, pues apenas tenía arrugas en la cara, y sobre todo, le daba un toque más joven el ser la única de las tres que llevaba teñido el pelo, en este caso, de rubia. Tras visionar a las hermanas ancianas y ver que aún seguían hablando entre ellas de lo bien que se llevaban, Patty sospechaba que algo raro estaba pasando y se lo querían ocultar.

PATTY: Bien, no sigáis con el paripé de familia feliz. La señora Legendre nunca me ha dicho que tuviera dos hermanas.
ELLEN: Es que nos juntamos muy poco, la verdad...
EVELINE: Yo estoy al cuidado de mis nietos, y claro, no puedo venir a visitarla siempre...
SRA.LEGENDRE: Hermanas, Patty es una Halliwell. Puede ser de todo menos tonta.
PATTY: ¿No sois ni hermanas, verdad?
SRA.LEGENDRE: Lo somos, Patty, pero no nos juntamos con asiduidad. Sólo en situaciones... complicadas.
PATTY: (Se quedó en silencio, pensativa) ¿Cómo en situaciones complicadas? ¿¡Es esta una situación complicada!?
SRA.LEGENDRE: Os habréis dado cuenta que en Chicago sucede algo raro, ¿verdad?
PATTY: Sí, de eso mismo hemos estado hablando mi familia esta mañana.
ELLEN: Los Ancianos nos han mandado juntarnos, para investigar lo que sucede.
PATTY: ¿Los Ancianos? Se supone que lo ven todo desde allí arriba ¿no?
EVELINE: No creas, pequeña.
SRA.LEGENDRE: Patty, te voy a contar una historia. Ay, Ellen (suspiró) ¿puedes hacerlo?
PATTY: ¿Hacer el qué?
ELLEN: Espérate, niña. (Ellen cogió un vaso, lo lanzó al aire y con un gesto particular en las manos, lo congeló)
PATTY: ¡Eh! ¿De qué me suena a mi eso?
SRA.LEGENDRE: Niña, ya lo tienes. Como has visto, Eveline, mi hermana pequeña, tiene telequinesis. Ellen es capaz de paralizar, y yo tengo premoniciones.
PATTY: Y sois tres hermanas... (empezó a pensar) ...con los mismos poderes originales de Melinda Warren y de mi madre y mis tías...
SRA.LEGENDRE: En 1952, cuando nació Eveline, los Ancianos pensaron que eramos las famosas Embrujadas profetizadas por Melinda Warren.
PATTY: ¿Pero eso es imposible, no? ¡Las Embrujadas son mi madre y mis tías! (preguntó dolida)
SRA.LEGENDRE: Y lo son, lo fueron y lo serán, mi niña. Pero en aquellos años, antes de que nacieran las verdaderas, los Ancianos pensaron que eramos nosotras. En 1871, Chicago sufrió un gran incendio que hizo que se quemasen nuestros registros familiares, el tan preciado árbol genealógico, así que una vez que nació Eveline, y todas teníamos los poderes de Melinda, por mero azar, y ver que no era posible contrastar de dónde veníamos ni cuáles fueron nuestros antepasados más antepasados... los Ancianos pensaron que eramos las Embrujadas...
PATTY: Hasta que nació mi madre en 1975 ¿cierto?
SRA.LEGENDRE: Hasta que nació tu madre, sí, pero aún así, nos ganamos su respeto y aprecio y aún hoy, los Ancianos nos piden su ayuda en situaciones límite, como ésta.
EVELINE: Al fin y al cabo, no seremos las Embrujadas, pero nuestro Poder de 3 no es fácil de intimidar. (Agregó orgullosa)
PATTY: ¿Entonces lo de ouija y lo de la sala completamente a oscuras es porque estáis investigando qué es lo que sucede?
ELLEN: Así es.
PATTY: ¿Y habéis llegado ya a algún resultado? Porque estoy harta de encontrarme con furgonetas de helados, gatos maullando como locos y profetas no muy cuerdos precisamente gritando que el fin del mundo está cerca. ¡El 2012 pasó ya hace mucho, eh!
ELLEN: Creemos que ha resurgido Aerico, el demonio de las enfermedades.
PATTY: ¿Aerico? No me suena haberlo leído en El Libro de las Sombras.
ELLEN: Tiene múltiples nombres, querida: Aerico en la mitología griega, Gid-Dim para los sumerios, Grahas para los hindúes...
SRA.LEGENDRE: Y la temible Peste para los occidentales...
PATTY: ¿La Peste, la enfermedad que asoló Europa hace siglos? ¿Es una enfermedad creada por un demonio? (se extrañó)
EVELINE: Creada por un demonio no, pero sí capaz de controlarla. O al menos, de contenerla.
SRA.LEGENDRE: Uno de los Jinetes del Apocalipsis anda tranquilamente por Chicago extendiendo una pandemia, y hay que pararlo.
PATTY: ¡Bien, avisaré a toda mi familia! (comenzó a ponerse de los nervios) ¡Pero antes iré al almacén a robar una treintena o más de mascarillas, por si acaso!
SRA.LEGENDRE: Roba todo lo que quieras, niña, pero procura vivir con tranquilidad, cuéntaselo a tu familia, pero que no haya alarma social. Tenemos que encontrar a ese demonio, pero sin armar sospechas. Sabe esconderse y camuflarse muy bien, querida. Así nos lo ha enseñado la historia.
PATTY: Pe-pe...ro la vida de muchos corre peligro si no se actúa rápido.
SRA.LEGENDRE: ¿Hoy tienes fiesta en la casa nueva de Prue, no? (Se sorprendió Patty, aunque pronto intuyó que la señora viera alguna escena del futuro) Pues ya sabes reina, a disfrutar. No te preocupes, mis hermanas y yo estamos trabajando mucho para buscar soluciones. ¡por algo confían en nosotras Los Ancianos!.

Wyatt y Chris subían las escaleras al segundo piso, rumbo al ático para investigar lo sucedido. Chris no paraba de preocuparse por los poderes descontrolados de su hermano Wyatt, y sin embargo, el hijo mayor de Piper no le daba tanta importancia.

CHRIS: Deberías de decírselo al menos a Melinda
WYATT: Mmmm, déjame que me lo piense... mmmmmm, no.
CHRIS: ¿Tanto te afecta que no puedes decírselo ni a tu hermana? Tío ¡ni que fuera un gatillazo que te haya roto en dos la autoestima!
WYATT: Con todo lo que está sucediendo en la ciudad no me puedo permitir pensar sólo en mi (se acercó a la puerta de la habitación de Phoebe y tocó dos veces) ¡Phoebs, Chris y yo estaremos arriba, en el ático, si necesitas algo, nos avisas!
PHOEBE: JR ¡Sólo quiero estudiar!
WYATT: ¡Ok, Phoebs! (Y ambos hermanos prosiguieron su camino al ático)
CHRIS: ¿Puedo darte mi humilde opinión sobre tus poderes? Y creo que tú también lo has tenido metido en la cabeza, pero por miedo a lo que pueda pensar Prue, no lo quieres decir.

Hubo un silencio, y Wyatt se quedó petrificado, hasta que volvió a reaccionar para seguir subiendo las escaleras hacia el ático.

CHRIS: Con la llegada de Phyllis convertida ya en bruja buena, Wyatt, no eres el primogénito de la familia, y por ello tus poderes te están desestabilizando...
WYATT: ¡No digas chorradas! ¡Soy el Dos veces bendito, hijo de un luz blanca y una Embrujada! (Saltó orgulloso, entrando ya por fin al ático dirigiendo su vista al Libro de las Sombras) ¡El portador de la espada Excalibur!
CHRIS: Serás todo lo que quieras, pero ya no eres el primero de la nueva generación Halliwell. No eres La primera de la primera. La única hija de la primogénita de la abuela Patty. En otras palabras, la hija de Prue. Eso conlleva un gran poder, y ya sabes que a la genética Halliwell desde tiempos inmemoriales le gustan las mujeres todopoderosas, y más si eres la primera...
WYATT: ¿Te ha invadido el espíritu de la bisabuela Penny infravalorando a los hombres? Estoy pasando por una pequeña crisis, nada más. Me faltan dos años para cumplir 35 años ¿sabes lo que es eso? (intentó excusarse) ¿Qué hago con mi vida? ¿Seré padre alguna vez? ¿Merece la pena salvar al mundo todos los días y no ser recompensado?
CHRIS: ¿De verdad no te preocupa que tus poderes ahora decrezcan?
WYATT: ¡Ya me quitaron de adolescente la proyección, tranquilo Chris, de verdad, no es para tanto, es una pequeña época de transición! (Volvió a quitarle hierro al asunto)
CHRIS: Mmmmm...
WYATT: Déjalo y ponte a buscar algo en El Libro de las Sombras. ¿Nunca te he dicho que estás mejor callado?


Inmersa en su mundo de libros, apuntes y paginas web relacionadas con la arquitectura, la benjamina Halliwell seguía estudiando. No tenía ojos para otra cosa, su mundo sólo se resumía en el estudio. Había conseguido una atmósfera totalmente en silencio dentro de su habitación, por lo que cualquier pequeño ruido la desestabilizaría. Y por desgracia, así fue. A Phoebe se le había olvidado quitar la vibración del móvil, por lo que el meneo del aparato la desconcentró.

PHOEBE JR: ¡AY, MIERDA!

Dispuesta a quitarle la vibración, o a apagarlo, vio que le estaba escribiendo una amiga suya que estudiaba enfermería y se encontraba de prácticas en el Northwestern Memorial Hospital de Chicago. Todas sus amigas estaban avisadas de que Phoebe necesitaba desconectar y sólo en casos muy importantes debían llamarla.
Phoebe pensó que a su amiga le pasaría algo muy urgente, por lo que no tuvo más remedio que escribirla tras leer en el móvil “Phoebs, lo siento, tenemos que hablar”.
“¿Qué es lo que sucede, Mei?” (le escribió)
“¿Tú te casaste en Las Vegas con un chico, verdad...?”
“¿Para eso me escribes?” Y le agregó varios emoticonos de enfado a la conversación ”¡TIA QUE ESTOY ESTUDIANDO. ADIOS!"

Pero antes de que colgase la conversación, su amiga, Mei Ling, le mandó una foto. Un hombre joven estaba adormilado en una cama de hospital, en los boxes, pues estaba en un habitáculo cerrado con cortina. Phoebe se quedó de piedra al verle la cara.

“¿Era este chico con el que te casaste? No recuerda ni su nombre y está muy enfermo”
“VOY PARA ALLÁ. MANTENME INFORMADA, POR FAVOR”

Phoebe lo dejó todo y abandonó la habitación corriendo. Ya abajo, su hermana Alice y su prima Rachel vieron que se marchaba de la casa sin despedirse.

ALICE: ¡Ehhh, hermana! ¿A donde vas? ¿Por qué has dejado de estudiar?
PHOEBE JR: Mei me acaba de pasar una foto del hospital en el que está de prácticas y está Owen de paciente.
ALICE: ¿La chinita? ¡Te acompaño!
RACHEL: ¿¡Owen, ha aparecido Owen!?
PHOEBE JR: Ya que estamos... ¿Te importaría venir, Rachel? Me gustaría tener la opinión de mi médica favorita...
RACHEL: ¡Por supuesto! (se alejó de sus primas para acercarse al salón) ¡HENRY, BOBBIE, ME MARCHO CON ALICE Y PHOEBE!

Prue y Phyllis desenvolvían las últimas cajas de la mudanza en su nuevo apartamento en Chicago Loop; un extenso ático muy iluminado gracias a las numerosas cristaleras con vistas al skyline de Chicago, al que se entraba a través de un ascensor privado. Completamente en secreto, habían conseguido decorar el extenso ático a su gusto durante casi una semana sin que se enterasen el resto de Halliwells.
Aquel mismo día, a la noche, iban a disfrutar de una buena ceremonia donde Phyllis conocería a sus tías, y se encontraba nerviosa.

PRUE: Bueno, pues... ¿ya podemos considerar este sitio como nuestra propia casa?
PHYLLIS: Teniendo en cuenta que la nevera está repleta de pociones e ingredientes raros, yo diría que sí. Por cierto... ¿para qué sirven las babas de caracol? ¿Y las escamas de serpiente en polvo? uf... (le entró un escalofrío)
PRUE: Ya te acostumbrarás, mujer (le sonrió). ¡Tengo en el almacén mi equipo fotográfico! ¿Quieres algo?
PHYLLIS: Si pudieras subirme la maleta azul te lo agradecería. Me gustaría ya decorar y ordenar mi habitación.
PRUE: ¡Vale, ahora vuelvo!

Prue se dirigió al ascensor, éste se abrió y ella entró, desapareciendo del ático. Phyllis se quedó en silencio, incómoda y colgó en la pared más cercana un cuadro de ella pequeña con su madre biológica, justo al lado de una foto reciente con Prue. Disfrutaba viendo que sus problemas mentales, producidos por desgracia por la magia, habían desaparecido y se alegraba con que Prue se tomase todo el tiempo del mundo en que ella se sintiera adaptada en la familia Halliwell, si bien sabía que aún tendría mucho camino que recorrer para que, sobre todo, su prima Melinda, le aceptase.
Phyllis dejó de mirar los dos cuadros con sus madres y dirigió su vista a otro donde estaban fotografiadas las cuatro Embrujadas, hermanas todas pero con una curiosa diferencia de edades. Prue fue la mayor y ahora es la más joven; Paige fue la última en llegar y compartía con ella el haber nacido en secreto, y sin embargo, también fue aceptada en la familia. ¿Qué tendría que hacer Phyllis para no sentirse rechazada?

Phyllis se giró para abrir una caja llena de vasos de cristales cuando sintió una alteración en el apartamento. Un demonio había aparecido frente a ella, aparentemente con cara desafiante. Aunque Phyllis lo desconocía, por la vestimenta que llevaba el demonio, sin duda era de Bajo Nivel.

DEMONIO: ¡Eh, tú! ¡ESTE ES TU FIN!

El demonio preparó una bola de fuego, pero Phyllis fue más rápida y con su telematerialización, en menos de un segundo el demonio había chocado contra la pared de los cuadros.

Phyllis, algo asustada, le tiró con su poder varias cajas y el sofá para mantenerlo preso mientras buscaba en la nevera de la cocina una poción destructiva.

PHYLLIS: ¡Ay, no sé cuál es!

El demonio finalmente salió de su particular jaula y le tiró una bola de fuego. Phyllis gritó a la vez que quiso usar su poder de intangilidad para esquivar el ataque del demonio, pero en menos de un segundo, se encontraba en el almacén con Prue.

PHYLLIS: ¿Qué hago yo aquí? (Preguntó desconcertante)
PRUE: ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡PHYLLIS, NO TE HE OÍDO ENTRAR!
PHYLLIS: Me estaba atacando un demonio en la cocina cuando quise hacerme intangible...
PRUE: ¿Un demonio? (pensó) Espera. Tranquila, no estás loca. Puede que tu poder de la telematerialización haya evolucionado hacia una forma de teletransporte llamado pestañeo. Al fin y al cabo... eres ya oficialmente una Halliwell y tus poderes pueden evolucionar a más, siendo claro que eres la primera.
PHYLLIS: ¡Oh, mierda, bien, dejemos las clases para más adelante y ayúdame a derrotar al demonio!
PRUE: ¡Bien, bien, piensa en el ático y llévame allí, confío en ti!

Prue se abrazo a Phyllis, aún asimilando que hacía menos de medio minuto estaba tan tranquila revisando su equipo fotográfico. Pronto se encontraron en el ático, y el demonio allí seguía. Prue al verlo supo que era un demonio de Nivel Bajo, lo que le extrañó puesto que muy pocos demonios de ese estilo se acercan a los Halliwells, a no ser que quieran morir lo más rápido posible.

PRUE: ¡EH, TÚ! (Alzó el brazo y el demonio chocó contra el techo y calló derrotado al suelo)
PHYLLIS: ¿Con qué poción lo matamos?
PRUE: No lo vamos a matar, Phyllis. Mi instinto dice que este demonio esconde algo. ¿Dónde habré dejado los cristales? ¡Ah, en la estantería! (se fue a por ellos)
PHYLLIS: ¿Qué quieres decir?
PRUE: Es un demonio de Bajo Nivel. ¡Phyllis, cualquiera diría que has estado viviendo con demonios! Pensaba que sabrías ya diferenciarlos... (Bajó la cabeza, molesta)... perdona, mejor tendría que haber estado callada.
PHYLLIS: No, no. No pasa nada, hay que asumir que tuve un pasado malvado.
PRUE: Tranquila, yo también tuve un pasado malo ¿eh?. Fui bailarina y chica popular en el instituto. Se te sube el ego de una manera... (sonrió pero vio que eso no arregló la situación, pues Phyllis pasó gran parte de su adolescencia encerrada en un psiquiátrico. Suspiró fuertemente, y volvió con el tema principal) A ver, quiero decir, un demonio de Bajo Nivel a estas alturas es muy difícil que se nos acerque a los Halliwells, a no ser que quiera morir en una milésima de segundo (rodeó por fin al demonio con los cristales, formándose los rayos)... A no ser que algún demonio superior le haya prometido que si acababa con alguna de nosotras, le esperarían 40 vírgenes en el infierno como recompensa. ¡Pues chico, te has equivocado! (Apretó fuerte una de las piedras para descargar más electricidad en el demonio, que gritó de dolor)
DEMONIO: ¡¡AAAAAAAH!!
PHYLLIS: Entiendo. El pobre demonio está haciendo el trabajo sucio de un jefe que no quiere que le reconozcan. ¿Cierto, no?
PRUE: ¡Eso es!
PHYLLIS: ¿Quién te ha mandado aquí? ¿Sasha? (Quitó y activó otra piedra)
DEMONIO: ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!
PHYLLIS: Sasha no, lo dudo, ¡¿Cómo va a ofrecerle trabajo a un hombre?! (Se contestó a sí misma)
PRUE: ¿Quién es tu jefe? Dínoslo pronto porque empieza a oler a pollo frito, y como me entre hambre, va a ser mucho peor.
DEMONIO: ¡No os lo puedo decir!
PRUE: Phylls, ¡trae el agua bendita de la nevera!
PHYLLIS: Hecho (fue a por ella y le entregó una botellita a su madre)
PRUE: ¿Te gusta la tortura o qué? ¡HABLA!
DEMONIO: ¡¡No sé nada, no me parecía un demonio, sólo me ofreció comida y oro!!
PHYLLIS: ¿No te parecía un demonio?
PRUE: ¿A quién quieres proteger?
DEMONIO: ¡No, no me parecía un demonio! Me ofreció matarte, Phyllis, nada más. Luego desapareció, todo se volvió azul.
PRUE: ¿Cómo azul? ¿Fuego azul o...? (Se levantó, muy enfadada) ¡CÓMO NO PUDE DARME CUENTA ANTES!
PHYLLIS: ¿¡Qué!? (se levantó también, preocupada)
PRUE: Jonnah va detrás de ti, quiere acabar contigo.
PHYLLIS: ¿Jonnah?
PRUE: El maldito Anciano que no quería que nacieras por el “bien de todos” (Se llevó las manos a la cabeza)
PHYLLIS: No te preocupes, acabaremos con él.
PRUE: Puedo acabar con un demonio, con un luz negra, incluso con un Avatar, si quieres. ¿Pero un Anciano? Se supone que están de nuestro lado. En el lado del Bien.
PHYLLIS: Ey, Prue, haremos ahora un hechizo protector y todo irá mejor. Esta noche voy a conocer a mis tías y nada me lo va a impedir, ¿de acuerdo? (y se abrazaron muy fuertemente)
PRUE: Está bien, pensemos en un hechizo protector. Pero antes... (se soltó de su hija y se acercó al demonio) ¡Nos has sido de gran ayuda, así que muchas gracias! (accionó una de las piedras hasta explotarlo)

Aunque en pleno 2036 las radios estaban en desuso, debido a la rapidez de internet, a Melinda le encantaba ponerle una emisora de radio a Bianca en la que se escuchaban canciones y nanas infantiles. A la hija de Piper le apasionaba el poder de tranquilidad que le otorgaba las sintonías a su hija, por lo que ella aprovechaba para leer tranquilamente alguna revista, o si estaba muy nerviosa, como era en este caso, aprovechar a limpiar la amplia habitación de matrimonio donde dormía.

BIANCA: Ata ata ata (comenzó a decir la niña, muy nerviosa, chocando con furia sus pequeños puños con las barras de la cuna) ¡ATA TA TA TA!
MELINDA: ¿Qué te pasa? (Dejó la escoba y se acercó a la cuna)
BIANCA: ¡ATA TA TA TA!
¿?: Dice que hay una rata en la habitación
MELINDA: ¿¡Qué...!?

Un demonio de aspecto humano con vestimentas de vagabundo y maloliente apareció detrás de Melinda. Al no esperárselo la hija de Piper, ésta recibió una potente bola de fuego, impactando contra la pared. Melinda cayó al suelo, desmayada y el demonio aprovechó para convertirse en una rata.
Ya transformado en un sucio roedor, se subió hacia la cuna y le mordió en un pie a Bianca, que gritó aún más, haciéndose imposible que se escuchasen las nanas que se retransmitían por la radio. De tanto ruido, entraron corriendo a la habitación Henry y Jared.

HENRY: ¿¡Qué ha pasado aquí!?
JARED: ¡¡MEL, BIANCA!!

Jared cogió a Bianca en brazos y acto seguido con la mano que le sobraba le dio palmadas en la cara a Melinda, para ver si despertaba.

HENRY: ¡Jared, tu hija está sangrando del pie!
JARED: ¡Oh, mierda!
HENRY: ¿Cómo se ha podido hacer una herida? (dijo toqueteando la sábana)

Y entonces fue cuando encontró a la rata, que se había escondido entre las arrugas de la sábana.

HENRY: ¡¡Una maldita rata!!
JARED: Me da a mi que eso no es una rata corriente...

La rata se transformó en demonio, rompiendo por completo la cuna, pero antes de sacar una bola de fuego, Henry fue más rápido y le incrustó gracias a la telequinesis orbitacional una de las maderas de la cuna rota, lo que hizo que el demonio explotase de dolor y Melinda se despertase.

HENRY: ¡Henry uno, Ratatouille cero!
MELINDA: Qué dolor de cabeza... uff, ¿qué ha pasado?
JARED: Un demonio-rata os ha atacado (le ayudó a ponerse en pie) ¿Dónde guardas ahora las tiritas? Hay que desinfectarle el mordisco a la niña. (Dijo mientras Bianca seguía llorando)
MELINDA: Ah, sí... Sigo guardándolas en el baño. Acompáñame Jared. Gracias por todo, Henry
HENRY: ¡Para eso estamos!

Los tres se fueron, dejando solo al hijo de Paige en la habitación de Melinda. La tranquilidad se había apoderado por fin del dormitorio, pero ahora la radio ya no retransmitía canciones de nana, sino que estaban informando de algo muy serio, y Henry no dudó en acercarse y prestar atención a una voz femenina:

Noticia de última hora: Karen Andrews, la presidenta de Red Swan Corporation ha sido ingresada en el Hospital Privado de Saint Anthony de Chicago y está siendo vigilada por todo su equipo. Su pronóstico es reservado pero algunos rumores hacen apuntar que puede haberse enfermado de algún virus africano, pues recordemos, que hace unas pocas semanas, Karen Andrews viajó hasta dicho continente en un viaje de negocios. La empresa, por su parte, ha declarado únicamente para que los medios de comunicación nos mantengamos tranquilos.

HENRY: Vaya... parece que Karen no es tan inmortal como parece.

Phoebe llegó corriendo hacia la entrada del Northwestern Memorial Hospital de Chicago, acompañada de Alice y Rachel. Una vez que las puertas mecánicas se abrieron, no dudó en entrar. Ya dentro del sanatorio público, vio como todo el mundo; pacientes, familiares y trabajadores del hospital iban con mascarillas, tapándose la boca mientras oían a la gente toser y quejarse de dolores.

PHOEBE: ¿Qué pasa aquí?
ALICE: La gripe ha pegado fuerte, ¿eh?
RACHEL: Tengo la corazonada de que esto no es una gripe común... (soltó, temblorosa)

Pronto una joven de origen asiático, vestida con bata blanca, se acercó a ellos, abrazó a Phoebe y saludó a Alice y Rachel.

PHOEBE: Mei, cuánto tiempo. ¡Ésta es mi hermana Alice y mi prima Rachel!
MEI: Encantada, un placer.
ALICE: Lo mismo digo, Lucy Liu.
RACHEL: Alice... (le dio un codazo)
PHOEBE: ¿Cómo está Owen?
MEI: Mejor que vengáis a verlo... (se llevó las manos a la cabeza) ¡Ah, tomad, son mascarillas, ponéoslas, por favor! Mejor prevenir que curar.
RACHEL: Gracias. (Las tres comenzaron a seguir a Mei) ¿Y se puede saber qué ocurre?
MEI: Todavía no lo sabemos. Puede que sea una fiebre común, pero ha asustado bastante a la gente. Además, el hecho de que Karen Andrews haya sido hospitalizada también hace que la gente se preocupe más. Cuando un famoso se pone enfermo, nos duele como si fuera de la familia. Sube el miedo y la hipocondría hasta límites insospechados.
RACHEL: ¿Karen Andrews? ¿Hospitalizada? ¿Aquí?
MEI: No, no. Está en el Saint Anthony, que es un hospital privado. Es una mujer con pasta, no se va a mezclar con la clase corriente. (argumentó, con razón) Allí tiene a todo su equipo cuidándola como una reina.

Phoebe, Alice y Rachel iban directos hacia Owen, siguiendo a Mei y esquivando decenas de camillas, enfermeros, pacientes, médicos y familiares.

MEI: Perdonadnos, pero la gente en cuanto se alarma llena hasta el último centímetro cuadrado del hospital...
RACHEL: Tranquila, estoy acostumbrada.
PHOEBE: Tampoco se diferencia mucho de una universidad en época de exámenes, la verdad...

Finalmente, tras seguir esquivando llegaron hasta unas cortinas verdes que tapaban una camilla de boxes.

MEI: Bien, pues... aquí está. (La abrió y entraron las cuatro, para volver a cerrarla)

Owen estaba dormido en la camilla y su apariencia dejaba mucho que desear, pues llevaba una barba de varios días sin afeitar ni cuidar y su ropa estaba sucia, desprendiendo un fuerte olor a sudor y alcohol. Además, llevaría mucho tiempo sin comer, puesto que estaba muy delgado.

MEI: ¿Es él?

Phoebe tuvo deseos imparables de abrazarlo y besarlo, pero el aspecto de Owen no ayudaba para nada, así que se quedó de brazos cruzados mirándolo.

PHOEBE: Sí
ALICE: Aquí alguien se ha pasado con el whisky...
MEI: ¿Seguro que es él, Phoebs?
PHOEBE: Pues claro. Con barba y aspecto desmejorado, pero es él. ¿Por qué me lo preguntas?
MEI: Se presentó aquí sin saber quien era. De hecho algunas compañeras ya lo llaman el John Doe del hospital. Incluso corre por los pasillos el mote de Kyle XY.
ALICE: Este sí tiene ombligo.
MEI: Te he llamado porque me sonaba el rostro del chico, y me alegra saber que al final es tu Owen.
RACHEL: ¿No sabe quién es?
MEI: No, ahora lo encontráis dormido, pero estando despierto no sabía quien era. (Se acercó a él y le tocó el cuello) De hecho entró aquí gritando diciendo que le había mordido un vampiro. Algo le mordió, eso está claro, mirad cómo tiene el cuello (Las Halliwell se acercaron, y se sorprendieron, mirándose entre ellas). ¿Pero un vampiro? ¡Eso no existe!
ALICE: ¿Un vampiro? ¡Claro que no existe! (soltó irónica)
MEI: Phoebs, ¿no sabrás si tu chico se drogaba, verdad? Es que no recordar absolutamente nada...
PHOEBE: Owen se cuidaba mucho, literalmente era un ángel.
MEI: Pues algo le pasó, porque ese olor a whisky del malo le delata...
ALICE: Habrá tenido una mala noche el pobre hombre, nada más. Todos tenemos recaídas.
PHOEBE: Eh... Mei, ¿podrías dejarnos a solas, unos segundos?
MEI: Por supuesto. Vendré en unos minutillos por si necesitáis algo...

Pero antes de que se fuera, Rachel le increpó

RACHEL: Espera, Mei. ¿Y sólo ha sido hospitalizado por el mordisco en el cuello?
MEI: Sí, y no. Como el resto de la gran mayoría de hospitalizados desde hace un par de días, ha sufrido fiebres, mareos, vómitos, continuos tosidos y sangrado en la garganta. ¡El chico ya tendría lista su habitación, pero nos es imposible con tanta aglomeración de enfermos! (Y entonces, abandonó la sala)

PHOEBE: ¿Pensáis lo mismo que yo?
RACHEL: ¿Que Los Ancianos han vuelto a hacer de las suyas, le han quitado las alas y le han dejado sin memoria? Sí.
ALICE: Prima, no hables muy alto poniendo en duda el trabajo de tus jefes... Que son un pelín rencorosos.
RACHEL: Sinceramente, me preocupa mucho más la especie de gripe que está viviendo la ciudad. ¡Venga chicas, pensad un poco!. Justo aparece una enfermedad aún desconocida en Chicago, y justo Karen es hospitalizada...
ALICE: ¿Una enfermedad creada en los laboratorios de Red Swan que ha salido mal y ha enfermado a Karen?
RACHEL: Yo diría que sí.
PHOEBE: ¿Pero y lo que hemos estado hablando antes en casa? Golems atacando, profetas locos, la furgoneta de los helados (los enumeró con los dedos)... todo parecía estar relacionado con la magia.
RACHEL: Habría que investigarlo, pero a mi me parece que estamos ante un caso más humano que paranormal.
PHOEBE: ¿Podría ser un demonio con la capacidad de crear y controlar enfermedades?
RACHEL: No se yo si existe algo así.
ALICE: Si existiese algo así, hace ya tiempo hubiésemos muerto de una triste tos. ¿No?
PHOEBE: Puede. Pero pensemos por un momento que los Halliwell no somos la presa de ese demonio “controlaenfermedades”, sino que van a por otros.
ALICE: Otros como Karen... Se ha ganado a pulso ser odiada por todos los demonios.
PHOEBE: Y ese “controlaenfermedades” tendría a su disposición vampiros para ir contagiando la enfermedad... (señaló al cuello de su joven marido), porque ya que estamos; ¿para qué vas a enfermar a una sola persona si pudieses enfermar a todo el globo terráqueo?
RACHEL: Eh... (se quedó pensativa), Phoebs, puede que tengas razón. Nahia ha muerto y el Inframundo necesita urgentemente otro líder. ¿Qué mejor líder que el que consiga acabar con la humana más odiada por el Inframundo?. Así, a través de una enfermedad, su muerte no será tan brusca para la prensa como haber muerto carbonizada por bolas de fuego.... U otros poderes demoníacos... ¡Alice, vuelta a casa! (gritó, llena de alegría)
ALICE: ¡Bien, a aburrirse pasando las páginas del Libro de las Sombras! (aplaudió, sarcástica)
PHOEBE: Bien, pues... yo me quedaré aquí cuidando de Owen, a ver si despierta. Por mucho que me pese, los estudios ahora son algo secundario en mi vida.
RACHEL: Si encontramos en El Libro de las Sombras algún demonio que controle enfermedades y trabaje con los vampiros, te llamaremos por móvil. ¿Vale?
PHOEBE: Ajam.
ALICE: ¡Si tu chico despierta, llámanos!

Y las dos Halliwells se marcharon, dejando solos a Owen y Phoebe, quien seguía de brazos cruzados, manteniendo cierta distancia.

PHOEBE: Ay, Owen. ¿Qué te ha pasado durante todo este tiempo?

Patty aparcó su coche frente a la Mansión Halliwell, subió las escaleras y finalmente entró en su casa, con dificultad, puesto que llevaba sujetando en brazos una caja entera de mascarillas robada del almacen de la residencia.

PATTY: ¡Hola familia! No sabéis el provecho que le estoy sacando al coche. Me he pateado la ciudad en pocos min... ¿Hola?

Patty llegó al salón, pero no había nadie.

PATTY: Traigo noticias frescas ¿eh?
MELINDA: ¡ESTAMOS EN EL ÁTICO! (escuchó gritar a su prima)

Patty dejó la caja con mascarillas en la mesa, tiró el bolso al sillón más cercano, se quitó los tacones y fue en medias hacia el ático. Por muchas noticias importantes que trajera, le gustaba andar sin molestias por su casa, así que una vez tuvo los pies lejos de la presión de sus tacones, cogió la caja con mascarillas y decidió subir hasta el ático.

PATTY: Hola chicos.
MELINDA: ¡Uuuuuuuich, no me andes descalza, por favor!
PATTY: ¡Voy con medias!
MELINDA: ¿Qué nos traes?
PATTY: Unas mascarillas. Os entrarán ganas de ponéroslas cuando os cuente... (pero no terminó la frase, se sorprendió al ver a su prima Melinda)

Patty vio como Melinda se ponía una bolsa de guisantes congelados en la cabeza mientras Wyatt y Chris buscaban información en El Libro de las Sombras.

PATTY: ¿Qué te ha pasado?
MELINDA: Mejor no preguntes. ¡Qué dolor de cabeza!
WYATT: Un demonio-rata le ha atacado. ¿No es así?
HENRY: Así es. Menos mal que estaba yo cerca...

Entró Henry al ático con una bandeja de plata donde llevaba unas jarras de agua y unas cervezas.

HENRY: Lleváis toda la mañana pasando hojas y hojas, descansad un rato, anda.
MELINDA: ¿Qué tal está la niña? Con el dolor que tengo ahora no puedo aguantar sus berridos...
HENRY: Bien, bien. Está tranquilita en tu cama, durmiendo con Jared.
PATTY: ¡Oh, qué estampa más bonita! ¿Verdad, Mel? (Se le activó a propósito su condición de medio cupido)
MELINDA: ¡Uich! ¿No decías que tenías noticias frescas?
PATTY: Así es (Y abrió la caja de mascarillas)
CHRIS: ¡Pues venga, dispara! (Cerró el libro, sin darse cuenta de que todo el peso del legendario tomo cayó con violencia sobre un dedo de su hermano Wyatt)
WYATT: ¡AAAAAAAAAAU!

Tras el grito, los allí presentes en el ático, salvo Wyatt, desaparecieron entre órbitas para que en menos de un segundo después, apareciesen desperdigados por el ático, caídos en posiciones muy molestas.

PATTY: ¡Auch, qué daño!
MELINDA: ¡¿Qué palabra no se entiende cuando digo que me duele la cabeza?!
HENRY: ¡Madre mía!
CHRIS: ¡Wyatt, te tienes que mirar tus malditos poderes!
WYATT: ¡Bah, venga, que no ha sido para tanto! (Hubo un silencio e intentó reconducir la situación) ¿Para qué eran estas mascarillas, Patty?
PATTY: Auch... mi cuello... (Intentó volver a la normalidad mientras le respondía a su primo) ¡Ah, sí, gracias a la señora Legendre y a sus dos hermanas ya sé a lo que nos enfrentamos!
HENRY: Redoble de tambores (y movió sus manos como si fueran unas baquetas chocando contra un bombo) ¡Y el ganador es...!
PATTY: Un Jinete del Apocalipsis... ¡La Peste!

Todos se asombraron.

MELINDA: ¿La Peste? ¿La misma Peste que asoló Europa?
PATTY: La misma.
MELINDA: ¿Pero estás segura?
PATTY: La señora Legendre ya es muy veterana en la lucha contra el mal. Ella y sus hermanas son muy fiables.
HENRY: Ya, pero igual se le está yendo la cabeza. Cosas de la edad...
PATTY: No. Son enviadas de los Ancianos, entre otras cosas. Al igual que la furgoneta de los helados, el Golem, los familiares... Los Ancianos han enviado a la tierra numerosos seres mágicos para investigar qué es lo que está sucediendo, y la señora Legendre y sus hermanas ya lo han descubierto.
CHRIS: ¿La amenaza la descubren unas señoras pero nosotros tendremos que ir a por él, verdad?
PATTY: Me supongo... Al fin y al cabo somos los Halliwells. Las Legendre no tienen nuestra agilidad... normal por otra parte.
WYATT: Pues nada, ¿qué es lo que tenemos que hacer?
CHRIS: No te incluyas en esto. Tú hoy te quedas aquí, que eres capaz de matarnos...
MELINDA: Si vamos a atacar a ese demonio, por favor, que sea previamente con un plan. Bien estructurado.

ALICE: ¿Alguien ha dicho atacar?

Alice y Rachel entraron en el ático, juntándose con el resto de la familia.

RACHEL: ¿Qué vais a hacer...?
PATTY: Ya sabemos cuál es el enemigo al que hay que enfrentarse. Y no se cura con medicamentos.
RACHEL: Vaya, Alice. ¡Llegamos tarde! Nosotras también hemos llegado a cierta conclusión.
PATTY: Nos enfrentamos a La Peste, con mayúsculas.
RACHEL: No sólo a él. Acabamos de ver a Owen ingresado en el hospital (Todos mencionaron el nombre de Owen, ya que les pilló de sorpresa) y está infectado por esa enfermedad. Pero le ha sido contagiada a través de un vampiro.
ALICE: ¡Tiene el cuello destrozado!
PATTY: ¿Pe... lo sabe Phoebs?
ALICE: Sí, está allí con él. La pobre corre el riesgo de infectarse, pero ya sabemos que por el amor se hacen demasiadas tonterías.
CHRIS: ¿Entonces nos enfrentamos a la Peste y a sus súbditos? Demonios-rata y vampiros.
PATTY: ¿Una colonia de vampiros se aniquila matando únicamente a la reina, verdad?
CHRIS: Así es.
PATTY: Puede que si acabamos con La Peste, acabemos con los vampiros... Todo de un plumazo.
RACHEL: O no. Puede que se hayan organizado mucho mejor que en batallas anteriores. Son vampiros, no imbéciles.
MELINDA: Bien, primero vayamos a la cocina a por todas las pociones destructivas que tengamos. Y si hay que hacer alguna más, no hay problema que hay ingredientes para aburrir en la nevera. Luego ya pensaremos cómo dividirnos, pero lo mejor sería que un grupo fuera hacia los vampiros y el otro hacia los demonios-rata. Y tras vencerlos, juntarnos para acabar con La Peste.
ALICE: Bueno, la teniente ha hablado. ¡A la cocina!

Todos siguieron a Melinda que fue la pionera en ir a la cocina, pero justo casi al salir del ático, Mel se tropezó con Prue.

MEL: ¡Ay, perdona!
PRUE: No, Mel, la culpa es mía que vengo muy apresurada. (Se fijó en la fila que había) ¿Qué, a donde vais todos?
ALICE: A la cocina a hacer pociones destructivas.
PRUE: Bueno, pues yo necesito quedarme con Henry.
HENRY: ¿¡Conmigo, para qué!? Si apenas he dicho nada. (Asombrado, sacó su lado más infantil)
PRUE: Tranquilo, necesito de tu ayuda.
HENRY: Pensaba que estarías enfadada por haberte tirado sin querer el... ¡No fui yo, fue Alice!
PRUE: ¿Eh? ¡No, déjalo, prefiero no saberlo!

Todos salvo Prue y Henry comenzaron nuevamente su camino hacia la cocina, si bien, Chris increpó a su hermano mayor.

CHRIS: Tío, lo siento, pero lo mejor es que te quedes en el ático haciéndole compañía a estos dos, no vaya...
WYATT: “No vaya a ser que acabes explotando la cocina” (imitó la voz de su hermano) Muy gracioso (agregó cansado)
CHRIS: Sigue buscando algo por el Libro de las Sombras
WYATT: ¿¡El qué!? Si ya está todo solucionado...
CHRIS: Haz lo que quieras, pero a la cocina ni te acerques. (Se marchó del ático y Wyatt, mosqueado, se tumbó en un sofá abandonado, resoplando)

Prue agarró fuertemente del brazo a su sobrino y lo llevó hacia un ventanal del ático, y comenzó a hablarle en bajo para que Wyatt no escuchase nada, si bien el hijo mayor de Piper había cerrado los ojos y parecía haber desconectado de todo.

HENRY: ¿Para qué me quieres? (Preguntó completamente abstraído) ¡Ya podrías limarte esas uñas, auch, qué daño!
PRUE: Perdona, estoy un poco de los nervios. ¿Tú orbitas, no, cierto?
HENRY: ¿¡Qué pregunta es esa!?
PRUE: Eres dueño del único poder de teletransporte que lleva a los Cielos... y necesito ir allí. ¿Me podrías llevar?
HENRY: ¿Para qué quieres ir hasta arriba? ¿¡Y por qué no se lo has pedido a Wyatt o a Chris!? Están más familiarizados con los Ancianos...
PRUE: Necesito que me den consejo sobre un nuevo poder que me ha salido (se inventó algo sobre la marcha)
HENRY: ¡Wow! ¡Otro poder más, no se lo digas a Alice que muere por tener un segundo poder!
PRUE: ¡¿Me vas a llevar sí o no?! ¡¡ES URGENTE!!
HENRY: ¡Está bien, está bien!

Prue le dio la mano a su sobrino y ambos desaparecieron tras fuertes destellos azules.

Una mujer morena hablaba a través de una pantalla gigante con una mujer rubia en una inmensa sala del edificio de Red Swan. La mujer vestía un atuendo azul y tenía recogido el pelo rubio en un moño. En un principio parecía estar preocupada pero al ver a la mujer morena en buen estado, se tranquilizó.

APRIL: ¿No estaba enferma, Karen?
KAREN: No. Karen Andrews JAMAS enferma.
APRIL: Corrían fuertes rumores de que había sido hospitalizada. (Se disculpó)
KAREN: April, nunca hagas caso de los rumores que salgan de la prensa. Son sólo niñatos envidiosos que quieren hacerse un hueco en el periodismo atacando a nuestra empresa sin razón alguna.
APRIL: Lo entiendo, Karen. Aquí en Londres no se habla de otra cosa, tendré que salir a desmentirlo.
KAREN: Sal a desmentirlo, por favor. (Hubo un silencio) ¿Por qué te interesa tanto verme enferma?
APRIL: Karen, te estás equivocando.
KAREN: ¿Quieres quitarme el puesto? Pensaba que a los británicos sólo os interesaba tomar el té a las cinco de la tarde.
APRIL: Karen, te estás equivocando (volvió a repetir). Estoy muy feliz con mi posición dentro de la empresa.
KAREN: Pues por eso, no me hagas quitarte el puesto de Presidenta de la Sucursal de Red Swan Europa. Por que ante todo, soy tu jefa. Y a quien echo a la calle, no vuelve. (Agrego tajante y se suspendió la comunicación) ¡MALDITA BRITÁNICA! (Hubo un silencio, y tras ello, Karen cambió su gesto serio por uno más alocado) ¿¡Qué tal he estado!?
REBECCA: ¡Fantástica Pauley!
PAULEY: ¿Creéis que se lo ha creído? (Dijo volviendo a su forma original) ¡He estado muy nerviosa!
LINDA: ¡Claro que se lo ha creído, los humanos sois muy fáciles de ser engañados!
PAULEY: Bien, porque Karen puede que no sobreviva y no sé cómo solucionar todo esto...
REBECCA: ¡Vuelve a transformarte en Karen, Pauley! En breves tendrás que dar una conferencia en directo con todas las televisiones del país. Tienes que desmentir la hospitalización de Karen o la empresa caerá a mínimos en Bolsa.
PAULEY: Es verdad (se volvió a transformar en Karen) ¡Voy directa a la sala de actos, allí me estarán esperando! (Y se marchó)

SASHA: Linda, Rebecca. Rebecca, Linda. ¿No se os cae la cara de vergüenza?

Tras abandonar el aula Pauley, apareció la figura de Sasha, visiblemente afectada por la traición de las que consideraba sus propias hermanas.

SASHA: ¿Y vosotras os hacíais llamar Rosas Negras? De Linda me lo podía esperar, una mujer atormentada que solo busca ser el foco de atención y va a donde sea para conseguir su minuto de gloria... ¿pero de ti, Rebecca? ¡Nahia te lo enseñó todo, cuando no eras nadie allí estuvo ella! ¡Deberías vengar su muerte y no quedarte en el bando equivocado!
REBECCA: Sasha, ya es tarde. Nahia está muerta y la única supervivencia factible es la de ser aliada de Karen.
SASHA: ¿Y qué fue lo de propagar el mensaje de nuestra Hermandad?
REBECCA: ¿Cuál, el de mujeres al poder? ¿Y qué es acaso Karen, un hombre? Mi líder sigue siendo una mujer.
LINDA: Quizá tenga más androgenos que la media de una mujer... pero sí, es una mujer.
SASHA: Rebecca, sabes que Karen morirá por la Peste, y entonces te quedarás sola. (Hubo un silencio) Tranquila, tengo una virtud, más humana que demoníaca: yo no soy rencorosa y te esperaré. Juntas podremos retomar la palabra de Nahia en el inframundo.

Dicho aquello, Sasha fluctuó.



Escrito por LQSA_Recio

No hay comentarios:

Publicar un comentario